Compras para el curso(Libre)

Pasado el Caldero Chorreante llego hasta una calle larga repleta de tiendas y de color, era el Callejón Diagón, y estaba preparado para comprar todo lo que necesito para Hogwarts, lo primero era ir a por un par de túnicas en condiciones, ya tenía el dinero en una bolsa de cuero, suficiente para un curso. Me acerqué a Madame Malkins y entré con curiosidad, la señora de la tienda me arregló la túnica teniendo en cuenta mis medidas y cuando hubo acabado, compré las tres túnicas necesarias de color negro y un gorro de mago, además de unos guantes protectores de piel de dragón y una capa de invierno, entonces, me fui de la tienda. Luego pasé por Flourish & Blotts para comprar todos los libros necesarios para I curso:
-Libro reglametario de hechizos, primer curso
-Historia de la magia
-Teoría Mágica
-Guía para transformación de principiantes
-Mil hierbas y hongos mágicos
-Filtros y pociones mágicas
-Animales fantásticos y dónde encontrarlos
-Las fuerzas oscuras. Una guía para la autoprotección.
Acabados de comprar los libros y con ese atractivo aroma a pergamino nuevo, me fui de aquella tienda para meterme en la siguiente, la tienda de calderos de Potage, donde compro un caldero de Peltre de medida 2, luego, me acerco a la tienda de instrumentos mágicos Wiseacre y compro un telescopio, una balanza de latón y un juego de redomas de vidrio y cristal. Por fin, cuando acabé con las compras sólo me falta algo, una varita, así que entro en Ollivanders con tranquilidad y cargado de un montón de cosas que doy a mi padre para que me las sujete. Salgo de la tienda con la varita y continúo caminando para llegar a la salida del Callejón Diagón con las compras necesarias realizadas.

Andaba por el Callejón Diagon con prisas y refunfuñando, mi tío Alfred me había mandado a comprar ciertas cosas ya que él tenía demasiado trabajo como para salir del Ministerio, estaba bastante liado con nosequé proyecto para nosequé mejoras para la comunidad mágica... bah, seguramente estaría haciendo alguno de esos informes larguísimos que ni siquiera él terminaba de entender del todo, a decir verdad nunca sintió demasiada vocación por el Ministerio y cada día que pasaba dudaba más que se quedara otro año trabajando allí, tal vez acabaría por jubilarse el año que viene. Parecía una buena opción para él ya que por fin podría dedicarse a viajar como le gustaba, sin prisas, tal vez fuera de vacaciones alguna vez con él... ahora que había cortado con Derek las cosas se antojaban más tristes, tal vez fuera una serpiente, pero lo quería, lo había querido cada día de los que estuvimos juntos y lo seguía queriendo ahora, aunque lucharía para olvidarlo y poder ser feliz pronto.
Metida en mis pensamientos, no me di cuenta de que chocaba contra alguien, mis cosas se desparramaron por ahí y yo misma trastabillé....
- Perdona, no te había visto, lo siento.- dije mientras recogía lo que se me había caído.

Despistado también, choco contra la señorita una cabeza más alta que yo y se me cae la varita y el gorro que llevaba puesto, me desequilibro un poco, pero luego recupero la compostura, al escuchar a la chica digo:
-No, por dios, señorita, discúlpeme usted a mí, que soy yo que voy atolondrado y no veo por donde piso, no se moleste, por dios.
Dicho esto me agacho para ayudarla a recoger las cosas que se le han caído y le sonrío con pureza mientras levanto los bártulos que se le han caído al suelo y se los entrego en mano, luego, me pongo a recoger mis cosas y guardo la varita en la túnica y me vuelvo a poner mi sombrerito con la sonrisa aún en la cara.

Había chocado con un niño, tal vez de unos once o doce años. No pude evitar sonreír al mirarlo, me recordaba a las ceremonias de Selección que había visto en Hogwarts, tantos niños nerviosísimos por ver a qué Casa caerían, quiénes serían sus nuevos amigos, en qué habitación dormirían... obviamente, al no haber entrado en Hogwarts a los once, no tuve una Ceremonia de Selección tan distinguida como aquellos alumnos, yo fui enviada al despacho de dirección y allí me colocaron el Sombrero Seleccionador en la cabeza, le costó un rato decidirse pero al final me puso en Hufflepuff, la verdad es que no podría haber escogido mejor, en aquel momento tal vez me sorprendiera su elección pero debía reconocer que había acertado conmigo.

Sacudí un poco mi cabeza para liberarme de aquellos pensamientos y cogí algunas cosas que se me habían caído y que el niño había recogido por mí:
- Muchas gracias, y insisto en que la culpa ha sido mía, iba pensando en mis cosas y no te he visto-dije riéndome de mí misma, era un desastre, siempre perdiendo cosas y tropezándome por todas partes... y había que reconocer que andaba despistada por cierto estúpido Sly que había decidido dejarme.

Me ajusto la corbata de la túnica con delicadeza y carraspeo un poco. La chica parecía tener la mirada perdida y estar enfrascada en sus cosas, <Quizá por eso ninguno de los dos se dio cuenta de que iban a chocar>, pensé. Cuando hube terminado mis cavilaciones, y con un poco de vergüenza, consigo reunir un poco de valor y:
-Me..Me llamo Marcus, soy de primer año, encantado. Y no, no ha sido culpa tuya, debería mirar por donde voy o estaré acabado antes de pisar Hogwarts. ¿Estás bien?
Hablé con un poco de preocupación, no quería que la primera persona mágica(Aparte de sus padres) que he conocido estuviera mal. Entonces, me fijé en el emblema de su túnica, ella era una Hufflepuff, y parece que de un par de cursos más que yo, miro disimuladamente las cosas que lleva, parecen complicados papeleos con el sello del Ministerio, pienso que debe estar de algún modo relacionado con éste.

Ah, calculé bien la edad entonces. El niño era de primero, le sonreí cuando lo mencionó.
- No te preocupes, todos encuentran su lugar en Hogwarts, incluso yo que entré en tercero encontré mi sitio allí... Por cierto, Me llamo Dalina McGregor, de quinto año.- dije sin dejar de sonreirle, esperaba que no se angustiara por lo de la Selección, en verdad no era nada tan serio como lo pintaban, el sombrero tenía en cuenta tus preferencias, o eso contaban, como yo no iba con ninguna idea preconcebida no tenía preferencias y el sombrero me puso donde quiso.
Observé que el niño miraba las cosas que llevaba, varios sobres
- Esto son sobres que me mandado a buscar mi tío para no se qué complicado asunto o informe o a saber qué, este hombre cada día está más ajetreado- dije más para mí que para él, me aseguré de que todo estaba bien correcto y no había sufrido ningún daño, seguramente mi tío Alfred me mataría si se enterara de que había dejado caer sus preciosos sobres al suelo.

Doy un ligero respingo emocionado, una alumna de quinto año, es lo mejor que le podía haber pasado, podría resolver todas esas dudas que rondaban por su mente.
-Entonces, ¿Es verdad? -Dije un poco asustado. -¿Es verdad que la selección de las casas es una prueba y que duele? He escuchado rumores sobre el tema.
Ya había terminado de formular la pregunta y espero con un poco de timidez la respuesta, mientras tanto, mi padre se da cuenta de que me he parado para hablar, y, cargado con las cosas que acababa de comprar, volvió hacia mí y me pregunta si me encuentro bien, yo asiento con la cabeza y le digo:
-Padre, te presento a Dalina, nos hemos tropezado y la acabo de conocer, pero ahora mismo me alegro de haber tropezado.
Pongo cara de tonto mientras dibujo una enorme sonrisa en mi rostro.