Encuentros [Sky y Himmër]

Llegó a Las tres escobas totalmente agotada, el frío había calado por completo sus huesos debido a la nevada que parecía no querer cesar nunca, entró empujando la puerta con los dedos agarrotados escondidos bajo unos guantes de cuero negro, estaban ya gastados por el uso, pues eran sus favoritos.

Se dirigió hacia una mesa vacía al final del lugar, donde se dejó caer de puro cansancio con un ruido sordo y un crujido en el banco de madera, exhaló un largo y profundo suspiro al quitarse los guantes y dejarlos sobre la mesa, el calor del lugar comenzaba a notarse con una rapidez inusitada, así que llamó la atención del que parecía ser el camarero y un leve gesto pidió una cerveza de mantequilla mientras volvía a hundirse en sus propios pensamientos. Aquellos días habían pasado muchas cosas, quizá demasiadas para su gusto, y estaba aquel chico tan engreído... Himmër se hacía llamar, que se había presentado ante ella como su primo, ¡como si fuese lo más normal del mundo! Y por encima venía de Durmstrang... un escalofrío recorrió su espalda tan solo de pensarlo, todos los Seufzer habían estudiado allí a excepción de ella, y ahora, de ese bicho... porque no podía calificarlo de otra forma.

Estaba tan malhumorada que apenas se percató de que una joven Gryffindor de cabellos rubios se acercaba hasta ella, no era de extrañar, ya que todas las mesas del lugar estaban ocupadas excepto la suya.

Apoyada en la pared exhaló un último suspiro antes de decidirse a entrar en Las Tres Escobas. Mordiéndose el labio suavemente, miró una por una las mesas hasta toparse con una que tenía un sitio libre. Decidida, se acercó hasta ella y sin pensárselo dos veces se sentó. En la mesa ya había una chica, parecía ser una Ravenclaw. La observó detenidamente antes de decir:
- Pareces disgustada.
Sin esperar ninguna respuesta por su parte continuó, pero esta vez más bien pensaba en alto.
-Puede que te hayas peleado con alguien. O que recibieras malas noticias. Tal vez, puede que simplemente tengas un mal día...
Se había distraído tanto con sus conclusiones que se olvidó de presentarse. Era muy común en ella olvidar las cosas, pues siempre se distraía con sus hipótesis y pensanientos. Dejándolos a un lado se aflojó la bufanda, ya que empezaba a entrar en calor.

Enarcó una ceja al ver que la chica se dirigía hacia ella, pues estaba segura de no haberla visto antes, se fijó rápidamente en su escudo para poder ubicarla entre las casas, "Gryffindor", pensó mientras hacía un ademán.

- Como para no estarlo... -Murmuró entre dientes, reposando la cabeza suavemente en la mesa- Tengo un primo. -Vale, aquella explicación no sonaba del todo convincente pero había sido todo lo sincera que podía.

Resopló dejándose llevar de nuevo entre sus pensamientos, recordaba haberlo visto por el pueblo, así que lo último que le apetecía ahora era que entrase por aquella puerta, pero, con la suerte que estaba teniendo últimamente, no sería raro en absoluto.

- Aish... -Bostecé en medio de la plaza de Hogsmeade, mientras decidía adonde iría ahora.

Estiré la mano recubierta por un guante de lana verde, dejando que varios copos de nieve cayesen en su interior. Debería ir a algún sitio para entrar en calor. Como el rayo mis ojos se fijaron en el letrero de Las tres escobas, un lugar que parecía muy popular entre los alumnos. Resignado me encogí de hombros y entré empujando la puerta con decisión.

Solo me hizo falta una rápida mirada y al instante percibí que a través de lo abarrotado que estaba todavía quedaba un asiento libre en una mesa al fondo del local. Pude ver por sus uniformes que también iban al colegio, así que supuse que no les importaría que las acompañase. Quizá el molestado sea yo, pensé con resignación.

Aparté la silla de un manotazo, sentándome enfrente de las dos chicas, no tardé en identificarlas como Ravenclaw y Slytherin, respectivamente, pero los rasgos de una de ellas me resultaban muy familiares.

- Hallo, Chloris. -Susurré con una sonrisa ladina en los labios, ella era mi prima- Y hallo, Gryff. -No tenía ni idea de su nombre, así que me limité a poner el que sería su nuevo mote.

Observaba al chico que acababa de llegar confusa. ¿Se conocían?... No se parecían mucho, además ella parecía querer ignorarlo.
-No me llamo Gryff, Sly.
Detestaba que la llamaran así. Sí, era de Gryffindor pero eso no quería decir que fuera a cambiar su forma de ser. Ya se había peleado con varios Slytherin por cosas similares, resultaba cansado, por lo que decidió ignorarlo sin más. Volvió a mirar a la chica con la que estaba hablando antes de que llegara aquel extraño Slytherin.
-Es normal tenerlos. -le dijo bromeando.- Pero, ¿acaso el tuyo te molesta? Porque no pareces muy alegre por tenerlo...
Mientras hablaba, sin darse cuenta había comenzado a jugar con un par de hilos sueltos de su bufanda. Ya comenzaba con lo de siempre... a curiosear. Tal vez a la chica no le agradaran sus preguntas, pero la curiosidad le podía.

Gruñó al escuchar aquella voz tan familiar, tan engreída, tan sedosa, tan... Himmër. Apartó la cara mirando directamente a la chica rubia.

- Es ese. -Dijo levantando un dedo débilmente y señalando en su dirección- ¿Has visto ser más insufrible? -Podía notar que a la joven tampoco le había agradado demasiado el recién llegado, y aquello le proporcionó una sensación de satisfacción, de una forma u otra aquel chico siempre acababa siendo odiado, o casi- Perdona... normalmente no soy tan así, pero me pone de los nervios. -Se disculpó vagamente.

Se alegró de tener a alguien con quien poder hablar, ya que su tarea de ignorar al Slytherin se volvía más complicada si estaban solos, momentos en los que no tardaban en estallar las discusiones entre ambos. Suspiró cerrando los ojos resignada.

- ¿Él? ¿Este de aquí? -dijo señalando al chico rubio sin reparo alguno- ¡Aww! Vaya...
Así que él era el misterioso primo que tenía malhumorada a la chica de Ravenclaw. ¿Qué le habría hecho? ¿Tan malo sería que ni su propia prima podía aguantarlo?. Todo a su tiempo Sky... Sin poder resistirse, miro al joven Slytherin de reojo. A pesar de la reacción de su prima al verlo, no parecía ser tal mal chico. Es cierto que había entrado en el local con un aire de superioridad bastante notable, pero eso era prácticamente propio de todos los Slytherin. Peor a pesar de ello, no parecía ser alguien de quien preocuparse, pero sería mejor que no se confiase, pues si algo había aprendido en Hogwarts era que las apariencias nunca son de fiar. Suspiró, que complicadas son las cosas cuando está la familia de por medio. ¿Abría pasado algo en su familia tan malo que lo hubiera separado de semejante forma? Vale, es cierto que la familia de vez en cuando en algo pesada, bien lo sabía ella por la constante sobreprotección de su hermano mayor, pero nunca habían llegado al punto de despreciarse como lo hacían aquella chica con su primo. Aunque pensándolo bien...si se comportaba así por algo sería. Acercó su silla a la de su compañera de mesa y le preguntó al oído.
- ¿Tan desagradable es? .
Es cierto que a Sky le había molestado que la llamase "Gryff" y aunque no era nada comparado con los nombres con los que otros de la misma casa que le se habían referido a ella o a sus compañeros, entendió en cierta parte a aquella chica. Y siendo sinceros ella parecía simpática y mucho más agradable que él, por lo que le tendió la mano.
-Me llamo Sky, Sky Whatever. -dijo casi canturreando con una pequeña sonrisa- ¿Sabes qué? Creo que te entiendo en cierto modo....mmm...¿Cómo decías que te llamabas?.
Preguntó sabiendo que ella en ningún momento había dicho su nombre, pero fue la única forma que se le ocurrió de preguntárselo.

- Ese mismo. -Dijo entre un gemido de consternación que reflejaba lo poco que le gustaba aquello. Ni siquiera se molestó en que él no notase el odio que le tenía, simplemente lo ignoraba, por eso el joven se sorprendió cuando levantó la cabeza y le dirigió una mirada de puro odio- Este pedazo de estúpido engreído al que he tenido la desgracia de conocer. Este -Recalcó la palabra por última vez-, este es mi primo. -Tan rápido como había decidido aceptar su existencia a la misma velocidad volvió a ignorarla dejando la vista perdida en la pared que tenía enfrente.

- ¿Tan desagradable es? -Escuchó que preguntaba la chica de al lado.

Soltó un bufido.

- ¡Eso y más! ¿Es que no lo ves? -Hizo un gesto con la cabeza hacia él- Apuesto lo que quieras a que no tardará en convertirse en mortífago... si no lo es ya. -Un escalofrío que prefirió ignorar recorrió su espalda sin previo aviso, recostándose luego en su asiento, tratando de calmarse, pero las artes oscuras no la agradaban demasiado, por mucho que ultimamente se encontrase presionada para aceptarlas, solo sentía hacia ellas una gran curiosidad y una aun mayor indiferencia.

Al oír su pregunta rápidamente le tendió la mano sin pensárselo dos veces, le había caído bien, por muy de mal humor que estuviese en ese momento.

- Chloris, Chloris Seufzer, Ravenclaw de sexto curso. -Se presentó educadamente mientras le dirigía una afable sonrisa- ¿Y tú eras...?