Reencuentro (Benjamin Kocran)

"Mi pequeña, por fin hemos conseguido apaciguar algo a esos malditos dragones que traían de cabeza a mi padre. Mañana a última hora de la tarde regreso a Hogwarts. Espero verte en el andén.
Un abrazo
Benjamin"

Hoy era mañana, y la última hora de la tarde era ese instante.
Había leído y acariciado esa nota unas cien veces. Todo el día había sentido miles de mariposas en el estómago, como en nuestra primera cita, en el baile de Navidad. Estaba nerviosa, alegre y emocionada. Esta vez había estado mucho más tiempo del habitual fuera, y aunque sabía que estaba bien ya le echaba demasiado de menos.

Me vestí con ropa muggle, vaqueros, camiseta, playeros y una cazadora y sabiendo que Pink estaba seguro con Dalina salí corriendo del castillo.

La estación estaba desierta, apenas el revisor y un camarero en la pequeña cafetería de la estación.
Observé por unos instantes todo aquello, que solitaria y sin vida hacía la estación. -Que diferente a cuando llega o se va el expreso con todos los alumnos- suspiré, me ponía algo triste verlo todo tan muerto.

Era pronto, me senté en uno de los bancos y me quedé mirando hacia el horizonte para poder ver en seguida el tren.

-Me prometió que me haría muchas fotos para que yo conociera a todos los dragones. ¿qué tal le habrá ido con su padre?, oh, tengo que contarle que fui la mejor en pociones gracias a su ayuda, ummm eso le subirá mucho su elevado ego, da igual se lo pienso decir- mi pensamiento iba rápido, casi tan rápido como volaban las mariposas en mi estómago. Estaba nerviosa, necesitaba verle. Un humo apareció en el horizonte........ ya estaba casi casi aquí.....

Distraído miraba por la ventana mientras el paisaje iba pasando veloz ante mis ojos. El traqueteo del tren era casi mínimo, casi parecido al leve mecimiento de las madres en sus bebés. Suspiré mientras en mi cabeza una imagen ocupaba todo mi pensamiento. El suave y largo cabello negro acariciando mi mejilla. Su sonora sonrisa llenando mis oídos. Sus sonrojadas mejillas, sus ojos profundos. Y cómo no, el calor de sus labios sobre los míos, su dulce sabor, que podía hacer enloquecer a cualquiera. Sonreí mientras me dejaba llevar por mis pensamientos, por ella. La echaba tanto de menos.

Llevábamos meses sin vernos porque tuve que ir a ayudar a mi padre con unas nuevas crías de dragones que habían llegado. Al fin, y al cabo, era de esperar que fuese en su ayuda si soy el que va a seguir con el mismo trabajo. Nos había costado mas de lo normal en conseguir que se incorporasen a la gran reserva que teníamos. Me acaricié inconscientemente el brazo donde una cicatriz algo rojiza aun, se mostraba. Un regalo de despedida, pensé. Miré por la ventana alegrándome de que ya se vislumbrara el castillo. Recogí las libros que había desperdigado en el compartimento y los guardé en la mochila marrón de cuero que tenía. Me acomodé el cabello y bajé del tren cuando este se paró.

Me miré en el reflejo del cristal de la puerta y me reí al verme. Llevaba la camiseta negra que dejaba a ver los diversos collares que había ido adquiriendo esos días, los pantalones de cuero y las botas que usaba en la reserva. Había cogido tan temprano el tren que inconscientemente me había puesto la ropa como si fuera otro día mas de trabajos en los bosques. Por una vez, no me importó porque en cuanto salí del tren no pude evitar perderme de nuevo. Allí estaba ella, mirando impaciente hacia todos los lados en el anden. Sonreí mientras apretaba la tira de la mochila y me encaminaba hacia ella sorteando a la gente. Estaba radiante, como un pequeño y tímido rayo de sol de primavera.

Despistada sin haberme visto aun, la abracé levantándola en el aire mientras dejaba un suave y cálido beso en sus labios. Sonreí depositandola en el suelo sin dejar de abrazarla, impregandome de su agradable aroma. Dejé mi nariz perderse entre su cálido pelo. Sonreí dejándome llevar por unos minutos.- Mi pequeña...- Susurré.- No estaba seguro de que me esperases.-

El tren apareció en el andén. Fue frenando poco a poco. Ya estaba aquí, esa era la realidad. me levanté incapaz de aguantar más tiempo ahí sentada. Me acerqué hacia los vagones mirando en todas las direcciones, con un poco de suerte le localizaría antes de bajar. Pero no fue así, de repente la estación se lleno de gente que bajaba a toda velocidad, con grandes baúles, jaulas y extraños bultos que nunca querría saber que era.

Por lo visto me había vuelto invisible para la gente, intenté hacerme hueco, poder ve algo, localizarlo, pero nada, solo recibí un par de golpes en el hombro y casi caerme de culo en medio de la estación.

Muy a mi pesar opte por retirarme un poco del mogollón y buscarle desde más lejos. Miraba hacia todos los lados sin ningún resultado hasta que de repente estaba junto a mi, abrazándome, sintiendo sus labio junto a los míos. Le besé durante esos instantes en los que me tenía en el aire.

Noté el suelo bajo mis pies. Le miré a los ojos, me perdí en su mirada. Le sonreí, le abracé con dulzura y suspiré feliz, tremendamente feliz y relajada, por fin estaba otra vez junto a mi.

Noté que un escalofrío recorría mi cuerpo al oír su susurro: mii pequeña, sonreí con esa cara de estúpida que sabía muy bien sacarme Ben. Me separé los milímetros mínimos necesarios para poder verle la cara. -Claro que te pienso esperar, todo el tiempo que haga falta y las veces necesarias-deposité un beso sobre sus labios y me separé un poco más de él.

En ese momento me fijé bien en cómo había venido vestido. Me quedé observándole descaradamente. Estaba cambiado, no llevaba su ropa habitual. Seguí mirándolo sin ningún tipo de pudor y me di una vuelta a su alrededor para verle bien. -Me gusta- le dije. Sonreí pícaramente. Observé los collares. Cogí uno de cuero con un dragoncito colgando. Se lo quité y me lo puse rápidamente sin dejarle tiempo a reaccionar. -Mío- le sonreí feliz. Observé su brazo, tenía una cicatriz, se la veía reciente- estúpidos dragones- dije algo enfadada- ¿te duele?- le pregunté acariciando con suavidad cerca de la cicatriz

-Sabes- le conté mientras le despeinaba y le acariciaba le mejilla- podía no haberte esperado, un Gryffindor se me declaró y me pidió salir con él- me reí con ganas- se llama Eliott y es muy simpático-me seguí riendo -pobrecillo, le tuve que decir que no!, por dos motivos: le dije que yo ya tenia pareja y que él era muy pequeño, solo tiene trece años. Le miré a los ojos -Así que, Señor kocran, tenga usted cuidado con dejarme por ahí sola- le dije todo lo seria que podía- le dejé un mordisquito en su mejilla y le cogí de la mano. -Vamos a la cafetería, tengo que contarte muchas cosas y quiero saber todo lo que has hecho- tiré de él hacia la pequeña cafetería de la estación.

Llegamos a la cafetería, estaba totalmente vacía. Nos sentamos en una mesa alejada de todo.
Se senté junto a él, enredando mi mano en la suya. -Anna se pondrá contenta de verte, yo no la he dicho nada de que venías.

Llegó el camarero, le miré, posiblemente tenía más años que la propia estación de tren.
-yo quiero un té con limón, por favor- le pedí y esperé a que Ben pidiera lo suyo.
-Sabes- acaricié la punta de su nariz - hice la mejor poción en clase!, ahora no me acuerdo cuál era, pero fui la mejor y me he librado de hacer los deberes- me acurruqué en él.

Realmente estaba feliz, muy feliz y enormemente enamorada de él. Suspiré y le dejé hablar.

El olor de su pelo, su sonrisa, su voz, llegaron a mi como quien recibe sonriente la primera lluvia que espera con ansias. No podía dejar de mirar sus preciosos ojos, brillantes de la emocion como los mios de poder volver a tenerla junto a mi. Me revolví el pelo sonriendo de lado mientras la observaba mirarme, al rededor de mi. Me recogí en una pequeña coleta el pelo que ya tenía largo. Me descuidaba cuando salía tanto tiempo con mi padre. Reí con su comentario y mordí ligeramente mi labio inferior. Miré el collar que había cogido y negué con la cabeza. Bese suavemente su nariz y recuperé el collar seguidamente.

- Lo primero, si, se que estoy realmente sexy así vestido, y nose si me lo pondré en alguna ocasion mas que no lo requiera para trabajar con mi padre.- Sonreí guiñandole el ojo.- Lo segundo. El collar que me has cogido no es el tuyo, lo siento. Este es un regalo de una amiga mía. - Miré los collares cogiendo uno de un pequeño diente blanco, enganchado en una cinta de cuero. Sonreí poniendoselo.- Este es el tuyo. Se le olvidó al dragón tras morderme el brazo. - Sonreí acariciando su mejilla, mientras veía centrar su atencion en mi cicatriz.- Un dolor que un Kocran puede soportar facilmente. La verdad, esque estos días me he echo inmune al fuego y los coletazos. - Reí enlazando su mano con la mía, comenzando a caminar entre la gente.

Me puse un poco en tensión al escuchar que otro chico estaba detras de ella, pero me relaje conforme fui escuchando sus palabras. sonreí mientras acariciaba su mano con el dedo pulgar, y procuraba que no la empujasen al caminar entre la gente. Reí con su comentario parandome junto a ella y la miré a los ojos. - Tranquila, creo que tengo todo controlado para que no escapes de mis redes. - Sonreí de lado mientras la besaba casi salvajemente dejandome llevar un poco por mis instintos y después me separé, y comencé a andar otra vez, como si nada. Sonriendo de lado.

Nos sentamos en una mesa apartada en la vacía cafetería. Acomodé a Cassandra junto a mi pecho y me distraje con un mechón de su pelo hasta que vino el camarero a por el pedido. Deje hablar a Cassandra y después pedí una cerveza de mantequilla. Besé la cabeza de Cassandra, enterrando mi nariz en su pelo, dejandome envolver por su aroma, mientras escuchaba su vocecilla. Reí.- A Anna le he traido unos pantalones que le van a encantar, como estos. - Dije refiriendome a los de cuero.- Oh vaya, eso significa que no te voy a tener un verano entera para mi en casa de mi padre, solos sin que nadie nos moleste preparando pociones. - Acaricié su mejilla y reí.- Seguro que algo se me ocurre para mantener a Anna entretenida este verano.

Me quedé unos minutos en silencio y sonreí.- Te quiero mi pequeño solecillo. - Susurré.

-No???-pregunté muy bajito al verle que negaba con su cabeza, frotando mi nariz después de su beso en señal de protesta.

Sonreí con algo más de picardía cuando me guiñó el ojo.-tú déjame a mi , que ya busco yo ocasión de volverte a ver con ese pantalón. me reí.
Observé el collar que era para mi.-oh, pensaba que los dragones tenían los dientes más grandes- acaricié su mano mientras ésta acariciaba mi mejilla.-un día- apoyé un dedo sobre su pecho- pienso contarte todas las cicatrices a ver cuantas tienes-deposité un leve beso sobre sus labios, subí un poco y le mordí suavemente la punta de la nariz.

Noté su tensión al apretar algo más fuerte mi mano, me reí y seguí contando la historia, sabiendo que podía caminar segura por aquella estación en la que minutos antes me habían empujado por todos los lados, sentía la protección y el cuidado que Benjamin ponía en mi.

Se paró y se puso ante mi. Le miré y sonreí. Seguí ese beso, apartando de entre nosotros el "casi", sacando de dentro parte de la necesidad contenida durante meses de sentir sus labios, su respiración muy cerca de mi. De repente ya no estaba pegado a mi, abrí mucho los ojos y le miré, esa sonrisa ladeada suya hacia que todo lo demás me importase muy muy poco. Caminé junto a él.

Entramos a la cafetería de la estación.
Podía sentir el latido de su corazón cuando me colocó sobre su pecho. Por instinto le abracé fuerte y sonreí para mi. Me sentía protegida, querida y muy especial cuando estaba en sus brazos.


Salí de mi refugio y le miré a los ojos- ¡¡¿Me llevarás contigo este verano?!!-esa era una idea que me rondaba por la cabeza hacía algún tiempo, pero nunca me había atrevido a planteársela. -Pero yo quiero ver dragones también y bañarme en el lago que me ha contado Anna. No quiero pasarme todo el verano haciendo pociones y que no hagas otra cosa que echarme la bronca- protesté y después puse carita de pena

Anna!??, seguro que algo se te ocurre, si no con darla un par de libro y mandarla a cierta distancia nos vale no??- me sentí ligeramente culpable al decir eso, aunque no lo dijera en serio del todo. -Siempre puedes no darla los pantalones...- me acerqué a sus labios y le susurré. -Te quiero- le besé tranquilamente y volví a recostarme en su pecho

Llegó el camarero, dejó sin decir nada las bebidas en la mesa y se fue.
Nos quedamos ahí los dos sin decir nada durante unos minutos, tampoco necesitábamos mucho más.
Te quiero mi pequeño solecillo, Susurró. Sonreí y respiré hondo,nos había costado tanto estar juntos... pero l o tenía muy claro, cada día le quería un poco más, si eso era posible.
-y yo a ti Benjamin- besé con mucha suavidad su pecho y me levanté a por el té.
Me preparé el té y pasé la cerveza de mantequilla a Ben.

-Sabes, el otro día me he colado con Ted en el baño de Prefectos, fue muy divertido, hay un montón de grifos y de cada uno sale un jabón diferente-me reí- creo que merece la pena ser prefecto solo por entrar en ese baño- me recosté en Ben recordando ese día. -¿Cómo es la bañera de tu casa?-sonreí con una falsa inocencia con la mirada perdida en un cuadro feo que había en la pared de enfrente. -Coña, que tipo más feo el de ese cuadro

Me giré un poco y comencé a intentar rebuscar en sus bolsillos del pantalón el tabaco, pero por más lo intenté no conseguí encontrar casi ni los bolsillos. -Ben, ¿no has traído tabaco?- levanté la camiseta a ver si andaba por algún otro lado acariciando su barriguita -No, aquí tampoco hay nada- le sonreí y le besé sin importarme que estuvieran allí el camarero o el tipejo del cuadro mirando. Realmente le había echado de menos mucho más de lo que yo pensaba.-Te quiero- acaricié su mejilla y le dejé espacio para que sacara el tabaco.

Reí al ver su reacción mientras la miraba.- Sabes que no me durarían mucho puestos.- Sonreí pícaramente y volví a reír. La vi observar el collar para después colocárselo en el cuello. Asentí mientras escuchaba su comentario.- Lo son. Y si me hubiera mordido uno de los grandes, una de dos: o estaría en cuidados intensivos o, te habrías quedado sin novio. Este diente es de uno de las crías. Que son aproximadamente del tamaño de un tigre cuando salen del huevo y van creciendo bastante rápido, la verdad. Este era de una cría de un mes, aproximadamente, que teníamos que hacerle un reconocimiento, algo que es bastante incomodo para ellos y claro, a mi me mordió, a otro chico le quemó. Lo bueno fue que pude conseguir el diente. Es algo positivo. - Sonreí quitando importancia. La miré devolviendo su beso tiernamente.- Nunca me he planteado cuantas puedo llegar a tener, la verdad. Será interesante que seas tú quien las descubra todas.- Dije caminando.

Esa cafetería en la que habíamos parado me traía muy buenos momentos que había pasado en aquella estación. Algunos mejores que otros tanto de buenas como malas experiencias. Sin duda este sería de los mejores que guardaría en mente, sin duda. Sentirla en mis brazos después de tanto era sencillamente como rozar un pedazo de paraíso. Observé al camarero dejar las bebidas, mientras Cass enumeraba un montón de cosas que quería hacer cuando volviera a ir a mi casa.

- Si no quieres venirte, no vengas, pero exactamente estudiar no era lo que estaba pensando. - Dije mientras mordía flojo su orejilla, tras acomodar un mechón tras su oreja perdiéndome un poco en sus grandes ojos. Reí con su comentario imaginándome la cara de Anna sin dejarla los pantalones. Aunque tuve una idea mejor.- Siempre puede invitar en las mismas fechas a ese chico que tanto ronda su mente en estos momentos, así si que estaría distraída para dejarnos solos a ambos. Tengo un montón de sitios y cosas que enseñarte.- Dije sonriendo de lado y comencé a reír.

Escuché a Cassandra mientras pasaba mi mano acariciando su pelo. Di un trago a la cerveza mientras ella se preparaba el te. El sabor amargo se notaba mas fuerte tras sus suaves y dulces labios. Volví a envolverla en mis brazos cuando se acomodó nuevamente en mi.- Nunca se me había ocurrido colarme en los baños de los prefectos, la verdad. Los baños nuestros se me hacían suficientemente grandes ya. - Dije sonriendo.- ¿Mi baño? - La miré por encima del pelo, mientras reía viéndola disimular. - Eso dejaré que también lo descubras por ti sola, pero te digo ya que te encantará.

La observé mientras rebuscaba entre mis bolsillos buscando el tabaco. Negué aunque la dejé que siguiese buscándolo. Sentí su mano sobre mi abdomen y sentí una especie de escalofrío. Llevaba demasiado tiempo sin su contacto. Sin ella, y mi cuerpo me reprendía ahora por ello. Cuando acabó de registrarme acerqué la mochila hacia mi, y saqué de un pequeño bolsillo el paquete de cigarrillos. Sacando solo uno y lo encendí, después hice desaparecer el paquete.- No me gusta que fumes.- Dije sonriendo mientras la acomodaba de tal modo que no pudiera coger el cigarrillo. De algo me había servido el tratar con dragones.- Si quieres robame el humo de la boca, pero nada mas.- sonreí de lado mirándola y besé su frente. Di otra calada.

Más bien nada- pensé y me reí.
Algo en mi interior se asuntó mucho cuando me contó lo de los dragones, pero disimulé todo lo que pude.
-Pienso contarlas las veces que sean necesarias para estar segura del número- me reí y caminé junto a él.


¿de dónde has sacado la idea de que no quiero ir?-pregunté según notaba el mordisquito. No protesté mucho más porque su mirada se cruzó con la mía.
-A Holmes?, bueno oficialmente se llama Tommas, o Tom, que es como le suele llamar Anna, que yo cuando me habla de él y le llama por su nombre tengo que pensar de quien me está hablando, la verdad.-me quedé pensando un poco -si, podría- seguí pensando mientras volvía a acariciar la barriguita de Benjamin -no se cómo anda la relación entre ellos, últimamente no he hablado mucho con Anna, pero sí, es una gran ídea- le guiñé el ojo y reí con él.

Enredé mi mano entre la suya cuando volví a estar entre sus brazos. Las observé, encajaban a la perfección, cada uno llevábamos nuestro anillo puesto, y hasta ellos quedaban bien juntos. -Los de Hufflepuff no son gran cosa la verdad, no son demasiados grandes y el agua a veces falla la caliente- me quedé callada unos instantes preguntándome si realmente quería contarle lo que tenía en mente. Me giré un poco y busqué su mirada. -Ben, no te enfades vale?- le pedí con cierta cara de culpabilidad. -Realmente quería colarme en el baño de prefectos por dos motivos, uno es que quería conocerle y otro, bueno casi casi el principal motivo fue llevar al contraria a cierta individua rubia, que no quería que entrar allí con Ted y que ni por un momento se me ocurriera llevarte allí a ti,y. -le miré- espero que no te haya creado ningún problema ,pero lo siento necesitaba hacerlo-le abracé en señal de disculpa.

Su baño, mi mente comenzó a ponerse en marcha a una gran velocidad.-Pienso descubrir todos los secretos de tu baño- me reí con ganas


Miré la mochila, cómo no se me ocurrió mirar ahí, me reí, me daba igual no haberlo encontrado, había salido ganando con mi cacheo.
Vi el paquete y antes de que pudiera dar tiempo a hacer nada había desaparecido.

Me intenté mover hacia todos los lados, pero eran mínimos los movimientos que podía hacer. Suspiré con cierta resignación y me abracé un poco a él sin escuchar mucho lo que decía.
Noté su beso en mi frente y mi mente comenzó a procesar sus palabras Me giré y fui a por sus labios sin decir nada. Agoté el aire y el humo en un beso lleno de ganas -Lo cierto es que fumar me recuerda a ti, no lo hago mucho, sobre todo fumo cuando no estás-le conté tras recuperar el aire sabiendo que eso me lo tenía que haber callado. No se por que tú puedes fumar y yo no-seguí protestando entrecortando las palabras con algún beso . Miré el cigarro, en el fondo me gustaba la nueva forma de disfrutar del tabaco, .. cualquier excusa que me hiciera disfrutar de sus labios me valía . Miré el cigarro con ojos pedigüeños, le sonreí y le abracé.

-Cuéntame que veremos cuando vaya a tu casa- le pedí en lo que me acercaba a por la taza de té y bebía un trago. Dejé de nuevo la taza en la mesa y me tumbé sobre sus piernas. levanté la mirada y busqué sus ojos. -Y no puedo quedarme allí todo el verano? Voy a a estar sola por Londres todo el tiempo, mis padres se van a Irlanda a trabajar y me han dicho que puedo o quedarme en nuestra casa o irme con ellos a Irlanda, y la verdad no se me ha perdido nada por allí arriba. Doblé el brazo y comencé a acariciar la espalda de Ben. Sonreí, su tacto era tan agradable, tan reconocible por mis dedos . ¿Te he dicho ya que te quiero? Sonreí tontamente.
Suspiré y me levanté. Me recosté sobre su pecho y le abracé. Respiré hondo sintiendo su aroma. Sonreí para mi. Me rondaban tantas preguntas por mi cabeza que no sabía por cual empezar. -Ahora que terminaste el colegio, ¿te quedarás siempre en la reserva?. Cuando yo vaya a Bulgaria, estará tu padre? ¿me enseñarás todos, todos, todos los dragones? y ya puestos.. si me podrías enseñar algunas de las pociones del último curso, me gustó eso de ser la mejor de la clase- sonreí con cierto orgullo. -así todo el mundo supo de quien soy novia- sonreí y busqué sus labios, iniciando un tierno beso.