Necesito aire fresco [Ted & Gabrielle]

Había sido una mañana horrible, me desperté tarde, no me dio tiempo a desayunar, me confundí con el horario y me metí en la clase equivocada ¿Me podía pasar algo mas en el día de hoy? Seguro que si, con mi mala suerte, todo eso seria el principio.
Por la tarde me encerré en la biblioteca a hacer mis correspondientes tareas, así conseguí dejar de pensar en lo mal que llevaba el día, pero que equivocada estaba, eso solo ayudo a que mi enfado aumentara a proporciones descomunales ¿Y porque? Por que no era capaz que se me quedara en la cabeza ni un ingrediente de la nueva poción que nos habían explicado en clase, no puedo con esa asignatura, es superior a mi.
Desesperada, metí en mi mochila todo lo que tenia desparramado en la mesa y me marche medio corriendo de allí, provocando las malas miradas de los que, al igual que yo, intentaban hacer sus deberes con tranquilidad, en otra ocasión me hubiera girado a decirles unas cuantas cosas, pero ni siquiera les mire, solo quería salir de allí.
Caminaba a toda la velocidad por los pasillos revolviéndome el cabello sin importarme el despeinarme, necesitaba aire fresco, y un lugar se me vino a la mente: los jardines.
Me senté en un banco y tire con rabia la mochila escuchando como un par de botes de tinta se estallaba en mil pedazos manchando la tela y parte del suelo.
- Lo que me faltaba - Dije en alto apoyando los codos en las rodillas y tapándome la cara con las manos.

El día había transcurrido normal, había ido a la biblioteca a estudiar, pero la gente no se concentraba y no dejaban de hacer ruido, cuando parecía que me concentraba, algo sucedía, o se oía algún porrazo. Cabreada, salí de la biblioteca cogiendo de golpe mis libros entre mis brazos y fui al jardín. Allí me quedé un par de horas ahsta que alguien de nuevo volvió a interrumpir mi estudio (La verdad era que no había conseguido estudiar mucho, pero con lo que me costaba, me molestaba mucho que encima me distrajeran).

Me asomé detrás del árbol en el que estaba apoyada, desde ahí había venido un ruido extraño, seguido por una voz quejándose. Al mirar, vi que era Daniela. Suspiré y me levanté, dejando mis libros en el suelo junto al árbol.

-De todo el espacio que hay, ¿tenías que venir a incomodar aquí?-pregunté cruzándome de brazos, aunque no esperaba una respuesta, pero tenia muy poca paciencia con Dani, la perdí intentando tratar los asuntos amorosos que rondan alrededor nuestra.

Mis clases de hoy no eran muchas runas mágicas, la cual disfrutaba mucho al ser el único en la clase y era casi personalizada a mis gustos, y astronomía, al terminar esta ultima me despedí de George y me convertí en un gato negro para poder ir a los jardines a dormir un poco para descansar, no era que yo sea flojo pero una siesta para matar el tiempo era lo mejor que se me ocurría a la cabeza.

Al llegar a estos me subí a los techos que había cerca del castillo y busque un lugar con sombras, en este lugar podía observar los bancos que habían en el lugar, muchos de estos estaban cerca de un árbol para que durante el verano los alumnos no se asaran de calor y pudieran tener sombra o un sendero para que no tuvieran que caminar sobre la hierba para llegar a estos.


Estaba viendo todos los bancos y alumnos que estaban ahí pude notar que Daniela y Gabrielle estaban juntas, eso era interesante ellas no se llevaban bien, como esta situación capto mi atención avance para verlas mientras me ocultaba entre las sombras que podía encontrar, la única forma de que pudieran notar que estaba ahí era por mis dos grandes ojos color esmeralda que brillaban como un par de estas gemas.

Al escuchar la voz de Dubois, suspire fastidiada y me destape el rostro lentamente. Eso ya para rematar el día.
La mire enarcando una ceja cuando mi cerebro proceso la pregunta. Oh, mírala que malota, cruzándose de brazos y todo. No se dará cuenta de que ese faceta no la va, que no es creíble, que mas que miedo, me da por reírme.
- Si hubiera sabido antes que estabas estudiando aquí, hubiera venido desde primera hora de la tarde, aunque mira, aun tengo un rato para molestarte antes de cenar ¿Que te crees, la dueña y señora del colegio? - Termine con una pregunta burlona a la vez que cogía la mochila con cuidado ya que la tinta aun goteaba.
Mientras esperaba que se pusiera como una loca a darme voces o algo por el estilo, me puse a sacar todos los libros, pergaminos, plumas y demás material que ahora estaba hecho una pena, a ver ahora como me las ingeniaba con todo manchado.
Por cada cosa manchada que sacaba, soltaba un improperio, como si estuviera sola, ignorando por completo la presencia de mi enemiga de Hufflepuf. Mire mis manos llenas de tinta y una idea malvada se me vino a la cabeza.
- Cuidado con lo que me dices Dubois, si tienes aprecio a tu pelo y ropa claro - Dije enseñándola mis manos con cara de niña traviesa.
Y por un momento me quede mirando uno de los techos de los jardines con expresión incrédula, no podía ser verdad lo que acababa de ver. "Estas obsesionada con el Dani, es imposible que hayas visto un gato con los mismos ojos que Ted, esos hermosos ojos que hipnotizaban".

Me mordí el labio enfadada y me quedé ahí levantada, apretando los puños para evitar estamparle uno de éstos en la cara, no quería decir nada, si me ponía a soltarle cosas, no terminaría. Estaba dispuesta a darme al vuelta e irme cuando me amenazó con sus manos llenas de tinta, ¿que pasa? Si ella estaba jodida, las demás también... los demás no podían estar a gusto si no era con ella también, así había funcionado siempre.

-¿A mi pelo y ropa?-pregunté incrédula. ¿creía que me había vuelto una niñata pija como ella? Solté un bufido.- Algunas tenemos cerebro para pensar que hay cosas más importantes que el pelo o la ropa, aunque eso no se te ocurra en tu diminuta cabeza.-la miré para ver su reacción.- Además.-añadí.- Soy bruja, ¿Crees que no podría arreglarlo? ¿O acaso eres tú la que no puede ni utilizar la magia para algo tan sencillo como sacar las cosas de una mochila?-la miré con una sonrisa burlona.- No me hagas reír, venga, y deja de tentar a la suerte, si eres tan buena con las maldiciones como con pequeños encantamientos.-dije mirando la mochila al ver que no había sido capaz de hacer nada para no mancharse.- No te conviene tenerme como contrincante.-dije enfadada, respondiendo a la amenaza que ella me había soltado primero, con otra de un poco mayor calibre.