Conociendo a Lizzie

Estaba en los jardines, caminando como alma en pena. La muerte de mi Lord me había puesto sumamente triste. Me senté bajo un árbol y me puse a llorar.

Una extraña noticia me había llegado en una lechuza, mi tío había sido el primero en avisarme de aquella extraña desaparición. Sí, desaparición, porque para todos los seguidores que lo consideraban como un igual al cual le tenían respeto y compartían sus ideales. Para todos ellos él no había muerto, solo era una impredecible ausencia al igual como él lo era, totalmente difícil de predecir.

Pensaba en ello caminando por por los jardines, notaba como una oscura sombra se posaba en algunos Slytherin que se cruzaban a mi paso. Era evidente para mí el por qué de aquello, todos estaban en duelo, de luto por la reciente 'muerte' que para mi era solo un lapsus de tiempo en donde mantendría a todos con la intriga de su muerte. Lamentablemente yo no podía decir nada ya que no era directamente su seguidora ya que Fenrir no había permitido que me uniera hasta que cumpliese 17 años y en mi contra, yo solo gozaba de 15 años. Edad que para él no era suficiente pero ¿Qué sabia él? Era solo un hombre lobo gustoso de poder, mi decisión era clara pero lamentablemente para mi, él se las había dado de muerto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte sollozo que se encontraba a unos pasos de mi, giré mi cuerpo en esa dirección y me acerqué a la Slytherin que estaba sentada a la sombra de un árbol - ¿Estás bien? - pregunté suavemente una vez que estuve a menos de un metro de ella. Asumí inmediatamente el por qué de sus llantos pero quise asegurarme por mi misma.

-N...no.- le dije a la chica que me hablaba. -No estoy nada bien... quisiera desaparecer, hacer que las cosas fueran como antes, pero no puedo.- le dije sollozando sin poder contenerme. La pérdida era demasiado para mí, sentía tanto dolor como cuando mi padre había muerto, él lo había sido todo para mí y ahora no estaba.

Fruncí los labios hacia un costado al escuchar sus palabras y no solo fueron sus palabras las que me extrañaron, si no que su tono de voz tan herido. No era un común sollozo, era desde al alma, cosa que me extraño al ser ella una estudiante de Slytherin ¿Dónde quedaban las frías y calculadoras serpientes?

La miré desde arriba sin saber si seguir acercándome o no, yo si fuese ella (aunque que alguien me vea llorar es totalmente imposible) querría estar sola por lo que la disyuntiva abundaba en mi cabeza. Aunque si ella había sido así de sincera sin conocerme, tal vez era porque no quería estar sola... - Tranquila, todo estará mejor - murmuré intentando hacerla sentir mejor, aunque sabia que mis palabras no lograrían nada en ella. Después de dudarlo un poco, me acerqué a ella sentándome a su lado.

-Murió... él era como un padre para mí.- le dije sin mencionar el nombre de Tom Riddle. -No pude hacer nada.- me desmoroné por completo.

Tantas cosas pasaban por mi mente desde que había cavado esa fosa en donde yacía su cuerpo inerte que solo llorar me había mitigado un poco el gran dolor que me causaba su ausencia. Primero la muerte de mi padre, luego el abandono de mi madre y ahora ésto...

La miré entrecerrando los ojos, no sabia que hacer y menos que decirle. Definitivamente no podía entenderla, nunca la muerte se había cruzado en mi camino ¿Qué decir en momentos como estos? En donde las palabras están demás, nada cambiaría el dolor que ella llevaba por dentro y que obviamente yo no compartía. - Debes pensar en que las cosas salen por algo.. - musité alentadoramente, no era que fuese la mejor en eso pero se me hacia incomodo tenerla así a mi lado. - Después de la tormenta... siempre sale el sol - agregué de la forma más acogedora que pude, no sabía por qué pero luego de esas palabras me sentía la persona más tonta del planeta. Podía ser porque yo no estaba acostumbrada a ese tipo de tratos y porque mis intentos fallidos eran los más cursis que podían existir.

-¿No sabes a quien me refiero, verdad?- la miré detenidamente por un instante.

- En realidad creo que se a lo que te refieres - murmuré mirando hacia un costado, sabía quién había muerto aunque no debía saberlo con tanta rapidez.

-¿Cuál me dijiste que es tu nombre?- le pregunté limpiandome las lágrimas de los ojos.

- En realidad no lo dije - dije elevando mis hombros ligeramente - Soy Lizzie Greyback - me presenté educadamente con aires de superioridad en mis palabras- Tu eres...? -pregunté

-Avery... Persephone Avery.- recalqué mi apellido. -Creo que mi familia y la tuya se conocen. De hecho creo que te recuerdo, alguna vez fuiste a nuestra mansión cuando eras niña. ¿Tu tío se llama Fenhir no?- le pregunté.

¿Avery? Su apellido golpeó como una bola de nieve directa a mi rostro, ese apellido se me hacía familiar pero hace años que no sabia nada de ellos. Por lo menos información directa hacia mi persona, nada, que nuestros padres siguiesen en contacto era cosa distinta. - Si, creo que algo recuerdo pero hace años que no se nada de tus padres, por lo menos no he escuchado decir nada a mis padres... sí - respondí inmediatamente- él es mi tío - agregué tranquilamente.

-Mi padre murió en Azkaban hace algunos años... y de mi madre no sé nada desde hace mucho tiempo.- le comenté sollozando un poco. -Me he quedado sola. -

Comencé a pensar que la muerte la seguía, la desgracia tal vez pero no podía decir aquello en voz alta porque la haría sentir peor. ¿En verdad Lizzie Greyback se estaba preocupando por alguien más? Esta ocasión era memorable por lo menos para mi, se veía que Avery no era de la misma manera. Al mostrarse llorando, débil en frente de cualquiera que pudiese verla hacia que existiese miles de años luz de diferencia entre ella y yo.

Morir en Azkaban no es una buena forma de morir, pensé. Aunque aquello conllevara estar defendiendo lo honorable - No digas eso, de seguro tienes amigos, más familiares o un novio que te quiera - comenté inexpresivamente.

-Novio y amigos sí... familia murió por la misma causa que mi padre.- le confié. Supuse que ella conocía "la causa" a la que me refería.
-No te había visto antes. ¿En qué curso estás?- pregunté.

- Bueno, creo que con eso basta para darse cuenta que no estás sola - comenté de forma segura y casi severa, como si quisiese hacerla entrar en razón de forma sutil. - Soy relativamente nueva, por eso no me has visto y voy en quinto - respondí inmediatamente luego de sus palabras- ... tu? - pregunté

-Yo estoy en sexto.- dejé de llorar, sabiendo que eso no me haría recuperar lo perdido.

De pronto recordé que en mi habitación tenía un álbum de fotos. -Creo que tengo una foto de una reunión familiar donde estabas tú, casi puedo asegurarlo. -

Una extraña mueca se dibujo en mi rostro, era lo más parecido a una sonrisa. Recordé como era cuando era pequeña y aquella mueca se amplió en mi rostro. Era una chica bastante extrovertida, cuando era pequeña, de aquellas que no conocer la palabra vergüenza y que siempre tenía lo que quería aunque aquello costara algunos gritos y llantos. Seguramente en las fotos saldría toda despeinada o haciendo caras extrañas, pensé mientras recordaba que a pesar de ser siempre una señorita me gustaba llamar un poco la atención. Algo debía de pegarse si pasaba tanto tiempo con Fenrir ¿no? - ¿De veras? Me gustaría verla algún día, no tengo muchas fotos de esas reuniones – comenté con leve entusiasmo.

-Claro, cuando quieras te la muestro. Creo que solíamos jugar mucho... eres solo un poco menor que yo...- recordé con añoranza aquellos tiempos. -¿Todavía tienes la muñeca que te regalé?-

Separé los labios y la miré abriendo los ojos de forma anti natural, no lo podía creer lo que estaba escuchando. 'Perseeee' ahora lo recordaba todo! - Si! aun la tengo - exclamé de forma enérgica, si hubiese sido otro tipo de personas incluso le hubiese dado un abrazo pero no, yo no era tan de piel - Perse ahora lo recuerdo todo - le expliqué sonriendo, o bueno, algo así - No se como pude olvidarme de ti... - murmuré

-Bueno, es que han sido muchos años sin vernos. Me da gusto saber que estás bien Lizzie.- le dediqué una sonrisa. Habíamos sido buenas amigas en la infancia.

Mantuve mi sonrisa una fracción de tiempo más, extrañamente esa expresión en mi rostro se mantuvo más de lo habitual porque reencontrarme con Perse me había hecho verdaderamente feliz. Aunque la felicidad era algo abstracto y bastante subjetivo, en especial para mí. – Lo se Perse, pero nunca es tarde – comenté suavemente .

-¿Y que has hecho todos estos años?- le pregunté viendo su cara. No había cambiado mucho, en realidad solo era un poco más grande, pero seguía conservando la mayoría de las facciones que recordaba.

- Viví en Irlanda hasta que cumplí once años, luego vinimos a Inglaterra pero mis padres y en especial mi tío no quisieron que ingresara inmediatamente a Hogwarts porque según ellos deja bastante que desear ... porque hay muchos impuros, tu sabes - comenté obviamente - hasta que hace poco he llegado por fin al tan famoso castillo y tu? - pregunté

-Bueno, después de la muerte de mi padre, mamá decidió que el único lugar seguro para mí era Hogwarts, tu sabes "ocultandome a plena luz"... como ella solía decirle.- suspiré.

-He pasado todos éstos años aquí... conociendo gente, enamorandome, desencantandome... ¿Te acuerdas que me gustaba Theodore Nott?- le recordé. -Se lo confesé... y se fue del Colegio.- reí sarcásticamente.