Mortifaga naciente...

estaba en el cementerio del pueblo en el que habia estado mi espantosa sangre muggle... ahora que hacia frio y no se escuchaba un solo sonido me encontraba en mi elemento, un conejo que pasaba por ahy no tuvo mucha suerte y ahora yacia muerto en el pasto
a mi lado estaba persephone, sentia que necesitaba algo, alguien, necesitaba que elda se uniera por fin a mis filas

Traeme a la chica llamada Elda Black, ess hora de que se me una, o muera...-dije con una tranquilidad macabra

solo vi como Persehpone se desaparecia, sacando mi varita y sentandome en una tumba me dispuse a esperar

Salí de Little Hangleton con rumbo a Londres para encontrar a Elda y hacer la voluntad de Lord, esperaba poder encontrarla y llevarla lo más pronto posible, para poder saber los planes.

Me aparecí en el cementerio con Perse... Había tenido unos días muy duros desde que Sirius se fuese con aquella asquerosa muggle... Quería vengarme, y la mejor forma era aquella, ya sabía por qué estaba allí.

Me arrodillé frente a Voldemort y extendí mi brazo izquierdo.

-Mi señor -murmuré -Estoy a su servicio...

Me sorprendió la rápida aparición de Elda... contemplé la escena esperando lo inevitable...

no esperaba menos de tu sangre... espero que con esta marca, este nuevo comienzo me ayudes a purgar ciertas partes indecorosas de tu arbol genealogico....-dije con tranquilidad

estendi mi varita y con cuidado toque su brazo izquierdo, donde empeze a formar la nueva marca, para aquella mortifaga naciente

Alcé el rostro mostrando una sonrisa macabra y retorcida.


-Será un honor... y un placer -dije riendome con maldad -Los sangre sucia no son más que suciedad, basura... Les exterminaremos, mi señor...

Me levanté... Me vengaría de él y de todos los traidores de sangre.

jajajajajajajajaja!!! si... seguidores asi necesito.... ahora, iros necesito estar a solas con mis pensamientos!! -dije con una sonrriza en mi boca

Mi sonrisa torcida se acentuó cuando me desaparecí con una inclinación.


Llegué a mi habitación y me tumbé en la cama admirando la marca de mi antebrazo.


-Ahora sí que me la vas a pagar, Sirius Black!!!

Llamé a la puerta, necesitaba presentarme con mi señor tras mi encierro en Azkaban, debía mostrarle que a pesar de las torturas, aún seguía siéndole fiel y estaba dispuesta a lo que fuera... lo que fuera por complacerle.

-Señor...- dije en un susurro.