La Cámara de los Secretos... [Luna y Teo]

La clase de Herbología no era mi favorita. Para ser sincera... era la que más detestaba. ¿De que nos serviría al estar fuera de Hogwarts? Esas mandrágoras eran mi perdición. Y de bebés... ni hablar. Insoportable era la palabra correcta para definir la clase. Lo peor de todo era que era obligatoria cursarla.

Sabía que me iba a ir mal si me cachaban y que era tan improbable que no me cachara como que volará sin escoba algún día. Solamente había pedido ir al baño, prácticamente había salido del invernadero corriendo. Estaba segura de que se había mal, muy mal, pero no me importaba. Que piensen lo que sea, lo que unos alumnos de Hufflepuff pensarán me interesaba poco.

Luna vendría al baño de Myrtle dentro de unos momentos. Había quedado con ella tratar de abrir la Cámara de los Secretos. Sería algo difícil ya que ninguna podía o sabía hablar parsél, pero trataríamos. Además, ¿quién decía que para abrirla teníamos que hablar en parsél? Podía abrirla con algunas reliquias de mi familia. Con eso probaría la pureza de mi sangre y la Cámara podría abrirse. Supuestamente, fue hecha por Salazar Slytherin para borrar a todos los sangre sucias de Hogwarts. Era por eso que este baño ya no era usado por ningún alumno; aquí vivía el fantasma de la única victima que el basilisco había podido tener, Myrtle.

Eso me hacía preguntarme en donde estaría Myrtle... Por una parte era bueno que no estuviese aquí. Sus lamentos y chillidos en verdad me irritaban y con ella haciendo eso, las migrañas me daban demasiado rápido. Pero si queríamos entrar a la Cámara de los Secretos, Myrtle sería la persona perfecta para ayudarnos, además de una que supiese hablar parsél... Era por eso que había invitado a Teo.

Me senté en los lavabos, me recargué en el espejo que había detrás y empecé a balancear mis pies. Era gracioso pensar que Luna quería entrar a la Cámara de los Secretos siendo una Gryffindor.

Sonreí ampliamente al ver entrar al Luna. Esta, también sonrió. Me bajé de los lavabos y caminé hacía ella. Era de verdad, muy extraño que una Slytherin como yo se llevará con ella, una Gryffindor. Sin embargo, las cosas habían pasado y desde entonces Luna y yo nos habíamos vuelto amigas.

—Para nada, acabo de llegar. Pero es bueno que no hayas tardado, así no tendré que embrujarte, querida Gryffindor —sonreí de lado y sonreí.

Me dirigí hacía el lavabo que tenía el dibujo de Salazar, una serpiente. Anteriormente, había venido en la noche a hurtadillas. Me mataba la curiosidad... y encontré esto. Inmediatamente supuso que trataba de la entrada a la Cámara. Aún me daba risa en pensar lo graciosa y estúpida que he de haber visto al tratar de hablar parsél. Había leído que muchos magos no saben que hablan parsél hasta que lo intentan, ya que es un poder oculto y oscuro.

Fue en vano.

—No te preocupes, he invitado a Teo. El nos podrá ayudar en ese asunto —me volteé hacía ella y le guiñe el ojo. No quise decirle la verdad aún, tenía que esperar a que Teo llegará.

Crucé mis manos atrás de mi espalda y sonreí con malicia.

—Y Luna... ¿que es lo que te intriga de esta Cámara maldita? Eres una Gryffindor... debes de odiar todo lo que el creador de la Cámara hizo, ¿no? —mi sonrisa maliciosa se ensanchó.

El miembro 'Luna Weasley' ha efectuado la acción siguiente: ¡Probar suerte!

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