¿Cómo lo sabes?... [Lewis y Libre]

Me había hartado a estudiar de dragones... ¡Ni uno! Ni un otro caso como el mío, esto no me gustaba... Ojalá que no llegase a oídos de la prensa, cuando me llegaron las cartas de los colegios de magia, me avisaron de que solo los directores estaban informados del caso. Deamblé por los jardines bastante aburrido, hasta que topé con alguien, un profesor seguramente, llevaba una túnica marrón, cosida por alguna partes y una capucha que cubriría toda su cara si se la psiera, sin duda era perfecta para viajar, pero no entendía por que la llevaba por Hogwarts, quizás le parecía cómoda.

- Disculpe...¿Se marcha?- Pregunté acercándome. Si no recordaba mal, era el profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Estaba algo confuso, las vacioens iban a venir enseguida, y había olvidado mandar tareas a los alumnos, ojalá que no me bajasen el sueldo por eso, no me gustaría tener que vivir a cien galeones por clase, ya era algo difícil hacerlo a quinietos por cada una. Una voz me sacó de mis pensamientos, me giré y saqué la pipa de la boca para hablar.

- No, todavía no.- Dije tranquilamente.- O por lo menos no hasta que empiecen las vacaciones.

Era un chico de Gryffindor, conocía lo ocurrido con él, todos los criadores de bestias conocíamos su caso, "El chico con alma de dragón" así estaba titulado.

- Sidilion Dragonclaw...¿Verdad?- Dije echando dando na calada, y explusando luego el humo azulado.- Si no recuerdo mal, tú eres el joven con alma de dragón.- Pude ver la sorpresa en su rostro.- Tranquilo, muchos profesores de aquí lo saben, no te voy a castigar por que se te escape algo de humo o te vea convertido en dragón por ahí.- Dije mirándolo.- Sí, te vi la vez qe saliste a volar, he estado vigilando tus pasos. Me gustaría tener una amistad contigo, y si pudiera ser, entrar en tus relaciones "familiares" algo así como un protector, o un padrino...

Mi cara era un cuadro, no tenía ni idea de que dejaba todo tan a la vista, era imposible... Tendría que llevar más cuidado, me habían visto salir volando, o por lo menos él, suerte que no me castigaría, pero seguramente le pareció más interesante investigarme que hacerme limpiar trofeos y armaduras.

- Disculpe, profesor, pero apenas lo conozco... Quiero decir, sted sabe mucho sobre mi, pero yo no os conozco de nada, solo sé que es usted profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, y que le gsta fumar en pipa... Que por cierto, eso podría acabar con su vida.- Dije refiriéndome a la pipa.- Me halaga mucho que quiera formar parte en mi vida, pero, no sé que debo hacer...

Lo miré confuso, últimamente pasaban cosas muy raras, y sobre todo no era normal lo de que así, por las buenas llegase alguien que quería ayudarme.

- Necesito que me entrene, quiero conservar el poder de este dragón, pero no quiero cometer el mismo error que Dave... No quiero ahogarme en su poder, quiero controlarlo.

Te lo agradezco, de verdad, no sé que haría si no estuviese en tu cuerpo, si algún día nos vemos donde reposan las almas, me gustaría conocerte de verdad.

Dejé la pipa en mi boca y caminé rodeándolo observando bien como era, sin duda podría llegar a dominar ese poder, pero le costaría mucho trabajo. Tenía aun restos de una cicatriz en la la cabeza, pero no le hice caso, seguramente se estaba curando de un golpe muy fuerte.

- Tienes un gran potencial, se nota muchísimo, sin duda serás un buen mago, creo que estás en la casa adecuada, Gryffindor, lo comprenderás a la larga, tendrás que proteger a bastantes amigos... Tienes amigos ¿Verdad?- Dije más bien en broma.- Me tomaré eso como un "Acepto tu cargo", empecemos ya con el entrenamiento, quiero saber com tendré que prepararte. Vamos... Transfórmate. Aquí no pasará nada, aun es muy temprano, la mayoría estar durmiendo, y el otro profesor de guardia me dijo que me tomase un desacanso.

Di otra calada a la pipa y expulsé el humo azul, lo miré alzando una ceja.

- Esto no puede matarme, es más, todo lo contrario, percibo que no conoces los distintos humos creados por elementos básicos para pociones.

Asentí sin hacer caso a su último comentario, cerré los ojos y busqué su nombre en mi mente, la verdad, aun lo recordaba, pero me era mucho más sencillo buscarlo en mi mente, con la ayuda del dragón. El humo brotó de mis poros y pronto lo siguió el fuego, ya lo tenía lo tenía en mis manos solo quedaba usarlo... Vamos... Dame un poco más de fuerza... El fuego bortó mucho más fuerte que nunca, las llamas se estendían hacia arriba.

- ¡¡Despierta, Kiltheinar!!- Grité acompañándolo de un alarido hasta que las llamas se esfumaron con un golpe de aire. Pronto volví a arder y de las llamas salió el dragón de escamas negras, estaba un poco cansado, pero me sentía con más poder que la vez anterior.

Ya estoy... ¿Ahora qué?

Observé atento la escena sin cambiar de gesto, miré serio como se transformaba, era algo realmente poco común, pocos podían arder en llamas y salir ilesos por ello, sonreí complacido cuando vi sus escamas, era un Ridgeback noruego, una raza muy poco común, y muy agresiva, por supuesto, según las investigaciones, él debería poder controlarse tranquilamente.

- Bien, muy bien, me alegra saber que puedo contar contigo, será un placer entrenarte en esta forma, pero también tendremos entrenamientos intensivos con la lucha de armas de filo, según tendo entendido ha conseguido una reliquia, y no precisamente por casualidad... - Dije mirando sus ojos amarillos- Lo primero, un dragón no se basa en escupir fuego y volar, vamos, prueba tus muscúlos, corre, clava tuus garras en el suelo, siente la velocidad y el roce de tus escamas con la tierra.

Me aparté ágilmente de un salto de donde estaba él, para dejarle espacio, me apoyé en un árbol y esperé a que reaccionara.

Estiré las extremidades todo lo que pude, tenía lo músculos alg engarrotados, había estado un tiempo sin transformarme, esto se me hacía muy raro, un profesor me estaba adiestrando, para hacer algo tan... Bueno, tan raro como esto.
Clavé las garras en el suelo, las moví un poco repiqueteando con la tierra, y comencé a galopar sobre la hierba, dejando tras de mi marcars de las uñas, la verdad, no sabía que era tan rápido, por cada salto recorría unos cuantos metros, quizás cinco o seis, y apenas medía lo mismo que un caballo, me gustaba estar así, pero me cansaba mucho, una vez hube llegado al campo de Quidditch, volví a grandes saltos, me sentía bastante bien.

Bueno, ahora ya sé que este cuerpo es muy rápido, pero sigo cansándome... Creo que voy a tener que volver...

Se produjo otra llamarada que me envolvió y enseguida apareci iguual que antes, ni siquiera se había rasgado mi ropa. Pero estaba agotado.

- ¿Y bien? ¿Qué se supone que tengo qe hacer ahora?

Lo miré curioso, era un poder espectacular, y esa forma de dragón... Algo se podría hacer con ello, no podría ser todo tan espectacular y solo físico, seguro que había alguna forma de dominarlo.

- Un Ridgeback Noruego... Es un buen espécimen, pero no sabes utilizarlo, solo te planteas lo físico, ¿Qué hay de las llamaradas? ¿Sabes escupir fuego? ¿Y que hay de la magia? Seguramente no sabes ni controlarla...-Dije mirándolo a la par qe le daba algo de chocolate.- El azúcar te repondrá rápido, y no me mires con esa cara, aun que no te guste comer dulces, necesitas comer algo de azucar. Y no, una manzana tardaría mucho en producir la energía qeu buscamos.

Fruncí el ceño, sería mejor que practicase algo en especial.

- Sidilion, sientate en el suelo, profundiza tu mente, busca en interior a Kiltheinar, y cuando lo tengas avísame.- Tenía grandes planes para este joven.

Chocolate... Puag... No me gustaba comer dulces por qué sí, era algo extraño, como si fuese inútil comerlo... En fin, acepté y me lo zampé en dos bocados, era cierto que me aportó energías, pero muy pasajeras, no me duraron más de diez minutos, una vez me senté en el suelo, noté como emezaba a agotarme de nuevo. Busqué, como me dijo, al dragón que había en mi interior, ya lo tenía, eso era fácil.

-¿ Y ahora qué?- Pregunté impasivo.

Esto era muy fácil, no sabía por q... Sentí una punzada en la espalda... Como si los huesos fueran a separarse de mi cuerpo...¿Qué era eso? Por que me sentía tan mal?