Visita Guiada {Trinity

Nada mejor que comenzar con los propósitos que me trajeron a Londres, y para ello ocuparía demasiada información, no hay mejor lugar para conseguirla que en el Ministerio de Magia. Por fortuna ya contábamos con varios aliados inmiscuidos ahí, que nos facilitarían mucho el trabajo. Acordé con un excompañero de Durmstrang que se dedica al departamento de Criaturas Mágicas.
Llegué un poco antes de la cita acordada y le espere pacientemente en su oficina. El ambiente del lugar no me agradaba en absoluto, simplemente esperaba que aquel aliado no se hiciera desear mucho, ya que realmente me urgía la información porque después tenía planeado parar en El Callejón Diagon a comprar un obsequio para Canette y otro para Samie, en agradecimiento por las maravillosas vacaciones que tuvimos en verano. Pasarón cerca de 30 minutos en espera cuando alguien toco la puerta delicadamente, debía ser alguien más, no creo que el dueño de la oficina tocara antes de entrar a su sitio de trabajo, aunque si suponía que yo estaba adentro, tendría ese gesto de cortesía, cerré los ojos unos segundos y con un movimiento de la varita abrí la puerta sin pronunciar conjuro alguno, la cerré antes de entrar. Al instante alguien abrió y comenzó a entrar, no preste demasiada importancia a quien quiera que fuese, simplemente salude con un tono molesto, ¿a eso llamaban puntualidad inglesa?
- Creí que me habías dejado colgado con la visita guiada mi estimado Hen... - mi palabra se quedo en el viento, quien entraba no tenía la pinta de llamarse Henry, y por extraño que pareciera, me recordaba a alguien.

Se cumplirían dos años desde que había comenzado a trabajar en el Ministerio, desde que salí del Colegio que me encontraba allí gracias a que mis padres habían sido unos magos reconocidos y respetados dentro de ese establecimiento. Mi puesto le había servido de mucho al Señor de las Tinieblas cuando aún se encontraba en el poder, por lo que había pasado desapercibida del ser mortífaga y había podido conservar mi puesto de trabajo sin problema alguno. ¿A que me dedicaba? Bueno, no tenía algo en concreto, estaba un poco por allí y un poco por allá, pero donde mayor tiempo pasaba era en el Departamentos de Misterios, asique si me preguntaban de que trabajaba, podría contestar perfectamente que de "Secretaria del Jefe del Departamento de Misterios". Tal vez no era un cargo muy elevado, pero me permitía moverme a mis antojos por todo el lugar.

Me encaminaba al departamento de Criaturas Mágicas. Debía dejar en la oficina del jefe unos cuantos formularios que acababan de llegar desde Roma para ser aprobados. Cuando me encontré frente a la puerta sentí algo al instante, rastros de magia. Puse la mano sobre el pomo y noté como estaba cerrado mediante magia. Retiré la mano y golpeé suavemente con mis nudillos la superficie de madera, cuando sentí el diminuto ruido de que la tranca había sido quitada entré. Un hombre se encontraba de espaldas sentado frente al escritorio de Henry Duncan. Habló como si creyera que yo era la dueña de ese despacho, pero cuando se percató de que no, se detuvo enseguida.

-Buenos días, ¿Puedo ayudarlo en algo? El Sr. Duncan no se encuentra y no llegará sino hasta dentro de dos horas mas, tuvo que salir de urgencia hacia Bélgica por un problema con un traslado de... Bueno, de unas criaturas- No tenía porque darle mayor explicaciones a esa persona. Me acerqué dando un rodeo y quedé frente al extraño. Dejé los papeles encima del escritorio y observé al hombre que había frente a mi. Por algún extraño motivo me resultaba vagamente familiar.

-Entonces... ¿Qué necesita?- Me quedé allí, mirándolo directamente a los ojos, no era normal en mi desviar la mirada de las personas, y menos cuando encontraba algo familiar en ellas, y ahora estaba dispuesta a averiguar que vínculo tenía yo con aquel desconocido.