Liándola en el bosque, para variar...[Penny]

Recuerdo del primer mensaje :

Estaba harto de pasar las mañanas en la escuela, por lo que aun siendo tan temprano, me dirigí al bosque prohibido, no tenía nada mejor que hacer. Salí tranquilamente, no llevaría a Rayth esta vez, estaba cansado tras la última salida nocturna.
Bajé las escaleras silbando y llegué pronto a los lindes del bosque, no me apetecía mucho ir andando por lo que caminé hasta uno de mis terrenos, el de la roca, cavé hasta llegar al cuerno, y me lo colgué del cuello. Volví a los lindes del bosque, hice sonar el cuerno, y los unicornios mestizos aparecieron. ¿Dos? Solo necesitaba uno, en fin, al menos no me importaría quedarme un rato allí. Acaricié sus crines anaranjadas, y su cabello negro que recorría todo su cuerpo, me gustaban más que los normales. La verdad, creía que ya sabía que hacer. Monté uno de ellos, sería divertido cabalgar por el bosque, pero ¿Con el otro que haría...?

Me reí suavemente, realmente parecía un chico acostumbrado al bosque o un medimago. Rápidamente lavo mis heridas y coloco unas hiervas en mi brazo que disminuyeron el dolor. Hasta rompió su camisa para colocármelo como vendas.

- ¡Gracias!- dije con una gran sonrisa, lo abrase con una gran sonrisa.- Los seres no deseados no vienen porque tu estas conmigo, eres un… súper chico.- dije riendo, lo bese en la mejilla naturalmente, agradecida por su cuidado.

Pensé en lo que me dijo, en que las bestias no soy comprendidas, nunca había pensado en estar al lado de la bestia, analizar lo que sentía. La bestia estaba mal, por ello se le debía condenar, pero… ¿No decían todos que los slytherins eran el mal?

- Tal vez…, no lo condenaría tanto si no se hubiera disfrazado de la abuelita…- dije lentamente, pues las ideas venían a mi mente y tenia que manipularlas para ser entendibles.- Tal vez, si hubiera sido sincero y en el bosque le hubiera dicho que era el lobo y se la iba a comer… todo hubiera estado mejor.

Cerré los ojos fuerte cuando me besó en la mejilla, no me gustaba que me besasen, me sentía raro e incómodo. La miré, al menos parecía estar mejor. Peron o era un super chico, ni mucho menos.

-Fue un placer- Dije sonriendo-Puedo asegurarte que no soy ningún super chico, ni nada parecido, solo alguien que siente empatía.

No me parecía muy real imaginarme a un lobo diciendola a alguien que se lo iba a comer, además, la culpa era de caperucita, su madre le dijo que no fuese por el bosque y ella lo hizo. El bosque es el terreno del lobo, y si no lo sabía por algo le avisaron, yo también me enfadaría si me encontrase a alguien saltando por mis terrenos como si nada.

- Hay millones de respuestas posibles, pero todas nos parecerán útiles y a la vez inútiles.- Dije intentando zanjar el tema.

Cerro los ojos cuando lo bese, lo sentí incomodo por lo que me aleje de inmediato con el rostro rojo de la vergüenza, por tonta, me dije, te he dicho antes que no actúes por impulso… cuando actúas por impulso no eres tu, por lo tanto lo haces mal.

- Ah… aun así, gracias...- dije tímidamente, mirando hacia el piso, empecé a dibujar caras en la tierra con mi dedo. Levante la mirada hacia Dave y cuando note que estaba sonriendo, baje la mirada de nuevo. De pronto, se me ocurrió una idea.- ¿Puedes llamar unicornios blancos?- pregunte con una sonrisa ilusionada. – Siempre quise tener un unicornio…

Me di cuenta de inmediato, que quería terminar con el tema, por lo que alce los hombros, indiferente ya de ese tema. Mire alrededor, entrelace mis manos y me pregunte como seria el bosque de noche… lo mire curiosa de nuevo, pues el era mucho mas interesante que el bosque mismo.

- ¿Juegas Quidditch?.- pregunte con una sonrisa tranquila.

¿Tener un unicornio? Vaya. nunca había visto la posibilidad de tener un unicornio propio, y jamás me lo pensaría si no era uno crecido en cautividad, jamás sacaría uno del bosque para mi mismo.

- Puedo llamarlos, pero otra cosa es que vengan, y por supuesto, dudo que te dejen montar, aun que según tengo entendido, son más dóciles con las chicas.- Respondí.

Pusé dos dedos de cada mano en mis labios y soplé provocando un silbido intenso, no oía nada, por lo que quizás no lo habían oido, quizás estuviesen durmiendo... quién sabe...

- Sí, y si te soy sincero, no soy muy bueno, pero he sido escogido como guardián de Ravenclaw- Respondí revolviendome el pelo.- Pero no creo que haya sido muy buena idea por parte de la capitana, aun que no digo que me guste el puesto, por supuesto. ¿Y tú? ¿Juegas?

Fruncí el ceño algo desilusionada, tenia entendido que los unicornios no se dejaban montar, eran criaturas sagradas, por lo que ponerle a nivel de un caballo…, pues no estaba bien, pero había esperado que mi sorprendente compañero pudiera hacer algo por mi deseo.

- Pues, será mejor que no vengan…- dije en voz baja, mientras seguía dibujando en el piso un gran castillo parecido a Hogwarts.- No quisiera que por mi indiscreción de querer montarlo me claven su cuerno en el cuerpo… no debe ser muy agradable eso…- dije pensando en el unico cuerno grande y filudo de los unicornios. Pensé en algo y se lo pregunte.- pero… ¿Los unicornios pueden matar? Ósea… ¿no son todos puros y tiernos…?

Me reí suavemente cuando lo vi silbar, me encontraba con el rey de la selva, la idea me hizo reír mas. ¿A quien había encontrado en los lindes del bosque? ¿Tarzan? Lo mire con los ojos brillantes por la risa, pero escuche lo que decía del quidditch. Aplaudi cuando dijo que jugaba.

- Te debieron escoger por algo, debes ser bueno si estas en el equipo.- dije sincera, con una gran sonrisa, comente.- Cuando juegues, apoyare a Ravenclaw, claro, si yo juegan contra Slytherin…- sonreí inocentemente – Slytherin les ganaría a todos…- mordí mi labio ante su pregunta… - No, en realidad, no… soy muy torpe volando… me horrorizaría caer desde tan alto…- no quise decirle que me parecía un deporte poco femenino, al fin y al cabo, debía tener amigas que jugaban.

Pensé si alguna vez había leído algo sobre unicornios que matasen, pero no recordaba nada. La verdad era por que su cuerno era sagrado y no podíaser manchado de sangre.

- No matan seres conscientes, es decir, los únicos seres vivos a los que agreden son plantas, y para consumo propio, aun que quizás haya habido alguna muerte entre un enfrentamiento de unicornios, quién sabe.-Respondí pensando.

No vino ningún unicornio, era normal, estarían todos durmiendo, o pastando, o quizás estaban muy lejos y no me oyeron, pero no me importaba, para montar aun podía hacerlo en los mestizos.

- En realidad, creo que me escogieron por que fui el único que se presentó a ese pesto- Respondí riendo- No te aconsejo animarme, lo único que conseguirás será defraudarte por que me meterán muchos tantos... Bueno, la verdad, es un juego untanto agresivo, sería mejor que no jugases si lo que más te importa es caer de la escoba.