Día Libre [Libre]

Estaba muy aburrida ese día, las clases habían terminado temprano debido a que los profesores tenían una reunión, y no había nada que hacer.
Entré en la sala común, estaba totalmente vacía, me dejé caer sobre un cómodo sillón color escarlata y en el medio del silencio largué un profundo suspiro:
Ahhhhhhhh
Se oyó un eco muy fuerte que retumbó en toda la amplia habitación.
Acerqué mis manos al hogar en el cual flameaban unas llamas para calentarlas, el día estaba un poco frío.
No había tarea, tampoco nada que estudiar, y ya había terminado el ensayo para Defensa Contra las Artes Oscuras hace un par de días.
Ninguna actividad, ningun deber, tenía el resto del día libre...

Salí de las habitaciones de las chicas bajando las escaleras al trote. Entre los brazos llevaba unos libros, pergaminos y mi pluma. Le dí un vistazo rápido a la Sala Común y me pareció que no había nadie allí. Me paré delante de la ventana, la desentelé y me senté sin mirar en el primer sofá que vi. Al levantar la mirada me encontré con una chica que se calentaba las manos en el fuego. Le sonreí.

-Ha refrescado hoy, ¿verdad? -le dije señalando la bufanda que llevaba conmigo. Y abrí el libro-. Cuánto trabajo... -murmuré para mí.

"¿Y si lo hago mañana?" me pregunté cerrando el libro y mirando el fuego. Miré la ventana y solté un suspiro. No tenía ganas de trabajar.

De pronto, oí que alguien bajaba las escaleras. Vi a una chica que tenía libros, pergaminos y plumas, parecía que tenía trabajo. Luego se sento en un sillon cercano al mío.
-Si, esta muy fresco.- le contesté. -Seyer, ¿verdad? Un placer, soy Victoire.- Dije, mientras extendía mi mano para saludarla.
Iba a ofrecerle mi ayuda con sus tareas, pero lo dude ya que parecía que ni ella quería hacerlas, de todos modos exclamé con una sonrisa:
-¿Necesitas ayuda? Se ve que tienes mucho trabajo- Miré la pila de libros, tenía por lo menos uno de cada materia.
Volví mi mirada otra vez hacia el fuego, esperando una respuesta.

De repente la chica se presentó.

“¿Cómo sabrá mi nombre?” me pregunté “Victoire...”

-Encantada Victoire –le dije asiendo la mano que me ofrecía con una sonrisa. Y no pude contener la duda así que le pregunté sin saber si debía-. Esto... Victoire, ¿cómo sabías mi nombre?

Cuando volví a mis tareas, que parecían que no iban a acabar nunca, Victoire me ofreció ayuda.

“¿Ayuda?” me dije “Pues no me iría mal, la verdad...”

-Pues... –dudé pensando que quizás abusaría de su amabilidad-, no me vendría mal, pero me sabe mal por ti... No me gustaría que desperdiciaras tu tiempo libre ayudándome con mis tareas... –dije mirando hacia la ventana.

Ella se sorprendió al saber que yo sabía su nombre, le pareció tan extraño que me pidió que le diera una explicación.
-Es que te había visto antes caminando por los pasillos de Hogwarts, y como noté que eras de Gryffindor pregunté tu nombre, quiero conocer a mis compañeros de casa- dije sonriendo.
Pareció medio apenada, no quería aprovecharse de mi para que le hiciera las tareas pero yo no tenía problema, así que exclamé:
-No te preocupes, no tengo nada que hacer y me gusta ayudar a los demás- A lo que añadí -Además podemos charlar y conocernos mejor, al mismo tiempo de que tú avanzas con tus deberes. Es bueno hacer nuevos amigos- Volví a sonreir amablemente.
-¿Que tareas tienes?- Le pregunté y al mismo tiempo, para que no fuera todo sobre colegio agregué -Cuéntame algo sobre tí, sobre tu vida...-

“Por los pasillos” pensé “Pues yo no te había visto... soy un despiste”

-Sí, a veces pienso que deberíamos saber más de los de nuestra misma casa –dije pensante.

Victoire se volvió a ofrecer para ayudarme. Propuso entablar relación mientras hacíamos los deberes y, pensándolo bien, no era mala idea.

-Está bien –dije devolviéndole la sonrisa-, haremos las dos cosas a la vez –acabé contenta al ver lo amable que era ella.

“¿Qué tareas tengo?” me pregunté yo también. Y me puse a revisar los libros que había bajado.

-Pues tengo... –dije mirando y separando el pergamino en otra pila diferente- herbología... mmm... historia de la magia (bufff... que palo) y pociones (que esto puedo hacerlo yo en cualquier rato libre) –dije observando los libros sin pestañear.

Oí la petición de Victoire “Algo de mi vida...” pensé

-La verdad es que no sé que contarte –dije medio abstraída haciendo un esfuerzo por pensar-. A ver, no tengo hermanos. Vivo con mi tío... –y me paré-, bueno, no es muy interesante... digamos –dije alargando la “o”- que mi vida es un tanto especial (supongo que al igual que la de todos aquí). Padre Slytherin, tío Gryffindor... –dije a media voz-, cosas de estas... no sé si lo considerarás algo digno de ser escuchado...

Entré a la sala común sonriendo ampliamente. Por extraordinario que sonara, esta habia sido mi día. El viento era algo frío afuera pero eso no congelo mi actitud. Todo estaba listo. Habia estado cursando una materia de manera extra curricular ya que solo me faltaba esa para poder graduarme. Todo el movimiento que hubo para venirme de Francia con mi hermano habia sido un desastre.

Casi marco mi camino hacia los dormitorios, pero noté que no estaba sola. El entusiasmo me habia cegado practicamente.

- Buenas noches Toire - le dije a mi hermana - Hola, soy Dominique.

Me acerqué a ellas y le sonreí a la chica que no tenia el placer de conocer.

De repente se oyó como se abría el retrato dejando paso a algún Gryffindor. Una chica entró y se encaminó hacia los dormitorios cuando de repente nos saludó.

“¿Toire?” pensé “Deben de conocerse... Dominique se llama, no me suena haberla conocido antes”

Dominique se acercó a nosotras y me sonrió. Le devolví la sonrisa y extendiéndole la mano galantemente le dije:

-Encantada Doominique, yo soy Seyer

Seyer aceptó mi ayuda con la tarea, y me dijo que tenía de Herbología, de Historia de la Magia y de Pociones, seguía sin entusiasmo, al parecer esas no eran sus materias favoritas, pero yo hubiera reaccionado igual si estuviera en su situación. Hacer deberes no era de mis actividades favoritas.

Me contó como era su vida, vivía con su tío Gryffindor, su padre era Slytherin, era hija unica, dijo algún que otro dato más sobre ella, y mientras escuchaba muy interesada su relato entró mi hermana a la sala común.

-Hola Domm- le dije sonriendo, luego se dirigió a Seyer y la saludó, aún no se conocían.

Seyer, como era muy simpática contestó el saludo con una gran sonrisa, y le extendió la mano a mi hermana mayor con fin de presentarse formalmente.

-Enchanté - dije mientras también sonreía y aceptaba su gesto.

Me senté al lado de ellas y suspiré cuando noté la pila de libros que habia allí. Agradecí al cielo haber acabado con el colegio. Abrí un libro al azar y murmuré "Aburrido" después mi rostro se adornó con una mueca de lado.

Hace mucho que no disfrutaba de la sala común. No estuve mucho tiempo en el castillo, pero logré encariñarme.

Me quité los tenis deportivos que llevaba puestos y tomé una posición rara en el sofá para relajarme.

-Y díganme... ¿de qué hablaban antes de que interrumpiera? - solté una risa y las miré.

Dominique aceptó mi mano.

“¿Enchanté?” pensé “¿Vienen de Beauxbatons?”

Se sentó con nosotras en los sofás y mirando los libros soltó un bufido. Cogió un libro sin decir nada y murmuró un “aburrido” adornado con una mueca de desdén. Al ver lo que hacía hice una mueca de desaprovación inconscientemente. A continuación se quitó los zapatos y se apalancó de forma muy rara.

“¿De qué hablabamos?” me dije

-Le contaba a Victoire sobre mí antes de hacer las tareas. Ésas –le dije señalándo los libros con la mirada, arqueando las cejas y con una sonrisa sarcàstica-. ¿Qué nos ofreces tú?

Cuando llegó Dominique, se sentó de forma extraña cerca nuestro, tomó un libro de la pila de deberes de Seyer y dejó escapar una mueca de desaprobación, ya que los libros la aburrían.

Al parecer a mi nueva amiga no le había gustado esto, así que contestó a Domm con un tono sarcástico. Yo me quedé contemplando la situación sin decir nada, pero note que las dos chicas no eran de las mejores amigas.

Hubo unos momentos de silencio, lo único que se oía era el ruido del fuego, que aún flameaba en el hogar de la Sala Común, no sabía de que hablar, y la primera idea que tuve, la usé, es así que pronuncié un largo

-Ejémm...-

Me quedé mirando con atención para ver que iba a suceder después, lo que menos quería era que mi hermana y mi amiga se llevaran mal.