[Sebastian y nere] ¿hhola..?

Iba andando una muchacha por el bosque prohibido buscando una planta para el trabajo de clase
algo perdida estaba aun que no sabia por donde ir aun que sin miedo apenas los animales huían en dirección contraria a ella pero no le daba mucha importancia tenia que buscar esa planta.
escucho un riudo y se giro mirando a su alrededor.
-Hola? hay alguien alli?
Le temblaba un poco la voz, era algo raro en ella pero le daba igual, tenía que encontrar la planta y irse de allí cuando antes mucho mejor para ella y para su pequeño importante trabajo. siguió andando hasta que encontró aquella prefiosa planta de petalos blancos y negros. Sus ojos se abrieron como platos de la ilusion y corrió hacias ella pero.. ¡Zas! Calló en un agujero cabado en el suelo. Al caerse se dio tal golpe en la cabeza que quedó inconsciente en el oyo.

¿ Por qué se encontraba en el bosque prohibido? Eso era una pregunta sin respuesta, no la sabía ni él, la cosa es que allí estaba, sentado sobre una roca leyendo su libro de Historia de la magia haciendo extrañas muecas de no entender nada. Solía pasar. Trabajos y más trabajos, todo era perfecto, los árboles ofrecían una gran serenidad, un sitio perfecto para tranquilizarse o aislarse de todos esos gilipoyas de los que estaba poblada la escuela, en fin, imbéciles sin remedio.
Merlín, le aburría, ¿a quién le interesa lo que hizo un mago decrépito y con barba mal cortada? Se puso de pies, ladeó la cabeza y posó el libro al suelo lentamente. Había supuesto que no estaba solo, una chica se encontraba hablando sola como una loca, ni siquiera se podía estar tranquilo ahí. Comenzó a andar hacia ella sin que se enterare, lentamente, y cuál fue su sorpresa, que la joven cayó a un agujero profundo sin poder remediarlo. A su ritmo pausado siguió andando hacia el agujero, parecía que estaba incosciente, pero para nada se preocupó, soltó una leve carcajada e intentó sacarle colocándole tambada en la hierba, todo esto en contra de sus principios de la ley del menos esfuerzo. Se quedó perplejo, mirando con las piernas cruzadas y sentado como se encontraba antes de escuchar el ruido. Su tranquilidad era realmente escalofriante, con esa sangre fría, pasó olímpicamente de llevarle a la enfermería y espero a que se despertara, sin apartar la mirada de su rostro.

Pasó el rato apenas se enteró de nada, quizá un par de minutos u horas no lo sabía exactamente cuando despertó.
Tenía un corte en la frente, se sentía perdida, apenas recordaba que hacía en ese lugar. Miró a su alrededor algo perdida y miró al muchacho ¿Que es lo que hacía este aquí? ¿Estaría con ella desde antes?
Apenas lo recordaba. Se puso la mano sobre la frente haciendo una mueca. Se inclinó sentándose frente al chico mientras cerraba los ojos un poco.
¿Que hago aquí...?
Dijo mientras le temblaba algo la voz, el golpe, le dolía, solo se había echo el rasguño de la frente nada más. Miró al muchacho sin saber apenas que decir. Era un chico bastante atractivo a decir verdad, pero eso en ese momento no tenía ganas de pensar, le dolía la cabeza.

Al escucharle se quedó algo sorprendida puesto que no se esperaba esa respuesta del muchacho. Se levantó con cuidado al ver que se iba pero le agarró de la mano sonriendo un poco al escuchar que este la había salvado por así decirlo, le debía una así que echó a andar a su lado sin soltarle. Gracias, hem... Chico desconocido Sonrió un poco más soltándole sin dejar de andar al lado del muchacho. Creo que te debo una, y grande, por cierto. Me llamo Nerea, Nerea Scottom. Un placer, chico atractivo. Dijo sin rodeos algunos mientras se cruzaba de brazos mirándole mientras se mordía el labio. Siguió andando con toda la tranquilidad del mundo mientras al poco rato agarró el libro del muchacho y leyó la caratula. Se quedó parada poniendo los ojos en blanco y volvió a andar. ¿Te estabas leyendo este libro tan y tan aburrido?

No voy a irme, no puedo dejate aquí solo cuando puedo hacerte compañía ¿No crees?
Sonrío mirándole mientras seguía andando. ¿El muchacho habría ido a la famosa cueva que no podía todo ser malvado? Le miró con curiosidad a ello y le agarró la mano desvíandose del camino dirección a la cueva.
Ven, no hagas mucho ruido algún auror podría encontrarnos y entonces castigarnos de por vida. Supongo que ya habrás estado en la cueva de los deseos ¿No?
Dijo sin soltarle mientras andaba a un par de pasos más adelante de él quiá uno o dos pero siempre agarrando su mano. Le miró de vez en cuando sonriendo sin hacerle caso al dolor de cabeza que tenía a lo mejor ya se le pasaría, tarde o temprano siempre se pasa.

Le molestó bastante lo que le dijo el muchacho, no sabía apenas que decir, se cruzo de brazos sin dejar de andar.
Era como si molestase al muchacho y no quería eso.
Muy bien, entonces si molesto mejor me voy. Mañana hago unas pruebas de encantamientos y eso.
Mintió con facilidad solo paa que el muchacho pudiese ir a estudiar lo que tubiese que estudiar.
Le tendió las manos con el libro en ellas devolviendoselo, ese libro lo tenía ella del curso anterior, no quería tener que quemar otro.
Sonrió, dándole un beso en la mejilla del muchacho y se fue, cuanto antes pudo, dirección a la torre de su casa, Hufflrpuff.