Cada facción me recuerda algo (Thea Waters)

Sonreí cuando hizo espacio para que me sentara pero permanecí en mi lugar, estaba cerca de la chimenea y el calor era agradable entre las frías paredes del castillo así que me dejé caer en la alfombra que tenía debajo, cruzando las piernas y acomodando mi falda sobre ellas. Levanté la vista en cuanto escuché su voz, era más suave de lo que esperaba, como si hablara en un tono más bajo del que debería, pero aún así era profunda y agradable, ¿cómo es que no me había dado cuenta de ella antes? Tome aire y empecé a hablar antes de que mi reacción pudiera ser notada por él.

- No te preocupes, parecías muy concentrado, disculpa si te he interrumpido – comencé a juguetear con el nudo de la corbata, era extraño usar una y me sentía algo sofocada cuando estaba completamente en su lugar. Él parecía nervioso, como si estuviera teniendo un debate consigo mismo acerca de qué decir a continuación, estaba a punto de iniciar conversación acerca de las clases cuando me dijo su nombre.

Me paralicé. Derek Lowell. Por supuesto. Los gemelos Lowell. Intente controlar mi expresión mientras recordaba todo lo que había pasado los últimos días que estuve con ellos. Dudaba que el me reconociera y estaba casi segura de que no iba a ser del todo bienvenida si se daba cuenta de que me conocía de antes. Así que seguí sonriéndole y fingiendo acomodar mi ropa.

- Gracias, Derek – dije, mi voz apenas salía así que me aclaré la garganta y giré la cabeza, pretendiendo ver por la ventana. - ¿Siempre es así de frío? – de inmediato quise rodar los ojos ante mi pregunta. ¿El clima? ¿En serio estaba intentando hablar del clima con Derek Lowell? Tomé aire y posé mi mirada de nuevo en él.

Ahora me parecía bastante tonto de mi parte no haberlo reconocido antes. Aunque su voz era diferentes y algunos de sus rasgos también habían cambiado. Entre los ojos tristes y el uniforme aún podía reconocer a ese pequeño niño con el que había pasado tantas tardes de mi infancia. Lo recordé tomándome de la mano mientras corríamos por su jardín, intentando alcanzar a su hermano que siempre fue más rápido que nosotros. ¿Debía decirle algo al respecto? ¿Hacerle saber quién era? Repase mentalmente la lista de habilidades sociales que mis padres me habían inculcado desde niña. En ningún lado decía nada acerca de reencontrarse con amigos de la infancia que habías perdido en circunstancias como aquella. Me limité a suavizar mi sonrisa, hacerla más dulce y abierta.

- Me gusta tu cabello – solté, antes de poder pensarlo. De niños solíamos acostarnos en el pasto y yo pasaba mis manos por él, memorizando el tono castaño, tan distinto al de su hermano. Pero el no tenía por qué saber eso. Aún no.

- Beauxbatons – me encogí de hombros. – Nos mudamos a Francia cuando era niña y allá las corbatas se las dejamos a otros colegios. – Dejé de jugar con mi ropa y puse mis brazos detrás a mi, recargándome hacia atrás.

Mordí mi labio cuando subió una de sus manos a su cabello, intentando reprimir la urgencia que tenía de sentarme junto a él y hacer exactamente lo mismo. ¿Rubio? ¿Lo cambiaba al color de su hermano? Esperaba que la confusión no hubiera llegado a mi rostro.  - ¿cambiarlo? ¿por qué lo haces? – ¿era eso un atisbo de reconocimiento lo que vi en sus ojos? Imposible, duró solo un segundo.

Quería levantarme y soltarle todo lo que sabía, recordarle quién era, recuperar lo que teníamos cuando niños. Pero era imposible. No me arriesgaría a hacer eso y arruinar todo lo que podríamos tener ahora. Derek ya no era un niño, ya no era mi mejor amigo, aquel que se la pasaba riendo a todas horas y que no podía soltar mi mano. Ahora parecía triste, medio ausente todo el tiempo. Tampoco lo culpaba pero… si no me recordaba a mi, ¿recordaría todo lo que había pasado? Tenía que saberlo, ¿verdad?

Tomé aire y me quité el cabello de la frente. - ¿entonces… te dedicas a salvar a chicas en apuros por el castillo? ¿o es un día especial? – dije en un vago intento de sacarle una sonrisa. Por un momento me recriminé el no haberme sentado junto a él, así podría haber hecho algo más, pero desde donde estaba podía verlo y tampoco era una desventaja.

Tenía, por primera vez desde que había vuelto al país, la sensación de regresar a casa. Ahí, junto al fuego, con un chico que al parecer no tenía ni idea de quien era, pude relajarme. Dejé caer mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos.  Sentía como si el calor de la chimenea hubiera llegado a invadirme toda. Era agradable volver a sentirlo después de tantos años. Casi había olvidado por qué me dolió tanto irme. Derek. Siempre había sido por Derek.

- ¿Rubio? - niego con la cabeza, conteniendo el nudo que se ha formado en mi garganta. ¿En verdad no lo sabe? - no creo que te veas mejor que con tu color natural. - Sus dedos no paran de moverse y me veo atraída hacia ellos. Por un momento me pregunto como se sentirá ahora tener su mano entre las mías. Lo descarto de inmediato.

¿Ayuda al que puede? ¿Si no se lo piden? Suena mucho más engreído de lo que recordaba, aunque no puedo distinguir si lo hace a propósito. Quizá no lo note. Quizá lo haga para evitar sobresalir. Una parte de mi espera que sea la primera opción.

- Mis padres se divorciaron - lo digo con el mismo tono con el que me dieron la noticia. El tono de alguien que sabe que no es una situación ideal pero la acepta de todas formas. Desvío la mirada hacia el techo. - Mi padre me trajo de vuelta con él.

Parece indeciso, no para de moverse y de tomar su cuaderno - deberías hacerlo -me encojo de hombros- puedo irme si te estoy interrumpiendo.

Por supuesto que no quiero irme pero tampoco quiero estar aquí si el preferiría que me fuera. Quiero ser su amiga, a final de cuentas, e importunarlo es último en la lista para conseguir eso.

Me levanto y me acomodo la falda, volviendo a fajar mi camisa. Desde este ángulo parece más pequeño, incluso algo perdido. Antes de pensarlo me acerco el par de pasos que nos separan y paso mi mano por su cabello, apenas tocándolo. Es igual de suave que cuando niños pero me detengo antes de volver a hacerlo.

- ¿también tienes un encantamiento para mantenerlo suave? – sonrío levantando apenas las comisuras de mis labios y viéndolo a los ojos. Parada justo enfrente de el puedo ver como sus mejillas siguen un poco rosas, casi del tono de sus labios.

Me aparto rápidamente para quedar parada a unos pasos de distancia pero justo frente a el. Cruzo los brazos y le sonrío de nuevo, inclinando mi cabeza para verlo de lado - no puedo imaginarte rubio - en mi mente Derek siempre se ha relacionado con el tono castaño de su cabello, su hermano había sido el rubio, no él. ¿Lo hace para que siga vivo, al menos en parte? ¿O es simplemente un mecanismo de su inconsciente? Me enderezo y me acerco a la ventana.

- en cualquier caso, gracias de nuevo por lo que hiciste hoy, lograste que mi primer día fuera mucho más agradable de lo que esperaba. Avísame si hay algo que pueda hacer para agradecerte– le guiño el ojo antes de darle la espalda, disfrutando la vista que la ventana me ofrece.

Me paralizo cuando escucho el carboncillo sobre el papel. No sé si me está dibujando pero no voy a arriesgarme a que deje de hacerlo. En cambio intento controlar mi respiración, de la que de pronto soy terriblemente consciente, y de concentrarme en algo que no sea la interminable ola de recuerdos que han llegado con el simple sonido de que Derek está dibujando.

Dijo que no era desagradable, eso funciona para distraerme. En su idioma es casi decirme que mi compañía le parece amena y eso es un gran avance para solo un par de horas de habernos… ¿reencontrado? No puedo decir conocido, pero tampoco creo que cuente como un reencuentro si una de las dos partes involucradas no recuerda la parte anterior de la relación. Aún así no puedo evitar sonreírle a la idea de que le agrado, me da esperanzas de que podamos ser amigos antes de lo que creía posible.

Sus trazos parecen más firmes, amplios, con menos miedo al carboncillo y al papel. Desde que éramos niños era su forma de expresarse, pero casi nunca los mostraba, la primera vez fue su hermano quien le quitó el cuaderno para enseñarme cómo había dibujado parte de su casa. Luke siempre presumía las cosas que Derek lograba, estaba tan orgulloso de ellas como de las propias, y las comentaba incluso más seguido. Un día me había confesado que era porque quería sentirse orgulloso de algo, no estaba orgulloso de él mismo, y Derek era lo siguiente mejor. Estaba, también, celoso de su hermano. Según él Derek siempre era bueno en todo, sus padres lo reconocían más y su forma de conseguir atención era seguir resaltando lo brillante que era su hermano, así al menos sus padres tenían que estar de acuerdo con él y no le decían ningún comentario respecto a su supuesta falta de habilidades. Lo cierto era que Luke era tan bueno en todo como Derek, pero casi nadie lo veía.

No era la primera vez que Derek me dibujaba pero me sentía mucho más presionada porque lo estuviera haciendo… si es que lo estaba haciendo. Escuchaba su respiración y casi podía verlo mordiéndose el labio y limpiándose las manos en el pequeño tapo que llevaba consigo. Estuve a punto de girarme cuando cambió la hoja, pero empezó el siguiente dibujo tan rápido que decidí esperar a que él hiciera algo para indicarme que había terminado.

No me esperaba que regalara un dibujo. Mucho menos de una rosa. Cuando me lo entregó pude sentir el color subiendo a mis mejillas y una sonrisa apoderándose de mi rostro. Parecía terriblemente apenado, y no me extrañaba, era como si me estuviera dando una pequeña parte de él. Para mi, era como si de pronto me abriera la puerta y me invitara a pasar. Lo tomo del brazo, intentando no incomodarlo y me acerco a él hasta dejar un suave beso en su mejilla, presionando mis labios sobre su piel por un par de segundos y después acercándome a su oído.

- No se lo mostrare a nadie, es nuestro – me separo y le sonrío, intentando transmitirle que me doy cuenta de la magnitud del gesto. – Gracias, eres brillante, prometo cuidar de él.

Me alejó un par de pasos en dirección a la escalera que lleva al dormitorio antes de continuar hablando – Espero verte mañana, Derek. - Subo casi corriendo, si lo hago más lento probablemente terminaría quedándome con él otro rato. Ya en el dormitorio observo la rosa con más detenimiento. ¿Para que quería que fuera roja o de algún otro color, si así como era, era perfecta?