Apenas llevo unas horas, y ya necesito hacer mis prácticas (libre)

Ya era por la tarde desde que había llegado, y no tenía mucho que hacer, todos los alumnos estaban a lo suyo, por desgracia, no tenía amigosaun, ni nadie con quién hacer amistad, o por lo menos, no lo parecía, y para colmo, no sabía si dormía solo, por que mi habitacion tenía tres camas, al parecer como todas, pero no había visto a nadie salir o entrar. Busqué debajo de mi cama, había traido algnas pertenencias de mi casa, no iba a venirme sin nada para entretenerme, cogí el arco y tres flechas, las tres perfectamente emplumadas, la verdad, no sabía si estaba permitido practicar allí, pero no tenía muchas ganas de preguntarle a alguien, por lo que bajé rápido de la torre, atravesando el cuadro de la señora vestida de seda rosa, y al llegar a fuera, vi un lugar perfecto... Calabazas... No, no era una exclamación, como caracoles o cielos, sino calabazas de verdad, serían perfectas para usarlas de diana.

Me paré a unos cincuenta metros de ellas, coloqué una flecha en el arco. Miré que no había nadie, no quería que me dieran un susto, no vi a nadie acercarse. Solté la cuerda y la saeta silbó en el aire antesde impregnarse de calabaza. estaba perfectamente clavada, sonreí satisfecho, a pesar de haber notado cierto potencial mágico no había tenido problemas en seguir mi entrenamiento normal. Proseguí a hacer lo mismo con la siguiente flecha, esta vez, la clavaría en una más pequeña.

Me habia despertado exactamente hace unos minutos me vestí y lave rápidamente necesitaba caminar y perderme en mis pensamientos en algún lugar mas natural no como los dormitorios de Hufflepuff de hombres y la ultima vez que entre al de mujeres para hablar con mi amiga Cassandra termino dolorosamente para mi porque me golpearon entre todas mis compañeras Hufflepuff que no me conocian y por principios no podia hacer nada.

-Aurorium- Pense mientras corria fuera de la sala apenas vi un espacio abierto para escapar del castillo y sali disparando en una cortina de humo verde que dificultaba que alguien viera alguna parte de mi persona en ella, vole durante un momento y aterrice en la casa del guardabosques.

-Buenos Dias, Joven?- Dije mirando al chico Gryffindor que estaba practicando tiro al arco. -Buen tiro, porsierto Ted Lupin un placer-

Me sobresaltó escchar un sonido tras de mi, y estuve a punto de apuntar con el arco a quién estuviese allí, tranquilo... Solo es un alumno... Al parecer de Hufflepuff.

- Hola.- Dije mirándolo- Gracias, mi nombre es Sidilion Dragonclaw, pero puedes llamarme Sid o Sidi. Si me disculpa, solo me queda una flecha por tirar, y podré mantener una charla.

Apunté de nuevo, por tercera vez, esta iría a una gran calabaza, estaba algo alejada, pero tenía na mancha marrón de una pulgada de tamaño. La flecha silbó en el aire y se inyectó en la piel gruesa con un sonido seco. Fui a regocer las flechas y desaté la cuerda del arco.

- Como ya os he dicho, soy Sidilion, vengo de Noruega, debí haber venido en Septiembre, pero las cartas de Hogwarts llegaron la semana pasada.

Mal.. aun estaba fatal. Por mucho que habían pasado días de la muerte de mi mejor amigo.. no podía superarlo. Me aovillé entre las mantas cobertoras junto a Rayth y Argot, que dormían plácidamente, a diferencia de mí. Me incorporé sin ganas, mirando la habitación aislada de él.. el cajón de donde había sacado sus pociones.. el suelo donde había mirado al techo junto a él... Todo me hacía recordarlo.
Sabía que iba a morir si seguía así y las sombras que me cegaban volvían cada cierto rato, sumiéndome entre los espectros.
Me miré al espejo, encontrando mi cuerpo casi en los huesos. Tenía los ojos más verdes de lo normal por culpa de las lágrimas secas que ya no me quedaban pero que seguían dejando mella. Aparté la vista y me puse una chaqueta verde con lentitud sobre el uniforme. Estaba muy débil, lo sabía.. sólo quería dormir todo el tiempo..pero iba a obligarme a salir al menos un rato.
Suspiré y bajé las escaleras, recorriendo el castillo hasta salir y dirigirme hacia donde me llevaba el viento. Los terrenos, el paisaje.. nada que mis ojos quisieran ver en realidad.
Me detuve en seco, quedándome sin aire cuando mi vista se detuvo en un chico con un arco que..
parpadeé, volviendo a fijarme en él. No.. no era él... por qué había visto a Dave? Era otro chico..había estado a punto de correr hacia él con desesperación.
Qué esperabas? Dave está muerto, no volverá.
Sentí que mis ojos querían volver a llorar pero no podían, así que me concentré en tranquilizarme. Junto al chico reconocí a Ted.
Quizá algo de compañía para variar un poco, me vendría bien.
Dirigí mis pasos hacia los chicos y me detuve a una cierta distancia, abrazándome a mi misma mientras forzaba un atisbo de sonrisa.
- Hola chicos... - miré primero a Ted, que era al que conocía y luego me fijé en el que sujetaba un arco.

-Bueno Sid un placer conocerte y espero que algun dia si no es mucha molestia me enseñes tirar al arco me encantaria tener esa destreza- Dije sonriendole a Sidilion y luego una voz que salio del bosque me distrajo por un momento era la voz inconfundible de Alyss desde que murio Dave no la habia visto, como sabia que eran grandes amigos ella estaba dañada en si alma con su perdida, una caracteristica que yo no podia tener.

-Alyss, lamento haberte visto luego de estas condiciones- Dije y la abrace de saludo tratando de comprender un poco lo que sentian los humanos cuando perdian a un ser querido luego la solte y le sonrei esperando que ella me devolviera la sonrisa. -Dejame presentarte a Sidilion DragonClaw llego hace poco tiempo y quedo en Gryffindor, parece que el no conoce mucho la magia- Dije mostrandole al Chico Gryfindor que estaba aca y dije lo ultimo susurrando para que el no escuchara.

-Alyss...- Susurré de forma que solo lo oí yo... ¿Cómo conocía ese nombre? Era imposible, no lo había escuchado en mi vida, sentía como si una parte de estuviese saliendo de mi cerpo, y me obligase a caminar hacia ella.
Le ofrecí mi mano a modo de saldo, sin dejar de mirar suus ojos verdad... Me recordaban a una cara que jamás había visto, como si los hubiese tenido en mi memoria siempre... Pero era imposible, aun que claaro, tras lo ocurrido en invierno, todo era normal.

- Un place, como ya ha dicho Ted, me llamo Sidilion Dragonclaw.- Sentí en ella algo extraño, algo muy familiar, como si tuviese algo que era sensible a mi ser... No a mi, si no a mi otra alma, fruncí el ceño un poco mirándola y luego le dediqé una sonrisa amistosa.

Sentí que Ted me abrazó... agradecí que se apartara, en ese momento no estaba demasiado dispuesta a que se compadecieran de mí, sabía que con cualquier gesto estaría llorando otra vez.
- No pasa nada, Ted - respondí, pero no sonreí, sólo cuando el segundo chico se presentó después de haber sido presentado por el hufflepuff.
- Encantada Sidilion - curvé un poco los labios, tomando su mano, aunque me parecía un tanto extraña esa manera de saludar. Pero al tocarlo, agrandé los ojos. Sin decir nada, lo solté con normalidad, mirandolo con precaución. Algo en él me era familiar, algo que no sabría explicar, pero que estaba ahí como una evidencia.
Dejé el tema de lado, ya que no iba a conseguir nada acosándolo con la vista. Ya averiguaría qué era lo que pasaba en otro momento.
- Nuevo Griffindor, eh? espero que estés a gusto cuando te acostumbres a esto, la magia y Hogwarts van de la mano, con acostumbrarte a una de ellas, la otra será fácil de asimilar - sonreí, pronto me sentía confusamente mejor, al menos un poco.

Cuando apenas rozó mi mano, sentí que todos los músclos del cuerpo se tensaron, tenía la mirada perdida.... No podía ser, estaba viendo en mi mente algo... Era ese chico, el primero que conocí al llegar... Teo, estaba con Alyss cuando llegó a la escena otro, saliendo del bosque. Volví a la normalidad enseguida y disimulé lo ocurrido con un bien finjido bostezo, mientras tapaba mi boca con la mano, por mucho teatro que fese, debía conservar mis modales.

- S-Sí, supongo que tendréis que soportar a otro osado por aquí, creo que me será más fácil acostumbrarme a Hogwarts, es mucho más normal un castillo que una varita... O por lo menos para mi.- Dije sonriendo de lado.- Y Ted, refiriéndome a lo dijistéis antes, sería un placer enseñaros el arte del tiro con arco.