He venido a matarte, Nathan Dark.

-Me apareci en el Callejon Diagon despues de dejar a Elizabeth en St Mungo, mi ira estaba ya situada a niveles inhumanos, aun asi me las arreglaba para mantenerme en calma mientras caminaba por las oscuras y desoladas calles de Diagon. Despues de unos 5 minutos de caminata llegue al frente de la libreria, Flourish & Blotts.

Ahi estaba, parado frente a la libreria que tanto habia frecuentado cuando estudiante, solo que en esta ocacion lo que me traia a visitarla era un motivo diferente, Mataria a alguien que se encontraba dentro, y me llevaria su cuerpo en una estaca a donde todos pudieran ver el ejemplo de lo que le sucede a los mortifagos que me encuentro... y mas aun si atacaban a alguien cercano a mi.

me acerque a la puerta e intente girar el pomo... Cerrado, como suponia, era hora de acabar con las formalidades, para dar paso a la brutalidad, una brutalidad llena de estilo, brutalidad que solamente yo era capaz de manejar.

Alze mi pierna y arremeti una vez contra la puerta, derribandola y entrando de manera tranquila, mientras decia de manera altiva gritando

Departamento de aurores, Nathan Dark... He venido por tu cabeza!!! Sal, cobarde!

camine hacia el centro de la libreria con mi baculo en mano listo para dejar caer sobre el una tormenta de dolor y desesperacion

Tras mi hermoso trabajo había regresado a mi hogar, todo estaba realmente tranquilo, justo como a mi me gustaba, nunca más debería ver el rostro de mi falsa Amanda, había mataro a Elizabeth Black...Una sonrisa jugo en mis labios triunfantes, no sólo había matado a esa niña, también había matado a un fantasma y una auror.
Sólo pude quitarme la chaqueta completamente mojada cuando pude oír a alguien intentando abrir mi puerta, sonreí aun más y tome mi varita, aqui llegaba uno de los caballeros de brillante armadura, pero me preguntaba quién sería, el profesor o el jefe de los Aurores.

La puerta salió disparada dejandome oír una voz que reconocí de inmediato, era Gabriel Piccard, el jefe de los aurores, iba a ser algo interesante de ver. Me ordeno que lo dejase ver y me llamo cobarde, no pude evitar reír y dejar que me viese.

Vaya, vaya....Gabriel Piccard en persona dije con total calma, mirando a mi poderoso oponente ¿A qué se debe....tan agradable visita? seguía con mis ojos clavados en él sin soltar mi varita, no iba a dejar que después de matarla aquel hombre acabase con mi vida...no iba a permitirselo jamás.....