Bebiendo y relajandome [LIBRE]

Si habia sido un pesado día en el Ministerio, cada vez era más pesado y la estupidez de algunos era pagado por otros, por lo que si trabajamos, la ineptitud y la desconfianza eran cada vez mas desgastantes, sin embargo para esos momento siempre salia a recorrer los bares, para despejar mi mente y regresar al dia siguiente mas encabronadamente exigente, nadie entendía la perfección como yo y ese era un problema por demas serio, pero debia dejar mi trabajo en mi oficina, con mi secretaria, y relajarme un instante, asi que fui por algo de beber, estaba seguro de que mañana alguien temblaría, pero por ahora solo quería ver pasar el tiempo con una copa de whikey en una mano y la rodilla de una hermosura en la otra

Día frustrante... Decidí escaparme del castillo par airme a las tres escobas. Odiaba aquella estúpida escuela, sus absurdas normas... Me senté en una mesa en un rincón y me quité la capucha, colocando mis cabellos negros cobre los hombros. Pedí un té e intenté relajarme.

Note desde donde me habia colocado que una sensual morena se habia quitado la capucha y dejado al descubierto su belleza, parecía dificil, recia, obstinada...eso era una invitación para mí, tambien parecía un poco...joven, quizas mucho, pero eso para mi nunca ah sido un impedimento para estar cerca de una mujer, con cuidado me levante, dejando mi copa sobre la mesa, me adelante con ese paso que me daba un porte llamativo y seductor, casi nadie podía resistirse, y ella parecía necesitar al menos un poco de plática, al llegar a la alejada mesa sonreí seductoramente y la mire a los ojos, seguro, confiado, arrasador

-hola, no te ves muy bien, me preguntaba si deseas que hablemos para que se te quite la mala cara y sonrias, estoy segura que asi te ves mejor

no sus ojos eran mas bellos de lo que imaginé, me impacto mirarla asi de ofuscada, sin embargo el fuego en las venas de las chicas es lo que mas me gustaba y eso no lo negaría jamas

Miré al desconocido con desagrado visible.

-No estoy de humos para que un ridículo hombrecillo intente hacerse el interesante, gracias. -dije friamente.

Sin embargo había algo atractivo en aquel hombre... Algo oscuro que hizo que mis ojos brillaran con curiosidad.

"Si nena, saca las uñas, las necesitaras para defenderte" pensaba mientras la veía enojarse, si, nunca la habia visto de buenas, pero de malas era...un volcan, me acerque a ella, hasta donde estaba sentada, tome su menton, me incline un poco para quedar a pocos centimetros de su rosto, ella creía que yo era ridículo, ingenua, igual me gustaban las dificiles, arrastrando mis palabras le dije sind ejar de mirar sus ojos

-ah si, ¿tu lo crees? pues, habra que hacer algo para que estes de mejor humor y puedas...soportarme...

me separé de ella un instante y sin su permiso me senté, me gustaban los retos, "toma todo y no dejes nada", pensaba mientras veía su rabia crecer, eso me fascinaba, quería ver hasta donde era capaz de llegar por defender su espacio personal

-Quita tus sucias zarpas de mi cara -dije dando un golpe en su mano.

Se sentó, aquello me puso de los nervios.

-No voy a dejarme seducir, idiota, mejor buscate a una pueblerina necesitada.

No pude mas que carcajearme al escucharla hablar asi, es una fiera, pero asi me gustan, para domarlas como es debido, sentí aquel golpe y me sentí extrañamente excitado, pero me mantuve ecuianime, dejaria que ella se confiara de tener el control y despues....

-uy que genio, si vas a comerte a un ogro quitale las botas preciosa, no busco a una pueblerina necesitada, pero si a una estudiante ¿necesitada?...no se, tu te ves levemente miserable, asi que creo que no hay mucha diferencia ¿o si?

la miré con una sonrisa pervertida y cinica, mis palabras brotaron natural y dulcemente de mis labios, la niña parecía no saber con quien estaba tratando y eso me gustaba mucho en verdad

-Creo que no tienes puñetera idea de con quien estás tratando -dije altiva.

Decidí ignorarle. Aparté la vista de él y me puse a mirar un ejemplar del profeta que había en la mesa.

La miré divertido, esta niña era dificil y algo agría pero me gustaban las chicas como ella, mas divertido que antes le conteste acomodandome en el asiento, esto era divertido en exceso

-uy cariño, que boquita, tu tampoco lo sabes, pero eso se resuleve, claro que si prefieres quedarte sola en un rincon como la muñeca fea...e tu elección, solo que creo que te haría bueno descargar tu coraje ahora y no que te de un aneurisma

le mire, sin dejar de reirme, esta niña no sabi lo que me motivaba verla asi de furiosa