Perderse un rato en el tiempo es el único camino para encontrarse a uno mismo. [Gellert Grindelwald]

Había pasado un día bastante aburrido, a decir verdad. Clases y poco más. Llevaba todo el día nublado y hacía tanto frío que parecía que en cualquier momento podría ponerse a nevar. Pero yo estaba acostumbrado al frío de mi antiguo colegio, y esas temperaturas me parecían casi para ir de manga corta. Echaba de menos pasar un poco de frío así que cada noche me escabullía del castillo y iba hasta el lago para darme un baño. Si alguien se enterase probablemente pensaría que estaba loco, porque todos temían el lago: desde las ventanas de la sala común de Slytherin se veían grindylows, sirenas, e incluso a veces el calamar gigante. Los slytherin éramos de los pocos que sabían que de verdad existía, porque no se dejaba ver por la orilla y sin embargo desde nuestras ventanas había las mejores vistas al corazón del lago.

Como cada noche desde ya hacía un tiempo, me hice invisible (un viejo truco de magia que apenas nadie conocía, pero que yo llevaba practicándolo desde que alcanza mi memoria) y salí del castillo por uno de los pasadizos. Fui hacia el lago distraidamente, me quité la camiseta y un pequeño escalofrío recorrió mi columna vertebral. Sonreí un poco y seguí caminando hasta que vi una figura junto a la orilla, sin duda de una chica, y a pesar de la oscuridad se veía que no llevaba camiseta. Me acerqué sonriendo.

-Vaya, vaya. No deberías estar fuera del castillo tan entrada la noche.

Terminé de trenzar mi pelo, dejándolo un poco suelto para que luego no se me marcaran tanto los rizos. Sentía pequeñas gotitas resbalando por mi cara y golpeando en mis piernas. Había alcanzado la temperatura corporal perfecta y me relajé para disfrutarla mientras terminaba de estirar mis piernas. Hacía demasiado tiempo que no disfrutaba de un rato de relajamiento así. Era lo malo de que me dieran guardias de noche, por no pedir ningún tipo de preferencia. Menos mal que para mi el sueño no era ningún problema y podía aguantar perfectamente con pocas horas de sueño en el cuerpo.

Acomodé las palmas de mi mano junto a mi cadera en el suelo, echando mi cuerpo hacia atrás un poco, como si estuviera tomando el sol mientras observaba con la claridad que se veía el cielo ya sin ninguna nube. Echaba de menos ver las estrellas en el firmamento, después de unos días de intensas nubes. Moví mi cabeza acomodando mi cabello, cuando escuché una voz a mi lado. Me sobresalté girando la cabeza. No reconocía esa voz, pero no sé si me impresionó mas encontrar a alguien a esas horas o que fuese sin camiseta. Si, sé que no era la más indicada para hablar en ese momento pero aun así me sorprendió. Me cubrí un poco con la toalla mirando al desconocido, aun dejando ver la liga del muslo donde llevaba la varita, por si acaso.

- Podría decirte lo mismo, en este momento. - Dije sonriendo de lado, mientras intentaba descubrir algún rasgo conocido en aquella cara.- A mi, si en este momento nos encontraran, no me podrían decir nada.

Ella pareció sorprendida de verme por allí, y sin duda se fijó en que no llevaba camiseta. Era un momento de lo más extraño, pero eso le daba encanto. Se cubrió un poco con la manta aunque se seguía viendo su muslo, mostrando la liga en la que llevaba la varita. Yo también llevaba la varita de manera parecida cuando me metía en el lago, solo que en el gemelo en vez de en el muslo. Sonreí, alzando una ceja, con una inevitable expresión de curiosidad. Lo que menos me esperaba era encontrar a una chica en ese momento, y aun menos una medio desnuda y guapa. Me agaché a su lado para apreciar mejor sus rasgos, intentaba recordar si la había visto con anterioridad por el colegio o no. En la oscuridad no podía distinguir el color exacto de sus ojos, pero el efecto que producía el reflejo del lago en ellos los hacía hermosos. También tenía unos labios carnosos bonitos, y el pelo oscuro.

-Bueno, a mi no me dirían nada por el simple echo de que no me encontrarían. ¿Y a ti por que no? -le sonreí y me aparté el pelo de la cara, mientras me giraba un poco para ver el lago. Siempre reflejaba un aspecto de tranquilidad a pesar de todos los seres que habitaban en sus aguas, y ese día no era diferente- ¿Qué hace una chica en mitad de la noche, medio desnuda frente a un lago, con este frío? ¿No estarías con alguien y os he molestado verdad? -miré a mi alrededor como si estuviera buscando a alguien tras los árboles, aunque ya sabía que no había nadie- Eso sería muy descortés por mi parte.

Guardé la camiseta en la mochila y saqué de ella una toalla que dejé en el suelo sin molestarme en extenderla.

Intenté encontrar algún rasgo conocido en su rostro cuando se agachó a mi lado, pero no logré reconocerle de haberle visto ninguna vez. Quizás le había visto alguna vez en el comedor, pero no me resultaba conocido. Sus ojos eran oscuros, y a su vez había algo que los hacían interesantes. Unos ojos dificiles de olvidar por mucho tiempo. Quizás tambien fuese yo que coleccionaba miradas que conseguían llamar mi atención. Sonreí mientras me le imaginaba desapareciendo sin mas, tal cual como yo le había visto aparecer a mi lado. Sonreí de lado mientras volvía a mirar el lago, que reflejaba tranquilo y sereno el cielo despejado y la luna casi llena. Cualquiera diría que son ciertas las leyendas y la infinidad de criaturas que hay allí dentro. Lo interesante es que después de verlas, te das cuenta de que si son reales.

- Digamos que tengo enchufe dentro del colegio y estoy protegida si llega a pillarme alguien a estas horas fuera del colegio en un sitio peligroso como es el lago. - Sonreí mientras colocaba en posición de indio mis piernas y volvía a mirar al joven para mi aun desconocido.- Supongo que podría decir resumiendo que estaba intentando desconectarme de la rutina y del ageteadro colegio. Disfrutar de esta zona en paz es casi imposible de día. Lo de que esté medio desnuda, es porque el joven que has asustado con tu presencia se ha llevado toda la ropa que había aquí, dejandome indefensa y con esta toalla solo. El frio para mi no es ningún problema todabía. - Me aparté el flequillo de la cara aún goteando y miré sonriendo al joven.- ¿Y tú? Espero que no esté esperando a nadie y que yo esté aquí molestando.

Cogí el pequeño bolso que tenía intentando no mojarlo mientras buscaba en su interior. Saqué una pequeña volsa de chucherias que había comprado en mi ultima visita al pueblo y saqué una varita de regaliz recubierta de chocolate. Me había aficionado ultimamente demasiado a esas chucherias, pero era imposible resistirse. Mordisqueé distraida el regaliz y miré al joven.

- Por cierto, me llamo Anna, encantada. - Sonreí.- ¿Quieres un regaliz?