Ahogando las penas...(Caín)

Llevaba un rato en Las Tres Escobas, sumido en mis pensamientos. Realmente no estaba seguro de que los alumnos pudiesen pulular por Hosmeage de aquella manera, pero me era totalmente indiferente, aquel día necesitaba salir de aquella condenada cárcel de piedra a la que llamaban colegio. Mis pies me habían conducido hasta ahí, a pesar de que acostumbraba a frecuentar locales menos concurridos. Pero no era mal sitio, contaba con un ambiente alegre y distendido, en el que cada persona tenía su propio espacio para pensar en si misma. Pronto me hice con un sitio en la barra, en donde pedí una copa de vino de elfo a la ajetreada camarera. No tardé en estar saboreando la bebida, mediocre, cabe añadir. Me apoyé sobre mis codos en la barra, con mis pensamientos centrados en el colegio, y en la noticia de que mi abuelo sería uno de los nuevos profesores que tendría aquél último año. Suspiré, cerrando los ojos un momento y apurando la copa.

-Sírvame otra-Exigí cuando la mujer volvió a pasar a mi lado, y me quedé observando como llenaba de nuevo la copa con aquél líquido color bermellón. Eché un vistazo a mi alrededor, contemplando a la gente que en esos momentos se reunía, atestando cada rincón del lugar. Capté un par de miradas clavadas en mi...alumnos y no tan alumnos, mostrando un obvio interés. Me pellizqué el puente de la nariz, rechazando una proposición que la misma camarera me traía a cerca de cierto joven que parecía querer pagar mis bebidas y fijé mi vista en el hombre que tenía al lado. Era obviamente adulto, y llevaba ahí un buen rato, vaciando una gran botella de hidromiel que le habían puesto delante.-Un mal día?-pregunté encogiéndome de hombros mientras elevaba ligeramente mi copa en señal de brindis.

Observé como el hombre apartaba una silla y me ofrecía asiento. Rodé los ojos un momentos por el local, desviando las miradas de algunos estudiantes. Allí no había nada que pudiese interesarme. Me acerqué finalmente hasta el lugar que me ofrecían y tomé asiento con elegancia, mientras posaba mi copa sobre la mesa. La observé con el entrecejo fruncido, dándome cuenta de que esta volvía a encontrarse vacía. Hice un gesto a la camarera para que volviese a llenarla, esta vez con una añada diferente, esperando que saliese mas fino que lo último que me habían servido.

Escuché las palabras del hombre y no pude evitar sonreir mientras paladeaba el líquido, ¿gente como yo? me preguntaba que aspecto debía de tener alguien como yo para un hombre como él. Me ofendería mucho ser como cualquier otro estudiante normal y, sin embargo, esperaba no aparentar demasiada imagen de acompañante de lujo, como me habían bromeado cierta vez. -Si miras bien a tu alrededor, comprobaras que tampoco somos muchos los que nos ofenderíamos-comenté recostándome sobre la madera de la mesa, dando un corto trago a la bebida y escuchando la profunda voz de aquél hombre, que aún parecía algo reacio a entablar conversación.

-Caín-Contesté a su pregunta, apartándome el pelo de la cara, considerando que no hacía falta mencionar ningún apellido. En aquellos momentos simplemente sería "Caín"-¿Y tu eres...?-pregunté esbozando una media sonrisa.