Sueños de otra vida [Libre]

La nieve caia con pesadez sobre las tumbas del gris cementerio, crujia bajo mis botas con cada paso que daba y apagaba mi escaso buen humor. No es que estuviese molesta, simplemente... me sentía demasiado sola en cualquier lugar al que iba y esa sensacion me desanimaba irremediablamente.

Hacia tiempo que no sabia nada de mi familia, mis padres estaban completamente perdidos en Alemania y mis hermanos... ¿qué me importaba ya? Sólo llevaba el mismo apellido que ellos porque la sangre y el azar me lo habia impuesto...

Suspiré y alcé la mirada para vislumbrar el cielo gris, oscureciéndose según se acercaba la noche, y el viento que movía los copos de nieve hacia el sur... Parecia que el sol se habia cansado de salir o algo por el estilo, porque, si no, no comprendía el mal tiempo que me acompañaba desde hacia ya dias.

Una vieja melodia llego hasta mis oidos haciendome volver la cabeza hacia donde procedia el sonido. Al entrar habia creido que el recinto estaba vacio, no habia visto nadie en el perimetro, pero aquella musica me hacia ver que no estaba sola... Y, ademas, me era terriblemente familiar.

Dispuesta a descubrir de quien se trataba, me acerque hasta una de las tumbas mas antiguas, cuya inscripcion habia quedado borrada por el paso de los años y me agaché para desenterrar algo de entre la nieve, dándole la espalda a la entrada del cementerio. Quizá era demasiado confiada, quizá simplemente no me preocupaba lo que pudiese suceder...

En el cementerio de Little Hangleton rondaba alguien. Eso era algo muy desafortunado para esa persona, porque si Lord Voldemort se enteraba, no viviría para contarlo. Yo estaba ahí haciendo guardia a la Mansión. Me acerqué sigilosamente hasta llegar a su lado y descubrí que era una chica.
-Debes ser muy valiente o estar completamente demente para estar aquí.- le dije con voz criptica.

Olvidándome al instante de la musica, que continuaba sonando de fondo, como burlándose del lugubre escenario en el que me encontraba, me giré al escuchar hablar a una chica, fijando mi mirada en ella, sin que fuese capaz de reconocerla. Parecia joven, tal vez un año o dos mayor que yo, pero no me sonaba haberla visto antes y por su forma de hablar, era bueno que no me la hubiese cruzado antes en mi camino.

No era que soliese sentir miedo por los desconocidos, pero mi sexto sentido me alertaba de que esa chica no era una buena compañia... Quiza estuviese divagando una vez más, pero prefería andarme con cuidado y no dar mucha información mientras mantenia las distancias con ella.

-Se te olvidó la tercera opción.- le recordé, esbozando una sencilla sonrisa.- Esto es un cementerio, puedo honrar a mis antepasados, ¿no crees?

-Has tenido suerte de encontrarte conmigo en lugar de... bueno, solo puedo decirte que no es seguro que estés aquí a esta hora en plena nevada. Hay mejores momentos para hacer visitas familiares. ¿Estás sola aquí?- dije en un tono más cordial.

Voldemort debía estar muy lejos en ese momento, así que probablemente tendría tiempo de hacer que se fuera de ahí. No la conocía pero no quería que saliera lastimada.

Frunciendo levemente el ceño, me volvi hacia el cementerio, desviando durante unos segundos la vista de la chica para centrarme en la nevada. Adoraba acudir a sitios asi cuando el paisaje estaba cubierto por aquel espeso manto blanco, tal vez porque lograba que el gris desapareciese y todo fuese más... ¿puro? Era algo extraño, demasiado difícil de explicar como para intentar hacérselo entender a esa chica.

Me mordí el labio para contener mi curiosidad cuando se interrumpió a mitad de la primera frase. Intuia a quien se podia referir, pero me hubiese gustado escucharlo de sus propios labios en vez de tener que quedarme con la maldita duda.

-No puedo escaparme en los mejores dias para venir... Me tengo que contentar con el tiempo que salga el día que tengo libre.- murmuré, encogiéndome de hombros mientras me volvía una vez más hacia ella.- Sí, no tengo nadie más con quien venir aqui. ¿Y tú?

-Yo te recomiendo por tu propia seguridad que no permanezcas mucho tiempo aquí. Solo tómalo como un consejo de una persona que te lo dice de corazón.- mi destino ya estaba marcado, pero ella parecía ser más joven que yo, aún debía estar en el Colegio y para ir a visitar a alguien al Cementerio de Little Hangleton, y no tener con quien ir a ver a sus antepasados, supuse que sería huérfana.

La miré con el ceño fruncido, preguntándome qué hacia ella allí, instándome a largarme mientras ella no parecia tener la intención de marcharse. Sabia que a veces era mejor no preguntar, que mi curiosidad me había metido en muchos problemas y seguiría metida en ellos, porque controlarla era algo practicamente imposible para mí...

-En breve me iré, no te preocupes.- le aseguré.- ¿A caso esto es seguro para ti?- le pregunté, sin poder contenerme ni un minuto más.

-Mi caso... es completamente diferente. Yo no tengo opciones... Este es mi destino.- dije con resignación. Desde aquel día en que me había elegido Tom como parte de sus planes, estaba atada a su servicio. Mi atracción hacia él se había vuelto más que una obsesión, y lo más triste de todo es que yo sabía que jamás me correspondería como yo quería.

La chica me miró como si yo fuera la demente ahora y tal vez lo era. Había perdido el juicio desde hace mucho tiempo al verme sola ... o al menos así me sentía.

Vale, ahora entendía menos aún y mis preguntas habían crecido de manera considerable. Sinceramente, jamas habia creido en el destino. Tenia la firme conviccion de que cada uno era dueño de sus pasos, esclavo de sus palabras, dueño de sus silencios y que firmaban su futuro con cada decision que tomaban. La predestinación no era lo mio, porque, de haber sido asi, me habria rendido ante todo lo que se me habia plantado y ni siquiera sabía dónde podría estar en aquel instante.

Escuché resignacion en su tono de voz y en cierta manera no fui capaz de comprender como se podia dar por rendida ante algo que obviamente no le gustaba.

-Creo que todo el mundo tiene opciones, la vida no se limita a un único camino.- susurré.

-Si quieres conversar, podemos ir a otro lado, pero aquí no es seguro, de verdad.- le dije con un claro tono de angustia en mi voz. -¿Vives lejos de aquí?- aunque suponía que no, para tener que visitar ese cementerio en particular.

Podríamos ir a algún pub cercano, donde platicaría con más tranquilidad.