Las estrellas iluminan el cielo azul nocturno [Louis]

Miré por la ventana, hacía una tarde despejada, y el sol brillaba bajo, acercandose al atardecer. Agradecí que asi fuera pues al estar tanto tiempo encerrada estudiando, simplemente me hacía sentirme demasiado molesta, y como solamente salía a hacer guardias nocturnas, agradecí una parada a media tarde. Me dí una rapida vista delante del espejo. Mi pelo limpio estaba recogido en un moño alto. Decidí cambiarme de ropa para dar una vuelta por el instituto, y como no había clase no quise ponerme el uniforme. Al final me puse un jersey negro, unos vaqueros y unas botas abrigadas. Una chaqueta bastante gordita y despues de soltarme el pelo, me puse un gorro azul con un pompón. Agarré la varita guardandola en la bota como siempre y un libro qeu había releido tantas veces, y salí por la puerta.

Un agradable viento jugueteaba con las hojas de los arboles, y revolvía mi pelo mientras andaba por los jardines. No tenía pensado ir a ningun sitio, quizas a algun lugar apartado donde no fuera molestada por los pequeñuelos preguntones que entraban al colegio. Este iba a ser mi último año en el colegio y quería disfrutar de sus rincones todo lo máximo posible. Me senté en un banco cuando una torre llamó mi atención. La torre de astronomía. Solo había ido alli una vez, durante una clase y no había vuelto a ir. Como no tenía nada uqe hacer y estaba a punto de anocheces, decidí ir allí a disfrutar de las vistas.

Despues de subir los interminables escalones, encontré el aula vacía. En medio, estaba aquel imponente telescopio que habíamos usado. Dejé el libro del Nombre del Viento sobre una mesa y pasé mi mano por aquel precioso artilugio. Despues lo rodeé y me apoyé en la barandilla, mientras dejaba vagar mis pensamientos distraidos. Fotografiando mentalmente aquella imagen que en ningun otro sitio conseguiría encontrar. Sentí una brisa juguetear con mi pelo, haciendote que este me hiciera cosquillas en la cara, sonreí sintiendome feliz.

Tomé mi bufanda de Ravenclaw antes de salir de los dormitorios. Quizá es la última vez que la uso... no lo sé. Los pasillos estan solitarios, solo los alumnos mayores estan caminando por allí porque al parecer ya están acostumbrados al clima del castillo. Dejé las cartas de mis padres en mi baúl aun que la verdad lo que quería hacer es releerlas. Reí para mis adentros, estoy feliz pero al mismo tiempo me encuentro vacío. Seguí el camino que mis pensamientos me obligaron seguir, no estoy pensando mucho hacía donde voy. Cuando me di cuenta, logre contemplar la Torre de Astronomía. - Al parecer gastaré mi tiempo libre viendo el atardecer - pensé. Subí los escalones con cuidado, mientras pensaba en tonterías.

- De acuerdo, ahora es más que obvio que los Ravenclaws pensamos igual - dije sin darme cuenta al llegar al último escalón de la torre. Seguramente Anna pensó que sería un lugar tranquilo, solitario en el cual podría pensar... al igual que yo. Sonreí, no la había visto desde hace tiempo. Tomé con más fuerza mi bufanda porque el aire es algo fuerte. - No me quejo, de hecho me da mucho gusto verte de nuevo Anna - dije mientras miraba el enorme telescopio. Quizá podamos ver las estrellas desde aquí, si es que el cielo es lo suficientemente despejado. Miré de reojo un libro de Patrick Rothfuss antes de alejarme del centro del aula y caminar hacia ella.

Al menos hace un buen día a pesar de que el sol ya casi se oculta y el frío esta presente.

Que bonito estaba todo. El verde con dejes dorados por la posición baja del sol, los pajaros sobrevolando las copas de los árboles, las ojas sueltas del otoño revoloteando al son del viento. Pero lo mas bonito era el color del cielo. No era un simple azul, sino un conjunto de lilas y rosados le acompañaban. Era un perfecto día de otoño. Sonreí, adoraba esta epoca desde pequeña. Apoyada en la barandilla, observandolo todo estaba, distraída cuando noté a alguien entrar en el aula. Me giré sujetando el gorro y a su vez el pelo que aprecia contento de estar juguetenado con el viento, cuando escuché a Louis. Una inmensa sonrisa surcó mi cara, hacía tanto tiempo que no le veía.

- Menos mal que no te quejas, sino, tendría que echarte de la torre porque llegué yo primero. - Riendo, me acerqué y le abracé muy fuerte, apoyando la frente en su hombro, era lógico, ya que era mas alto que yo.- ¿Volviste a crecer, verdad? O espera, encogí yo.. - Comencé a reir separandome de él.

Intenté acomodar mi pelo rebelde por el aire, pero fue un intento fallido, parecía querer estar libre junto al viento. Me senté pegada a la pared, en un sitio donde el aire parecia correr menos, y volví a mirar a Louis.

- Ya pensé que me habías abandonado como Prefecto sin decir nada... - dije con reproche.- ¿Qué tal te va todo? ¿Qué hicistes? Cuentame que hace mucho que no se de ti .- Dije sonriendo.

Imité su sonrisa al sentir su abrazo. No puedo mentir, la extrañé mucho ya que es una de las pocas amigas que tengo en el castillo. - Oh vamos, no serías capaz de renunciar a mi compañia Anna - Reí ante lo que dijo, la verdad yo había crecido pero decidí dejarla con la idea de que ella se encogió solo para ver su rostro divertido. Se separó y luchó contra el viento. Reí cuando se dió cuenta de que era imposible ganarle a la naturaleza y la seguí con la mirada hasta que se sentó en un lugar menos frío.

Caminé para acercarme un poco a ella y así charlar cómodamente. - Descuida, siempre estaré para los Ravenclaws, lo que pasa es que tuve que viajar a Londres para arreglar algunos asuntos sobre mi futuro... - me puse serio por unos segundos - pensar en el futuro cuando aún debes preocuparte por el presente es algo horrible - le confesé y me senté a su lado - el tema de mi vida: Quidditch - le dije sonriendo. Anna es una de las pocas personas que conozco que entienden lo que significa el quidditch, al menos para un chico que quiere vivir de ese deporte. - pero permíteme preguntarte ¿cómo estás?.

Le saqué la lengua sonriendo al oír su comentario.- No me tientes a echarte de la torre, que aun estoy a tiempo de disfrutar de la tranquila y agradable soledad.- Reí mientras terminaba de acomodarme justo a la pared y le veía acercarse. Estaba diferente. Quizás tenía un aire mas maduro desde la última vez que lo vi. Me acomodé el pelo sobre el hombro izquierdo y tejí una rápida trenza para que mi pelo dejara de estar descontrolado.

- Espero que cuando seas un jugador mundialmente famoso, con millones de fans histéricas gritando por ti, aun me recuerdes. – Dije riendo.- No me gustaría tener que raptarte ante tanta gente hasta que te acordaras de mí. – Me llevé el dedo a la boca pensativa.- No, no me gustaría pensar en lo que podrían llegar a hacerme.- Dije sacudiendo la cabeza.- Bueno, tú al menos tienes claro algo de lo que vas a hacer al marcharte de aquí. Yo aun no he pensado nada y queda menos de mitad de curso. Siempre podré ser tu entrenadora, sabes mejor que nadie que se jugar mejor que tú.-Reí mientras sacaba un poco de regaliz de mi bolsillo y le daba un trozo.- Yo como siempre, esperando al príncipe azul de mi vida entre libros. Cada vez estoy mas convencida de que los espanto a todos.