Tomando algo [Memnock y Anna]

Recuerdo del primer mensaje :

Abrí la puerta del Caldero, saludando a Tom, que me devolvió el gesto con alegría.

Examiné un poco mi derredor, aquello estaba muy vacio y las sillas mal colocadas, algunas velas, derretidas e incrustadas en las mesas más desvencijadas.

Le pedí a Tom una cerveza de mantequilla para amainar la espera, coloqué mi sombrero de copa en la mesa, encendí mi pipa y me ensimismé, mirando a la puerta.

Y de repente toda la saa se inundó de un increible esplendor, y apareció ella, y lo que pareció alumbrarse no fue la habitación, si no mi propia interior, al ver aquella chica acercarse, con una sonrisa tan amplia y con esa gustosidad de movimientos.

Le devolví la sonrisa, invitandola a sentarse a mi lado.

-¿Elegante, yo? Veo que no me conoces bien. Soy la persona mas patosa y desilachada que podrias conocer.- Comencé a reir señalando mis pantalones rotos.- Digamos...que soy la niña rebelde.

Le miré a los ojos y me desperecé como un gato, despues me rasque la cicatriz.Continue manteniendo su mirada.

-¿Quieres mas regaliz o me lo termino?.- Dije con el ultimo trozo casi en los labios mientras una amplia sonrisa surgia en mi cara.

-Puedes terminartelo- Le sonreí. -Me gustan la gente rebelde me saca dequicio, pero, me encanta a la vez- Reí.
Había algo en aquella chica, que me encantaba, que, realmente, me hacía sentir bien.

Fuí a susurrarle al tabernero, Tom, algo al oido. Cuando estaba junto a Anna, un vals empezó a sonar.
-¿Me concedes este baile?-

Me terminé felizmente el regaliz y rei al escuchar sus palabras.
Cuando volvió quise matarlo.

-¿No te acabo de decir que soy muy patosa? No se bailar.. Asique como buena rebelde me negare.- Comencé a reir mientras me cruzaba de brazos.

Tomé yo mismo su mano, y le volvía insistir, riéndome y me quedé rigido, transmitiéndole miles de cosas con al mirada. -¿Hace?-

La cogí de la cintura, y empecé a describir circulos, pero ¡Ay! Gritaba algo dentro de mi, no para de pisare, asique, la cogí en peso y puse sus pies en las punats de mis botas.
Ahora sí, epmpecé a describir circulos, con ella encima, apoyé suavemente mi mejilla izquierda en la suya derecha, dejando caer mi respiración por su cuello, y le susurré: -Me encantas-

Me cogió y me hizo bailar le mire con cara de odio. No paraba de pisarle pero ya se lo habia advertido, no era buena bailarina. Sentí como me cogia y me ponia sobre sus pies. Me recordaba a mi hermano cuando yo era pequeña y bailaba puesta sobre sus pies. Le abracé para no caerme mientras sentia su respiración en mi cuello.

- Tu a mi no... Me has echo bailar.- Comencé a reir suavemente.

-Tranquilo, es por quejarme, me quejo muy amenudo... La verdad es que no se está del todo mal. La compañia es buena.- Dije sonriendole.

Y la apoyé contra la pared, violenta, pero suavemente, y la besé, profundamente.

Le aparté un poco.

-¿Ves? Ya te has olvidado del tiempo de conocernos...- Miré por una ventana. Era de noche, la cena ya estaria y tenía que volver al colegio. Como buena prefecta tenía que dar ejemplo.

-He de ... ir al instituto.. No puedo dar mala imagen.

-Està bien... buenas noches- Observé, confuso, como se iba, preocupado, preguntándome qué pensaría de mi.