Un momento de Relajación Paulette/Natasha/Ammy/Libre

Luego de tener mi última clase del día, Runas Antiguas, decidí tomar un descanso en la comodidad de la Sala Común.
Mi cabello amenazaba con rebelarse de un momento a otro, así mismo mi uniforme comenzaba a molestarme. Oh, como extrañaba las tardes en la playa, tomar el Sol y pasear en bañador por las costas, pero este verano iba de lo más diferente, lo único bueno de todo esto era que me había hecho de algunos conocidos en Slytherin, con los cuales pasaba largas horas charlando sobre nuestras familias y nuestros poco comunes hobbys.
Entre en la Sala Común con cara de pocos amigos, frente a la ventana se encontraban unos alumnos de primer año, y sino eran de primer año, simplemente no se habían desarrollado en toda su vida. Les lance una mirada fulminante, sino se quitaban de ahí o guardaban silencio tendría que hacerlos callar yo misma. Entendieron mi mensaje y se apartaron, dejándome el cómodo sofá para mi sola. Coloque mi caldero en el suelo, frente a mí, y me senté a lo largo del sofá, mientras los pequeños me miraban, probablemente tratando de echarme la bronca o porque soy muy guapa, opte por pensar en la segunda. Continué con mi relajación, esperando la hora en que Paulette o Natasha terminaran sus clases y pudieran unirse a mí en ese momento de tranquilidad, esperaba que alguna de ellas trajera algo bueno de lo cual hablar.

Juguetee con mi cabello, cerrando los ojos para perderme en mi ensimismamiento, cuando una voz me saco de aquel trance. Se trato de Paulette, quien ahora se sentaba frente a mí, parecía bastante aburrida - Tanto como molesta... no, solo no ha sido mi día- los pequeñuelos continuaban hablando bastante alto, hacían que mi cabeza amenazara con explotar, una sensación parecida a la llamada "cruda" después de pasarte de alcohol, volví a observarles molesta, hicieron un momento de silencio -Bendita paz! Cuéntame, que tal estás hoy?- me recosté aún más sobre aquel mueble, deseando alguna golosina para cambiar mi mal humor. La puerta de la sala volvió a abrirse, dejando entrar a Natasha, una rubia de nuevo ingreso con la que ya había tenido placer de conversar en alguna ocasión.

Se sentó a un lado mío, y volví a subir mis piernas, ahora sobre ella -Luces fatal, querida Natasha - comente con una media sonrisa, a lo que ella respondió su mala suerte en clase de Herbología, la cual sinceramente yo también detesto - Tranquilízate, tus manos volverán a su color en nada.Yo solo estoy aburrida y algo hastiada, es todo - mire a los pequeños nuevamente, comían algunas ranas de chocolate -¡Oigan ustedes! ¿No piensan dar un chocolate a sus guapas superioras? - pregunte señalando a las chicas, uno de ellos puso los ojos en blanco y nos llevo unas golosinas, no sin antes reprocharme su acto de bondad, no le preste atención y tome una golosina -Ahhh... lo que necesitaba -

Saboree lentamente mi rana de chocolate, no tuve que forzar con ella para que se quedara en mi mano, Pau quería conversar con nosotras en privado, solo asentí, eso no tenía ni que esperar respuesta. — ¿A donde sugieres que vayamos? — le pregunte arqueando las cejas.
Podríamos ir al dormitorio o salir a buscar espacio en el jardín, alguna mazmorra... las posibilidades eran numerosas. También invito a Natasha, pero esta no decía nada aún. Baje mis piernas cuidadosamente del sofá y me puse en pie, esperando las indicaciones de Pau, que por su tono serio intuí que era algo realmente importante. — Bueno Natasha, ¿vienes o no? — pregunte mientras arreglaba mi tunica.
Tome las demás golosinas y las guarde en mi bolsillo para después. Continue esperando a que alguna de las dos se decidiera por el sitio, frote mis manos y me decidi a hablar yo — ¿Podríamos ir al salón de las mazmorras? — pregunte en un susurro — Ahí rara vez me encuentro a alguien, solo vamos por una vela y es todo — agregue ante sus miradas y di una mordida más a mi chocolate.