Fresas para merendar! (Dianne))

Hacía mucho, muchísimo que no me acercaba a la cabaña del guardabosques, así qeu esa tarde decidí volver por allí.

LLegué con Pink, mi pequeño micro puff.
-Mira Pink, está como siempre_ dije mientras paseaba entre las calabazas gigantes del huerto- no te separes mucho que te puedes perder con facilidad, estas calabazas son de tu mismo color- le dije con una sonrisa.

Nos acercamos hasta unas plantas enormes de fresas -ven, vamos a coger algunas para merendar- coloqué a Pink sobre mi hombro y empecé a coger algunas.
-Aguamenti- y con un pequeño chorro de mi varita las lavé. -Toma- le di una a mi micro puff.

Miré a la cabaña, si luego no hay nadie intento entrar-pensé

De repente oí un ruido, me giré había otra alumna cerca_ Hola, quieres merendar fresas con nosotros?- la pregunté.

Aquella tarde había decidido salir a pasear, ya que me aburría soberanamente y no tenía nada más que hacer, así que no me iba a perder nada interesante si salía del castillo.
Me di una vuelta por los jardines sin saber muy bien donde ir, así que me dejé guiar por... ¿el instinto? ¿el karma? ¿el cosmos? ¿pero qué estoy pensando, seré ignorante, el karma es regido por el cosmos? -vale, se acabó el tiempo de ser filosófica- pensé mientras suspiraba -me parece que apenas hemos empezado las clases y ya me están bajando la moral y haciéndome pensar- dije mientras negaba con la cabeza como si eso no estuviera nada bien.
Me senté en el césped que quedaba cerca de la cabaña del guardabosques pero sin dirigir mi mirada hacia allí, dejé el nuevo anillo que me había comprado hace un par de días en el suelo a mi lado para que no se me quedara marca en el dedo y fijé mi mirada en el cielo, fue entonces cuando escuché un ruidito a mi lado, era un escarbato -¿pero que hace aquí?- pensé, iba a dejarle en paz si no hubiera sido porque al salir corriendo se llevó mi anillo.

- ¡Vuelve, trozo de cerdo en miniatura con hocico largo!- exclamé para salir corriendo después detrás suya. Para cuando conseguí recuperar mi anillo, no sin un considerable esfuerzo por mi parte, me di cuenta de que había llegado hasta la cabaña y vi allí a una chica con una bolita de pelo - ¡Hola!- respondí- Bueno, no te diré que no a una fresa- dije con una sonrisa -¡Ah! que educación la mía, la ultima que llega es la que se presenta, me llamo Dianne, Dianne Crole, encantada de conocerte...- dije esperando que ella me dijera su nombre.

Sonreía la chica. -Genial, pues siéntate con nosotros.- la ofrecí.

-Un placer Dianne, yo soy Cassandra Mathis y este mi micro puff Pink - me presenté.
Pink saltó de mi hombro y se acercó a Dianne esperando que esta la cogiera. -Mira quiere que le cojas un rato- la dije mientras me levantaba a por él.-No Pink,ahora no es momento de jugar, estamos merendando- le cogí y le puse entre las fresas -Ala elige la que quieras.

-Toma Diannne- y la di un montoncito de fresas.

-Estoy en huff, tú?- no me sonaba de mi casa. -Hacía mucho tiempo que no venía por aquí, siempre me entran ganas de entrar dentro de la cabaña pero luego no me atrevo a entrar-la conté mientras arramplaba con casi todas las fresas.

Me tumbé entre las calabazas: tú alguna vez has entrado en la cabaña¿- la pregunté con la vista puesta en la ventana de la parte de atrás.

Agradecí su invitación y me senté a su lado. Vi que la bolita de pelo que me había llamado antes la atención se me acercaba -que cosa más mona- pensé mientras alargaba mi brazo hacia ella, y le acariciaba la cabeza, bueno, para ser sinceros los micropuff eran todo cabeza, así que dejémoslo en que le acaricié, fue entonces cuando Cassandra se levantó a por él y le puso entre las fresas que aunque eran poco más pequeñas que él me daba la sensación de que si querían ellas se lo podían comer tan tranquilas, sonreí ante mi propia tontería -las fresas no se comen a los micropuffs, que yo sepa...- pensé preocupada -aunque desde luego he visto comas más raras que eso. ¡Bah! pero que tonterías estoy pensando -
- Gracias- dije cuando me dio la fresas- Yo soy de Griffindor- dije ponindo una pose heroica, me reí -no, nunca he entrado, aunque siempre he tenido curiosidad...- reconocí apoyando mi espalda en una de las enormes calabazas y observando la casa.

-Gryffindor, buena casa- comenté.
Tenía curiosidad por entrar, al igual que yo. -Me lopensé un poco pero no me atreví a decir nada.
Cogí a Pink y lo acaricié. Tu tienes mascota?- pregunté con la vista en el cielo. -Yo la tengo desde hace poco,pero la he cogido mucho cariño- seguí acariciando a Pink.

Intenté desviar mis pensamientos hacia otra parte, pero no se muy bien porque esa tarde no había mucha gente por la zona...
-Oye Dianne, y si .... intentamos entrar enla cabaña, aunque sea solo para verle un momentito y luego nos vamos. Pink se puede qeudar de guardia y si ve a alguien nos avisa rápidamente. -la propuse, sin mirarla , sin quitar la vista de las nubes.

- ¡Que va!- respondí - no creo que exista ser vivo sobre la tierra capaz de aguantarme durante más de 24 horas- dije bromeando- aunque me suelo llevar bien con ellos y por cierto, el tuyo es una monada, espero que no se confunda con una calabaza enana, aunque lo que tienen estas calabazas de enano, es más bien poco... - sonreí.

Desvié mi vista hacia los árboles, me había parecido oír algún ruido- paranoica- pensé- ¿qué puede haber en el Bosque prohibido que sea peligroso? ¿Un hombre lobo? No, me gustan los lobitos ¿Una acromántula? Nah! no son para tanto, solo miden unos tres metros, he visto pelusas más grandes- pensé de forma irónica.

Desperté de mis propios pensamientos cuando escuché la voz de Cassandra - por mi bien, siempre he tenido curiosidad- me levanté y después de sacudirme el pantalón le tendí mi mano para ayudarla a levantarse, observé que no hubiera nadie por allí y luego fijé mi vista en la cabaña, para ser sinceros, me fijé en la puerta trasera, por donde podríamos entrar sin que se nos viera, o eso esperaba.

Me rei al escuchasr a Dianne. -Ya le he dicho que no se aleje mucho de mi- dije riendo y mirando a Pink.a él se ve que no le hacía mucha gracias porque pareció enfadarse un poco. Eso me hizo reir más. -No te enfades- dije cogiendo a mi mascota y acariciándole cariñosamente. -Yo al principio tampoco me veía con mascota, pero no veas ahora casi no se estar sin él.- dije recordando mi conversación con Ted sobre si debía comprarme una mascota o no.

Miré hacia donde miró ella, el bosque prohibido,- lo cierto es que de ahí siempre salen ruidos raros, pero yo creo que es el viento que se cuela entre las hojas de los arboles- la dije, - bueno o más bien quiero creer eso- pensé sin decir nada en alto.

Me ayudó a levantar. -gracias- la dije con una sonrisa.


Fuimos hasta la parte de atrás. -Mira una puerta- dije sacando mi varita.
Coloqué a Pink en la ventana. -Mira a ver si hay alguien. Pink observó el interior y se movió negando.
-Bien no hay nadie- dije entusiasta.
-Voy a probar.alohomora- y la puerta se abrió.
-Vamos- dije tirando de Dianne para dentro.

-Pink, quedate fuera si viene alguien entra aquí corriendo- le pedí a mi mascota.
Entramos. -ALA, DIanne, mira que grande es todo- dije saltando para poder sentarme en una silla.

Cuando se levantó nos dirigimos hacia la puerta de atrás, supuse que no habría nadie en la casa, aunque me quedé más tranquila cuando vi a Pink negando -allá vamos- pensé con una sonrisa. Escuché como decía el hechizo para abrir la puerta y tiró de mi nada más hacerlo, me dio tiempo a echar un último vistazo al camino que conducía a la cabaña, por suerte no había nadie.
Vi que para sentarse en una silla, Cassandra, tenía que saltar y no pude evitar una carcajada. La verdad es que sí, todo era enorme, desde luego una taza del desayuno parecía mucho más pequeña que incluso un vaso para chupitos, si es que había eso en la cabaña.
Fui hacia donde estaba ella, para sentarme también en una de esas grandes sillas, la verdad es que me había picado la curiosidad, pero al pasar por delante de un armario tapado por una sábana un extraño ruido salió de ahí.
- Emmm... ¿qué demonios ha sido eso?- pregunté mirando con cautela el armario del cual había salido el sonido.

Miré todo a mi alrededor desde la silla, realmente me sentía pequeña en esa cabaña. No pude evitar pensar en pink, supongo que él se sentirá así casi todo el tiempo.

Algo se movió cuando Dianne pasó al lado de un armario. Nos e lo que era pero Pink tambien lo oyó y vino corriendo a esconderse entre mis brazos.

De donde ha salido ese ruido?- pregunté a la chica.
Ella me señaló un armario.
-NO te acerques mucho, ven para aca- dije mientras sacaba mi varita.

Lo que hubiera ahí dentro vovió a moverse. Miré a Dianne asustada, lo cierto es que me picaba la curiosidad pero la prudencia me decía que no debíamos abrir el armario. -Que hacemos?- pregunté.