Diez botes. [Libre]

... Suspiró una vez mas. Nueve. Vale que fuese su numero favorito, pero... ¿Otra vez? Se estaba hartando ya un poco de todo eso. Parecía bastante dificil. No, imposible, lograrlo sin magia. Diez asquerosos botes. Lanzó otra piedra. Estaba que trinaba. Algo lo había cabreado y no sabía el que. Por eso el lanzar las piedras contra el lago. Un viejo conocido suyo, alguien a quien quiso como a un padre, pues al suyo nunca lo quiso, le obsequio con un gran secreto ''¡Eh enano! Te voy a contar un secreto, pero tienes que dejar de llorar'' Había dicho, y a continuación añadio '' Cuando estes triste o enfadado, lo mejor que puedes hacer es mantener la cabeza fria, y la mejor manera para saber que lo estas logrando, es encontrar un lago y lanzar una piedra. Cuando consigas que de diez botes antes de hundirse sabras que has conseguido calmarte y ser dueño de ti mismo'' Y efectivamente, tras explicarle eso, aquel ser tan apreciado lanzó una piedra, que reboto diez veces antes de hundirse.

Él recordaba bien esa día. Había gastado toda la mañana lloriqueando sin lagrimas, haciendo muecas de dolor y conteniendo la tristeza, en un lloriqueo sucio e insonoro y justo aquella persona había aparecido de la nada. Al principio no lo creyo, hasta que este lanzó la piedra... Cuando él se fue el pequeño Ethan trató de intentarlo, y en ello gastó una noche. A la mañana siguiente pro fin había logrado su objetivo, y esa misma tarde, aquel personajillo volvió a aparecer. Desde aquel día lo había querido como a un padre, y le había hecho caso en todo, llegando incluso a no cuestionarse si realmente decía la verdad o no.

Ahora sonreía, cuan estupido había sido al fiar las palabras de un viejo. Sonreía con su recuerdo, pues esta persona siempre estaba riendo. Al notarse a si mismo reir cerró los ojos y se concentro. Levanto el brazo y lo arqueó hacia la derecha, lo echó hacia atras y a continuación le dio un latigazo al aire. Lanzó la piedra bastante lejos. Pudo oirla botar.. Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco.. Oirla desde ahí le costo algo mas, pero agudizó su oido... Seis... Siete... Ocho... Nueve.. Quedaba una mas, solo necesitaba escuchar una mas.. pero tras diez segundos, ningun sonido llego y pateo de nuevo el suelo.

- Vaya... ¡AAGH! -Vociferó y lanzó otra desastrosa piedra.

Estaba sintiéndome mal, mis padres todavía no me habían mandando ni una sola carta, me preguntaba si en verdad estaban tan bien sin mi presencia allá en casa, al principio de todo yo los comprendía y les daba mi apoyo pero en ese momento ya pasado tanto tiempo... era injusto, sabia que pensar en ellos me hacia mal pero no podía evitarlo, ya no los entendía. Necesitaba ese cariño que le dan los padres a sus hijos, quería que me tuvieran en cuenta, que se preocuparan por mi, que me castigaran por lo menos, quería que expresaran algo, que me hicieran entender que todavía tenían sentimientos. Pero no, nada de eso pasaría y lo sabia, por mas que yo les insistiera, jamas volvieron a ser los mismos. Estaba enojada, a punto de llorar, necesitaba aire fresco para poder calmarme. Me dirigí a los terrenos y en todo el camino solo miraba al suelo, cuando llegue mire al cielo, sentí unas ganas incontenibles de gritar pero solo corrí con ganas, no prestaba atención al camino solo descargaba de ese modo mi enojo. En un momento me doble el pie y caí, tenia la respiración agitada y supe que ya no podía mas, levante mi mirada aun en el suelo y visualice el lago, volví a levantarme sin ganas y me acerque corriendo a la orilla, patee unas piedras que estaban allí, lleve mi manos a mi rostro, las volvi a bajar, cerre mis ojos con fuerza y pegue un grito en el cual deje salir todo mi estrés, enojo y tristeza. Respire lentamente para poder dejarlo pasar, abrí mis ojos de nuevo y solo vi el lago que se encontraba sereno, mire a mi al rededor y me encontré a un chico de cabello alborotado color castaño claro ligando a bronce. Suspire, estaba bastante cerca y senti verguenza de que me hubiera visto gritar.-Lo siento.-Logre decir.- No sabia que estabas aquí.-Añadí volviendo a suspirar, me regañe a mi misma por no haberme fijado antes.