Paseando en los Jardines con Leones [Rose y Sid]

El día estaba nublado; hacía un poco de frío, pero no importaba. Los días nublados eran los mejores que Hogwarts podía tener. Los deberes que debía ya los había entregado y había adelantado unos pocos, así que este día podría llamarse como mi día libre. Hacía tiempo que no tenía uno y en verdad era refrescante.

Estar en los jardines no era la gran cosa. Prefería el Lago, el Campo de Quidditch o el Bosque Prohibido para pasar mis días libres, pero hoy estaba inusualmente interesante. Había algo en él que me atraía. Tal vez fuera por el frío que hacía o tal vez porque me daba demasiada pereza ir otros lugares.

Empecé a caminar por los alrededores, observando cada cosa que había. No prestaba mucha atención a lo que había enfrente de mí. De todas maneras, el lugar estaba algo desértico y no podía chocar con alguien. Mis manos se entrelazaron detrás de mi espalda y con una sonrisa en alto y los ojos cerrados, camine más y más; sintiendo al aire fresco en mi cara. Pero la tranquilidad se acabo cuando choqué con una persona y caí hacía atrás.

Estaba muy aburrido, como desde que llegué, y para colmo aun no tenía mi varita, estaba deseandotenerla y empezar a sarla de tantas maneras como pudiese. Camina por los jardines, despreocupado, echando pequeñas bocanadas de humo por la boca, era muy divertido cuando me acostumbraba al olor, y lo mejor, es que no se me ponían los dientes amarillos, al contrario que pasaría si fumase tabaco.

Choqué accidentalmente con alguien y me dirigí rápido a ayudarla, pues era una chica, la segunda Slytherin que había visto en la escuela.

- Oh... Perdonad, no fue mi intención...- Dije disculpándome mientras la ayudaba a levantarse.- Soy Sidilion, Sidilion Dragonclaw, de sexto curso de Gryffindor.

Ya me estaba acostumbando a presentarme así, una pena qe quedasen solo dos semanas para que acabe.

Definitivamente no había nada mejor para tomar el aire fresco de aquel día gris que salir y dar una larga caminata, rodeando los jardines con cierta tranquilidad y paciencia; cualidades que en mí podían leerse cuándo iba andando, con mi paso firme, decidido pero siempre iba despacio. No dejaba rastros de que hubiera estado ahí, porque en cuánto veía yo que los dejaba desaparecía misteriosamente. Siempre había sido así y ¿para qué cambiar ya estando a años de acabar mi educación mágica? Sonreí para mis adentros. Proseguí mi camino, y ví en mi lugar de siempre a una chica {por el uniforme Slytherin seguro,} y a un compañero de casa. Dudé entre acercarme o no; opté por caminar a ver qué rumbo tomaban mis pies.