Un descanso y una charla no vienen mal despues del estudio. [Derek Prince]

Rodeada de papeles. Así me encontraba yo sentada en medio de uno de tantos espacios medio reservados que podías encontrar por los jardines. Como cualquier otro día de estudio, me encontraba sentada en medio del cesped, rodeada de papeles y libros entreabiertos, con un cuaderno entre las piernas y el lapiz en la boca. Suspiré mientras miraba una hoja en la cual unicamente había dos frases de una larga y extensa redacción que tenía que hacer.

Poción envejecedora. Trabajo de la alumna Anna Kocran, 7ºGrado
La poción envejecedora no es muy usada normalmente, aunque sus ultilidades son bastante amplias.

Miré pensativa aquella hoja mientras mordisqueaba pensativa mi labio. No me gustaba del todo si quiera la grafía que había usado en el principio. Odiaba aquellos tipos de trabajos que nos mandaban, a los que yo aun no le había encontrado ninguna utilidad para prepararnos para los examenes. Suspiré dejando la hoja y observé el cielo. Comenzaba a anochecer,algunos entraban al colegio a cenar algo al comedor y otros salían de lo que podría denominarse una larga tarde de estudio. Sonreí pensando en que hacia unos ías, yo habia sido una de esas, pero me había negado en redondo a seguir estudiando en los interiores ahora que empezaba a hacer buen tiempo.

Comencé a amontonar alguno de los pocos libros que tenía allí y seguidamente recogí los papeles. Me levanté del suelo decidiendo dar un paseo para relajarme, aun cargando con todo. No quería ni pensar que les pasara algo a esos libros lo que me podría llegar a hacer la bibliotecaria, tuve un pequeño escalofrío solo de pensar la reacción mientras salía de detrasd e unos setos, cuando sin querer medio distraída tropecé con un joven que pasaba por allí. Me agaché sonrojada mientras cogía las cosas que se me habían caido al suelo.

-Perdona... - Dije timidamente.

Acostado en una de las bancas del jardin descansaba usando unos cuantos libros de almohada, jugaba con la pluma pasandola entre los dedos mirando el cielo que comensaba a tornarse azul oscuro luego del atardecer. El viento soplaba un poco más fuerte enfriando el clima y provocando un tranquilizador sonido al mover las hojas de los arbustos.

Pensaba en todo y a la vez en nada, solamente trataba de alejar mis pensamientos de todos los deberes que los profesores habían dado para entregar durante el resto de la semana, ni siquiera llevaba la mitad de la redacción que había comensado esa tarde. En cuanto llegara a la sala común la terminaría.

Los pasos de algunos alumnos que se dirigían al castillo me sacaron de mis pensamientos. Me incorporé en la banca y estirando los brazos me desperecé, tome los tres libros que estaba usando como almohada y me dispuse a ir a la sala común, ya me había despejado lo suficiente.

Camine con paso lento mirando derecho con la cabeza en alto, una mano dentro de un bolsillo y con la otra llevaba los tres libros, repasaba una canción pegajosa en mi cabeza siguiendo el camino de piedra distraídamente. Sin notarlo alguien me golpea de lado y luego un sonido de libros cayendo, no sabía de donde había salido, pero miré a quien me había golpeado.

Ella con voz tímida se disculpa y se inclina para recoger los libros -Fue mi culpa, no miraba a donde iba- Me incliné también para ayudarle, dejé mis libros a un lado mientras ayudaba apilar los de ella. En cuanto pude acomodar los suficientes los coloque sobre los míos para levantarlos.

Ya de pie la miré a los ojos y le extendí los libros -Es un gusto, Anna- Sobre los libros estaba la redacción donde al inicio su nombre estaba escrito con una linda caligrafía.

Rápidamente me agaché mientras comenzaba a recoger los libros que estaban esparcidos por el suelo. Recordé que siempre mi madre me decía que llevaba demasiados libros encima y sonreí. Vi que el joven con el que había tropezado me estaba ayudando y cuando hubimos terminado cogí los libros que me había recogido el amablemente. En un principió me sorprendió que supiera mi nombre, pero después reí al ver que estaba la redacción al principio de los libros.

- Gracias, señor... Desconocido.- Dije sonriendo.- Yo no tengo ninguna hoja donde sacar tú nombre, asique tendrás que decirmelo.

Reí mientras me acomodaba un mechón del pelo tras la oreja y observaba que no quedara nada en el suelo. Iba siempre medio distraída y no ponía realmente atención a lo que hacía ni había a mi al rededor. Observé que ninguno de los libros hubiera sufrido ningún daño, mas que nada por que no quería ver la cara de la bibliotecaria enfadada de la bibliotecaria. La amenaza que estaba escrita en cada libro hacía que me recorriera un escalofrio por la espalda solo de pensar lo que podría llegar a hacer un amante de los libros como ella.

Miré al joven sonriendo, aun un poco avergonzada.- Perdona, no me dí cuenta de que estabas al otro lado del camino.- Miré el bonito día que hacía y deje por unos momentos abstraerme sintiendo el sol en la cara.- ¿Te apetece dar un paseo, o te molesto en tu recorrido hacia alguna parte?

Me reí divertido cuando ella me dijo señor desconocido pues había quedado atónita antes de comprender que había leído su nombre en la redacción, me llevé las manos a la espalda y me balancié un poco sobre mis pies -Soy Derek Prince, es un placer- Se le miraba preocupada por los libros, pues los revisaba que nada les hubiera pasado, entendía aquello pues sabía que la biblotecaria era muy estricta con los libros y amenasaba a todo aquel que se llevara los libros más únicos de la biblioteca procurando que no les hicieran ningún daño, aunque algunos ya estaban dañados por si solos.

-No te preocupes, tampoco me di cuenta que tu estabas del otro lado y además caminaba algo distraído- Me encongí de hombros y me lleve una mano a mi cabello para revolverlo distraídamente -No para nada, pero dejame ayudarte- Tomé los libros que ella llevaba, realmente no imaginaba como se las había arreglado para llevarlos todos ella sola, sonreí ante esto.

Comensé a caminar sin rumbo alguno a paso lento -Así que... eres prefecta- Su insignia brillaba mucho con el sol, luego la mire de nuevo a los ojos -Lo siento debo dejar de hacer eso, lo sé- Me reí divertido.

- Encantada de conocerte Derek. - Dije sonriendo grabando su nombre en mi cabeza para no olvidarlo.

Nunca le había visto por la sala común ni en la mesa, pero me sonaba de alguna vez haberle visto por el comedor. Supuse que sería de otra casa, pero tampoco me acordaba bien en donde lo había visto. La insignia en su chaqueta le delató llevandole a la casa de Slytherin. La verdad es que no tenía mucho trato con esa casa, aunque últimamente estaba conociendo a bastante gente de allí. Deje libre ese pensamiento mientras le oía hablar mientras comenzabamos a caminar. Me sorprendió que cogiera los libros para ayudarme, ultimamente faltaban caballeros en el colegio. Reí dejandole los libros.- Espero qeu no te pesen demasiado. Ni yo misma se bien a veces por qué llevo tantos libros si acabo usando la mitad.- Reí mientras acomodaba el flequillo tras la oreja. Ultimamente estaba demasiado rebelde y no se quedaba bien en su sitio. Me planteé cortarmelo.

- Si, me convencieron para meterme del lado de la ley. Asique espero que no haga ningún acto de bandalismo en presencia mia, sino tendré que tomar medidas.- Dije seria mirando algunos alummnos corretear por los jardines. Por mucho que lo intenté no pude evitar comenzar a reir y volví a mirar a Derek sonriendo.- Tranquilo, no suelo hacer ese tipo de cosas. Quizás soy mas buena de lo que debería.- Dije mirando la insignia que brillaba en la luz del sol.

Metí la mano en el bolsillo encontrando una bolsita de regalices. Saqué uno y lo mordisque distraida. Ultimamente estaba demasiado enganchada a aquellos palitos que había descubierto accidentalmente en mi última escapada a Hogsmeade. Bueno, al menos había desenganchado mi necesidad al café. Saqué la bolsita y le ofrecí a Derek.- ¿Quieres?