Desconocidos (Derek Prince, Sam Taylor)

Sentado a la sombra de un árbol como a dos metros de distancia del lago, se encontraba fumando distraídamente un cigarrillo mágico del paquete que había comprado durante las vacaciones. No se permitía esto en el colegio, por lo que había decidido ir a uno de sus lugares favoritos a la hora de esconderse o estar solo, bajo un gran árbol frondoso que en su base se formaba una especie de cueva debido a las formas que habían tomado las raíces con el tiempo.El humo que exhalaba era de color dorado.

La figura de una chica se acercó al lago, no había notado de donde había salido pues estaba absorto en sus pensamientos y disfrutando de la calma y la traquilidad. Le miró a corta distancia sin saber quien era pues la tenía de espaldas a el, estaba seguro que ella no le había visto ya que se encontraba dentro de la cueva de raíces del antiguo árbol.

Continuó exhalando el humo que al adentrarse en su garganta le producia una sensación un tanto refrescante como si comiera menta, la sensación permanecía hasta que exhalaba el humo plateado que salía de la cueva. Observó como la chica sacó un estuche negro que contenía al parecer un violín y se dispuso a tocar una melodía tranquilizadora.

El chico de cabello castaño claro se levantó y salió de la pequeña cueva, aún con el cigarrillo a medias, colocandose al borde de la orilla a pocos pasos del lugar donde se encontraba la chica.
-Eres buena eh...- Tomó una piedra que se encontraba cerca de su zapato y la tiro con fuerza al agua, la piedra rebotó tres veces en el agua antes de hundirse.

La miro directamente a los ojos y quitandose el cigarrillo de la boca para exhalando la última bocanada de humo para preguntar -Donde aprendiste a tocar así?- soltó el cigarrillo y este se deshizo antes de tocar el suelo.

Como cada vez que toca y consigue sumirse en la música, siente que algo la arrastra lejos, donde no puede alcanzarla nada. Su cara, en general seria, adopta matices de ausencia. Cuando la voz interrumpe la melodía, ella está muy lejos de allí.
- Eres buena eh... - la voz es grave y masculina.
Como es de esperar, pega un buen respingo. Abre los ojos, su cuerpo se pone rígido y el hechizo se rompe. Cuando alza la cabeza y lo ve aún tiene el pulso acelerado. Por suerte para ella, su interlocutor se entretiene tirando un guijarro al lago, lo que le da tiempo no solo para sobreponerse, sino también para observarlo con detenimiento.
Se trata de un muchacho bastante alto y delgado, de tez pálida y un rostro muy atractivo. A pesar del pelo revuelto tiene cierto aire orgulloso que, junto con lo afilado de sus rasgos, lo dotan de una expresión casi aristocrática.
Sin saber bien por qué lo hace de pronto se ve de pie, muy recta. Vence a su principio de hacer una pequeña reverencia y levanta la mirada. Algo le dice que eso de ser tímida y sumisa no la llevará a buen puerto con este chico.
- ¿Dónde aprendiste a tocar así? - Suelta el cigarro y la mira, con cara de príncipe orgulloso, ahora directamente a los ojos.
Esta vez, sin embargo, está prevenida y ni pestañea. Sus ojos brillan con curiosidad hacia él, y hacia ella misma cuando se escucha responder.
- No diría que soy buena. - en un movimiento rápido atrapa su mochila del suelo y su mirada vuelve a dirigirse a él - Nunca he ido a clases... Mi madre me dio las nociones básicas y el resto ha salido de aquí - señala a su cabeza con el arco del violín.
Lo guarda con suma delicadeza. Durante el proceso de meterlo todo en su funda su gesto se relaja, sin que ella pueda controlarlo, y se dibuja una sonrisa suave en su cara.
Quedan resquicios de esa expresión, convertida en una sonrisa de medio lado, cuando vuelve a levantar la cabeza para mirarlo y decirle:
- Entonces, ¿no me invitas a uno? - señala el lugar donde debería estar le cigarro si no se hubiera desvanecido.
La media sonrisa continúa en su rostro, encendiéndole levemente la mirada.

Le mire divertido cuando note que la chica da un respingo con un brillo divertido en su mirada al haberme aparecido así de la nada.

Me voltié para mirarla luego de tirar la roca en el lago, ella estaba de pie muy recta, lo cual me dio la impresión de que talvez le había incomodado, talvez al aparecerme así de esa manera le había incomodado, lo cual no era la intención que tenía.

A pesar de esto, traté de sacarle conversación, y ella aún muy recta pero con una mirada curiosa me responde
- No diría que soy buena. - Se voltea para tomar su mochila que se encontraba en el suelo, ante su modestia enarqué las cejas un tanto sorprendido ante esta respuesta - Nunca he ido a clases... Mi madre me dio las nociones básicas y el resto ha salido de aquí - Señalando su cabeza con el arco del violín y sin más, con delicadeza, guarda su violín en el estuche al parecer ya más relajada pues en su rostro se marca una sonrisa delicada.

- Eres muy modesta, pero no quito lo que dije con eso de que eres buena - Ahora me parecía más sorprendente que alguien que no había llevado clases tocara de esa forma, y de algún modo le admire por eso. Se dibujó una sonrisa en mi rostro y llevando una mano a mi cabello lo revolvi nuevamente de manera descuidada para luego mirar distraídamente por encima de su hombro a los alumnos que estaban a lo lejos en grupos.

- Entonces, ¿no me invitas a uno? - Escuché la voz de la chica que se dirigía de nuevo a mi
-Eh?!- Dije sobresaltandome y bajando la mirada donde ella señalaba - Oh claro!- Dije apresuradamente y rebuscando en mi bolsillo saqué el paquete de cigarrillos mágicos.

Levante una mano para tenderle la cajetilla - Son mis favoritos, relajan bastante y abren la mente - Saqué mi varita y en la punta de ella salió una pequeña llama de color verde para ayudarle a encender su cigarrillo.

Le sonreí de medio lado mirandola -Mi nombre es Derek Prince, por cierto - Luego de forma pausada agregué -Lamento haberte asustado de esa forma -

La expresión del chico cambia. Parece realmente preocupado por haber desconcertado a Sam, y ella, irreflexivamente, relaja su postura. Cuando mira a lo lejos y se revuelve el pelo, parece un poco menos orgulloso y de pronto aparenta la edad que tiene.
- ¿Eh?- lo pilla por sorpresa que le pida un cigarro. Parece entre desconcertado y sorprendido, y Sam sonríe, entre mordaz y divertida, con un toque de malicia - ¡Oh claro!
Cuando le tiende los cigarros comprueba que su teoría era cierta, son cigarrillos mágicos.
- Son mis favoritos, relajan bastante y abren la mente.
Sam asiente, y entonces él, en un acto muy galante que la sorprende gratamente, le enciende el cigarro con su varita.
Da un larga calada, lo vuelve a mirar para sonreírle dulcemente en seña de agradecimiento, y suelta el humo, con calma.
- Realmente relaja... - susurra, con la guardia cada vez más baja y la expresión cada vez más en calma.
Entonces él la sonríe de medio lado con una mirada de galante.
Ella no sabe qué pensar. Le da mucha curiosidad esa mezcla de él entre orgullo clasista y educación pulcra. Intentando que no se le note lo mira de nuevo, de arriba a bajo, analizando tanto su ropa como su postura. Es una chica realmente observadora y para poder sentirse tranquila con alguien tiene que entenderlo, así que lo observa largamente.
- Mi nombre es Derek Prince, por cierto - se presenta. No le tiene la mano, ni le da dos besos, sólo se queda muy erguido con su sonrisa impecable.
Ella suelta una carcajada, interiormente.
"Prince... " piensa "realmente un príncipe orgulloso."
- Lamento haberte asustado de esa forma - añade.
Sam arruga la nariz, fingiendo disgusto pero sin poder disimular una sonrisita socarrona.
- ¿No he conseguido disimularlo muy bien, no? - sus ojos chispean, divertida - Bueno, simplemente me pillaste desprevenida, no volverá a pasar - entrecierra los ojos, fingiendo un gesto de desafío, pero luego vuelve a sonreír abiertamente.
Da otra calada al cigarro, realmente siente como se refresca su garganta. Suelta el humo lentamente. Forma volutas ascendentes y suaves, las mira desaparecer lentamente y luego vuelve a mirar a Derek a los ojos directamente.
- Yo me llamo Sam Taylor - se muerde la sonrisa, dirigiéndole una mirada pícara, no quiere parecer descarada. Tal vez sea cierto que el cigarro abra la mente, porque ella se sorprende a sí misma comportándose con soltura.

En cuanto ella enciende su cigarrillo, se nota un tanto más relajada, eso me tranquilisa un poco y correspondo a su sonrisa dibujando una en mi rostro sin tenerlo planeado. Luego de presentarme y disculparme por mi actitud de presentarme asi sin más la miro expectante.

- ¿No he conseguido disimularlo muy bien, no? - con una chispa en sus ojos y arrugando la nariz de manera tierna - Bueno, simplemente me pillaste desprevenida, no volverá a pasar - me mira desafiante, pero de manera divertida, yo le devuelvo el gesto con una amplia sonrisa al saber que no estaba molesta ni nada por el estilo, a esto ella también sonrie ampliamente.

Miro de nuevo la cajetilla de cigarros y tomo uno colocandolo detrás de mi oreja sin encenderlo, luego de esto guardo de nuevo la cajetilla en mi bolsillo para mirarla y notar como ella me miraba directamente con sus ojos oscuros y grandes

- Yo me llamo Sam Taylor - sus ojos se vuelven aún más brillantes, le sonrio ante esto
-Tienes un lindo nombre, Sam- Pronuncie lentamente la última palabra dándole un poco más de énfasis a la frase, me incline un poco hacia ella y luego me balancie nuevamente a la postura que tenía antes.

En ese momento le pareció que era una chica encantadora y tierna, sin darme cuanta me había quedado mirandola directamente, observandola.

Cuando me di cuenta de lo estupefacto que había quedado di un movimiento brusco con la cabeza y mire al suelo -Me parece increible que..- Hablaba pausadamente escogiendo mis palabras y luego mire al lago nuevamente, que con el sol tenía un brillo un tanto cegador. -No te haya visto antes por el colegio- Entrecerre los ojos pues el brillo del lago comensó a molestarme, pero prefería eso que a verle de nuevo a la cara, pues me sentía un tanto estúpido por la manera en que la había visto antes.

- Tienes un lindo nombre, Sam - dijo él, con voz suave, y Sam sintió un pequeño escalofrío por la forma en la que pronunció su nombre que la recorrió de arriba abajo y terminó posándose como un leve rubor en sus mejillas pálidas.
Derek se inclinó suavemente hacia ella, poniéndola nerviosa, y luego volvió a su posición inicial, con un balanceo.
Ella desvió la mirada, algo turbada aunque sonriente y, cuando volvió a mirarlo, notó sus ojos en los suyos, largamente.
Su expresión, indescifrable, la enterneció profundamente, y no pudo evitar esbozar una sonrisa tímida que acentuaba su rubor, pero sin apartar la mirada. Dio un larga calada, mirándolo.
- Me parece increible que... - dijo él, desviando la vista hacia el lago - No te haya visto antes por el colegio.
Él seguía mirando la superficie del lago, con los ojos levemente cerrados, así que Sam aprovechó para estudiar su postura mientras las volutas de humo dorado dibujaban hilos curvos al salir por sus labios y algo en él le hizo sentir ganas de seguir mirándolo mucho tiempo.
Al cabo de un momento, sin embargo, rompió el silencio.
- ¿Y por qué te parece increíble, Derek? - preguntó, con voz suave. Se dio cuenta que era la primera vez que decía su nombre en voz alta y disfrutó de cómo sonaba - Derek, Derek, Derek... Tu nombre también es muy bonito. - Pronunciándolo tantas veces se le escapó una sonrisa de los labios, sin que pudiera evitarlo.
Al ver que seguía mirando el lago se inclinó para ponerse en la trayectoria de su mirada, frente a su cara, casi obligándolo a mirarla. Cuando lo hizo el pelo le cayó levemente sobre los ojos, así que se lo apartó despacio con la mano. Volvió de nuevo a caer y Sam soltó un pequeño bufido, resignándose a tener el pelo en la cara. Al volver a alzar la mirada hacia él, aún con la cara interrumpiendo su mirada hacia el lago, se dio cuenta de una cosa: Los rayos del sol caían casi directamente sobre los ojos del chico, y los hacían brillar en un profundo y bonito color esmeralda.
- Pero bueno, ¡tienes los ojos verdes! - comentó, y sonrió. Iba a comentar algo de cuánto le gustaba ese color de ojos y en particular los suyos, pero le dio vergüenza así que se mordió con suavidad el labio en el último momento.
Se vio tentada a dejar de mirarlo, pero algo la anclaba fuertemente a su mirada verde.
Volvió el escalofrío, más fuerte que antes.
"Debo de estar como un tomate..." pensó

Metí las manos en los bolsillos distraídamente mirando como alguna criatura del lago había asomado solo una parte de si creando ondas en las tranquilas aguas.

- ¿Y por qué te parece increíble, Derek? - Pronuncio ella con voz suave y delicada, en ese momento me pareció que mi nombre también me gustaba, por la manera en que ella lo había dicho, sonreí aún mirando el lago con dificultad, directo al horizonte para evitar encandilarme con el los rayos de sol que proyectaba el lago - Derek, Derek, Derek... Tu nombre también es muy bonito. -Bueno... al menos es corto y fácil de recordar- Reí divertido y nuevamente llevé mi mano derecha a mi cabello, pero esta vez sentí el cigarrillo que tenía apoyado contra mi oreja y lo tomé entre mis dedos, en ese preciso instante escuché sus pasos y en una fracción de segundo ella estaba frente a mi muy cerca, clavando sus brillantes ojos en mí.

-Me parece increíble, por haber pasado por alto a una persona tan interesante - Dije de manera solemne mientras observaba como ella trataba de recogerse el cabello que había caído hacia su rostro repetidas veces hasta resignarse, yo le sonreí ante esto.

Levantando la cabeza comenzó a observarme directamente a los ojos, por un momento me incomodó pues sentía un calor en mi pecho que subía hasta mi rostro - Pero bueno, ¡tienes los ojos verdes! - comento con energía y sonriéndome -Eh!?-.. este..- me lleve la mano izquierda a la nuca algo avergonzado -Si, son herencia de mi padre.. creo- me encogí de hombros y luego me lleve el cigarrillo a mi boca, mientras encendía el cigarrillo de nuevo con la llama verde la mire de soslayo para notar que sus mejillas se ruborizaban un poco mientras mordía su labio inferior.

Eleve mi cabeza lo bastante como para exhalar el humo sin que le llegara a ella, luego la miré sonriente al ver que aún sus mejillas estaban ruborizadas -Quieres caminar un poco?- Moví un la cabeza ladeandola un poco - o tienes algo que hacer?- La miré expectante, pero luego añadí -No me digas que te da pena que te vean con un Slytherin?!- Reí con esto, pues sabía que algunos alumnos de las otras casas sentían cierta aversión por los alumnos de Slytherin y no les gustaba que les vieran con éstos, era un tabú un tanto viejo, pero algunos alumnos seguían la tradición.

- Me parece increíble, por haber pasado por alto a una persona tan interesante.
Al segundo después de que él pronuncie esas palabras ella ya es completamente consciente de que la pone nerviosa. Hay algo entre inquieto y cálido en su interior y en sus mejillas. La sonrisa se pasea a sus anchas ya por su cara de chica generalmente seria y sus ojos pronto no tienen pausa en eso de brillar.
Cuando le comenta le comenta lo de los ojos él parece avergonzado, lo que la enternece por una parte, y por otra le da ganas de seguir chinchándolo, pero se reprime, manteniendo la compostura.
- Sí, son herencia de mi padre creo - dice, como intentando quitarle importancia a la belleza del color de su mirada.
- Pues creo que mi madre, con mil clases de violín más, jamás habría podido dejarme una herencia mejor que la de tu padre con tus ojos... - comenta a media voz, sin poder reprimir las palabras.
Él sigue fumando, y se ve muy atractivo, aparte de galante, cuando alza la cabeza para evitar que le llegue el humo a ella.
Sam trata de apartar la mirada de él, pero cada vez le cuesta más. Casi agradece su intervención relajada.
-Quieres caminar un poco? ¿O tienes algo que hacer? - me preguntó, invitándome a pasear con un gesto de su cabeza. Pareció de pronto un niño que esperaba un regalo mientras aguardaba por su respuesta.
- [color:1c56=green ]No me digas que te da pena que te vean con un Slytherin - añadíó, riendo.
Ella hizo que se lo pensaba, fingiendo una gran duda mientras aspiraba y expiraba el humo de su cigarrillo.
- Hm... - se mordió la media sonrisa que estaba a punto de escapársele, paseando su vista por el lago. Finalmente volvió a fijar los ojos en los de él, y lo dio un apretón en la mano para animarlo a andar tras ella diciendo:
- ¡Querido Derek, estás muy equivocado si crees que te librarás de mí tan facilmente! - se echó a reír y, soltando su mano, sacó la varita y empezó a jugar a soltar chispas de colores mientras caminaba por el borde el lago, con Derek al lado.
- Me da igual de que casa seas - dijo, nuevamente, distraída con las chispas como una niña pequeña que ve fuegos artificiales - ¿Te preocupa a ti que yo sea una repelente Ravenclaw?
Lo miró, dando una nueva calada al cigarro y apagándolo finalmente, como retándolo a que le dijera que sí, pero luego ladeó la cabeza para sonreír y siguió mirando las chispas, al andar.

Ella comensó a pensar la última pregunta que le había formulado, miraba el lago pensativamente, por un instante creí que la broma me saldría cara, pero esos pensamientos se esfumaron pues su perfil era realmente lindo, sus ojos brillando gracias al reflejo del sol *ahí va de nuevo* Volvía a entrar en sí cuando ella me miró nuevamente, me había quedado por segunda vez admirandola como un tonto.

- ¡Querido Derek, estás muy equivocado si crees que te librarás de mí tan facilmente!- Dirigió su mano a la mía y la apreto suavemente incitandome a caminar con ella, en esa fracción de segundo pude sentir su calidez, me contuve para no tomarla de la mano. Ella rió con lo que había dicho, yo le sonreí en respuesta.

Miré el estuche de su violín -Déjame ayudarte con eso- Coloque mi cigarrillo en mi boca y tomé el estuche que ella llevaba cargando, luego con la mano libre volvi apartarme el cigarrillo para exhalar el humo dorado.

Caminé con ella mientras jugaba con su varita de la cual salian destellos de colores que caían al piso, solamente apartaba la mirada de ella de vez en cuando para percatarme por donde caminaba y evitar rocas o raícez de árboles que salian de la tierra.

- Me da igual de que casa seas - Dijo admirando las chispas con ilusión, se veía muy tierna e inocente, yo le sonreí - ¿Te preocupa a ti que yo sea una repelente Ravenclaw?- Tiro el cigarrillo al suelo y este al igual que mi primer cigarrillo, se desvaneció antes de tocar el suelo.

Le di una calada al cigarrillo mirando al cielo antes de responder -Porque dices que un repelente?- me reí con esto de manera divertida arqueando las cejas al no comprender la elección de palabras, me parecía una chica asombrosa y no aceptaba ese término para definirla.

-No digas eso- miré al frente observando el horizonte y luego de una breve pausa añadí -Lo único que me preocupa ahora, señorita Sam..- Camine de lado mirándola y al pronunciar las dos últimas palabras hice una inclinación con mi cabeza acercandome un poco a ella para que me mirara -Es que no te esté aburriendo con mi presencia- Me llevé nuevamente el cigarrillo a la boca y camine nuevamente derecho, le di la última y profunda calada al cigarrillo para luego tirarlo al suelo, el cual, como los otros se desvaneció.

¿Porque dices que una repelente?- dijo, riendo como si no le encajara en la descripción. Si ella no hubiera estado tan animada en ese momento habría suspirado.
- No digas eso. Lo único que me preocupa ahora, señorita Sam..- Se colocó a su altura y aunque ella estaba mirando las chispas concentrada, no pudo evitar levantar la vista hacia él al sentir sus ojos tan profundamente clavados. Sintió como sus pulsaciones iban de 0 a 100 cuando él se inclinó ligeramente - Es que no te esté aburriendo con mi presencia.
Quedó prendada de su mirada esmeralda, su rostro y su voz grave. Algo en él le hacía parecer tener un halo completamente electrizante.
Por suerte para ella él echó a caminar de nuevo, y ella pudo disimular mirando sus chispas otra vez, sin saber si se había dado cuenta de su mirada.
" Dios mío, ¿qué me pasa con este chico?" pensó.
Sam echó a andar, apurada, mientras él hacía desaparecer su cigarro. A medida que avanzaba se iba tranquilizando, y volvió a centrarse en las chispas antes de comenzar a hablar.
- Repelente, listilla, sabelotodo, marisabidilla, repipi, insoportable - recitó, con una media sonrisa resignada - Elige el adjetivo que más te gusta para la cerebrito más descerebrada que te encontrarás jamás. ¡Tachán!
Al decir esto abrió mucho los brazos, en un gesto cómico como de artista de circo se tratase, soltando chispas alrededor suyo y, acercando la varita al chico, también en su pelo.
Las chispas no quemaban y además, era l más cerca que se atrevía de desordenarle el pelo, cosa que cada vez tenía más ganas de hacer.
Las chispas bailaron un poco por el cabello castaño de él, y se deslizaron suavemente por su cara, como si la misma Sam fuera quien lo acariciara. Cuando las chispas llegaron a sus hombros y se desvanecieron, el rostro de la chica ensombreció.
- Por cierto Derek, tengo que darte una mala noticia - Se puso frente al chico, cortándole el paso y mirándolo muy gravemente. Ella se aproximó más a él, poniéndose de puntillas con los labios dirigiéndose despacio hacia su oreja, sin quitar los ojos de los suyos por el camino. Cuando ya estuvo muy pegada a su oreja le dijo - ¡Ahora mismo no podrías aburrirme ni aunque quisieras!
Rió suavemente, divertida, y al separarse tropezó con una piedra, que la hizo desequilibrarse completamente, soltando una exclamación ahogada.

- Repelente, listilla, sabelotodo, marisabidilla, repipi, insoportable - Continuó hablando ella y con cada palabra que decía yo negaba con la cabeza aún caminando y mirando al suelo - Elige el adjetivo que más te gusta para la cerebrito más descerebrada que te encontrarás jamás. ¡Tachán!- Me voltié para mirarla detendiendome a su lado, ella con los brazos abiertos y con una sonrisa comica en su rostro acercó su varita a mi, sentí el calor de las chispas que rosaban mi rostro.

Me lleve la mano libre a la nuca, como si no entendiera donde había estado escondida esta chica, era lista, divertida, auténtica, y linda. Ninguna de las características que ella anteriormente mencionó.

Luego ella me miró muy seriamente, con un rostro impasible - Por cierto Derek, tengo que darte una mala noticia - Mi corazón dio un brinco por su cambio de actitud, yo la mire fijamente, igualmente serio. Se acercó a mi mirandome con sus hermosos ojos negros, sentí como una opresión en mi pecho no me dejaba respirar y tuve que luchar conmigo mismo pues no sabía porque me sentía asi con esta chica.

- ¡Ahora mismo no podrías aburrirme ni aunque quisieras! - Susurró a mi oído, y en ese momento sentí como si una corriente eléctrica me pasaba por la columna, un leve cosquilleo que subió hasta mi rostro. Ella rió suavemente y el cosquilleo se intensificó.

Quería decir algo en ese momento, pero no se me ocurria que pues más bien tenía un impulso de tomarle fuerte la mano. Ella se separó un poco, pero en cuanto lo hizo tropezó perdiendo el equilibrio. En acto reflejo la tomé ágilmente por la cintura con la mano libre, tratando de no golpear el estuche con el violín que llevaba en la otra mano.

Por un instánte la miré a los ojos tan de cerca, como hasta el momento no lo había echo. Mi mirada iba de los ojos a los labios, luego nuevamente a los ojos *Que te pasa Derek?* Una voz habló muy dentro de mi.

La detuve hasta que se equilibró por si sola -Lo siento, yo solo..- dije casi sin aliento y me separé un poco de ella -Estas bien?- Le pregunté acomodando bien el estuche que casi se me rebala de la mano.

Antes de que pudiera darse cuenta de lo que pasaba o intentar recuperar el equilibrio sintió el brazo de él rodeándola por la cintura, con firmeza pero suavemente.
Su contacto la hizo estremecer profundamente. Notó la mirada de Derek profundamente clavada en la suya. Sus ojos verdes iban desde los suyos hasta sus labios, haciéndole sentir un suave temblor en el pecho.
La sostenía con un brazo, hasta que por fin pudo afianzar ambos pies en el suelo y estabilizarse.
Sam lo pasaba muy mal con las exposiciones al ridículo. Siempre había sido una chica un tanto torpe, y se moría de vergüenza cuando tropezaba en público. Antes de que pudiera darse cuenta se le llenaron los ojos de lágrimas.
"¿Qué te pasa, idiota?" pensó "¿Ahora vas a quedar como una niña pequeña?"
- Lo siento, yo solo.. - Derek interrumpió sus pensamientos, justo a tiempo, distanciándose levemente de ella - ¿Estás bien?
La preocupación del chico le sacó una sonrisa, aún con los ojos aguados. Se mordió un labio, entre avergonzada y agradecida.
- Sí, claro... - dijo en voz muy baja, intentando reponerse, mirándose los zapatos - Qué tonta soy, perdóname.
Lo miró de nuevo, con los ojos chispeantes, y se puso de puntillas una vez más para besarlo suavemente en la mejilla.
- Gracias, Derek - aún la recorrían los escalofríos al pronunciar su nombre - Me has librado de darme un buen golpe.
Finalmente se animó a revolverle el pelo, en un gesto tierno de gratitud al separarse de besar su mejilla.
Se apartó el flequillo de la cara, pero éste parecía resistirse a su voluntad y de nuevo se posó en su cara.
- Hazme un favor, Derek - no le apartó la mirada ni un solo momento, mientras sonreía con el pelo en la cara - Cuéntame algo que no le hayas contado nunca a nadie, haz algo que nunca hayas hecho.
Necesitaba animarse y distraerse, y la proposición salió sincera de sus labios antes de que pudiera retenerla. A veces se sorprendía a sí misma funcionando por impulsos.
Para instarlo, sonrió aún más, limpiándose los resquicios de lágrimas y recuperando el ritmo de su respiración.

Me pareció ver que sus ojos se volvieron vidriosos, al parecer un tanto incómoda, no había sido mi intención haberla hecho sentir mal, me sentia como un idiota. A pesar de todo, ella con su amabilidad me mostró una sonrisa y sus ojos tenían más brillo que antes.

- Sí, claro... Qué tonta soy, perdóname- Me respondió con la mirada baja, en esos momentos no sabía que decir, baje la mirada al igual que ella, observando la hierba que crecia cerca del lago. Pude ver sus pies acercarse a mi, luego sentí sus labios presionando mi mejilla con un suave beso.

- Gracias, Derek. Me has librado de darme un buen golpe.- La miré atónito, y luego le devolvi una sonrisa de medio lado, un tanto más tranquilo. -No tienes nada que agradecer- Mire de nuevo la hierba sin encontrar otra cosa que decir, me sentía un poco tonto. Había sido yo quien me había pasado y ahora ella se echaba la culpa.

Sentí su mano revolviendome el cabello como siempre lo hacía yo. La mire a los ojos entrecerrando los míos, con una sonrisa en mi rostro -Bien, si ahora ando despeinado será tu culpa- Me reí ante esto, pues sabia que siempre llevaba el cabello revuelto.

Ella trató de quitarse nuevamente el flequillo del rostro pero en vano, luego me miro sonriendo - Hazme un favor, Derek - La mire expectante con el deseo de quitarle yo mismo el flequillo del rostro, pero no quería volver a incomodarla, así que me limité a responder -Claro, dime- Me llevé las manos detrás de mi espalda junto con el estuche que colgaba de mi mano derecha.

-Cuéntame algo que no le hayas contado nunca a nadie, haz algo que nunca hayas hecho.- La mire intrigado, no me esperaba eso, así que me limité a sonreir.

Comensé a caminar nuevamente con paso lento, aun con los brazos atrás y escogiendo las palabras -Normalmente, las conversaciones con mis compañeros y amigos no pasan del quidditch, hablar mal de algun profesor, encantamientos nuevos, chicas- Dije asintiendo divertido mientras hablaba. La mire nuevamente -Pero.. que quisieras saber? o.. a que ha venido ese favor?- Le sonreí asombrado aún con lo que me había pedido y me adelante caminado hacia atrás para verla directamente -No es un favor común el que me pides-