Saltándome el almuerzo... otra vez. [Markus]

El día había empezado algo nublado, deprimente. Era algo que no me agradaba mucho, y me hacía comenzar las clases algo decaída. Bueno, eso nadie lo notaba, teniendo en cuenta que era prácticamente invisible. Sí, es cierto, así lo había decidido yo, y era mejor. Claro que no es mejor, anormal. me repetía en mi mente una y otra vez. Tener peleas con mi conciencia a veces era agotador. Siempre acababa con la misma conclusión: seguir inaccesible a todos y todo.
Había llegado la hora del almuerzo, pero no tenía mucha hambre, y el cielo volvía a estar despejado y soleado.Tampoco tenía ganas de encontrarme a los alumnos de Slytherin y escuchar sus insultos. Total, nadie me esperaba. Es lo que tenía ser una "anti-social". Mejor sola que mal acompañada. Así que tomé un desvío hacia la biblioteca, mi escondite. Y en estos momentos... aparecía la maldita conciencia, mi enemiga diaria.
"¿Ya vuelves a huír, gallina cobardica?" y empezaba con las mismas frases.
-Déjame en paz, pesada.- le repetía yo, una, y otra, y otra vez. Podía imaginarme como aparecía una chica exactamente igual que yo, y empezaba a darme golpes en la cabeza, como si así fuera a enterarme mejor. Frustrante. Si viniera un psicólogo y me dijera que estaba loca, me lo hubiera creído.
"¿Cómo que te deje en paz? Si sabes que en realidad me quieres." la arrogancia hacía acto de presencia. Genial. Ignoré completamente sus quejas, reprimendas e insultos y al final me decidí por ir a la Sala Común. Cogí de mi baúl de la habitación el libro de Herbología y me lo llevé al lago. Era una de las asignaturas que menos me gustaban, y debía repasar un poco. En este momento no habría nadie por allí. Deberían estar todos almorzando.
Salí del castillo y, efectivamente, no parecía haber nadie. Mejor. Llegué a la orilla del lago y me senté cruzando las piernas como los indios. Abrí el libro y empecé a leer desde el principio. Lo había hecho un millón de veces, pero no conseguía quedarme con todo.

Solté un bufido, frustrada. Odiaba Herbología. No entendía la mitad de las cosas. Y no conseguía entender prácticamente nada. Sí, era verdad, había salido bastante bien en los TIMOS, pero a base de estar estudiando día y noche. Prácticamente se podría decir que no tenía tiempo ni de respirar. Pero era lo que pretendía, mantenerme ocupada en cualquier lugar, con tal de no ver a mucha gente, ni soportar insultos. ¿Tan complicado era no llamar la atención? Bueno, con algún Slytherin de por medio, sí que lo era.
Me pasé la mano por el pelo, enfadada conmigo misma. Era extraño que se me diera bien pociones, pero no Herbología. Algo parecidas eran las dos asignaturas. Cerré el libro con un sonoro golpe y lo dejé a un lado. Estiré una pierna, mientras la otra seguía flexionada y me volví hacia la otra orilla. Me había parecido escuchar algo de ruido. Me coloqué la mano en la frente a modo de visera y escruté el agua. El sol me molestaba en los ojos y no podía ver mucho. Un chico estaba nadando. ¿Nadando? Pero si ni siquiera hacía calor. Quizás tendría mi edad, o un año más. Seguramente uno más, no lo había visto en mis clases. Nadaba dando vueltas frente a mí, pero sin decirme nada. ¿Estaría intentando llamar mi atención? No, imposible. Yo era invisible para todos. Bueno, para todos aquellos que no quisieran insultarme. Lo observé durante unos segundos y volví a coger el libro, abriéndolo por donde me había quedado. Una parte de mí, le daba vueltas a la idea de que ese chico intentara llamar mi atención, la otra... deseaba que se marchara. Esa parte era mi escudo, por así llamarlo, mi protección.

Lo vi acercarse y... no sabría decir como tendría el rostro en ese momento. Descompuesto, quizás. Me quité los mechones de pelo de detrás de la oreja y dejé que cayeran sobre mi rostro, como si fuera una especie de cortina. Volví a centrarme en el libro, sin leer gran cosa. Así a lo mejor conseguía que se marchara. Y mi conciencia volvía a hacer acto de presencia.
"Pero mira que eres maleducada, ¿eh? ¡Anda! ¡Quítate el pelo de la cara y habla con el chaval! Que para una persona que se te acerca... en ese momento, si la tuviera delante y fuera tangible, le hubiera dado una buena bofetada. Me ponía de los nervios cuando me hablaba y había alguien alrededor. Me mordí el labio inferior por dentro con fuerza, pero intentando no llegar a hacerme sangre.
Se detuvo a mi lado y comenzó a hablarme sobre libros. ¿A qué venía eso? Posiblemente sería porque me habría visto cerrar el libro antes con fuerza. Sí, estaba de acuerdo con él en eso de tratarlos bien pero... ¡Dios! ¿Herbología? Ni loca. Como si quería quemarse el libro, que no iba a mover ni un dedo para salvarlo. Empezó a reírse por sus comentarios. Lo reconozco, eran algo graciosos. Y la conciencia seguía hablando...
"Venga, mujer. Algún día tendrás que hablar con alguien... ¿no? ¡Aprovecha ahora!" me hubiera gustado poder patearle el culo a esa pesada. Aunque razón tenía. Mucha. Levanté la vista y aparté mi pelo del rostro. Sonreí levemente ante el último comentario. ¿No mordía? Sí, claro. Por eso tenía... ¿colmillos?
-¿Debería creerme esa negación?- pregunté con una leve sonrisa, sorprendida de mí misma. ¿De dónde había sacado la valentía para hablar? Al menos, la personita más pesada del mundo, que vive en mi cabeza, parecía contenta. -Valerie Elizabeth Wayland- dije presentándome y estrechando su mano. Vaya, la primera vez que recordaba que hablaba con alguien que no fuera un profesor.

Se sentó a mi lado cerca. Demasiado cerca. Bajé la mirada y cerré el libro con suavidad. Dios, odiaba ser tan tímida. Pero no estaba muy acostumbrada a recibir un trato más o menos agradable de la gente. Me mordí el labio inferior por dentro y la enana otra vez me gritaba.
"¡Pero niña! ¡Deja de estar callada, que pareces tonta! ¡A ver si espabilas de una vez!" sentía como si me estuviera golpeando en la cabeza con el libro que ahora mismo reposaba sobre mis piernas. Genial, mi imaginación era demasiado... imaginativa.
-Pues... a esta hora todos están en el Gran Comedor. Me gusta la tranquilidad del exterior cuando no hay gente. Puedo pensar.- dije simplemente a lo primero que había preguntado. En realidad, más que todo eso, era que no quería encontrarme con ningún indeseable. Y allí estaban todos. -Supongo que mi cara diría eso por el libro. Herbología es una asignatura que odio, y no consigo quedarme con todos los conceptos. Simplemente eso.- me encogí de hombros, quitándole importancia. Se había separado un poco, posiblemente dándose cuenta de que me sentía incómoda con tanta cercanía. Volví a mirarlo, sonrojándome levemente. Me estaba observando atentamente. Bajé la mirada, centrando mi atención en la portada del libro, como si hubiera encontrado algo realmente interesante.