Especial de Hoy {EliottRussell}

Justo al terminar las clases un gran sentimiento de vacío se apropio de mi cabeza, mis pensamientos tenían una especie de "dueño" desde hacía unos días y eso, a mí no me agradaba ni me parecía lindo del todo. Mis amigas de la clase tenían planeado ir a divagar en los jardínes y por primera vez yo no quise acompañarles.
-Lo siento chicas, tengo que hacer algo -. Me despedí de ellas con un beso en la mejilla, apretuje mis libros contra mi pecho y caminé en dirección contraria, cuando me dí cuenta que se habían ido me encerré en un aula vacía del pasillo. Lucía deplorable
y así era como me sentía por dentro. Si tan solo fuera lo suficientemente valiente para ir en búsqueda de aquel lindo chico o tuviera poderes extranaturales (además de la magia... claro), podría invocarlo o hacerle un llamado mental.
Me quedé sentada un buen rato con la mirada perdida en el horizonte.

Necesitaba ir a la biblioteca para estudiar un poco, pero en cuanto entre vi que había demasiados chicos
Imposible entrar allí. Me dije, rasque mi nuca pensativo, cuando un grupo de chicas pequeñas caminaba por mi lado, alcancé a escuchar a una de ellas
Que rara esta Clarisse, mira que irse a un salón sucio cuando podía practicar con nosotras.
Ese nombre me recordaba a alguien, pero antes de emocionarme decidí hablar con ellas, me arme de valor y les alcance Disculpenme... disculpenme por escucharles... pero.... La mirada de las 3 niñas se clavo en mí, mis mejillas comenzaróna arder, era demasiado. ...pero... se referían a una Clarisse de ojos verdes, pelo bonito y queesdeHufflepuff?. Termine mi discurso sin tomar aire ni hacer alguna clase de pausa, las miré con falsa seguridad para que vieran que iba en serio. Una de ellas sonrió y asintio un poco.
Sí, es nuestra amiga ¿porque ocurre algo con ella?. Contestó una chica de largos cabellos oscuros.
Me debe dinero...
Con que es eso, bueno, ella se quedo....
Le dí las gracias cuando me dijo donde estaba ella, y me fui corriendo sin importarme lo que esas niñas se susurraban una a la otra.
Cuando llegué al lugar la puerta estaba abierta, abrí sin tocar y la vi. Allí estaba ella, tan linda como la recordaba, se veía pensativa y con su dorado cabello cayendo sobre sus hombros, suspiré al verla y cerré la puerta trás de mí.
¿Clarisse, cierto?. Pregunté fingiendo no recordarla Lamento no haber llamado a la puerta, pensé que estaría solo. Tomé asiento en el pupitre al lado de ella, coloqué mi libro en él y me dedique a observar a la chica.

En momentos como este era cuando más deseaba tener una madre, alguien que me explicara por todo lo que mi cuerpo debía pasar, los sentimientos y demás; mi abuela solo se empeñaba en hacerme una "señorita de sociedad" pero claro, sociedad muggle elitista. Eso lo detestaba, odiaba caminar elegante, el ballet, y quedarme callada cuando sentía algo. Estuve a punto de ponerme en pie y salir corriendo rumbo al bosque prohibido para dejarme asesinar por alguna criatura terrible y algo sucedió; escuche su voz justo a un lado mío, abrí los ojos totalmente llena de asombro y lo vi, cambie mi semblante por uno molesto cuando dijo no recordarme.
-Así es, Clarisse para mis amigos. Tu dime señorita Applewhite -. Rodé los ojos ocultando una sonrisita cuando se excuso por sus pésimos modales -Hace rato hice lo mismo, entre sin tocar, pero corrí con suerte, no había nadie. -. Se sentó a un lado mío y no pude evitar mirar sus labios.
Tan pequeños y su piel blanca llena de pecas... todo un "hombre".
-¿Qué haces aquí? -. Pregunté para desviar mis pensamientos de su boca, recargué mi cabeza sobre la mesita y fingí un bostezo. -Yo tengo sueño, pero debo estudiar algo... - Cerré los ojos -... me has contagiado el insomnio -.

Bien señorita Applewhite, yo soy el señor Russell. Guiñé un ojo y sonreí, ella seguía comportandose igual de fría. Me acomode en el viejo pupitre y la escuche con atención, siempre tendría argumentos contrarios para todo tipo de ocasión? Negué divertido, eso llevaría mucho tiempo.

No quería hablar con ella, solo deseaba observarla, parecía una muñeca de las que eres feliz con solo admirar en el aparador, suspiré un poco cuando me hizo una pregunta y la miré atentamente cuando cerraba sus ojos y me culpaba de su sueño; yo solo sonreí mientras buscaba que contestar Verás... Le aparte cabellos del rostro, no permitiria que me bloquearan la vista ...escuche a unas chicas decir que un pequeño monstruo estaba en el salón, así que te mentí cuando dije que estaría vacío; todo el tiempo supe que estarías aquí. La miré sonriente, pero sin bajar la guardia por si mi comentario me hacía merecedor de un buen golpe, además me debía uno. Por cierto ¿no será que no ah podido dormir por pensar en alguien?

Controle mis fuertes ganas de propinarle un pellizco al llamarme "Monstruo", bufé divertida y lo miré fijamente, seguía estando tan lindo como la ocasión anterior, sonreí algo sonrosada.

Mientras estaba recostada sentí sus manos tocar mi cabello, ahogue un suspiro y escuche su vocecita cerca de mí.
Algo en el me parecía extrañamente adictivo, serían sus ojos, su voz, la manera en que me hacía enojar... no lo tenía muy definido, quizá eran las tres. Reí un poco -Para nada, ya no creo en "El Coco", así que no existe nada ni nadie que me quite el sueño -. Enderece mi cuerpo para volver a estar a su altura.
-Pero... podría atreverme a decir que has venido a verme ¿O es que mi imaginación esta trabajando de más estos días? -. Le dije con una sonrisa retorica, mi orgullo anhelaba escuchar un "Sí",
pero había una parte de mí que no estaba segura de eso.

La miré intrigado cuando menciono "El coco" no tenía la menor idea a lo que se refería, debía ser cosa de su país, pero espera ella no mostraba ningún acento fuera de lo común. Yo creí que había alguien señorita, digo, es tan bonita que pensé estaría enamorada. Añadí seriamente y comencé a acariciar el lomo de uno de mis libros sobre el pupitre con impaciencia; ella volvió a hablar dejandome a mi sin palabras adecuadas,
quería decirle que efectivamente estaba ahí por ella, que a diferencia suya me quitaba el sueño y que desde ese día siempre la buscaba con los ojos bien abiertos por cualquier rincón de Hogwarts, mis labios se abrierón pero no articularón palabra alguna, los nervios me comían ¿Pero que clase de Gryffindor cobarde soy?
Apreté mis puños con fuerza y la miré, estaba sonriente, una sonrisa burlona y retórica a la vez, respire tan hondo como me fue posible: Es ahora o nunca.
Solo... bromeaba, no tenía idea que hubiera alguien aquí. Conteste finalmente ante su mirada expectante.

Rodé los ojos cuando menciono lo de mi posible enamoramiento, no tenía humor de pensar en esas cosas, últimamente cualquier cosa que llevara pantalones y se moviera me parecía atractivo, bufé con un poco de sarcásmo para controlarme, cierto era que tenía ganas de gritar a quien fuera.
Subí mis piernas a la silla de enfrente, tomando una posición indigna de una damita... pero era lo mejor que podía hacer para relajarme en esos momentos.
-Pensaste mal -. Dije de mala gana -Muy mal -. Hice enfasis y una sonrisita se formó en mis labios.
Eliott estaba poniendose nervioso, estaba resultando realmente divertido todo aquello, sin duda la mejor idea fue alejarme de las chicas en ese momento. Arrastré la silla sin ponerme de pie hasta quedar exactamente al lado de él, alcé una ceja cuando lo tuve -Vaya... yo creí que... -. Agache la mirada para que mi rostro se cubriera con mis cabellos, estaba aguantandome la risa porque debía fingir una absoluta tristeza.
-... yo creí que... tú... -. Hice la voz más "deprimente" que jamás había fingido en toda la vida -... Que tu estabas aquí... para verme... -. Recordé las palabras duras que solía decirme mi abuela, lo cual me provoco el llanto, me volví hasta Eliott y lo miré lloroza. En verdad lloré, pero no por la razón que el debía de creer.

Ahí estaba yo, frente a una de las chicas más hermosas que jamás haya visto. Tenerla tan cerca me hacía desear tenerla entre mis brazos y no dejarla salir nunca de ellos, carraspee la garganta para corregir lo que dije,
tal vez era un buen momento para sincerarme.
Yo.... Comencé a decir, pero me ví interrumpido por palabras tristez provenientes de ella, me sentí la peor persona del mundo por hacerla llorar; sus ojos verdes tan lindos estaban rojos y lagrimas salían de ellos, me odie por eso y lo único que atine a hacer fue abrazarla, cuando la tuve entre mis brazos los latidos de mi corazón se hicierón más y más fuertes con cada segundo que pasaba, sino se controlaban probablemente ella se daría cuenta de todo. Suspiré un poco Ya no llores, esos preciosos ojos que tienes no merecen sufrir por alguien como yo. Le limpie las lagrimas de las mejillas con el dorso de mi mano, se veía tan fragil.
Ni como yo, ni como nadie. Nadie merece una sola de tus lagrimas. La abrace con fuerza, y no me importo si mi corazón me delataba, estaba seguro de querer decirle todo por mi mismo Si vine aquí por ti, escuche a unas niñas decir tu nombre, y les eh preguntado para venir a verte. No eh logrado dejar de pensar en tí. Apreté un poco más el abrazo, y comencé a odiar la pubertad.

Eliott me abrazo, acomode mi rostro en el hueco de su cuello y continué desahogándome, me sentí terrible por hacerlo creer que lloraba por su culpa... -Eliott... - Tartamudee pero no pude continuar hablando, estaba realmente deprimida; sus palabras fueron dichas tan cerca de mi oído que me hizo estremecer, tenía una gran voz para su corta edad. Enderece la cabeza y con sus manos seco mis mejillas, me puse colorada por recibir tantas atenciones de él. Volvió a abrazarme y como la vez anterior acople mi cuerpo a sus brazos, dejándome sentir apreciada, dejando que mis recuerdos se desvanecieran en mi cabeza y cambiarán por todas las cosas positivas que Eliott hacía florecer en mí.
Deje que continuara el abrazo todo lo que el quisiera, aspire profundo su aroma, y me deje llevar por sus palabras cuando volvió a hablar, abrí los ojos completamente sonrojada por su declaración...
Volvió a apretarme contra el, eso me gustaba... me sentía segura, sonreí para hablar con él.
-Yo también eh pensado en tí y en tus besos tan malos -. Guiñe un ojo -Debemos trabajar en ellos -. Bese sus labios que era lo único que deseaba hacer en esos momentos.

Aquello de los besos me dejo anonadado, estaba realmente cautivado por su personalidad, quería conocerla por completo y eso, eso solo me lo provocaban los libros más exquisitos e interesantes del mundo.
Quería conocer todas sus facetas, su origen, cada rincón de su cuerpo... esperen... Claro que sí, pero aún no. ¿A que te refieres? . Pregunté con inocencia pura, no estaba haciendome una invitación a mejorar juntos o si? La mejor respuesta la tuve de sus propios labios al sentirlos en los míos, sabor fresa.
Pase mis manos por su cintura pequeña, lentamente terminamos el beso.
La miré a los ojos, sentía mi rostro totalmente ardiendo por la verguenza, pero con ella no podía resistir, me atraía demasiado. Acaricie su mentón con ambas manos Eres preciosa, como no iba a pensar en ti noche y día. Pase mi dedo índice sobre sus labios ¿Qué me has hecho pequeña?. Pregunté con ternura

Reí de lado cuando acaricio mi rostro luego de aquel beso.
Cada vez lo sentía más mío y eso me estaba gustando demasiado. Mi sonrisa creció aún más cuando hizo una pequeña pregunta, no sabía que contestarle -Supongo que lo mismo que me haz hecho tu a mí -. Conteste mirándole fijamente a los ojos, pase mis manos sobre el banco en que estaba hasta hace unos minutos sentada, toque el libro y recordé que estaba "estudiando".
-Sino te molesta ¿Podrías echarle un vistazo a mi hipótesis sobre el uso de Bubotuberculos, es que me da algo de asco esa planta -. Dije sin prestar mucha atención más que en su rostro; Herbología mi materia preferida, sabía exactamente lo que estaba escribiendo en mi pergamino pero siempre eh sabido hacerme la tonta cuando quiero atención. Tome mi tarea y se la mostré con un dejo de nerviosismo -¿Qué te parece? -.

Por más que intentaba no sonreír, con ella me resultaba imposible.
Me pidio revisar su reporte de Herbología, esa materia no me gustaba mucho, pero recordaba lo suficiente sobre esa planta, asentí con la cabeza Sí, claro que lo haré.
Tomé el pergamino de sus manos y comencé a leerlo, de vez en cuando volteaba a verla, lucía muy segura en ese momento, su trabajo era impecable; termine de leerlo y la mire sonriente Esta perfecto. Dije devolviendole su tarea, volví a acariciar dudoso su rostro, no supe si debía besarla o no. Suspire y me límite a verla ¿Cuál es tu materia preferida?. Pregunté para conocer más sobre ella, primero debía conocerla en ese ambito para luego poder preguntarle sobre su familia y demás.
A mí me gusta Encantamientos, pero curiosamente me va mejor en DCAO. Conteste con ironia

Eliott atentamente accedió revisar mi tarea, de vez en cuando me dirigía una mirada... tan hermosa como él que hacía a mis piernas temblar. Termino su revisión y dio su opinión - Vamos, solo estás siendo cortés. Acepta que es mala -. Dije sonriente, completamente convencida de lo contrario, pero mi ego también necesitaba alimentarse esa tarde. Sentí sus manitas en mi cara nuevamente y me sonroje, esperaba un beso pero no fue así -Pues... mi preferida es... - Me lo pensé un poco, pero decidí decir la verdad -... Herbología, seguida de esa Encantamientos. Oh yeah! -. Añadí Feliz.
Eliott me ponía del mejor humor que jamás había estado. Mire por la ventana, ya estaba haciéndose más tarde y aún tenía cosas que hacer.
Me acerque a él y bese su mejilla
-Debo irme, no suelo venir mucho aquí. Pero puedes encontrarme en el Lago -.

Herbología es tu preferida? Pregunté curioso, luego sonreí, le gustaba la misma materia que a mí, pero en segundo plano. Debía gustarle tal vez porque ella era encantadora.
La tarde se pasaba muy aprisa en su compañía, me sentía contento de poder hablar con ella de esa manera tan amena como lo estabamos haciendo.
La vi mirar por la ventana y no se porque, pero me sentí desilusionado, se acerco y beso mi mejilla, era hora de irse para ella, suspire un poco
Ten por seguro que te buscare por todo el mundo de ser necesario Dije con la cara roja Quiero volver a verte, lo antes posible
Tome su rostro entre mis manos y le dí un beso en la mejilla yo también. El contacto de mis labios con su suave piel era una sensación que no querría olvidar nunca.
Que pases buenas noches, hermosa Dije sin saber que más hacer, quería confesarle lo que me hacía sentir, pero era demasiado pronto para esperar una
respuesta. Suspire y la mire alejarse poco a poco, me quede un rato más en ese lugar y recorde mis deberes, me dí un zape en la frente.
Salí de allí directamente hasta mi Sala Común.