En búsqueda de la literatura muggle (Aonia)

Entré en la biblioteca y caminé por el laberinto de estanterías, buscando unos libros en la sección de "Muggle". Tenía curiosidad por saber cómo la gente no mágica describía nuestro mundo, el de la magia y la fantasía. Sabía, por mis anteriores amistades, que la gente normal tenía una imaginación ilimitada (aunque hay persona que ota que la tenía muy seca), pero que desconocían nuestro mundo por completo salvo alguna excepción: los muggles que hacían magia, los squibs o gente de altos cargos como un presidente o un ministro de nombres conocidos.

Empecé a buscar por el género fantástico, centrada en mi expedición.

Salí de la sala común en dirección a la biblioteca, tenía que devolver el libro que cogí la semana pasada y coger uno nuevo, me gustaba mucho leer y era mi mayor entretenimiento en las horas y horas que pasaba aburrida en la sala comun. Bajé las escaleras de caracol hasta llegar a al biblioteca, caminé por los pasillos observando con detenimiento cada uno de los libros.

Deposité el libro que traía en el lugar que le correspondía y seguí caminando en busca de un libro que me llamara la atención. Ví a una chica buscando en la sección muggle, me pregunté que estaría buscando ahí, yo prefería los libros magicos. Como no la conocía seguí en mi busqueda de un libro interesante.

Pese a que mi concentración en buscar el libro que necesitaba era bastante grande, mi fino oído no pasó por alto los pasos que resonaron por la biblioteca como una piedra que cae por una montaña enorme. No le di mucha importancia, sabía que la biblioteca era pública y que, por tanto, muchos estudiantes y profesores pasaban por allí, incluso podría tratarse de la bibliotecaria.

Unos pocos minutos después, vi un libro cuyo título era: Crónicas de la torre: Fenris el elfo (XD). Me llamó la atención al tratar sobre alguien que pertenecía a mis ancestros, aún sabiendo que tan sólo existía en la imaginación de la mente muggle. Desde luego, que un muggle hablara sobre uno de mis antepasados despertaba mi total curiosidad por la mente de la gente no-mágica. Así que, con decisión, cogí el libro y salí del pasillo en el que me encontraba.

Para mi sorpresa y desgracia, Peeves, el poltergeist de Hogwarts, se encontraba allí. No tuve tiempo a reaccionar ante una travesura de las suyas: mi libro voló por los aires y algunas de las páginas se rompieron por su culpa.

Cabreada por aquello, saqué mi varita y me puse en guardia, pero era demasiado tarde: ya se había largado. Empecé a refunfuñar mientras me disponía a recoger las hojas dispersas por el suelo; ya arreglaría el libro luego por orden de página con un hechizo. Ahora estaba demasiado enfadada y me había olvidado de la anterior presencia.

Seguía dando vueltas por la biblioteca, paseaba por los pasillos llenos de estanterias con libros, sin buscar ninguno en particular, simlplemente observándo cada uno de ellos con detenimiento. A mi espalda un ruido hizo que me girara y pude ver a peeves molestando a la chica de la seccion de literatura muggle. Su libro cayó al suelo y algunas paginas se rompieron, no pude evitar soltar una risita ante la travesura de peeves.

La chica fastidiada se puso a recoger las paginas del suelo, me quedé un segundo pensando si ayudarla o reirme, debería ayudarla pero era una ravenclaw y no estaría bien visto que yo como sly la ayudara aunque tampoco estaba bien visto que saliera con un ravenclaw y lo hacia. Mientras mi mente se debatía interiormente una pagina cayó a mis pies, la cogí y solo con mirarla por encima adiviné de que libro se trataba.

- Crónicas de la Torre. Me acerqué a ella a paso lento y le entregué la pagina con una leve sonrisa. - Entonces imagino que conocerás la procendencia de mi nombre. Estiré una de mis manos a modo de saludo. - Aonia.

Mi nombre me encantaba, mis padres habían acertado de lleno con él, la primera señora de la torre de alta hechicería del valle de los lobos. Una historia demasiado bonita que, a mi parecer, los muggles no debían conocer.

Al escuchar la risa de una chica desconocida, hecho que no me extrañaba por culpa de Peevees, me resigné a seguir recogiendo y a ignorar sus posibles bromas y burlas futuras. Detestaba no poder usar la magia en aquel caso, ya que el trabajo manual era más rápido y eficaz. A causa de la caída, algunas páginas se habían entintado al llevarse consigo un pequeño bote de cristal de tinta negra que, casualmente, estaba abierto; además de caerse también unos informes del mantenimiento de una mandrágora salvaje. En ese caso, el coger una página y ver si era de mi libro o del informe, era más rápido que coger todas las páginas a la vez e ir, una por una, ordenándolas en dos montoncitos hasta que ya no quedaran más.

Me sorprendió que la chica que se había reído por un momento me ofreciera una págnia en lugar de mofarse de mí. Cogí la página y le estreché la mano con una sonrisa cálida, agradeciendo aquel gesto pese a pertenecer a diferentes casas. Había observado que era una Slyhterin, dos casas que no se llevaban mal pero tampoco estaba bien visto el llevarnos bien.

-Vaya, así que te lo has leído. Y a mi parecer, te ha encantado -sonreí de nuevo, mientras acababa de recoger la última página, Me levanté cargando de nuevo con el libro, con cuidado de que no se me cayera ninguna hoja más-. Yo me llamo Akyu

También me asombraba que una Slyhterin hubiera leído un libro muggle. Tenía entendido que los Slytherins, generalmente, detestaban la "sangre sucia" y todo lo relacionado con ellos. Aonia debía de ser de las poquísimas personas que gastaban su tiempo en leer un libro muggle.