Wonderful dinner (Elizabeth Black)

Me encontraba en mi tienda esperando que el sol se escondiese y ver entrar a Elizabeth en la trastienda, había aceptado cenar conmigo a solas a cambio de información sobre su madre, era tan ingenua como Amanda, ir a la casa de un hombre completamente sola sin nadie que la respalde, pero no iba a forzar nada, deseaba que ella misma fuera quien deseara acabar en mi lecho en mi compañía y poder disfrutar con ella todo lo que no pude con su madre.
Mire por el gran ventanal de mi trastienda y el sol a penas lucía ya en el cielo, se acercaba la hora, mire la pequeña sala donde todo estaba dispuesto todo, una cena suculenta con vino y una rosa justo en el centro de la mesa, sabía que todo aquello iba a incomodarla pero no me importaba.
Me mire en un espejo para ver como lucía impecable como siempre, sabía que eso era lo que menos le iba a interesar a Elizabeth, en eso era como su madre no se guiaba por las apariencias si no por lo que tenía la persona en su interior y mi interior era negro como la noche, estaba completamente podrida, había matado a muchas personas e incluso a la única mujer que había amado, la mujer que los dioses me habían regresado convertida en una joven hermosa de cabello oscuro.
Encendí un cigarro y me serví un vaso de Jack Daniel´s sin dejar de mirar por la ventana esperando ver aparecer a aquella pequeña hermosura e iluminara por completo la calle.
Mientras terminaba mi cigarro y tomaba el dulce licor que contenía dejaba a mi menter viajar por mis recuerdos deteniendose en todos aquellos momentos que había podido ver a Amanda, lo recordaba todo sobre ella, sólo lamentaba no haber podido saborear los labios de la mujer que amaba, por eso no tenía pensamiento de dejar ir a quien era tal como recordaba a Amanda, Elizabeth, una sonrisa cruzo mi rostro al decir mentalmente su nombre, aquella niña podría ser mi propia destrucción si no tenía cuidado, en vez de hacerla mía sería ella quien se llevaría lo poco que me quedaba de alma.

Había tomado una decisión peligrosa, iba a cenar con el asesino de mis padres, exactamente...el hombre que me lo había quitado todo cuando solo tenía nueve años. Todos pensaban que ir a esa cena era una locura, pero era la única manera de saber cosas sobre mi madre, había documentos de mi padre y sus amigos me contaban cosas sobre él, pero no sabía mucho de mi madre...sólo lo que recordaba.
Salí de mi departamento cuando el sol comenzaba a dejar de lucir en el cielo, andaba con paso ligero por el callejón Diagon buscando la dirección de la tienda que Nathan me había dicho, aunque no era difícil de localizar. Mientras andaba pensaba en todo lo que me habían dicho y en todos los hechizos que había aprendido, también pensaba en qué pensaría Gabriel si me pasaba algo por ir a esa cena completamente sola.
Por fin llegue al lugar de la cena, era una tienda realmente linda, pero debía entrar en la trastienda, allí me estaría esperando Nathan, me para delante de la puerta y golpee esperando que no tardara en abrirme, no quería que comenzaran a pensar que había algo entre Nathan y yo.
Mientras esperaba jugaba nerviosa con mis manos, debía de tranquilizarme, era una auror y debía actuar como una, deje salir un suspiro cuando la puerta se abrió, justo cuando lo ví sentí una mezcla de emociones que no sabía si podría llegar a controlar.
-Buenas tardes- dije con voz fría, en realidad quedaba realmente poco para la noche.

Sólo pasaron diez minutos cuando la vi caminar por la calle, sin duda era brillante, más de uno de los chicos que habían por la calle no dejaban de mirarla a su paso, no me extrañaba era hermosa y caminaba segura de si misma, era una de las pocas diferencias con su madre, Amanda era algo más insegura.
Espere a que llamara a la puerta para evitar parecer demasiado ansioso por verla, por tenerla cerca por simplemente ver aquellos dulces rasgos que tanto se parecían a los de su madre.
Cuando oí la puerta la abrí tranquilamente y allí estaba, mi hermoso milagro, saludo con voz fría, deseaba mantener las distancias, reí internamente, no siempre iba a ser así sin duda iba a ser así, vendría a mi de una forma natural, aunque debiera alejarla de sus amigos, los molestos amigos que intentaban meterse entre ella y yo.
-Buenas tardes, pequeña hermosura- salude besando su mano-Pasa dentro, está es mi humilde casa.
La deje pasar para que pudiera ver la habitación donde íbamos a cenar, aquella noche sólo sería una cena, quería poder oírla hablar y mirarla sin que nadie más intentara matarme o molestara.
Me senté en el sofá y le indique que se sentara a mi lado, lo tenía todo planeado para que no pudiese evitar estar cerca de mi pero lo hice de una forma sutil, sin levantar demasiadas sospechas.
-Siéntate y háblame de ti antes de comenzar a cenar- dije sonriendo-¿Quieres algo de tomar?
Sabía que se iba a negar a esto, no iba a confiar en mí tan rápidamente.

Cuando Nathan me abrió la puerta beso mi mano, frente a esto puse un rostro de repulsión, no soportaba que aquel hombre me tocara había algo en él que odiaba, además del hecho que matara a mis padres.
Entre en la trastienda, era pequeña pero acogedora y estaba bastante bien decorada, sin duda Nathan tenía buen gusto para las cosas, sacudí mentalmente mi cabeza para alejar de mi memoria aquellos pensamientos para poder estar atenta a lo que pasaba frente a mí.
Me sentía acorralada en aquella habitación con él, pero estaba dispuesta a lo que fuese necesario para salir de allí conociendo todo sobre mi madre.
Nathan se sentó en el único sofá y me indico que me sentara junto a él mientras me ofrecía algo de beber y me pedía que le contara algo sobre mí, aquello me fastidiaba sólo quería saber sobre mi madre, pero sabía que aquello no sería gratis sólo deseaba que no me costara demasiado.
Tome aire antes de sentarme junto a él evitando quedar demasiado cerca de él, aunque era difícil ya que el sofá no era demasiado grande.
-No quiero nada de tomar- respondí sin cambiar mi tono frío-Tengo 16 años a punto de cumplir los 17, soy de la casa Slytherin, me queda sólo un año en la escuela...
Sabía que aquello no sería suficiente que él quería algo más que eso, pero sólo quería ganar tiempo para poder saber sobre mi madre.
-Háblame de mi madre...¿de qué la conoces?- le pregunte mirándolo a los ojos.

Ella mantenía las distancias y su actitud fría, pero se sentó a mi lado y como yo supuse ella se negó a beber nada de lo que yo le ofreciera, quería acabar rápidamente con todo aquello, pero no se lo iba a poner fácil.
-Vamos, querida, cuéntame algo más sobre ti- le dije acercándome un poco a ella dejando que mi pierna tocara la de ella.
La observe, era perfecta e iba a ser mía, completamente y enterantemente mía. Me aventure a tocar su cabello, era justo como esperaba suave y delicado, olía a rosas era completamente femenina en todos los aspecto.
-Conocí a tu madre en el colegio, pero era algo más mayor que yo, por lo que sólo me veía como un hermano pequeño- explique dejando que mis manos jugaran con su cabello-Pero tu padre no se separaba de ella en ningún momento así que no me era nada fácil acercarme a ella,
Me levante del sofá y le tendí la mano a Elizabeth, su pequeña y cálida mano, cuanto deseaba sentirla en mi espalda.
-Es hora de cenar, querida- le dije con una cálida sonrisa.
La acompañe hasta la mesa donde ya estaba preparada la cena.

Nathan parecía saber cómo iba a reaccionar frente a todo lo que me proponía, cada vez estaba más cerca de mí, tan cerca que su pierna tocaba la mía y su mano jugaba con mi cabello, todo aquello me estaba poniendo de los nervios, pero me iba a mantener fría.
-Me gusta leer, la música, odio volar- dije mirándolo tranquilamente
Lo vi como me observaba aquello me resultaba repulsivo...no me veía a mí, veía a mi madre, era realmente raro. Nathan comenzó a hablarme de mi madre, le preste demasiada atención, deseaba saberlo todo. Me hablo realmente poco para después guiarme hacia la mesa donde había una suculenta cena, me senté frente a él sin dejar de mirarlo.
-Cuando terminemos de cenar quiero que me cuentes todo lo que puedas de mi madre- le informe tranquilamente mientras tomaba un tenedor en mi mano sin aparatar mis ojos de Nathan.

Elizabeth era difícil de manejar hacia donde yo quería que fuese, se mantenía en sus treces de no dejarme acercarme a ella, era ella quien quería llevar el control de la conversación, la iba a dejar no quería asustarla o presionarla, no al menos aún. Iba a dejar que ella pensase que tenía el control y que yo no me iba a acercar o a intentar algo con ella.
Mientras cenábamos no dejaba de mirarla, cada vez deseaba más estar cerca de ella, tenerla en mis brazos aunque fuese durante cinco minutos, quería que fuese mía y así iba a hacer. Tras cenar la tome de la mano y la lleve al sofá de nuevo, pero esta vez me senté a él completamente pegado a ella, no podría escapar de mí mientras hablaba de su madre.
-Tu madre, era un mujer valiente, hermosa, era demasiado popular entre los chicos, odiaba eso, la deseaba sólo para mí- le explique mientras tocaba un mechón de su cabello.
Deje a mis recuerdos volar, recordé lo que sentí la primera vez que la vi, cuando conocí su nombre, el momento en el que me declare, cuando me rechazó y …cuando la mate, aquello fue lo único que había destruido mi alma, pero ya no importaba, iba a conseguir a Amanda gracias a Elizabeth.
-Querida, mejor que hablar…podríamos hacer algo más interesante- le susurre en el oído.

Nathan no dejo de mirarme durante toda la cena, me miraba como si quisiese comerme a mi en lugar de la cena, mientras comía le devolvía la mirada sin tener miedo, sólo quería salir de allí, alejarme de él pero no lo haría hasta que me contara todo lo que supiese de mi madre.
Tras comer Nathan me llevo al sofá de nuevo, pero esta vez estaban completamente pegado a mí, mientras hablaba de mi madre podía oír dulzura en su voz, pude ver que amaba a mi madre, de una manera enfermiza eso sí.
Después de hablar de ella, él se acerco aun más a mi hasta susurrarme en el oído que podríamos hacer algo más interesante, en ese momento decidí que era momento para irme, debía salir corriendo de allí o correría peligro.
-Ya debo irme- dije apartándome de él y saliendo a paso ligero de aquella trastienda sin dejarlo decirme nada más, no quería tenerlo cerca.
Me fui a paso ligero intentando llegar lo más rápido posible a mi departamento donde estaría a salvo.

Elizabeth huyó de la trastienda en cuanto me vio realmente cerca, se le veía que tenía miedo de que yo lograra algo realmente serio para ella, pero no deseaba otra cosa que verla en mi lecho completamente mía.
Me acomode en el sofá con un vaso de Jack Daniel´s pensando en cómo hacerla regresar de nuevo a mi territorio, donde yo tenía el control y nadie se iba a meter en medio evitando que yo lograse lo que deseaba.
-Elizabeth, Elizabeth- susurre mientras miraba mi vaso viendo a los hielos derretirse haciendo que el licor aumentase de nivel- Serás mía, preciosa….
Sonreí de lado y deje que mi mente viajara mientras intentaba encontrar la manera de traerla de regreso.