Noche en la enfermeria y charla (Gabrielle y Paulette)

Acompañe a las alumnas, Gabrielle y Paulette, a Hogwarts; caminando despacio para que ninguna de las dos callera al suelo; las tenia bien sujetas a las dos . Una vez llegamos al castillo, empuje la puerta principal y entramos en el vestíbulo. Supuse que la luz de las velas del vestíbulo las cegaría un poco, era uno de los efectos del alcohol, hipersensibilidad a la luz. Poco a poco las ayude a subir las escaleras, obviamente no estaban en condiciones de llegar a sus salas comunes y tampoco me apetecía pasearlas por todo el castillo en busca de las mismas “debería averiguar pronto donde están las entradas de todas las salas comunes” pensé. Al final llegamos al piso en el que estaba la enfermería, las puertas estaban completamente abiertas entre con las alumnas y las deje a cada una sobre una cama.

- Intoxicación etílica – le dije a la enfermera antes de que preguntara nada – durante las próximas 48 horas estas alumnas están bajo mi responsabilidad, yo me encargare de ellas cuando estén sobrias – le dije a la enfermera mirándola a los ojos y sonriéndole.

Me puse de espalda a las alumnas hasta que las cortinas de las camas fueron descorridas por la enfermera y esta me informo que ya estaban listas, me gire y me quede mirándolas seriamente.

- Ahora vais a descansar y a hacer caso de las instrucciones de la enfermera – les dije – os tratara la intoxicación y os dará algo para la resaca – les informe – mañana vendré a hablar con vosotras – dicho esto abandoné la enfermería y me dirigí a mi torre, la torre de astronomía.

Todo me daba vueltas.

TODO.

Apreté los ojos para intentar controlar mis propios mareos y el efecto del alcohol, realmente ya estando fuera de las tres escobas, con el aire frío en la cara, siendo arrastrada por el profesor de astronomía, podía sentir que estaba cada vez peor, el alcohol se me había "subido" y estaba embotando todos mis sentidos, aprovechandose de mi vulnerabilidad y gruñí un poco.

No había ganado ninguna de las dos y ahora me sentía realmente mal, queriendo regresar todo el contenido de mi estómago en el pasto de la entrada del vestibulo. Cuando entramos al castillo, la luz de las velas hizo que gruñera de nuevo e intenté safarme del agarre del profesor, pero este no quería soltarme, así que nos guío hasta la enfermería, donde Madam Pomfery nos miró con cara reprobatoria y nos hizo acostarnos en camas separadas, yo miraba a cualquier lado intentando que nada saliera de mi boca.

Bendita sea la hora en que acepté esta estupidez.

Cuando el profesor prometió el regresar a la mañana siguiente para preguntar una explicación acerca de nuestro comportamiento, quice salir de la enfernería e irme a las mazmorras y bajarme la buena emborrachada que traía encima sin embargo, la enfermera me lo impidió y yo no estaba en buenas condiciones de hacerlo, bufé y me quedé tendida en la cama, molesta, con todo dándome vueltas.

El trayecto desde las tres escobas hasta el castillo se me pasó muy rápido, debió de ser por los efectos del alcohol... Pero decidí no pensar en eso, cuanto más consciente era de la cantidad de ese líquido que tenía en mi interior, más ganas tenía de echarlo todo fuera.

Me agarré al profesor un poco para asegurarme de que no me caía, notaba que mis pies llegaban al suelo y lo pisaban, pero al mirar, las piedras que lo formaban estaban girando.- Uff...-dije mareada.

Al poco rato aparecimos en al enfermería, no sabia como habíamos llegado hasta ahí, estaba demasiado ocupada en ver el suelo girando y dando vueltas.

Me tumbé en una de las camas, pero sabia que tumbada me iba a marear más, así que me senté y me apoyé en la pared de la enfermería, después, atendí a lo que Neil decía, parecía bastante enfadado...-Si señor...-dije y Neil se fue por la puerta. Me sentía algo dolida, para un buen profeso que había... ahora se comportaría con nosotras como el resto... Al poco rato me tumbé del todo y me quedé dormida.

Faltaba poco para que amaneciera completamente; en lo más alto de la torre podía ver como el este comenzaba a tomar un tono anaranjado y en cielo se iba aclarando poco a poco pasando de azul marino, casi negro, a diferentes tonos de azul dependiendo de como le daba el sol a cada zona del cielo y de si había o no nubes, las estrellas comenzaban a retirarse quedando ocultas por la claridad del día. El sol no había salido del todo cuando decidí que era hora de bajar a la enfermería.

Camine por los silenciosos y desérticos pasillos, el colegio estaba muy silencioso a esas horas de la mañana, en poco tiempo llegue a la puerta de la enfermería y entre; parecía todo muy tranquilo, me dirigí a donde estaban las chicas, cogí una silla de las que había en la enfermería y la coloque frente a ellas en la zona media entre las camillas, me senté y fije la vista en la pared que había frente a mi a la espera de que despertaran las chicas, me debatía entre despertarlas o dejarlas dormir y que despertaran cuando quisieran. Llamé a uno de lo elfos de la cocina pidiéndole que me trajera algo de desayunar y que trajera un par de zumos de naranja para ellas para que se lo tomaran en cuanto despertaran, lo necesitarían.

Me quede sentado tranquilamente en la enfermería hasta que despertaron, no le preste atención al tiempo que había permanecido ahí sentado; únicamente me dedique a pensar en lo que les iba a decir; agradecía que la enfermera hubiese accedido a que me ocupara yo de manejar este asunto “tal vez debería invitarla a tomar algo en Hogsmeade” pensé, suspire profundamente con la mirada aun fija en la pared pero sabiendo que las alumnas comenzaban a despertar.

- Tomaoslo - les dije señalando el zumo que había pedido que les trajeran, zumo que aun conservaba sus propiedades - os sentara bien - les asegure, me me espere a que se lo tomaran y pasara un rato, un par de minutos - bien, contadme porque lo hicisteis.

El sueño que tenía en ese momento era bizarro, era totalmente locoy al parecer cada vez se estaba acomplejando más, desde un río hasta una montaña, una cueva y el rostro de Gabrielle, mi madre entre las flores del jardín de la mansión, mi Padre en aquellas ruinas italianas que habíamos ido a visitar, los cuadros de mi abuela que me hablaba diciendome que no podía perder, que era yo la elegida para ser la princesa de un reino donde los sangre pura iban a goberdarn, donde los impuros debían ser controlados.

Cada vez entendía menos pero el sopor de mi cuerpo empezaba a desaparecer, sentía como si cada parte de mi cuerpo pesara una tonelada y mis ojos ardían aun debajo de los parpados, mi cabeza parecía que estaba siendo atravezada por una enorme espada, realmente todavía todo me daba vueltas, no quería escuchar nada, quería que todo estuviese en silencio y fue cuando me quejé un poco, entreabrí los ojos para ver el techo y pude notar que no estaba sola, y que no estaba en las mazmorras y recordé el día anterior.

Escuché la voz de alguien, aún lejana que me tomara un vaso de jugo que había a mi lado, apenas y como pude, me incorporé mirando desenfocadamente hasta que pude recobrar el sentido de mi y vi al profesor Neil que estaba en una silla frente a ambas, suspiré suavemente y tomé el vaso entre mis dos manos, llevándomelo a los labios.

Dulce, me lo bebí no tan rapido pero sentí como mi garganta estaba seca, el jugo era como un elixir que me estaba devolviendo el alma al cuerpo. Cuando lo terminé, miré de nuevo al profesor, ¿cómo carajos iba a explicar lo que pasó ayer?.

-Buenos... días-fue lo único que alcancé a decir.

Arrugué la frente, el sol me estaba molestando bastante y a causa de ésto me desperté. Notaba aun mal sabor de boca, debido tal vez a la cantidad de alcohol que tomamos... bueno, en realidad tal vez no, era seguro...

Separé los labios, notaba que mi garganta me pedía a gritos algo para beber, ¡Algo que no tuviera alcohol!- Joer' que asco...-dije y abrí un ojo, no estaba en mi habitación, fue lo único que me dio tiempo a ver antes de cerrar los ojos de nuevo por el dolor del sol. Me tapé la cara con las manos y me froté los ojos.

La noche anterior había sido el duelo con Pau, pero no recordaba quién había ganado... ni cómo había llegado hasta aquí... a saber que fue lo que anoche pasó... Terminé de abrir los ojos al oir a Paulette, después, oí la voz de Neil.- Buenos días...-dije sabiendo que no podían empezar peor y bebí el contenido de mi vaso.- Que pasó ayer...?-pregunté con miedo.

Las alumnas, me hicieron caso y comenzaron a beberse el zumo, si bien no les quitaría la resaca, al menos las aliviaría algo; una de ellas pregunto que qué había pasado la noche anterior, lo relacione con la ligera perdida de memoria que puede tenerse tras una intoxicación etílica, aunque generalmente la gente olvida lo que no quiere recordar o finge haberlo olvidado para no hablar de ello. Inspire lenta y profundamente escogiendo las palabras que diría.

- Ayer por la tarde, casi entrada la noche me deje caer por las tres escobas para disfrutar de uno de los pequeños ratos libres que tenemos los profesores – comencé – alguno teníamos que tener ¿no? – comente un poco en broma – el caso es que al entrar – proseguí retomando el tono serio – os vi a vosotras y a otra compañera junto a una mesa llena de vasos vacíos de a saber que tipo de sustancia alcohólica, solo que vuestra compañera parecía no haber tocado ninguno, sino estar observando –termine – contadme que hacíais ayer.

En realidad, me imaginaba un poco por donde iba el asunto, pues la otra chica parecía estar observando, pero no iba a sumar dos y dos o al menos a demostrar que ya había atado cabos, quería darles la oportunidad de reconocer lo que habían hecho, pues pensaba que era mejor eso que castigarlas directamente, aunque fuera a castigarlas igualmente; era el momento de que mostraran algo más de madurez. A los pocos segundos entro la enfermera a ver como estaban, le hice una seña con la cabeza indicándole que estaban bien y señalando ligeramente con la mano los vasos de zumo ya vacíos, ella hizo una señal de reconocimiento y abandonó la estancia.

- Debéis saber que lo que habéis hecho es muy peligroso y que debo escribir a vuestros padres comentándoles la situación y comunicándoles el castigo por esa acción – hice una mueca – solo que a mi no me gusta llamarlo castigo, sino consecuencia – comunique, y me quede en silencio observándolas atentamente para ver como asimilaban la información, pues seguramente estarían todavía algo atontadas durante una o dos horas, puede que más. Mientras las observaba pensaba en la forma de aplicar el castigo.


perdonad el superretraso en contestar, he estado muy liado con diferentes asuntos de user