Conociendo a gente nueva (Libre)

Tras un pequeño paseo desde Hogwarts había conseguido llegar a Hogsmeade. Allí me dirigí rápidamente a Cabeza de Puerco, el lugar que más me gustaba de aquel pueblo. Tras pedir una cerveza de mantequilla me senté, en una de las mesas más cercanas a la puerta. Tenía puesta la túnica del colegio ya que no me había apetecido quitármela, era cómodo estar con ella, por lo menos para mí. Poco segundos más tarde el camarero me trajo la cerveza de mantequilla y con una sonrisa comenté:

- Muchas gracias.

Seguidamente bebí un pequeño sorbo. Esperaba que alguien se acerca a mi mesa para poder charlar. Quería conocer gente nueva, cosa que me encantaba hacer y no solía hacer muy a menudo. Mientras esperaba miraba a las personas que allí se encontraban. No había nadie conocido, por lo que seguiría esperando a alguien. Seguro sería divertido tomar una cerveza de mantequilla mientras conozco a alguien.

Aquel día hacía demasiado frío para su gusto, apretó fuertemente sus manos bajo los guantes de cuero negro mientras avanzaba por la avenida principal de Hogsmeade, hasta llegar a Las Tres Escobas, pero el ambiente tan abarrotado del lugar hizo que cerrase la puerta de golpe antes de realmente llegar a entrar.

- Vaya... -Murmuró permaneciendo unos segundos sobre la nieve, sin saber muy bien qué hacer.

Suspiró resentida, tratando de buscar otro lugar en el que poder charlar y tomar algo. No tardó en ver el letrero del que parecía otro bar "Cabeza de Puerco", asintió levemente y echó a andar hacia allí con decisión, le agradó ver que al entrar un calor apacible la invadía plácidamente pero el aspecto de los que se encontraban en aquel lugar hizo que buscase desesperadamente a otro alumno. No tardó en divisar a un joven chico con la túnica de Hogwarts sentado en una de las mesas, por lo que se dirigió hacia allí con una gran sonrisa.

- ¿Te importa? -Preguntó señalando hacia la silla vacía de su lado.

Pocos minutos después observé como una chica se acercaba en el lugar donde me encontraba. Parecía que quería charlar conmigo, ya que me dijo si me importaba que se sentara conmigo, por lo que con una sonrisa le contesté:

- ¡Oh! Claro que no me importa -

Mientras esperaba a que se sentará bebí otro sorbo de la cerveza de mantequilla, la cual tenía un sabor verdaderamente rico. A continuación cogí algo de aire antes de volver a hablar, esta vez para presentarme.

- Mi nombre es David, David Lestrange. Un placer poder hablar contigo. ¿Cuál es tu nombre? - pregunté mirándola fijamente, tenía unos bonitos ojos.

Atento esperé como me decía como se llamaba, era genial poder conocer gente nueva.

Se sentó, contenta de que el joven no le negase el sitio, pues la verdad era que no le apetecía para nada tener que acompañar a alguno de los adultos que allí se encontraban, la mayoría no parecían demasiado amigables. "David, ¿eh?", pensó mientras se acomodaba en su silla.

- Chloris Seufzer, Ravenclaw de sexto año, encantada. -Se presentó con una gran sonrisa, tratando de retener su nombre, pues no era demasiado buena en esas cosas- ¿Eres Slytherin, David? -Preguntó con curiosidad señalando el emblema que llevaba en la túnica, estaba claro que lo era, la serpiente era inconfundible, pero como no recordaba haberlo visto antes por el castillo, y tampoco es que ella llevase allí demasiado tiempo, así que creyó que nunca estaba de más asegurarse.

- Sí soy Slytherin y al igual que tu voy a sexto curso. - comenté a la chica. No la había visto antes en el castillo aunque éramos del mismo curso, pero seguramente era porque yo llevaba poco tiempo.

- ¿Qué me puedes contar de ti? - pregunté con amabilidad. Quería conocer mejor a la chica, así quizás poder tener una nueva amiga. Sus gustos, aficiones y demás. Eso era una de las cosas que me gustaba saber de la gente, aunque muy pocas personas los tenían en común conmigo.

- Por cierto, ¿No te apetece tomar nada? - volví a preguntar sonriente, atento por si la chica decía que sí, ya que de se así llamaría al camarero para que viniera por favor a atenderla.

"¿Sexto curso?", ladeó levemente la cabeza, tratando de recordar si lo había visto en alguna de las clases, no le sonaba demasiado, así que supuso que sería nuevo en el colegio.

- ¿De mí? -Sonrió levemente ante la pregunta, llevándose la mano a la barbilla con gesto pensativo, tratando de aglutinar toda la información sobre ella que podía- Me gusta la cerveza de mantequilla. -Rió con efusividad, contestando así de paso a su última pregunta- También la música, sobre todo el rock, aunque toco el piano, las guitarras no son lo mío. -Se llevó la mano a la nuca, algo avergonzada por ello- Leer, y esas cosas que los muggles llaman videojuegos, los encuentro muy divertidos. -Asintió finalmente para luego preguntar- ¿Qué hay de ti?

- ¿Te gusta la cerveza de mantequilla? Entonces como a mí, es mi bebida preferida creo que no hay ninguna mejor. - comenté sonriente mientras escuchaba sus demás gustos.

- También me gusta la música, para ser sinceros la mayoría de la música aunque lo que más me gusta como a ti es el rock. Sería ideal poder verte tocar algún día el piano, seguro que lo haces genial. - agregué sin quitar la sonrisa.

- Sí, creo que se lo que dices, aunque no me suelen gustar demasiada las cosas de los muggles, prefiero las mágicas que por algo tengo la suerte y el honor de ser mago. -acabé diciendo observando como el camarero le traía una cerveza de mantequilla a la chica.

- Gracias. -Dijo mientras cogía la cerveza de mantequilla que el camarero acababa de dejarle en la mesa. Dio un pequeño sorbo antes de seguir hablando.

- Vaya, es genial que también te guste el rock. -Dijo correspondiendo su sonrisa- Y en lo que respecta al piano... -Soltó un leve suspiro- No lo hago tan bien cómo me gustaría, pero bueno, algo es algo. -Puntualizó en tono divertido.
Empezaba a entrar en calor tras la comparación con el clima del exterior así que decidió quitarse su túnica mientras estuviese allí.

- ¿Estás contento con estar en Slytherin, entonces? -Preguntó tras oír cómo hablaba de los muggles, dejando la túnica colgada del respaldo de su silla.

- Seguro que tocas genial el piano, estoy seguro de ellos. - dije con simpatía cuando escuché a la chica decir que no se le daba también como ella quería. Mientras escuchaba la pregunta que me hacía, me la imaginaba tocando el piano a la perfección y eso hizo que una leve sonrisa que casi no percibió saliera de mis labios.

- Sí, la verdad es que estoy muy feliz de estar en Slytherin. También me parece buena casa Ravenclaw, aunque en la que jamás entraría sería en Gryffindor. Quizás la gente de esa casa sean amables, valientes y todo eso pero también suelen ser tontos, sobre todos con los que pertenecemos a Slytherin. - acabé diciendo mientras miraba fijamente a sus bonitos ojos.

- ¿Tu estas feliz de estar en Ravenclaw, la casa de los inteligentes? - pregunté.

No pudo evitar reír al escuchar cómo hablaba de los Gryffindors, la verdad es que le parecían realmente inmaduros para su gusto, pero tampoco tanto como estúpidos.

- Slytherin siempre me ha llamado la atención, sobre todo algunos de sus alumnos -Admitió en un tono de total convencimiento mientras sostenía su mirada, sonriente-, pero la verdad es que siempre he querido ser una Ravenclaw, aunque todos allí parecen demasiado inalcanzables. -Dijo encogiéndose tímidamente de hombros, en referencia a su Sala Común, la mayoría de compañeros de casa que había conocido hasta el momento destacaban por luz propia con su inteligencia y eran casi imposibles de superar.

Suspiró sumida en sus pensamientos dando otro sorbo a su cerveza de mantequilla.

- ¿Y de dónde vienes? -Preguntó, quizá demasiado directa pero ultimamente no cesaba de ver alumnos provinientes de otros países y a aquel chico no le notaba ningún tipo de acento, pues hablaba de una forma perfecta.

- Me alegra saber de que siempre te ha llamado la atención la casa a la cual pertenezco. - comenté divertido antes de volver a beber otro sorbo de mi fría cerveza de mantequilla. - ¿Inalcanzable? ¿Por qué dices eso? - pregunté sorprendido. Parecía que la chica pensaba que era peor que sus compañeros de casa y eso me disgustaba.

- Pues... desde hace un par de año vivo en Londres. Pero soy de nacimiento un ciudadano francés. - comenté contestado a su pregunta. -[i] ¿Tu? -[/]i le pregunté esperando con una amable sonrisa su respuesta.

Asintió levemente al oírlo.

- Sí, inalcanzable. -Suspiró con la mirada perdida en la pared de enfrente- Es decir, son todos demasiado listos. -Rió levemente al emplear la palabra "demasiado", aquello sonaba bastante incoherente, aunque no le dio mayor importancia.

- ¿Francia? Vaya, eso tiene que ser precioso, ¿no?-Preguntó con un tono que reflejaba su mayor curiosidad, siempre le había encantado ese país, aunque nunca había tenido ocasión de visitarlo- Oh... en cuanto a mí... Alemania. -Sonrió levemente, pronunciando la última palabra con todo el acento que fue capaz de aglutinar a propósito.

Tras reír por el comentario que acababa de decir la chica volví a hablar:

- Sí, se que los de Ravenclaw son muy inteligentes, pero si tu estas en esa casa es porque también lo eres. - hice una breve pausa sonriente. - Así que tu también eres demasiada lista e inalcanzable para mí. - agregué con simpatía, mirando fijamente a la chica.

- La verdad que es muy bonito ese país, aunque yo no vivía en la ciudad más bonita de Francia, solía tener siempre muchos turistas que se iban felices. - dije pensativo.

- ¿Alemania? - pregunté. - Nunca he ido a ese país, pero también dicen que es muy bonito, tienes mucha suerte de haberlo podido conocer. - finalicé.

- Pero si eres un Slytherin tú sí que eres realmente inalcanzable. -Puntualizó sonriente, sosteniendo su mirada tamborileando con las yemas de sus dedos en la mesa de madera.

- ¡Seguro que era un lugar precioso! -Dijo felizmente, de forma que apenas le costó imaginarse aquella ciudad llena de turistas y bellos paisajes- Alemania... sí, es bonito, pero terriblemente frío, casi no se podía salir a la calle en invierno. -Explicó entre risas- Imagina cómo sienta el hecho de que haya anochecido a las 4 de la tarde cuando quieres salir a dar una vuelta.

Al escuchar a la chica hablar sobre que los Slytherins éramos inalcanzables me sonrojé. Era feliz de pertenecer a esa casa y que la gente me dijera eso me emocionaba.

- ¿Tanto frío hacía? - pregunté sorprendido. - La verdad es que no me gusta mucho el frío, prefiero el calor, la playa, el Sol y todo eso... quizás por eso me gustaba donde vivía. - comenté con una sonrisa. Vivía cerca de la costa y eso era genial.

- ¿Qué tal te va en Hogwarts? - finalicé preguntando.

Asintió mientras un escalofrío recorría su espalda.

- Demasiado, sobre todo si vives al norte. Pero supongo que todo es acostumbrarse, la nieve es genial. Además, no te quemas. -Dijo con una sonrisa, señalando su blanca piel con un gesto rápido- ¿Tanto te gusta el calor? -Preguntó haciendo un esfuerzo en su mente de no odiar demasiado la arena.

- Pues... llevo ya un par de semanas por aquí... -Explicó llevándose la mano a la nuca- La verdad es que por ahora todos son realmente amables, he conocido a varias personas simpáticas y eso... lo que se hace cuando eres nueva. -Rió con levedad- ¿Y tú?

- Muy pocas veces he visto nevar, creo que solo una o dos pero ni siquiera pude jugar con ella. - comenté con tristeza. En el lugar donde había vivido al estar cerca de la costa apenas nevaba y cuando lo hacía era muy poco que como mucho llegaba a poner algo blanca la arena.

- Sí, la verdad el calor me gusta, aunque para mi el cielo nublado y ni frío ni calor es lo mejor. - dije sonriente.

- Yo como tu llevo muy poco tiempo aquí y también he conocido un par de personas simpáticas, como por ejemplo tu. - agregué haciendo una breve pausa. - Aunque bueno, esto de ser nuevo la verdad no me gusta demasiado. - finalicé.