You can be my favorite lion, but please don't do that to me again [Hermione J. Granger]

La sensación de estar de vuelta en Hogwarts después de mi casi repentina desaparición era bastante singular.La vista era espléndida debajo de aquel abedul. Yo conocía muy bien cada muro, salón y recóndito lugar de esto terrenos -a excepción claro, de las tres salas comunes restantes que para mí eran aún un enigma- pero algo en el fondo me decía que muchas cosas habían cambiado. En fin, cuando el deber y unos padres ansiosos por ver a su única hija se mezclan es difícil no ceder. Pese a todo, había alguien a quien no había olvidado, su nombre...Viktor Krum.

Pensé que tal vez el ausentarme dejando tras de mí una nota de despedida habría sido muy poco, decirlo de frente, demasiado doloroso, después de todo, algunas veces el silencio dice mucho más. Durante este tiempo había tenido oportunidad para pensar muy bien las cosas y analizar mis sentimientos. Por desgracia descubrí que contrario a lo que yo pensaba... los sentimientos no son objeto de ningún razonamiento lógico y no obedecen a ninguna regla, en el fondo, deseaba con toda fuerza el volver a su lado sí, quizás estaba enamorada de forma irremediable.

Entonces me pregunté que sucedería si en ese preciso instante estuviera delante de mí con esa sonrisa tan tierna que podía derretirme. ¿Qué le diría?, tendríamos que hablar en algún momento, fue entonces que...

No hay duda de que los pensamientos pueden lograr milagros y la distracción puede resultar costosa...
Mientras aún reflexionaba sobre mi encrucijada emocional, sucedió lo inesperado. Ante la mirada atónita de algunos estudiantes y yo misma, Viktor hizo aparición del modo más inusual y aparotoso... al verlo caer no pude sino apresurarme a socorrer al accidentado, incluso el habilísimo jugador de quidditch podía tener un ligero "tropezón" de vez en cuando. Cuando al fin llegué a la orilla del lago lancé una mirada recriminadora hacia los curiosos que comenzaban a congregarse en el escenario del incidente.

- ¿Te encuentras bien?- Pregunté consternada, (por no decir aterrada) sacudiendo el polvo de su oscura cabellera y ayudándolo ráídamente a sentarse sobre el pasto. De la ceja izquierda manaba un delgado hilo de sangre, producto del golpe que seeguramente se había dado contra una roca al rodar colina abajo.Nuestras miradas se cruzaron por un breve instante causando que mis mejillas se sonrojaran en un santiamén. Aún con el rostro marcado por un mohín de dolor y tal vez un poco de vergüenza, lucía más apuesto que nunca.

-Viktor...¿Me escuchas?- Proseguí temiendo que quizás se encontraba en estado de shock o algo parecido ya que no emitía sonido alguno pero su mirada seguía fija en mí, con un destello de sorpresa. Saqué un pañuelo del bolsillo de mi túnica y con él comencé a curar la herida.

Estaba tendido en el piso, realmente no quería levantarme de allí. O lo hacía con la frente en alto o me quedaba en el suelo, y lamentablemente no podía levantarme como yo quería ya que mi problema no se resolvería de la nada. De pronto unas cálidas y suaves manos me sostuviero, ayudándome a sentarme en el suelo, en el transcuros pude notar mi mano manchada de un color carmesí, escarlata. Rápidamente me di cuenta que era sangre, medio aturdido me di cuenta que en la caida me había provocado un corte en la ceja izquiera al dar contra algo duro y filoso, un borde cortante de una piedra quizas o el mero hecho de golpear de lleno contra cualquiera de estas sin ser necesario que tenga un borde cortante.

Cuando logré recomponerme aquel fantasma de mi pasado estaba delante mío, yo no lograba reaccionar aún; esto parecía una broma del destino. Me quedé viéndola, quizás luego de unos segundos volvería la cordura y ese recuerdo tan vívido se esfumaría, quería disfrutar de él lo máximo posible.
Mi mirada estaba fija en sus ojos, pude notar como se ruborizaba pero no le di importancia, lo que realmente importaba era que esa parecía ser la Hermione real.

Pude recordar mi estado en un retorno a la realidad, mi estado debía ser realmente patético, sucio, manchado, golpeado y con una herida de la cual brotaba sangre y no quería cesar de hacerlo... Yo seguía dudando como siempre, no quería nada más que unirme a ella y besarla de una buena vez, la duda entró en mi como siempre; pero esta vez no dudaría lo haría, accionaría si luego me rechazaba, pues por lo menos no me quedé con la duda y tomé el riesgo.

¿Pero qué tal si se fue para no verme nunca más? Gracias amada cabeza, siempre ayudandome tú, dándome ese valor que necesitaba pensé. Pero luego se lo agradecí, qué tal si eso era cierto? por algo se había ido y sin dar explicaciones, ni una nota de despedida, ni un adiós, o un hasta luego volveré pronto, no te preocupes. Seis meses sin saber de ella no eran pocos y daban lugar a muchas dudas, suposiciones y no de las alentadoras. Recordé que ella me estaba mirando, no podía seguir en mis cavilaciones, tuve que responder, quise decir que bien... pero realmente no lo estaba.

- No, no lo est... no lo sé -pude sentenciar finalmente, lo único que me retenía en Escocia desapareció durante seis meses ¿cómo iba a estarlo?- ¿y tú?

Menuda idioteza, preguntar ''¿y tú?'' no es que no me importara ella y no quisiera saberlo, pero vamos ¿realmente? Viktor Krum podía hacerlo mucho mejor.

A juzgar por su rostro lleno de asombro supuse que quizás se encontraba un poco desorientado por la caída y confundido por mi presencia. Quizás no debí aparecer "de la nada" pero, ¿cómo iba a evitar ir en su auxilio después de tan aparatoso tropiezo?, lo cierto es que jamás fui lo suficientemente diestra en el arte de ocultarme o huir de situaciones difíciles. Muy en el fondo, sabía que era éste momento el que tanto había esperado, mi larga ausencia me había dado tiempo sificiente para reflexionar sobre mí misma y mis sentimientos hacia Viktor...la respuesta era clara: no deseaba apartarme de él nunca más. Ese mismo pensamiento estaba en mi mente en este preciso instante.

-Sí, yo... - hice una breve pausa- Estoy bien.- Respondí en tono casi inaudible y escueto. ¿Cómo se le ocurría preguntarme tal cosa en este momento?, lo importante era que él estuviera bien, al menos esa era mi prioridad.

-Iremos a la enfermería, no es grave pero...- Afirmé, mientras aún sostenía el pañuelo en su maltrecha ceja. Sin pensarlo siquiera, acaricié su mejilla con la palma de mi mano ¡Pero que tontería!, sabía que mi deseo era besarlo pero, por fortuna la cordura no me abandonó ni por un segundo. Viktor Krum y Hermione Granger sentados a la orilla del lago, siendo escudriñados por las miradas curiosas de los estudiantes, que por supuesto incluían a las nada amables seguidoras (o debería decir acosadoras) de Viktor. Desde luego, no temía a las murmuraciones, que eran para mí -por así decirlo- cosa de todos los días. No obstante, la pequeña multitud -que no el accidente- le quitaban todo encanto romántico a nuestro fortuito reencuentro.

-Anda, dame tu mano- Dije con una sonrisa, aunque en realidad estaba yo bastante preocupada por él. Viktor se levantó aunque con un poco de trabajo, ¡menuda caída había sido esta!, pero, no me atreví a preguntarle la causa de tan atípico incidente. Ni siquiera me atrevía a mirarlo a los ojos por más de unos segundos... había tantas preguntas y respuestas que dar...

Tuve la impresión de estar soñando. Por un breve instante me olvidé de todo, las palabras y explicaciones salieron sobrando cuando sus labios se posaron sobre los míos en un beso que hasta entonces supe, había añorado durante largo tiempo. Con Viktor siempre había sido así, una mirada furtiva, una sonrisa complítica y un beso genuinamente apasionado, que era imposible resistr.

Al cabo de un momento nuestros labios se separaron, comenzaba a faltarnos el vital oxígeno y sinemabrgo, romper aquel beso se antonjó por demás complicado. En un vistazo noté los rostros azorados de quienes nos miraban. ¿Y qué mas da?, me dije mentalmente. Al corazón nada puede impedírsele, nada puede atarle. Lo miré a los ojos, estaba enmudecida, absorta en contemplar el rostro de Viktor Krum, el dueño de mi corazón.