Un gusto (Sophie Quinn)

Acababa de salir de la lechuzería y me dirigía de nuevo a mi sala común. El día de hoy estaba nublado, asique realmente no había mucho para hacer.
Me sonreí a mi misma al llegar a la torre de Gryffindor sin grandes demoras, hace apenas una semana me perdía sin remedio y tenía que pedir ayuda para que me ubicaran. Ahora podía encontrarla sin ningún tipo de problemas.
Le dije la contraseña a la Dama Gorda y entré. Allí adentro sólo se encontraba una chica, sentada leyendo una revista, quien posó sus ojos en mí y me sonrió al verme entrar.
Le devolví la sonrisa, era la primera vez que la veia. Me le acerqué y decidí hablarle, ojala no la estuviera interrumpiendo; quizás ella querría estar sola.
- Hola - le dije.

- Sophie Quinn - le sonreí al tiempo que le daba la mano - ¿Te estoy interrumpiendo? Lo siento si es así, es sólo que hoy es un día tan aburrido. Y no encuentro a nadie de los pocos que conosco- le dije, justo cuando vi que entraban un par de alumnos más a la sala. Bueno, daba igual; seguía sin haber casi nadie. ¿Es que a dónde se habían metido todos?

Me senté al lado suyo, la verdad es que Emmeline era muy simpática.
- De aquí de Gryffindor no a muchos, llegué hace unos días. Entonces hasta ahora sólo he hablado con Luna Weasley, Erick Brohard y Natalie Mcdonald por las pruebas de Quidditch. - le sonreí - ¿Tú has venido a Hogwarts desde siempre? - pregunté.

Me sorprendí al escucharla.
- Gracias - le dije - Espera, ¿Beauxbatons? ¡Yo también vengo de allí! - le sonreí. Asique ella tampoco era una alumna muy antigua - ¿Cómo es que nunca nos habíamos cruzado? ¿En qué grado estás? - le pregunté, era raro que hubieramos ido al mismo colegio antiguamente y que no la ubicara nisiquiera de vista.

- Oh, seguro que fue por eso - le sonreí - Yo estoy en sexto. Bueno, ¿y por qué te cambiaste a Hogwarts? - pregunté mirándola, al meter las manos en mis bolsillos me di cuenta de que tenía un par de ranas de chocolate - ¿Quieres una? - le ofrecí.

- ¿Está en Hufflepuff, verdad? Sí, hemos hablado un par de veces y jugado al Quidditch. - le sonreí - Es más, ahora que lo mencionas él me ha hablado de ti. Son novios ¿o no? - pregunté al tiempo que abría mi rana de chocolate y la mordisqueaba.

Me reí ante su reacción.
- Pues, nada en especial. Estabamos conversando y cuando se enteró que yo estaba en tu misma casa, me preguntó si no te conocía. En ese momento no tenía ni idea de quien eras. - le sonreí - Cuando lo vea le diré que ya hemos congeniado. - le contesté. Miré por la ventana, este clima era tan detestable cuando no tenías nada que hacer; si me gustaba, en cambio, cuando tenía que estudiar.

- ¿Lindo? Pff, hermoso - comenté irónicamente - Bueno, ¿y te gusta el Quidditch? - le pregunté - Me parece re divertido eso de la competencia entre las casas, lástima que en Beauxbatons eso no esté.

- Oh bueno, a ti porque te hace recordar eso. A mi no me recuerda nada bueno - le dije con un amago de sonrisa - Sí, me encanta. Me quiero postular para cazadora, ¿tu piensas entrar en el equipo? - le pregunté.

- Vamos, no tienes que perder la confianza en ti misma - le dije. Es cierto, yo también me sentía nerviosa por eso aunque intentaba no mostrarlo. No me gustaba abrirme a las personas con mis sentimientos, lo mejor era guardárselos para una misma asi no terminabas sufriendo. Bueno en fin, volviendo al tema, daba consejos que ni yo seguía. Miré a Emme nuevamente y le sonreí - Seguro lo harás bien.

- Que linda Emme, gracias. Igual estoy bien. - le sonreí, no sé si aquello sonaba muy convincente pero en fin. Quizás más adelante le contaría todo, o aunque sea lo de mi madre. Emmeline era una chica agradable. Noté que hubo una pausa en la que las dos nos quedamos observando el vacío - Bueno, ¿y qué tal te va en las clases? - le pregunté, rompiendo el silencio.

- La verdad, todavía no termino de acostumbrarme - le sonreí - Además me tengo que poner al día en bastantes materias que en Beauxbatons estaban bastante atrasadas, pero bueno. Dentro de todo no es tan malo - le dije. No era una alumna sobresaliente en todos los aspectos, pero tampoco era de las peores. Estudiaba bien, pero lo justo y necesario.