Y entre mareos y caídas, es tu gente la que vuelve a cantar [Chiara]

Recuerdo del primer mensaje :

Rápidos pasos hacían crujir las hojas. Se sentía extraño, hacía una semana que no caminaba por el Bosque, sólo me arrastraba. Ya me había acostumbrado, tanto a los sentidos de la serpiente, que son geniales, como a la textura sobre mi piel. Pero ahora eso no se puede. Una gran mochila, con cuatro botellas... y una bolsa en cada mano, con más botellas. El choque entras ellas era el único sonido que se escuchaba en el desierto bosque, provocaba un eco que se extendía por lo árboles y llenaba el lugar.

Quería llegar a un lugar alejado, lo suficiente como para no poder volver caminando en el estado en el que sabía que iba a quedar.

¿A cuánto estaría del Castillo? Estúpida melodía que me hacía perder la noción del tiempo. No importa, seguí el camino del libro que decía como moverse por el Bosque y listo, estaba en un extremos alejado de todo, y sin criaturas a la vista. ¿Qué conjuro tendrá? No importa, ya lo averiguaría, si me acoraba.

Dejé las bolsas, con sus respectivas botellas. Me descolgué la mochila y me senté en el suelo, contra el gran árbol, abrí la mochila y seleccioné una larga botella con un líquido verde. Tal vez sea exagerado, pero necesita despejar mi mente (o callarla), y nada como mucho alcohol para eso. Una bebida muggle, agridulce, no muy pesada. Sí, perfecta para empezar.

Sentía una sensación de descontrol que iba en aumento, sin poder evitar soltar varios gemidos cuando comenzó a besar mi cuello, aferrándolo para sentirlo más contra mi cuerpo. Mordí mi labio inferior, queriendo que no parara mientras seguía suspirando. Todo en él me enloquecía, sumado al alcohol.. era un peligro, pero pronto notamos que la lluvia comenzaba a caer sobre nosotros cuando la situación estaba desestabilizándose y miré a su vez al cielo nublado.
Sonreí mientras me daba unos últimos besos y me incorporaba un poco, ya habiendo tomado algo de consciencia sobre mí.
- Eres abrumador.. - dije aun sonriendo y mirando en su dirección.

Sonreí al observar como se incorporaba, yo hice lo mismo, quedando sentado a su lado. Tomé la última botella que quedaba y la sostuve en mi mano mientras fijaba mi vista en los ojos de Chiara, pensando en nada, pero incapaz de apartarlos. Por fin hable.

-Tendremos que compratirla -dije, sonriendo y abriendo para tomar un trago y pasársela a ella.

Acepté la botella sin pernsarlo dos veces. Estaba fría y las gotas de agua congelada resbalaban por el cristal. Tomé un trago, sintiendo cómo el líquido pasaba por mi garganta, quemándola brevemente y se la devolví. Pasé mis dedos mojados por su mejilla, jugando mientras reía.
- Es más agradable cuando te lo hacen en verano, pero ayuda a despejarte - dije, refiriéndome al agua fría. Aunque no iba a servir de mucho, ya que seguíamos bebiendo lo que quedaba de los suministros.

Sonreí y reí con ella, contagiado por su risa más que por la caricia.

-¿Me recuerdas para qué quiero despejarme? -sonreí y me recosté contra el árbol, sonriendo y viendo como tomaba de la botella. Lancé mi cabeza hacia atrás, dejando que las gotas cayeran de lleno en mi cara, sonreí, se sentía bien.

- Esta amaneciendo, sería bueno que al menos pudieramos volver al colegio sin caernos otra ves, no? - dije sonriendo mientras miraba el alba asomando con algunas claridades entre los espesos árboles que nos rodeaban. Suerte habíamos tenido de que ninguna criatura se topara con unos borrachos como nosotros.

-¿Piensas volver ya? -le pregunté, sintiendo como mi mente se despejaba un poco -. Pensé que podríamos dar una vuelta por el bosque y luego volver, para no despertar tantas sospechas -expliqué, poniéndome en pie, para probar si aguantaría un paseo o me caería al primer paso. Costó, pero pude. le sonreí desde arriba.

Sopesé la opción en menos de medio segundo.
- Tienes razón, me apetece más dar una vuelta antes de volver al colegio - sonreí y me puse en pie con cuidado, apoyándome en el árbol por las dudas de caerme como antes. - Conoces el bosque? porque yo creo que terminaremos perdidos si soy yo la que nos guía, y más con el alcohol que llevamos encima - me rei, dando unos primeros pasos.

La seguí, sonriendo, y tomando su mano, entrelazándola con la mía.

-¿Qué haremos con las botellas? -le pregunté, balanceándome un poco hasta chocar suavemente con ella y reír de forma feliz... medio idiota. Con mi mano libre me saqué un mechón de pelo mojado de los ojos. La lluvia, más leve, continuaba bañando el bosque.

Miré hacia las botellas que habían quedado en el suelo mientras Teo tomaba mi mano.
- Habrá que recogerlas...digo yo. - me reí, sin saber por qué, seguramente el alcohol seguía haciendo efecto. Me agaché, tomando una para tirarla al suelo, viendo como se rompía- no te sientes mejor rompiendo cosas? Yo sí - dije sonriendo mientras sacaba la varita y devolvía a la botella a su normalidad. Era buena en eso, en mi vida había roto cosas peores.- No sabes la satisfacción que puedes tener al romper todo un juego de platos, no quieres probar?- di unos pasos junto con él, igual tendriamos que retirar todo eso del bosque, no podíamos dejar las botellas desparramadas por ahí.

Miré divertido como rompía una de las botellas. Me gustaba su actitud... su aire despreocupado y alegre, su forma de caminar bajo los efectos del alcohol... hasta la forma en que toaba su varita. Era genial destruir cosas, la mejor forma de sacarse tensiones, sin duda. Aún recordaba el ataque de furia cuando pasó lo de Teffy, esa vez me pasé, sin dudarlo también. Pero no dejé que ese recuerdo me afectara y volví a sonreír mirando a Chiara.

-Por supuesto que me siento mejor -le confirmé, con una sonrisa, mientras la veía volver a mi lado y tomaba su mano de nuevo, la miré fascinado al imaginarme a ella destruyendo un juego de platos -. Destruí algunas cosas varias... pero no me acuerdo bien... momento de gran furia -sonreí a pesar de todo. La experiencia en el Cielo sí que me había servido -. Que no las vean, luego las sacaré... no creo que podamos llevarlas a algún lugar ahora -con mi mano libre incoloré las botellas... tendrían suerte si me acordaba de ellas.

-¿Por dónde empezamos? -le pregunté, riendo sin motivo con diversión.

Balanceé el brazo que tenía de él junto con el mío mientras comenzaba a caminar, jugando.
- Si romper fuera un trabajo, te aseguro que sería millonaria- sonreí, sabiendo que no tendría que preguntar la razón que le había llevado a mi habitual método desestresante.- Donde nos lleve el viento? - sonreí, sabiendo que mis comentarios poca coherencia tenían ya, pero no se desviaban de los que solía decir sobria.
Caminamos tranquilos en dirección de los rayos del sol, ya comenzaban a calentar el frío aire de la madrugada.
- Todo esto.. parece tan irreal, y pensar que en poco volveremos a la normalidad, que tendremos que terminar acordándonos de todo y enfrentarnos a las cosas de las que huimos.. - dije mirando la luz dorada que se colaba entre los árboles.

-Y si tomar lo fuera, también -agregué, sonriendo y doblando abrúptamente sin ninguna razón y tomando un nuevo rumbo, arrastrándola conmigo de forma exagerada y riendo levemente -. No pensemos ahora... para eso está el resto de la vida -sonreí y besé la mano que tenía entrelazada a la mía. Mientras caminábamos dejó de llover, y llegamos a un gran árbol que sobresalía de los demás. Los pájaros ya se escuchaban y los efectos del alcohol empezaban a ser más leves.

- Seguiré tu consejo de no pensar - contesté sonriendo y dejando que me llevara donde quisiera. Noté que besaba mi mano y lo miré con gusto, ensanchando mi sonrisa. Acabamos junto a un gran árbol un tanto tétrico..Había un hueco en su interior, bastante grande. - Tu guarida secreta? O llegamos por casualidad?- dije riendo mientras ya oíamos cantar a los pájaros de la mañana.
La corteza del árbol estaba grabada con algunos símbolos que no identifiqué y que tampoco di mucha importancia, seguramente serían grabados con alguna llave o cuchillo por matar el rato.

Sonreí ante su sonrisa... sintiéndome bien al hacerlo. Miré el árbol, lleno de letras y símbolos extraños... ¿qué serían? Blah, no estaba en condiciones de averiguarlo, si lo recordaba lo haría más tarde u otro día. Vi el mismo hueco que vio ella... la verdad era la primera vez que lo veía... ¿nos meteríamos allí? Nah, que la aventura quede para otro día.

-Sabes lo peligroso que es no pensar estando cerca mío... ¿no? Aunque sigas insistiendo en que eres más peligrosa tú -pregunté, sonriendo y esquivando el viejo árbol -. Nah, mi guarida es un poco más grande... -sonreí y acaricié su mano unos instantes más.

- Entonces quieres ser más peligroso para mí diciendo que no piense, eh? - dije divertida mientras daba un tirón de su mano para que estuviera a mi lado mientras caminábamos.- Por qué dices que eres más peligroso que yo, Teo? - pregunté mirando a sus ojos con interés y dejando ver que yo también podría con él, estando empatados. Puse mi boca en forma de O y mi tono más energético al oír lo último- Un día tienes que llevarme a tu batcueva, seguro que es genial! - me reí, alzando su brazo para besar su muñeca y sonreír de forma traviesa.

-No se si soy más peligroso que tú... tampoco lo necesito para divertirme, supongo que de ser un chico tímido también habrías podido conmigo -admití, dejando traslucir que era buena -. Algún día... como le digo a todas -le sonreí, atrayéndola para besar sus labios con un beso moderado, pero no corto, y sonreír mitrando sus ojos -. Creo que los dos somos peligrosos... -sonreí, pegado a ella y con mis manos en su cadera.

Curvé mis labios escuchandolo.
- Me gustan los que no son tan tímidos, aun así, también es agradable tener el control sobre el otro, contigo me ha parecido muy interesante- comenté y me encogí de hombros cuando escuché su segunda frase.
- No me importará esperar..- sonreí, sabiendo que pocas eran las posibilidades de que lo hiciera, pero no me importó.- No hace falta un escondite entre tú y yo.. - dejé que me besara, sonriendo despues al tiempo en que abrazaba su cuello, sin dejar de caminar, esta vez de espaldas al camino. Se me daba bien, asi que seguí mirando a sus ojos con diversión.

-No, no lo necesitamos... aunque no creo que sea conveniente que nos vean así -le dije, riendo y señalando hacia los terrenos que se veían a lo lejos, estábamos sobre uno de los límites del bosque. En él se veían a tres personas caminando en dirección a la salida de los bordes del colegio. Empecé a caminar yo hacia atrás, para alejarnos de las vistas de entrometidos, en los pasos siguientes, besé sus labios por cada uno que daba. Me divertía y me gustaba el contacto con ella.

Volví la vista hacia donde me dijo, la verdad es que a mi no me importaba que me vieran, pero supuse que a él sí. De todos modos no me resistí cuando me hizo retroceder hacia delante, besando mis labios. Cerré los ojos, devolviéndole los besos al querer acercarlo más, sin éxito, seguía retrocediendo.
Me reí un poco, insistiendo en tenerlo cerca mientras lo besaba como podía.

Seguí caminando de espaldas, sonriendo y riendo mientras besaba sus labios y me alejaba cada vez más, llevando a ella conmigo. Obviamente, y más en nuestro estado, no pasó ni medio minuto que tropecé con alguna raíz y caí en un manto de hojas, con ella cayendo pegada a mi cuerpo, así que no sentí tanto el impacto. Me dolió algo, pero empecé a reír mientras la abrazaba rápidamente, impidiendo que se levantase. La miré unos segundos a los ojos antes de fundirme en otro apasionado beso con ella. Acaricié su espalda, sintiendo el suave sabor de su boca y su juguetona lengua atacando a la mía.

Seguí riendome entre besos hasta que terminamos en el suelo, como la vez anterior. No tuve tiempo de moverme; ya me rodeaba la cintura cuando alcé la cabezá, oyendo sus risas. Sonreí de lado, cómoda sobre él mientras nos mirábamos y al poco nuestros labios volvieron a atraerse inevitablemente, abriendose cada vez más mientras volvía a rodearle el cuello despeinando su pelo a la vez que me pegaba más a él. Desde luego, dejarnos solos después de beber sin control era un peligro, sólo deseaba sentir sus labios y sus manos de forma cada vez más intensa.

Amoldé su cuerpo al mío, frotando mis piernas a las de ella, sintiendo su calor, su pasión. Estaba con los ojos cerrados y las manos pasando por su espalda con distintas velocidades. Despegué mi boca de la suya y me dediqué a su cuello, dejando atrás sus deliciosos y tentadores labios para morder y besar su perfecta piel. Pasé mis manos por su silueta y acosté mi cabeza, mirando sus ojos y labios con deseo.

-Sí que eres irresistible... -le sonreí, mientras le daba un beso rápido y volví a posar mi cabeza en el suelo.

Dejé que mi cuerpo siguiera sus instintos, como la mayoría de las veces, sin dejar de arrastrar sus labios una y otra vez, deseando volver a besarlo cada vez que dejaba de rozar su boca mientras sentía como recorría mi espalda. Pronto se dirigió a mi cuello, comenzando a besarlo con pasión, haciendo que suspire por cada beso a la vez que me apartaba el pelo para dejarme a su disposición.
Cuando se separó, le miré con la misma mirada que recibía, una mezcla de deseo y lujuria.
- Puedo decir lo mismo de tí, Ravenclaw.. - sonreí después de recibir su beso, devolviéndoselo para después apoyar mi cabeza en su hombro.

Acaricié su cuello lentamente mientras descansaba sobre mi hombro. Comencé a sentir el cansancio, entre los besos, la trasnochada y el alcohol, estaba agotado. Cerré mis ojos, sonriendo y sintiendo el cuerpo de Chiara sobre el mío. Con un último deje de consciencia le susurré.

-Creo que me dormiré... y eso no sería bueno -susurré, con una sonrisa que ella no pudo ver. El calor aumentaba mientras el Sol subía por el cielo y estar ahí, tirad, con ella encima no era nada desagradable.

Sentí sus caricias, curvando mis labios mientras me acomodaba sobre él. No podía negar que lo prefería antes que al colchón que me esperaba en mi habitación. Allí se estaba muy tranquilo, yo también podría dormirme.
- Nunca has dormido a la intemperie? - dije, con pocas fuerzas para hablar. Tambien había cerrado los ojos y sentía la pesadez del agotamiento que nos había dado como resultado aquella noche.
Suspiré, pasando mis dedos por su muñeca que había quedado cerca de la altura de mi mano. Tenía la piel suave, me gustaba tocarlo y que él hiciera lo mismo conmigo.
- No creo que pase nada si cerramos los ojos un rato..- susurré, algo ida por los cálidos rayos que se colaban entre los árboles y daban contra mi espalda.