Encuentro en los jardines [Dave]

Recuerdo del primer mensaje :

No sabía como había llegado hasta aqui, sólo sabia que necesitaba un rato libre fuera; el día estaba agradable. Adoraba la sensación del sol recorriendome, era tan gratificante. Continue caminando un rato hasta que decidí sentarme a la sombra de un árbol, me puse a observar cada detalle del paisaje mientras mi mente se perdía cantando una canción.
- Do you ever feel like a plastic bag, drifting through the wind wanting to start again? Do you ever feel, feel so paper thin like a house of cards,one blow from caving in? - así estaba, en las nubes, cuando note que un chico me estaba mirando - Hola - lo mire y sonreí.

- Propuesta aceptada - me reí, observando al mismo tiempo su pícara mirada. Esperaba que no nos encontraran; pero en el caso de que lo hicieran, al menos teníamos una ''excusa''. Era obvio que no se iban a tragar ese cuento, pero bueno ¿quizás nos quitarían menos puntos por el sentido del humor? Con intentar no perdíamos nada. Aunque teníamos un pequeño problema - Mira, si llega a venir alguien yo te sigo. Por que no tengo la más mínima idea de a dónde están o como se entra a los invernaderos. - lo miré y le sonreí de nuevo, ahora eramos cómplices.

Reí con ella, me sentía raro estando tan cerca, por lo que me separé despacio y me senté en el suelo con las piernas cruzadas, quedándome en silencio durante un rato, hasta que volvió a hablar.

-Oh entonces te llevaré a un sitio mucho mejor, al despacho de la directora- Dije riendo de nuevo.- Vale, era broma, pero la verdad es que no sé que haría si nos vieran, aun que... La verdad, más que tarde, yo diriía que es temprano.

La miré a los ojos mientras sonreía, tenía una sonrisa preciosa me gustaba, le hacía parecer una chica buena, pero en realidad era tan culpable como yo de infringir cierta regla. Sonreí mirándola.

- ¿Sabés que es lo peor? Que si nos encuentran no va a hacer falta que me lleves tú, porque la directora en persona se encargará de conducirnos a su despacho - sonreí - Pero, las reglas están hechas para romperlas ¿o no? - Era cierto, y además siempre habían excepciones. Se podría decir que ésta era una de ellas. Supongo. Y si no, eramos unos corruptos. En tal caso, me gustaba ser así.
Lo miré, esperando su reacción.

Reí plácidamente ante lo que decía, me divertía hablar con ella, era ingeniosa, divertida, y siempre salía con algo nuevo, además, claro está de que podía cambiar el contexto a cualquier situación.

-Eso creo yo..¿Sabías que incluso Dumbledore rompió las reglas durante su estancia en Hogwarts?- Dije sonriendo- Al parecer quemó las cortinas de su cama el primer año.

Volví a mirar al cielo, ya empezaba a teñirse de rosa, dentro de poco amanecería, ¡Por Merlín! Nos habíamos pasado la noche entera hablando... Sonreí nada más de pensarlo, hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan bien saltándome las reglas.

Volví a mirarla, acerqué una flor de pétalos blancos que creía a mi lado, sin arrancarla del suelo, saqué la varta y la la rocié un poco con el hechizo aguamenti, sonreí al ver como el agua humedecía la tierra y volví a mirar a Soph y le sonreí.

- ¿En serio? - respondí atónita a lo que me dijo - ¿Quién lo diría? - observé como Dave rociaba con agua de su varita la inmaculada flor que tenía al lado. Lo miré y le sonreí; él era un chico agradable y divertido, con quién se podía estar sin tener que preocuparse de nada - Bueno, supongo que todos han tenido nuestra edad en sus épocas; y a todos les gustaba de vez en cuando infringir las reglas. Si no la cosa perdería emoción.
Observé el cielo, ahora más claro. Ya casi no quedaba rastro de las estrellas; se podía ver alguna que otra muy distantes, pero nada comparado a como estaba todo salpicado por ellas antes.
Suspiré, la había pasado tan bien. No quería que esto terminara.

Guardé de nuevo la varita en mi ante brazo y observé que miraba el cielo, la verdad, no quería que amaneciera, para nada, me lo estaba pasando en grande allí, solo con ella, y al parecer por su suspiro, ella tampoco.

-No me apetece nada volver al castillo...-Dije mirándolo.- Aun que no tuviese clases, no me apetecería nada...

Me tumbé de nuevo en la hierba observando el cielo, con las manos tras la cabeza, el cielo se tornaba cada vez más claro y si se hacía de día, seguramente acudirían parejas de alumnos a los jardines... O los de primer curso a jugar, romperían la tranquilidad y no eso no me gustaba nada, adoraba estar e silencio, claro está a no ser que hablase con alguien que mereciera mi tiempo.

Me quedé mirando hacia arriba mientras escuchaba lo que Dave me decía, la verdad que ver el amanecer era hermoso. El cielo se estaba tiñiendo de rosado lentamente, el sol no tardaría mucho en asomar su explendorosa corona.
Aún no podía creer que me había quedado allí toda la noche y que nadie nos haya visto.
- A mi tampoco, lo pasé muy bien contigo. - le sonreí - Lástima que dentro de poco tendremos que volver a entrar para asistir a clases - lo miré.
Pronto comenzaría la actividad en el castillo. Hoy iba a ser un día de locos, seguramente iba a estar como un zombie debido a que no dormí en toda la noche. Pero valió la pena, supongo.

Bueno, aun quedaban un par de horas para que todos se pusieran de camino a sus clases y al gran comedor, por lo que tendría aprovechar lo que me quedaba. No quería desperdiciar ni un segundo con ella, pues quien sabe cuando podríamos volver a coincidir de esa manera.

Giré la cabeza para poder verla bien, miraba hacia el cielo, el lugar más extraño del mundo, podía cambiar en cualquier momento sin previo aviso.

-Volveremos a vernos ¿verdad?-Le dije sonriendo- Además, aun tenemos pendiente un rato de Quidditch.

Reí un poco y me quedé mirándola esperando su respuesta.

- ¿Yo? ¿Volver a juntarme contigo? - hice una mueca - ¡Por supuesto que no! - me giré a observarlo y al ver su cara solté una carcajada - Claro que sí, Dave. Si tu quieres, yo no tengo ningún problema. Ya te dije, la pasé muy bien - le sonreí - Y obvio que tenemos que ir a jugar al Quidditch en algún momento.
Volví a girarme hacia el cielo ¿cuánto faltaría para que saliera el sol? Ahora sí que las estrellas casi no se vislumbraban.
Bostezé, el sueño comenzaba a atacarme.

Al principio quedé un poco sorprendido, pues no me esperaba esa respuesta, aun que luego reí con la aclaración, realmente me había asustado un poco, al ver que bostezó sonreí, tenía sueño entonces.

-Si quieres podemos volver antes de que todos se despierten y así podrás dormir un poco- Le dije sonriendo.

La miré a los ojos, aun atacada por el sueño, sus ojos conservaban ese brillo que los hacían tan especiales-

¿Tan obvia soy? Le sonreí, Dave era muy gentil.
- Gracias, pero no. Prefiero seguir de largo, si duermo un rato ahora luego no podré levantarme. - me reí - Y faltando a clases no doy muy buena impresión, ya que soy nueva. Más tarde me haré un espacio para dormir.
Que rápido se había pasado el tiempo, no entendía como podría estar amaneciendo ya.
Observé el pasto sobre el que estabamos sentados y descubrí entre él un diente de león. Cuando era niña me encantaba soplarlos, recordé. Lo tomé con una de mis mano, miré por un momento su belleza y entonces lo soplé; miles de pequeños dientecillos salieron disparando por el aire.

Entonces era como yo, una vez dormido que nadie se atreva a despertarme, por que no me daría cuenta de nada a mi al rededor.

-Claro, cómo quieras- le sonreí- Pero no te aconsejo dormir en las clases de pociones, pues algo podría hacer una gran boom.

Reí y miré al cielo, ¿Por qué pasaba tan rápido el tiempo? Parecía que no hubiese pasado ni un minuto desde que bajé a los jardines.

-¿Qué piensas de los mortifagos?- Pregunté con bastante curiosidad.

La verdad es que sabía algo sobre el tema, que eran servidores de el que no debe ser nombrado, y que hacían la vida imposible a otros magos, pero no sabía muy bien el por qué, ¿Acaso El que no debe ser nombrado los raptaba y obligaba a hacer eso? Y en caso de que no fuese así¿Por qué El que no debe ser nombrado querría tanta maldad en el mundo?

Me reí con lo que dijo y decidí tenerlo en cuenta. Prohibido dormir en clase de Pociones. No lo había pensado la verdad, pero en cierto modo Dave tenía razón.
- ¿Mortífagos? - me tomó por sorpresa el giro que dio la conversación. Su pregunta debería de haber sido qué no sabía de los mortífagos más bien. Ya que papá es auror, y mamá también lo era, vivían hablando de ellos. Aún mejor, yo estaba segura de que mi madre había sido asesinada por uno de ellos; y no que fuese un accidente, como decía la historia oficial. Lo peor es que también estaba segura de que mi padre lo sabía. Y ese era mi propósito en la vida por ahora, encontrar a la persona que la mató.
Me di cuenta de que había dejado un espacio de tiempo entre nosotros con mis cavilaciones, y que todavía no respondía a su pregunta.
- Personalmente creo que son unas ratas asquerosas. Malvados y cobardes. - dije con desprecio - Seguidores de alguien que, ahora gracias a Harry Potter, está muerto. ¿Cuál es su propósito entonces? Ninguno bueno. Sembrar el caos y matar a la gente, incluyendo magos y muggles que mientras más inocentes sean mejor. No entiendo porqué alguien querría ser de ese modo. En todo caso, ¿por qué no se meten en sus vidas? En vez de ir por ahi arruinándosela a los demás como si nada. Los odio, a los mortífagos y a Voldemort; que fue quién empezó con todo esto. - le confesé, al tiempo que notaba que mis ojos se humedecían. Genial, ni se te ocurra llorar Sophie, no ahora por lo que más quieras. Recuerda que Dave está en frente tuyo, cuando estés sola puedes llorar todo lo que se te antoje; en este momento no, me dije. Respiré e intenté tranquilizarme.
Estaba muy enojada conmigo misma por ser tan débil, con papá por no querer contarme sobre mi madre y más que nada con los estúpidos mortífagos. A ellos sí que los detestaba y aborrecía como a nadie en el mundo.

Su cara tomó una firmeza más seria, y su voz sonaba menos alegre, pude notar como se le empezaban a humedecer los ojos, me acerqué a ella, no me gustaba ver a la gente triste, por lo que tendría que animarla.

-Pero, para algo hay gente como nosotros, quizás no podremos salvar el mundo, pero por lo menos si a nuestros amigos- Le dije con con sonrisa esperanzadora- Sí que son despreciables, pero nos formaremos para poder hacerles frente. Para mi, no habría mayor placer que acabar con la mala reputación que dejó Fenrir Greyback de los licántropos, y creo que si me uno a los aurores y demuestro al mundo que los hombres lobo pueden ser unos grandes aliados me mucho sentiré mejor acabando con los mortífagos.

La miraba de cerca, esperando que se animase, ojalá que no se deprimiese ni se pusiese muy triste, ya que la conversación había salido "gracias" a mi.

Cerré mis párpados y respiré hondo. Era increíble lo rápido que podía perder el control sobre mí misma, no había nada que me molestara más que eso. Bueno en realidad sí que había algo, pero no venía al caso.
Nunca le había contado a nadie sobre mi madre, y tampoco nunca había llegado a llorar en frente de alguien por eso. ¿Qué me pasaba? Justo cuando pensé que lo tenía superado, sucedía esto.
Escuché las palabras que Dave me decía aún con mis ojos obstruídos, intentando sonreír. Bueno ¿todos teníamos nuestros problemas, verdad? La idea era ser fuerte y seguir adelante.
- Tienes razón. - suspiré - Oh, no te sientas culpable por favor. - le dije cuando abrí los ojos y pude observar su expresión - Es sólo que hace tiempo no hablaba con alguien sobre todo esto - ¿hace tiempo? Más bien yo diría nunca - Y, bueno, supongo que exploté.
Me quedé en silencio. Autocontrol, me dije a mí misma.

Me separé un poco y me quedé sentado mirándola, la verdad, para ser alguien solitario, me preocupaba mucho de los demás... No tan solo con advertirles de que no entrasen al bosque, sino también por su estado de ánimo, debería aprender a controlar mis emociones si no quería perder esa capacidad para estar tan bien solo y no aburrirme en silencio.

-Está amaneciendo- Dije proyectando la mirada hacia el horizonte, el sol empezaba a asomar.

Siempre veía el amanecer una vez por mes como mínimo, me encantaba, era mi parte favorita del día, y jamás me cansaría de ver e amanecer, producía un calidez difícil de conseguir de cualquier forma, volví a mirar a Soph, era un chica de un carácter genial, me caía muy bien.

Ya estaba mejor, no creía que esto volviera a pasar. Y si antes tenía sueño, ahora había desaparecido por completo; eso era un bonus track.
Al darme cuenta de que Dave me estaba hablando, me giré para mirarlo y le sonreí. Tenía razón, el sol empezaba a salir por el borde entre el cielo y la tierra. Era maravilloso el contemplar como inundaba todos los lugares, hasta el más recóndito y olvidado del colegio, con su luz.
Me senté para poder observarlo todo desde un mejor ángulo.
- Es fantástico - le susurré, no quería hechar a perder el momento. Se sentía todo tan tranquilo y mágico.

Me quedé sentado junto a ella, quieto, sin decir nada,simplemente guardaba el silencio que merecía el despertar del día, los primeros rayos me cegaron un poco pero luego pude verlo con claridad, la forma circular empezaba a salir, apenas se veía como un semicírculo, pero para mí, y era completamente de día, había pasado una noche completa con Soph hablando,¿Tanto tiempo hablamos? Tendría que aprender a callar un poco.

-"Ojalá que este momento sea infinito..."- Pensé sin quitar la vista del amanecer.

El bosque recibía luz tal y como el lago y el campo de quidditch, era genial poder ver todo aquello, y aun más que no nos hubiesen encontrado durante la noche, pues no me había sentido tan bien desde hacía tiempo, y la verdad, me encantaría repetirlo.

Poco a poco todo se iba bañando por los cálidos rayos del sol. Justo este momento era el que marcaba exactamente el fin de la noche, y el inicio de un nuevo día; y con él nuevas esperanzas.
Al mismo tiempo, esto significaba la vuelta a la realidad. Asistir a clases y realizar tareas. Que pocas ganas me daban, me gustaría poder congelar los minutos y quedarme aquí para siempre. Sería todo tan fácil.
Miré a Dave y le sonreí.
- Fue genial estar aquí contigo, todavía no puedo creer que haya pasado toda la noche en los jardinesí - le dije.

Volví a la realidad en cuanto el sol salió casi completamente, ya no me acordaba de que aun estaba vivo, y que aun estaba Hogwarts, prácticamente lo había olvidado todo. Me puse en pie para echar la zona, no parecía que hubiese nadie, y aun que viniese alguien ahora, no podía decirnos nada, pues teníamos la escusa de que acabábamos de llegar.

-Creo que ya es hora de volver- Dije levantándome- Aun que si quieres podemos dar un último recorrido por los jardines.

Le di la mano para ayudarla a levantarse, sonriendo, ojalá que pronto volviésemos a encontrarnos, fue una grata sorpresa que estuviese allí, ya que yo simplemente vine para escapar de las paredes agobiantes del castillo. El sol ya se veía por completo, y alguna que otra ventana de las torres de Gryffindor y Ravenclaw se habrían, seguramente de alumnos madrugadores.

Tomé la mano que me ofreció para levantarme y, una vez de pie, miré a mi alrededor. Bueno, supongo que esto era todo por ahora.
- Me encantaría, pero creo que debería darme una vuelta por mi dormitorio para agarrar mis libros y prepararme para las clases antes de bajar a desayunar - le dije - De todos modos, volveremos a vernos ¿verdad?
Esperaba que así fuera, había sido una noche divertida. Dave era un chico encantador y sabía decir lo apropiado en todo momento.
El sol había salido con todo su esplendor, noté como sus rayos chocaban contra mí. Hoy sería un día sin nubes y caluroso, horrible sin dudas para estar en clases.

Bueno, la noche ya se había ido e l nuevo día estaba presente, pero eso no quería decir que no pudiésemos vernos en otro momento, por lo menos la acompañaría hasta la torre de Gryffindor, aun que solo fuese por cortesía.

-Dirijámonos pues, rumbo a Gryffindor- Dije riendo y comenzando a caminar hacia el pasillo más cercano.

Suerte que a primera hora no tenía nada que hacer, por que si no, estaría prácticamente muerto de sueño.

- ¿En serio me acompañarás? Eres mi salvación. - me reí - Es que todavía no aprendo como se llega, tantas escaleras y pasillos me confunden. - comenté, mientras me dispuse a seguir sus pasos.
No había otra cosa mejor que hacer, ya era de mañana y tenía que preparar todo lo que no había dejado hecho el día anterior. Por suerte, ahora no tenía tanto sueño; pero sólo era cuestión de tiempo, la tarde seguro que me la pasaría durmiendo.

-Claro, faltaría más, ya que me has aguantado durante toda la noche, lo menos que podía hacer por ti es acompañarte, además, según me dijiste no recordabas muy bien donde se encontraba cada sitio.-Le dije guiándola por los pasillos.

Llegamos a las escaleras que se movían a su gusto, tras unas cuantas esperas, por fin llegamos al séptimo piso, donde se encontraba el relato de la Dama Gorda, así que allí acabó el viaje.

-Bueno, hemos llegado- Le dije sonriendo- Creo que desde aquí ya sabrás llegar hasta tu cuarto, o eso espero...

Reí y me quedé mirándola, aun después de toda la noche en vela, su faz tenía la misma textura que cuando nso encontramos, y sus ojos el mismísimo brillo.

Dave fue muy amable en acompañarme hasta mi torre, no sé que hubiera hecho sin él.
Lo seguí durante todo el recorrido, intentando memorizar los lugares por los que estabamos pasando; a ver si la próxima vez podía llegar yo sola sin ninguna demora.
Al encontrarnos en el lugar al que ibamos, sonreí. Que rápido pasó todo.
- Claro que sí - le dije con una sonrisa en mi rostro - Muchas gracias por acompañarme.
La Dama Gorda me pidió la contraseña y yo me quedé helada. ¿Cuál era mi contraseña? Genial, no podía ser que no la recordara. Pensé unos segundos hasta que algo hizo click en mi cerebro. Le dije la palabra, riéndome por ser tan distraída; y al abrirse ella, miré a Dave, le agradecí de nuevo con una sonrisa y entré.