Altas horas {Longbottom}

Era tarde y como siempre yo estaba dando un paseo por los terrenos del colegio, caminaba tranquila por aquel lugar mientras observaba el manto azul petroleo que se extendía sobre mi cabeza. La luna menguante se destacaba sobre el cielo, haciendo la noche más oscura y densa de lo normal. Entré al bosque prohibido con paso seguro y danzante, como si flotase en los aires de forma distraída. De inmediato me envolvió la misteriosa oscuridad de aquel lugar, a duras penas podía ver mis pies al avanzar pero aquello lo hacía aun más interesante.

Seguí caminando distraídamente hasta que sentí unos sutiles ruidos detrás de mi que me hicieron parar de golpe, giré mi torso intentando ver algo pero por la densa oscuridad aquello no era posible. Todo se solucionaría con un 'lumos' pero aquello le quitaba el misterio a la situación por lo que giré todo mi cuerpo y comencé a caminar sigilosamente hasta donde provenía el sonido. Debía dejar de leer tantas novelas mágicas y ser más realista, sin embargo avancé sin hacer ruido hasta que choqué de frente con algo o alguien que estaba a unos metros de mi, logrando que perdiera el equilibrio y cayese de espalda al suelo.

- Oush - exclamé una vez que toqué el suelo y me levanté sacudiendo mi túnica mientras escuché una voz masculina que me interrogaba. No quise sacar la varita porque encontré divertida la situación, cuando él se exasperara el sacaría la suya para saber con quien estaba hablando. - Tu peor pesadilla - dije de forma macabra mientras me ponía delante de él, podía sentir su presencia cerca aunque no podía verle el rostro.

Negué suavemente con la cabeza, saltando el importante detalle de que no podía verme - No, así es más interesante - dije de forma traviesa con un ligero aire infantil que por más que quisiese era difícil borrar de mi voz - Si tanto te molesta ¿Por qué no lo haces tu? - pregunté de forma desafiante pero evidentemente tranquila. Para mi sorpresa ese día andaba de unos ánimos de las mil maravillas, extraño pero cierto.

- ¿Andas sin varita? - pregunté sorprendida - Eso es muy malo y creo que no deberías habérmelo dicho - reí con maldad una inocente maldad - Siento mucho lo de tu varita... no, en realidad no lo siento - me corregí rápidamente con una sonrisa en mis labios que claro, él no podía ver - Greyback, L Greyback - respondí con leves aires de arrogancia, aunque estaba segura que no sabía quien era ya que era nueva en Hogwarts - Tu eres...?

- Lo se, soy la nueva dueña de tus pesadillas - dije de forma traviesa mientras comenzaba a caminar al rededor de él, solo podía ver una gran mancha que superaba mi altura por varios centímetros - ¿Nada? ¿No puedo hacer nada? Yo que tú no estaría tan seguro de eso - dije quedándome quieta nuevamente delante de él y reí por lo debajo, todo parecía una historia de un cuento mágico.

Lo escuché reír mientras me quedaba quieta, movió parte de sus extremidades inferiores pero que no logré entender el objetivo de sus movimientos - Deberías tenerlo - dije mientras sacaba mi varita de mi bolsillo y clavaba la punta de esta en su pecho - No me has dicho como te llamas 'chico que no le doy miedo' - repetí sus palabras imitando su tono de voz.

Logbottom... repetí en mi mente. Fenrir me había contado varios 'cuentos' cuando era pequeña en uno de ellos nombraban a sus padres, la pareja Longbottom y su despreciable vida después de unos dulces cruciatus. - No me digas niña - espeté bravamente de forma seca- ¿Temerte a ti? Por favor querido no me hagas reír - me burlé de forma altanera mientras daba un paso hacia delante - No me conoces Longbottom, no me subestimes - agregué tranquilamente con evidente frialdad, de aquella que solo un Slytherin es capaz de tener

Reí ante sus palabras - Ingenuo Longbottom - murmuré entre risas mientras hacia girar mi varita entre mis dedos. Ese chico no tenía sentido de la diversión, no, el misterio y la intriga no compatibilizar con él por lo que no mantendría la oscuridad por mucho tiempo más - Ok, me he aburrido... Lumos - agregué mientras un rayo de luz blanquecino se escapó de mi varita apuntando hacia el cielo entre él y yo, haciendo que su rostro apareciere de una vez por todas y mis ojos verde esmeralda brillaran ante él.

Sonreí de medio lado mientras apuntaba su rostro con el lumos haciendo sus ojos encandilar - Vaya eres un pequeño gatito - comenté con ironía ya que era mucho más alto que yo, aunque lo de felino era una realidad.

Rodee los ojos negando suavemente con la cabeza - Y dicen que nosotros somos los fríos y serios - me burlé- ¿Por qué andas de mal humor gatito? porque perdiste tu varita? - pregunté con una sonrisa altanera en mis labios

Lo observé frunciendo el ceño - ¿Qué me importa? - pregunté con una fingida actitud de ofendida- En realidad nada - espeté secamente- No todas las mujeres somos iguales, algunas somos peores - comenté de forma seria- y no me digas nenita - agregué fulminándolo con la mirada

Alcé una ceja- No te diré gatito, gatito - sonreí con inocencia con un rostro adorablemente angelical - Vaya, tan seguro estás? No se porque creo que hablas de una dulce gatita - comenté entre risas mientras hacia girar mi varita entre mis manos haciendo que la luz apuntase todo nuestro alrededor.