Feeling Good {Louis Delacour}

Es dificil explicar una situación que solamente te confunde. No dormí bien por estar pensando en ella, por tratar de descubrir e interpretar el significado de que Aricia haya aceptado mi invitación a esta cita. Logré descansar cerca de 3 horas y decidí preparar lo que usaría de ropa para encontrarme con ella. Hay una caja debajo de toda mi ropa que contiene un traje sencillo que mi madre me había enviado por si lo necesitaba en alguna ocasión. Decidí usarlo, ya que era lo mejor que tenía en mi poder. No me gusta perder el tiempo en algo que no es tan importante como la imagen así que en menos de 10 minutos me consideraba listo para salir.

Las calles de Londres estan algo concurridas esta tarde. Aún hace un poco de frío, los árboles están estéticos ya que no hay aire que logre moverlos. Camino rápido y la verdad no estoy prestando mucha atención a mi alrededor... un muggle en su coche casi me golpea. Obviamente eso logró ponerme alerta y gracias a eso divisé a un pequeño niño vendiendo unas hermosas flores en la esquina de una calle.

Me acerqué a él y le compré una docena de Tulipanes. Llamaron mi atención por el suave color rosa que tienen, es un tono muy tierno y me recordaron a la chica con la que me encontraré. Tan hermosas como ella.

Seguí mi camino. Unos minutos después logré ver Hyde Park en todo su esplendor. Me encontré con unas escaleras que al bajarlas te llevan al centro del parque, a la fuente. Al caminar hacia ésta, ví su cabello relucir con el sol. Sonreí gracias al "causa-efecto" y tomé las flores como si de eso dependiera mi vida.

Caminé decidido hacia ella y observé que tomó asiento bajo un árbol, justo enfrente de mi parte favorita del parque. Tardé un minuto en llegar hasta allí, traté de sorprenderla y llegué caminado por detrás para que no me viera. Coloqué el ramo a un lado de su rostro para que al menos lo primero que viera fuera algo tan lindo como su propia existencia.

- Gracias por venir - le dije, mientras me coloco sobre mis rodillas a su lado izquierdo. Le sonreí con toda la sinceridad que pude encontrar y la miré a los ojos.

Tomó el ramo y al hacerlo su mano tocó la mía ligeramente. Traté de que no se notará mi excesiva emoción por ese simple roce... ya que tal ves lo percibiría como algo ridículo. Giró su cuerpo hacia mí y besó mi mejilla como gesto de agradecimiento por las flores - Me alegro de que te gusten, Aricia. - Puedo notar cada movimiento que hace porque me gusta recordar cada momento que paso a su lado, por lo tanto veo como sus mejillas se encienden y como juega con su cabello. Creo que noto perfectamente sus nervios porque yo me encuentro igual.

- Oh el baile fue espectacular. No tuve mucho tiempo para decirtelo pero la recordaré como una de las mejores noches de mi vida - sus ojos recorrieron mi vestimenta, sonreí. Creo que me creí demaciado el término "cita", miré el suelo, avergonzado. Sentí su respiración cerca de mi rostro y eso me sorprendió. Levanté la mirada y me encontré con sus ojos azules, del mismo tono que el cielo.

Estaba a punto de acercar mi rostro con el suyo, más de lo debido por supuesto, pero Aricia me guió para que me sentara junto a ella. Por una parte agradecí que lo haya hecho porque soy un caballero y el besarla hubiera estado fuera de contexto. Escuché su pregunta y tardé 3 segundos en contestarla - Bueno, podríamos caminar si así lo deseas. Escuché que un vendedor de algodónes de azúcar llega en las tardes... - contesté algo emocionado - Y también tenemos la opción de que pronto se pondrá el sol y tus gemelas las estrellas podrán observarse perfectamente. Me gustaría ver las estrellas contigo.

Quise abrazarla exageradamente cuando la escuché. Recordé aquel dia en Francia cuando eramos pequeños y me dijo lo mismo "solo quiero estar contigo" cuando su padre la llamaba desde lo lejos, obligandola a entrar a su casa. Acaricié su mejilla en un intento de que me mirara. Colocó su cabeza en mi hombro y yo me dediqué a pasar mis dedos entre sus cabellos de oro.

Es genial que le haya agradado la idea de los algodones de azúcar. Mi boca exige el sabor de algo dulce ya que no siento la seguridad de besarla. La noté algo callada, la miré de reojo y ella observaba algo. Seguí su mirada y me encontré con una escena tierna, inocente.

Coloqué mi mano en su espalda - Permíteme ponerme de pie - le dije, para no incomodarla. Lo hice y después le ofrecí mi mano para que se levantara. Tomé su mano con seguridad y la invité a caminar a mi lado izquierdo. Aproveché para acercarme más a ella y besar su frente. - Al parecer tenemos que dirigirnos hacia el parque de diversiones, igual y podemos divertirnos allí - le dije, sonriendo.

Mientras caminamos, procuro mirar hacia el frente ya que hay muchas fuentes por doquier y si te distraes es muy fácil caer a alguna de ellas. Miré a Aricia y la descubrí mirándome, logré sonreirle con naturalidad aun que por dentro me sentí honrado. Hay una gran diferencia entre Aricia y las demás chicas.

Por ejemplo, si lo noté. Noté a las chicas que me miraban, pero ellas solo ven el físico. Les importa el hecho de conseguir un chico que sea lo suficientemente material como para prestarse a ser un objeto... Aricia es como yo, se preocupa por el amor. Le gusta que la sorprendan, los pequeños detalles que nunca se olvidan. Por eso agradezco el estar aquí, en uno de mis lugares favoritos de Londres a su lado, porque siempre la voy a escoger a ella. Me sorprendí un poco cuando me abrazó por el cuello. Solté una carcajada dándole a entender que había entendido porque lo hizo.

- Tenemos que acercarnos un poco más al parque, son tan especiales que no es tan fácil llegar a ellos - le dije bromeando. - Pero platiquemos, ¿Cómo esta tu familia? hace mucho que no los veo - comenté. Miré que tenía las flores que le había traído en la mano y pensé que estaría bien aparecerlas en su casa para que no le estorbaran. Cada vez estamos más cerca de la rueda de la fortuna, juego al que deseo subirme con ella esta noche. Los muggles suelen relacionarlo con las parejas enamoradas y creo que encajamos en esa descripción.

La noto muy feliz, eso obviamente me dice que el preguntarle si queria salir conmigo fue una buena idea. Camino en silencio, escuchándola - Me alegra que Conneth esté tan bien, se lo merece. Lo que necesitaba tu hermana era amor incondicional - Jerzak había resultado ser un buen amigo después de todo. Mencionó a su padre y no pude evitar sonreír. El señor McLaggen se a convertido en una de mis pesadillas, pero es su padre y tiene mi respeto. Miré el cielo, pensativo, cuando me preguntó por mis hermanas. La miré - A Victoire no la he visto en varias semanas pero siempre a sido la más viajera, le gusta recorrer el mundo. Dom, bueno me enteré de que está saliendo con un Slytherin y eso la mantiene en Londres, donde puedo verla - hice una mueca y añadí - no pienses que estoy celoso o algo parecido, solo espero que ese chico la trate bien.

No me preocupo por mi hermana porque se que ella sola puede defenderse. Me lo ha demostrado muchas veces. Llegamos hasta donde está el carro donde venden los algodones de azúcar - ¿En serio?, bueno tu eres tan dulce como uno de ellos - mencioné con extrema sinceridad. Aricia caminó más rápido, nos acercamos más al carrito y las personas que se encontraban allí comprando nos abrieron camino. Carraspeé con incomodidad y le pedí al joven que me diera dos. Busque dinero muggle en mi bolsillo y entregué lo exacto.Tomé uno azul para mí y esperé a que Aricia tomara el suyo.

Me sentí feliz cuando dio a entender que Nique le agrada... no hay cosa que me haga más feliz que dos de mis chicas favoritas sean amigas. Observé el álbum, es muy interesante y sé que logrará recaudar buenos momentos en él, de eso me encargo yo.

Pensé durante unos segundos las posibles opciones de atracciones a las que podemos ir. Sin embargo le dije - ¡Vamos! no me puedo ir de aquí hasta que no tengas ese unicornio de peluche - al escucharme, el dueño del juego me entregó los dardos que me corresponden y yo le pagué. Tengo que tener una buena puntería para jugar al Quidditch así que logré dar en el blanco las 4 veces. Sonreí con satisfacción y tomé el peluche con cuidado. Se lo entregué a Aricia esperando que le gustara. Comí un poco de mi algodón y le sonreí - Bueno podríamos ir a la casa de los espejos... me parece interesante conocer como logran efectos tan surreales con tan solo pocos materiales - comenté - o podríamos ir a la cámara de fotos instantáneas, así tendrás tu primer foto para el álbum.

Miré de reojo la rueda de la fortuna pero no, eso deber ser al final. Tengo el presentimiento de que debo estar allí con ella cuando el cielo se oscurezca del todo y las estrellas se vean perfectamente. Me desconcierta un poco que Ari mire el suelo en lugar de mirarme a mí. ¿Estaré haciendo algo mal?, la verdad yo no puedo dejar de mirarla; después de todo la extrañe demasiado.

Solo escuché que le agrada más la segunda idea y la tomé de la mano para dirigirnos al lugar - Oh vamos, solo soy el chico que trata de atrapar la snitch - el chico con el sueño de convertirse en alguien importante. Obviamente, Aricia y yo no hemos hablado en algo de tiempo, extraño escuchar sus consejos - Algunas veces me preocupa el que eso no salga bien... lo del Quidditch. No es tan fácil conseguir que te acepten, hay demasiados chicos que quieren cumplir sus sueño de jugar en un equipo profesional - dije, mientras caminamos hacia el lado sur del parque, donde se encuentran los juegos más grandes y las máquinas de fotos.

Puedo ver que más personas van llegando al lugar, sobre todo parejas. Caminamos tomados del brazo y nos movemos con un paso lento. Giré un poco mi cabeza hacia la izquierda y rocé su frente con mis labios. - Mira, allí esta una - se puede ver que hay personas usando la máquina pero aún así al ser instantáneas las personas no se tardan mucho en salir. - No te he dicho que luces hermosa, lamento eso - le dije con una sonrisa de lado. - Pero sí, te ves hermosísima, lástima que arruinaré tu foto si salgo yo - observé que unas chicas desocuparon la máquina, así que miré a Aricia con gesto divertido - ¿Vamos? antes de que alguien más entre.

Muevo un poco mi pie con impaciencia. No, no es impaciencia, debo reconocer que es nerviosismo. Lo mayoría de las veces que alguien trata de tomarme una fotografía, hago todo lo posible para que ésta no sea capturada, pero ahora que estoy aquí con Aricia, sonrio en cuanto veo el primer flash. Tengo mis manos apoyadas en mis piernas y de pronto siento que Ari toma mi brazo derecho para colocarlo sobre sus hombros. La abrazo contra mí y río cuando besa mi mejilla.

La miré a los ojos por unos segundos y sentí otro flash relucir contra mi rostro. Me besó de una manera rápida, demasiado rápida para mi gusto. Las luces se encendieron, le sonreí de lado y tosí un poco. Aricia rió y me relajé al instante ya que eso me da a entender que no lo lamenta, no lamenta haberme besado. Esto me hizo sonreir con satisfacción, aun que fue un beso corto, yo esperaba por él. Se puso de pie y salió.

Me quedé sentado allí unos segundo más y después salí. La miré en silencio, mientras ella analizaba las fotografías. Le hice notar que ya había salido del cubículo y me acerqué a ella con pasos lentos. La escuché y un sentimiento me golpeó de pronto. Todo tiene sentido cuando estoy con ella.

Me acerqué aún más hasta quedar a unos centímetros de su rostro. Obviamente veo que esconde las fotografías detrás de ella. Tomé su mano y sin avisarle hice como si fuera a abrazarla y las tomé de sus manos. Las miré con una sonrisa en el rostro - Gracias, definitivamente puedo decir lo mismo de tí - "Quiero entrar de nuevo allí y tomarnos unas más", planeaba decirle, pero me contuve. - Podemos ir allá arriba - señalé la rueda de la fortuna con mi dedo, mientras seguía mirando las fotografías. - Aricia, ¿te molestaria si conservo la última foto? - la miré, mientras seguimos caminando - es mi favorita. - La noche ya está sobre nosotros y las luces de los juegos causa un efecto muy especial en el ambiente. Apreté un poco su mano y le sonreí.