Ranas de chocolate [Hydrus]

Quería comprar más dulces después de haberlos comido todos con Susan. Estaba seguro de que si seguíamos abusando del azúcar con esa frecuencia, los dos terminaríamos como los pavos de navidad que ofrecían en el Gran comedor.

Entre estante y estante era más de lo mismo, ningún nuevo saber que degustar. Había esperado que llegaran más de esos caramelos ácidos de exportación que hacían que tu cabello quedara en puntas durante cinco minutos, pero no fue así. Una lástima considerando que quería dárselos de broma alguien sólo por diversión.

En fin, como no había nada nuevo para adquirir quise ir por lo clásico y busqué el caldero con las ranas de chocolate. Estaban recientemente empaquetadas, lo decía porque el aroma a chocolate derretido aún seguía en el aire. Perfectas para comerlas.

Iba a tomar un par cuando me di cuenta de que otra mano también quería ranas de chocolate frescas. Seguí la mano, pasando por su muñeca y brazo hasta que por fin llegué al rostro de su dueña. Se me apretó el pecho cuando vi que era Luna Midori. No había cruzado con ella más de dos palabras en toda mi estadía en Hogwarts, pero desde siempre la consideré encantadora. Como nunca me esforcé en conocerla acabó siendo mi amor platónico y ahora estaba frente a mí.

¿Qué haría?, ¿de qué hablarle? —me preguntaba

Otra mano se encontraba en busca de las exquisitas ranas de chocolate, alzé la vista y me percaté que era ni más ni menos que un compañero de casa, Hydrus Pegasus ( de septimo ) . Nos habiamos topado varias veces en la torre pero hasta el momento no nos habiamos detenido a hablar. Extendí mi mano y le ofrecí un par de ranas.


_ No te preocupes, hay suficientes para los dos - Sonreí en cuanto las tomó y dije. - Eres Hydrus, verdad? Ya nos habíamos visto antes. Me llamo Luna Midori - Estreché su mano sin preguntar. Duro poco, pues me sonrojé al notar que seguía serio. Probablemente había sido muy apresudaro.

No todos los días te encontrabas con tu amor platónico en una confitería, de eso había un 1% de posibilidades, pero que te hablara, supiera tu nombre y te pasara ranas de chocolate era ya de un 0,0001%. Sacudí mi cabeza intentando olvidar ese cálculo que poco y nada importaba si ya estábamos hablando.

—Así es, soy Hidrus Pegasus. Me alegra que charlemos al fin, Luna —le confesé mientras estrechaba su mano.

Obviamente en al sala común, a pesar de encontrarnos todos con las cabeza metidas en los libros, las ocasiones en las que yo levantaba mi visión era para mirar aunque fuera por un par de segundos a Luna. Al parecer sentía cierta atracción por las asiáticas. Sus facciones finas para mí eran el máximo símbolo de su femeneidad.

—Curioso —dije mirando las ranas que me había pasado— no sabía que había otra persona además de mí que supiera reconocer cuándo estaban recién hechas las ranas de chocolate. ¿También te gustan mucho?

_ Ha sido con el tiempo, cuando eres tan adicto a las ranas de chocolate como yo es algo que aprendes a diferenciar el. - Le sonreí , era la primera vez que observaba con detalle sus ojos. - Me alegra encontrar a otro compañero adicto al chocolate


Había visto a Hydrus un sin fin de veces, siempre inmerso en libros enormes y a pesar de que era popular con las chicas, lo había visto muy pocas veces acompañado por una en especial. Cuando sonrió pensé que no nos pudimos haber presentado en mejor momento.


_Haz venido solo ? Quizas podamos dar un paseo juntos - me sonroje d enueva cuenta al pensar que quizas estaba siendo bastante directa. - Claro, si tienes tiempo libre.

Si eran tan adicta al chocolate como yo, quería decir que era una chica enérgica. No había pasado ni un minuto de hablar con ella y ya había descubierto esa faceta de ella. Me preguntaba si era una caja de sorpresas.

—Vine por mi cuenta —le contesté— He estado ganando dinero con mi tienda, así que quería gastar un poco en un gusto por aquí. No tenía más planes que comprar, así que vine solo.

¿Era impresión mía o estaba sonrojada? Si los colores se le habían subido al rostro era porque estaba avergonzada y si aún estando así me había propuesto que diéramos un paseo, debía ser una joven bastante directa y me imaginé que también debía decir las cosas y pensarlas luego de haberlas enunciado. Era divertido conocer a alguien así.

No podía dejar pasar esa oportunidad de pasear con ella, así que acepté.

—Podríamos pagar estas cosas e irnos a pasear un rato. Si te agradaría mi compañía, por supuesto.

_ Claro, me egustaría poder conocerte mejor. - Sonreí y me dirigí a pagar mis deliciosas adquicisiones.Un turno antes me dí la vuelta y dije - Ademas de que tu compañia me agradaria bastante-

Haber llegado a Honesdukes por casualidad me había traido algo bueno. Me habnia dado la oportunidad de conocer a un chico agradable. Recien comenzaba a notar lo lindo que era Hydrus y comprendía porqué había tantas chicas interesadas en el. Era muy caballeroso a comparacion de los demás chicos.


_ A donde te gustaría ir? - Esperé a un lado mientras el pagaba. Me sorprendí lo rápido que estaba tomando confianza en el. Me costaba abrirme con las personas, pero en ese mo mento habia olvidado mi timidez y me disponia a pasar un día de en sueño de Hogsmeade.

Me sentí como si hubiera bebido un frasco de suerte líquida. Todo me estaba saliendo bien , irónicamente como por obra de magia. Luna quería conocerme y le agradaba mi compañía. Algo me decía que el adjetivo de "plantónica" pronto dejaría de existir.

Pagué mis ranas y me dirigía a ella. Tenía la mirada brillante, como si esperara algo de mí y claro, quería escuchar mis planes. Como todavía no la conocía lo suficiente

—Tenemos dos opciones —hablé guardando mis más recientes adquisiciones— Mi primer plan es que vayamos a la plaza y veamos qué encontramos allí. Ya sabes, en las vacaciones ocurren cosas interesantes allí.

Inhalé profundamente antes de mencionarle mi otro plan. Ojalá no se lo tomara a mal.

—O podríamos ir a la casa de los gritos a comprobar qué son esos ruidos que siempre se escuchan.

Mi plan no era asustarla demasiado, en realidad quería que tuviera una excusa para aferrarse a mi brazo o se escondiera tras mi espalda, aunque un paseo por la plaza no sonaba mal. Lo dejaba a su elección.

Desde pequeña me había gustado la palabra "destino". Me hacía imaginar que todos estabamos conectados por pequeños y delgados hilos, que las personas que ibamos conociendo a lo largo de nuestras vidas, estaban enredado al nuestro. Quizas había estado escrito que conociera a Hydrus desde hacía mucho tiempo.

_ Nunca he ido a la casa de los gritos - Sentí como mi resporación se aceleraba un poco - Vamos, quizas nos den un buen susto .


Me reí y caminé hacia la puerta con una emocion poco disimulada.

Era buena noticia saber que a Luna le gustaba correr riesgos, porque a mí también. Caminamos juntos hacia la puerta y le ofrecí mi brazo antes de ir hacia nuestro destino. Ahora que sabía que íbamos a la temida casa de los gritos debía estar nerviosa, por lo que aprovecharía distraerla lo que restaba del camino.

Me producía ternura verla. Yo era más alto que ella. Su cabeza me llegaba al hombro y eso me daba la libertad de apreciar mejor sus expresiones. Su piel blanca estaba teñida con un leve tinte rosado. ¿Estaba nerviosa? Si lo estaba sabía disimularlo bien.

—No había tenido la ocasión de hablar contigo antes y ahora caminas conmigo a un lugar lúgubre e inseguro —le dije sonriendo al pensar en las vueltas que tenía la vida— ¿Qué planes tenías aparte de ir a comprar ranas?

Sonreí cuando hablo sobre el hecho de que no habíamos hablado con anterioridad y ahora nos encaminabamos a uno de los lugares más tenebrosos en toda la región. Estaba bien por mí, me gustaban las emociones fuertes y las sorpresas, sin mencionar que era un día perfecto para visitarla.
_ No tenía alguno - conteste sinceramente - He venido por pura costumbre. Habia planeado venir con unas amigas de la casa, pero a fin de cuentas se acobardaron. A ellas no les gusta salir cuando nieva.

Me sentía nerviosa, no sabía si era porque nos acercabamos peligrosamente a la casa de los gritos o porque por primera vez, me encontraba tomada del brazo de un chico.
Cada vez que intentaba ver los ojos de Hydrus tenia que alzar mi rostro ( era mucho más alto que yo) y cuando por fin lograba tener contacto visual, desviaba la vista, ¿ qué me estaba pasando?.

_ Bien, estamos a unos diez metros de la cerca. - Tragué saliva y me quedé inmovil.

—¿Que no les gusta salir cuando nieva? —pregunté sin poder creer que alguien quisiera perderse algo tan celestial como ver caer la nieve— Espero que lo digan por el frío. No he conocido a nadie que no disfrute de un día de nieve, a menos que no tenga con qué abrigarse.

Eso me daba a entender que Luna era una chica sencilla que sabía apreciar la especial luminosidad que tenían los días cuando caía la nieve en todo su esplendor.

Nos detuvimos frente a la casa de los gritos, bueno, más bien estábamos detenidos a unos cuantos metros de ella. Busqué el rostro de Luna con mis ojos, pues quería asegurarme de que no se arrepintiera en el último momento. Era menor que yo y sentía que tenía cierta responsabilidad en mantenerla a salvo, por lo que no quería que se sintiera presionada si de verdad sentía miedo.

—Si quieres aún podemos volver —le mencioné para que lo reconsiderara— Si estás segura podemos entrar ahora. No hay nadie cerca.

En verdad se veía mucho mas peligrosa de lo que contaban, estaba nevando mas fuerte y la casa se tambaleaba como un barco en mediod e una tormenta.

_ Sí, vamos - sonreí y volte a verlo - Pero antes, podrías darme la mano? Me asusta un poco.

Extendí mi mano y sentí como mis mejillas se enardecían. Iba a olvidarme de la rimidez por ese día aunque seguía temiendo que me rechazara sutil y educadamente ( como todo un caballero).

Pude notar un leve brillo en sus ojos que delataba un sutil miedo, pero que ahí estaba. Lo que me agradó fue que a pesar de ello, pudiera sonreírme y animarse a continuar. Fue por eso que cuando me pidió que le diera mi mano para continuar me apresuré a complacerla. Tenía manos pequeñas que prácticamente envolvía con las mías.

Cruzamos la nieve hasta quedarnos de pié frente al inmueble. Efectivamente parecía que la casa estuviera viva por los ruidos que se escuchaban, era prácticamente como si alguien viviera ahí.

Sentí que Luna se aferraba un poco más a mí. Estaba nerviosa, de eso no había duda.

—Ha habido varios rumores sobre qué pudiera estar adentro, peor me gustaría oír tus teorías —le dije a Luna antes de entrar.

Me paré de puntitas y susurré cerca de su oido

_Mi teoria es que ahí dentro se encuentran los espiritus de todos los mortifagos y magos oscuros esperando por su venganza. - me salió una risita y continue - o quizas ahí es donde los alumnos de Howarts se dan sus juergas .


Caminé decididamente hacia la casa, casi jalandolo. Mientras más cerca nos encontrabamos me daba la sensacion de que iba a caernos encima en cualquier momento.

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