Nada de Nada - Libre

El tiempo transcurría de una manera fastidiosamente lenta hasta que, perdido en la monotonía de ver motas de polvo flotar ante mi rostro, me olvidé porqué me encontraba allí. Me estiré sobre la cama, esperando a que algo ocurriera en la habitación, pero salvo por el silencio, no hubo nada.

Invoqué uno de los libros que había dejado en mi baúl, intentando encontrar la lectura algo entretenida, o al menos pasar el rato hasta que me diera sueño. No podía creer que aún no hubiese llegado nadie a la habitación, ya que se suponía que debía compartirla; por más Slytherin que fuéramos, aún no teníamos habitaciones individuales.

Me dirigi con paso lento hacia los dormitorios masculinos, haciendo crujir mis hombros, que llevaban doliendome un tiempo. Esperaba que se me pasase estando un rato tumbado en buena posicion sobre la cama; ademas, creia recordar que aun tenia en la mesilla algun libro interesante de la biblioteca, para matar el rato. Gire el picaporte, que se abrio con un chasquido, y entre en la habitacion. En un primer momento me parecio vacia, pero un nuevo vistazo me descubrio una figura tumbada en una de las camas del fondo, justo al lado de la mia. Me encamine hacia alli, pues, al fin y al cabo, era mi cama la de su derecha, pero una sonrisa se fue expandiendo por mis labios cuando reconoci a la figura. En vez de sentarme en mi colchon, me deje caer al lado suyo de golpe, haciendo que rebotase ligeramente y acompañando su risa.

-Hacia mucho que no te veia por el castillo, Noah-exclame.

Cerré los ojos, dejando el libro a un lado y preparándome para dormir. El silencio y el leer un rato ya me habían provocado sueño, además de que estaba bastante cansado por todo el viaje y las diferencias de horario. Pero dejé al cansancio de lado al ver entrar a Caín a la habitación y sentarse en mi cama. Me reí, observando como rebotaba en el colchón, antes de jalarlo para darle un abrazo.
—Lo sé, demasiado tiempo... —hice una mueca, acomodándome contra las almohadas y dejándole sitio a Caín para echarse a mi lado—. Padre creía "indispensable" el que le acompañara a cerrar un negocio en Estados Unidos. —Bufé, e hice una mueca, imitando el tono de voz de mi padre— "Algún día todo lo mío será tuyo y debes cuidar tu futuro" blablabla. ¿Tú que tal has estado?

Me rei, correspondiendo a su abrazo y tumbandome boca arriba en el hueco que me dejaba libre-"No manchar la reputacion de tu familia; hacer honor a tu apellido"-canturree imitando a mi vez la voz de mi abuelo-si, me conozco todo ese rollo-Rei, apartandome el pelo de la frente-Familias-dije simplemente con un suspiro, pues la mera palabra expresaba todo el deber de un Slytherin para con su sangre-Yo he estado bien-comente encogiendome de hombros-Se acerca el baile de Navidad, y la gente anda revolucionada-añadi sonriendo ampliamente mientras giraba mi cuerpo, para quedar de lado mirando hacia él.

Bufé nuevamente, recordando lo histéricas que se ponían las chicas ante celebraciones de tal magnitud. Hacia años que había decidido pasar de ellas e irme a algún lugar en el que, era más que seguro, lo pasaría mucho mejor que intentando ser cortés y amable con quien se me cruzase.
—Pues me alegro de no pasar las navidades aquí —dije—. Ya es suficientemente deprimente el tener que pasar la mitad de mis vacaciones oyendo los discursos de mi abuelo, no desperdiciaré lo que queda bailando con... —me interrumpí al ver entrar a un chico de sexto curso—. Buenas noches, diría yo—me reí, acomodándome sobre las almohadas.

Pense en las navidades y en la celebracion del colegio. No sabia si era obligatorio asistir con pareja; nisiquiera si era obligatorio asistir, pero mi mente estaba mas bien en las vacaciones de navidad. Sonrei a Noah, que me devolvio el gesto como si me leyese la mente; teniamos unos buenos planes para aquellos dias, sin normas, sin ataduras y, sobre todo, sin convencionalismos sociales.

-Creo que nuestros respectivos abuelos deberian pasar las navidades juntos, y dejarnos tranquilos a nosotros, los nietos, que bastante bien nos comportamos durante el año-esboce una media sonrisa, sabiendo que no era cierto. En ese momento vi como Noah elevaba la mirada, e hice lo propio. Un chico acababa de entrar en el cuarto, sentandose en una cama no muy alejada y saludandonos. Retire suavemente el brazo que tenia casi alrededor de mi compañero y lo eleve en la direccion del otro chico, a modo de saludo.-Buenas. Caín Lancaster-Me presente con una risa bromista y llevandome la mano a la frente, en gesto militar.

Apoyé la cabeza sobre el hombro de Caín, aguantando las ganas de reírme de su actitud y regodeándome en tener que compartir habitación con más gente; todo era mucho más divertido cuando había peligro de por medio. Observé a aquel chico atentamente mientras se movía de aquí para allá en la habitación, y luego a Caín que hacía lo que yo. Me tomó un segundo realizar el hechizo no verbal para arrimar tan solo un poco las cortinas del dosel de mi cama, de manera que solo la gente que permanecía en la puerta de la habitación, no pudiese vernos, y le sonreí ampliamente, relamiendome los labios mientras observaba los suyos.
—¿Y qué has estado haciendo en mi ausencia, Caín? —pregunté, llevando una de mis manos para delinear sus labios con mi pulgar.

Observe como el chico nuevo se movia intranquilo por el dormitorio, sin pronunciar aun ninguna palabra mas, al parecer sumido en sus propios pensamientos. Encogi los hombros, pues al fin y al cabo yo no tenia ni voz ni voto en las acciones de ese chico. Me fije en que los doseles se corrian ligeramente y me rei con ganas. Ahora desde la puerta no se nos veia, por lo que, a un primer vistazo, eramos invisibles, pero desde cualquier otro punto del dormitorio nuestros cuerpos se observaban con total nitidez. Le sonrei a mi compañero, muy consciente de cuanto le podia llegar a gustar jugar de aquella forma.

-La verdad es que me he divertido-comente con picardia mordiendo aquel dedo suavemente-Pero te echaba de menos-añadi con una sonrisa mientras le apartaba un mechon de pelo de la frente.

Sonreí tentativamente, observando que el chico se encontraba distraído, para pegar mi cadera a la suya y dándole un intento de mirada inocente que no me cuadraba para nada. Con la mano que se posaba en su mandíbula, lo atraje haca mi, robándole un corto beso, para luego apartarme rápidamente. Quería más, claro que quería más, pero no era el momento ni el lugar y ambos lo sabíamos; pero al menos tendría una probada.
—Bueno... Yo no he tenido tiempo de divertirme, pero sí te he echado algo de menos—me reí, girando la varita entre mis dedos, intercalando con "Lumos" y "Nox" y evitando volver a acercarme a Caín, por más que quisiera.

-Que osado-susurré riendo entre dientes, disfrutando del breve contacto que se había producido entre nuestros labios. Le observé con los ojos algo vidriosos, sintiendo la tensión física que se formaba entre nosotros, como cada vez que nos encontrábamos en situaciones como aquella, en la que nuestros cuerpos ansiaban recorrerse mutuamente. Sonreí a Noah, que me devolvió el gesto, y supe con total seguridad que él notaba lo mismo, principalmente por aquel incitante gesto en el que nuestras caderas quedaron totalmente pegadas, mientras él esbozaba una "inocente" media sonrisa.-Noah...no me tientes-murmuré encarnando una ceja-Que hace mucho que no nos vemos...y la carne es débil-Añadí riendo mientras mis dedos rozaban durante un par de segundos la hebilla de su cinturón. Al momento retiré la mano, con una falsa mirada de disculpa mientras me mordía el labio, procurando ahogar una risa. Revolví el pelo de mi compañero, antes de colocar mi brazo bajo su cuello a modo de almohada. Suspiré, éramos tan parecidos que era inevitable que surgiese aquella complicidad.-Realmente, me alegro de que me hayas echado de menos-comenté de forma traviesa y riéndome como si de un chiste privado se tratase.

Me reí de su comentario, intentando no soltar una carcajada por la expresión de su rostro hace momentos. Ya ni recordaba cuando nos habíamos conocido, solo aquella sensación de comodidad cuando estaba cerca suyo. Terminé por alejarme completamente, observando el dosel de la cama y el resto de la habitación, sonriendole de lado.
—Ya se que no te molesta exibirte, o eso parece —susurré con una sonrisa—. Pero creo que a nuestro compañero aquí presente, sí le molestaría.
Exhale un suspiro, pensando que ya luego en la reunión programada par las vacaciones, recuperaríamos el tiempo perdido. Sonreí, observando a Caín de reojo, preguntandome si él sentía la expectativa que se formaba en la atmosfera cada vez que uno pensaba en las vacaciones con un gatito incluido.

Me reí con ganas, ¿tan exhibicionista era?...llegué a la conclusión de que sí. Realmente, cuando las reacciones físicas llegaban a sobreponerse a mi raciocinio, y no solían ser demasiadas veces, ya no había nada que hacer. Sonreí de medio lado; últimamente solo había dos personas que consiguiesen ese efecto en mi...y una estaba tumbada a mi lado. Medité unos momentos ante lo afortunado que podía considerarme, antes de volver a centrar mi atención en Noah. Miraba al techo con los ojos perdidos y una sonrisa en los labios; y supe sin lugar a dudas que estaba pensando en las vacaciones de navidad.-Eres un pervertido-susurré a su oído riendo ligeramente al observar que había adivinado sus pensamientos al instante, intentando alejar de mi mente la imaginación de las veladas que ya teníamos previstas, pues podían originar un descontrol aun mayor en mis hormonas ya de por si revueltas. Fruncí un poco los labios, intentando aguantar una risa, aunque con pocos resultados.-También podríamos vernos tu y yo en un sitio un poco mas privado, antes de las vacaciones-comente en voz baja, pues aunque me consideraba a mi mismo un desvergonzado; no quería incomodar al chico que estaba en la habitación, y que no había vuelto a abrir la boca.

—Jo! ¿Pervertido yo? —Me reí mirándole fijamente a los ojos—. Aún no, Caín. —Me relamí los labios, mordiéndolos para evitar volver a acercarme a Caín y las ganas que tenía de volver a besarlo. Últimamente me encontraba desbordado por las emociones que Caín y Celes me provocaban, y no es que me molestaran, pero me hacía sentir fuera de control conmigo mismo como para que fuera una sensación completamente agradable—. Mhhgh —balbuceé—, esa idea me gusta demasiado. Sabes bien que solo tienes que decir dónde y cuándo, querido Caín.
Mordí mis labios con fuerza, posicionándome sobre su pecho para buscar sus labios, cual droga para un adicto. Respiré por entre sus labios mientras los besaba con ansiedad e intentando no ver en el reflejo de sus ojos a mi expresión derrotada. Me era imposible no caer y caer una y mil veces cuando su boca atraía a la mía como un imán—. ¿Dónde y cuándo? —me reí, jadeando.

-Obviamente que pervertido tu-rei bromeando, pues sabia que yo lo era tanto como él. No podía evitar que mis pupilas se dilatasen al observarle, revelando en parte lo que mi subconsciente ordenaba imperiosamente, el deseo de tener cada centímetro de su piel entre mis manos-No sabes como me alegro de que te guste la idea-comente sonriendo de medio lado, mientras mi mente comenzaba a barajar posibles fechas cercanas y, sobre todo, lugares. Sentí de nuevo el peso de Noah sobe mi pecho, y noté como mi cuerpo reaccionaba ante aquel hermoso rostro que intentaba contenerse para no lanzarse sobre mi cual fiera salvaje. Cuando sus labios volvieron a posarse sobre los mios, no me contube, nos mirase quien nos mirase. Los recorri por milímetros, explorando su boca profundamente, dejandole apenas espacio para respirar, sin poder evitar que mis manos recorrieran con suavidad su espalda por encima de la camiseta, haciendo que se arquease ligeramente. Escuché su jadeo,a medias divertido "¿dónde y cuándo?", eso mismo me preguntaba yo. Hacía unos instantes había pensado en algún día de aquella semana, pero ahora mi cuerpo me reclamaba más, mucho más, me pedía que borrase del mapa aquellas prendas de ropa que estorbaban mis manos y me entregase totalmente a mi instinto-Esta noche-susurré en su oído con voz ronca mientras mordía suavemente el lóbulo de su oreja-Aquí mismo-añadí en un suave murmullo, solo audible para él-Cuélate esta noche en mi cama y haremos temblar las paredes...sin tan siquiera despertar a nadie-prometí mientras apretaba su cuerpo contra el mío, ansioso ante la expectativa de ser descubiertos en tal comportamiento, tan solo aislados de nuestros compañeros por unos finos doseles verdes.

—Excelente —murmuré antes de atrapar su labio inferior entre mis dientes y mordisquearlo con suavidad para luego apartarme de él completamente. La espera hasta la noche se me haría eterna, pero valdría la pena, hasta entonces buscaría como pasar el tiempo lejos de Caín—. Entonces nos vemos en la noche. —Sonreí ampliamente, relamiéndome los labios.
Sin más, me levanté y comencé a caminar rápidamente hasta la salida sin detenerme más que para alzar una mano en un gesto de saludo. Sabía que mi reacción no era la que cualquiera se hubiera esperado, pero estaba seguro de no poder esperar hasta la noche y no quería cometer otra imprudencia delante de un desconocido. Amplié mi sonrisa mientras la puerta se cerraba con un ligero clic.