Curioseando [Dave]

Miré hacia los lados antes de entrar.
¡Que genial, estaba desierto!
Hacía un poco de calor ahí adentro, afilé los ojos con extrañeza mientras recogía mi pelo con una goma de colores y me quitaba la molesta túnica de los hombros, dejándola en uno de los lavabos.
- Así que... aqui ocurrió aquello..- susurré mirando la estructura de entrada que había estudiado en uno de los libros prohibidos. Mi padre tenía facilidad para conseguir ese tipo de información con tal de dar con pistas sobre mi madre. Sabía perfectamente cómo entrar...pero algo me impedía pronunciar las palabras.
Aparté mis dedos del grifo oxidado.
No estaba ahí para entrar en las cañerías ni nada por el estilo, sin embargo mis pies habían acabado en aquel baño. Mi mirada se volvio por toda la sala sin encontrar a Myrtle; estaría haciendo otras cosas en ese momento. A pesar del calor, parecía un lugar tranquilo para estar un rato en silencio. Me senté en el borde de la estructura y apoyé mi cabeza sobre las serpiertes del pilar.

Cómo siempre, la Sala Común estaba abarrotada, y no podía leer el ejemplar que me había mandado mi hermano, por lo que bajé al único sitio donde sabía que estaría solo y en silencio, a parte de mi habitación, la que no tenía ganas de oler, demasiado olor a mi en aquel lugar.

Bajé rápido las escaleras hasta llegar a la planta donde se se hallaba aquel lugar que precisaba en ese mismo momento, con mi libro sin título bajo el brazo, pero cuando llegué allí, oí algo, lo que me faltaba, compañía en un momento como ese, suerte que no había traído los ingredientes de la poción para intentar hacerla, sino a ver como demonios volvía a la Sala Común sin que nadie se extrañase. Ya iba a darme la vuelta hasta que de nuevo noté el olor, era Alyss, estaba seguro, un olor inconfundible.

-Vaya, vaya, parece que tienes un don para ser encontrada- Le dije entrando sigilosamente.

Me acerqué a los lavabos y dejé mi libro apoyado en ellos mientras la miraba, ¿Acaso sabía lo de la Cámara Secreta?

No me sorprendió oir la voz de Dave, no era una voz estridente, tenía un tono grave y tranquilo, no contarrestaba a la armonía del ambiente.
- O puede que seas tú el que tiene el don para encontrarme- sonreí sin abrir los ojos.- No sé por qué no me extraña verte aqui, aun asi creo que debo preguntar el motivo de tu visita si deseeas contarme
Sin querer ver aun, recogí las piernas a un lado, lo bueno de ser pequeña era que cabía por completo en todas partes de manera cómoda, incluso en un lugar como ese. Noté que uno de mis pies tocaba con una superficie plana con un canto, seguramente un libro estaba apoyado en el lavabo de al lado.

Me senté en el suelo apoyándome en la piedra de los lavabos, y sonreí divertido al escuchar lo que decía, estaba justo bajo el lavabo donde estaba sentada, esperando que acabase de hablar.

-Bueno, si quieres saber la verdad, buscaba un lugar para leer, la Sala Común siempre está abarrotada de gente y de los típicos alumnos de primer curso que siempre tienen algo de lo que hablar.

Me recordaba cuando me encontré con Teo la última vez, en este mismo lugar, y todo sería idéntico, de no ser por que Teo no era tan bajo, de cabellos largos y rojizos y tan... Femenino.

-Exactamente quería leer ese libro que tienes a tu lado, no pone el título en la portada, pero trata de varias formas de prevenir los daños a amigos por parte de un licantropo, aun que el primer capítulo es muy... Directo.

Y sí, el primer capítulo recordaba haberlo leído en la lechucería y básicamente decía Si no quieres hacer daño a tus amigos, no los tengas.

-Si? Yo creo que es una suerte tener alumnos de primero, se ven tan emocionados por el encanto de este lugar...me siento identificada con ellos, además, son adorables -comenté sonriendo.
Creo que a veces parezco una de ellos, pensé divertida.
Abrí los ojos cuando habló sobre el libro y miré hacia el tomo.
- A veces los libros son muy bruscos en sus enseñanzas... y no todos poseen razón. En esos casos..-dije mientras alzaba la mano para alcanzar la lectura y apoyarlo en mi regazo con cuidado- no es conveniente hacer caso de lo que lees, ten en cuenta que los autores no son perfectos y en algunos casos se basan en criterios personales.- paseé la vista por las primeras páginas, entendiendo por qué él había dicho eso.

Giré 180º y la miré mientras ojeaba el libro, tampoco era muy interesante, pero los siguientes capítulos tenían algunos trucos muy útiles.

-Bueno, recuerdo que leí parte del capítulo dos en la lechucería, y había algo que no sabía, aun que seguramente era consciente de ello cuando me transformaba, exactamente, decía que si un licántropo se acostumbra a un olor durante su transformación, olfateando varias veces un objeto perteneciente al amigo en cuestión, me vendría bien en el bosque, pero no creo que vuelva a entrar para transformarme, hay demasiados peligros.

Me quedé mirándola fijamente, aun no había descubierto lo que había en ella para que me atrajese tanto, seguro que le pasaba a más chicos, no era normal sentir eso....¿O sí? Últimamente no sabía si lo que sentía existía o no y si era normal o raro. Miré al suelo con la cabeza agachada mientras pensaba, ¡Otra vez no! ¡Otro ataque depresivo no!.... No me apetecía nada ponerme triste en ese momento.

- Bueno, no se si me consideras una amiga ahora pero si necesitas salir a dar una vuelta por..el bosque, podría darte algo para que no perdieras el rumbo- ofrecí sin quitar la vista del libro hasta percibir sus ojos sobre mí.
Al ver que luego bajaba la cabeza, dejé el libro en mi regazo y me incliné hacia abajo, donde él se hallaba sentado.
- ¿Ocurre algo? Espero no haberte ofendido...- dije algo nerviosa.

-¿Ofenderme?... Ni mucho menos, estoy muy agradecido contigo por que me soportes cuando hablo, es tan solo... Qué recordé algo, algo que no sé si es bueno, o por el contrario es algo malo.

Eché el cuerpo hacia atrás tumbándome en el suelo, no me importaba mancharme, solo quería dejar de estar confuso, no soportaba las peleas entre sentimientos y razón, me destrozaban la cabeza, sacudí el cubo de serrín que tenía sobre los hombros, pues no era otra cosa lo que contenía mi cráneo, e intenté sonreír, o por lo menos intenté que fuese algo parecido a una sonrisa.

-¿Alguna vez te has sentido como si dos partes de ti se peleasen por controlarte, y no sabes cual es la que hay que elegir?- Pregunté mirándola a sus claros ojos, me intrigaba su respuesta.

- Me gusta escuchar, como ya te dije en el invernadero- sonreí y seguí mirando a sus ojos, por alguna razón, creí que lo que había recordado era un tema serio y no debía menospreciarlo.- si quieres puedes contarmelo..muchas veces recordamos algo por una razón lógica en la que no reparamos.
Vi que se recostaba sobre el suelo húmedo, parecía que mi acompañante tampoco se preocupaba por su aspecto con tal de escapar del calor de la sala.
- Y si, me he encontrado en esa situación algunas veces- asentí- desgraciadamente, esos sentimientos eran de terror, no puedo controlarme cuando me pasa eso, asi que la razón es a lo último que acudo...-contesté con vergüenza. Tendría que practicar autocontrol, en esas situaciones sabia perfectamente cómo actuar, pero mi cuerpo no me correspondía.
- ¿Te sucede algo asi?

Resoplé y respiré hondo, no era algo fácil de tratar, la verdad es que era muy difícil contarle esto a alguien, nunca había hablado algo así tan profundamente, la última vez, fue con Teo, pero no llegamos a hablar tanto sobre este tema. Por alguna extraña razón, acabé contándoselo. Miré fijamente el techo mientras tomaba aire para hablar.

-¿Cómo te lo explico...?... Será mejo empezar por el principio... Hace aproximadamente siete meses salí con una chica, una Slytherin, todo era genial al principio, pero al cabo de tres meses todo empezó a torcerse, ya no era lo mismo, aun la amaba pero... No estaba seguro de que ella me quisiese, aun que intentase demostrármelo... Está claro que la culpa fue mía, mía y de mi manera de pensar, soy un asqueroso pesimista, y siempre creía que era muy poco para ella, y que podría tener cualquier chico mejor que yo con solo pestañear... Acabé por cortar con ella, no quería seguir así... Y bueno, cada que se me pasa por la cabeza, me entristece bastante...

Erguí la columna volviendo a sentarme, para mirarla de cerca a los ojos, los míos temblaban ligeramente, mis manos se aferraban fuerte a mis botas, una de ellas se resquebrajó un poco pero no me dí cuenta, y no me importaba que se rompiese una maldita bota en un momento como ese.

Le escuché tranquilamente. Sus palabras rebotaban en la estancia, ondas tristes traducidas en colores fríos como azules y violetas apagados.
Pensaba que su problema era más grave. ¿Por qué no había caído en un tema tan lógico y común? Estaba claro que esos síntomas estaban muy vistos en mis libros. Siempre había una chica por la que apenarse y tampoco era de extrañar, teniendo en cuenta su condición de licántropo, pero al seguir escuchando, no fue ese el problema que encontré que le atormentaba.
- No confías en tí mismo...ni tampoco en la relación y en la persona con la que la compartes.- deduje según lo que había dicho- puede ser que.... este problema se deba a que no te aceptas a ti mismo? Hablas todo el tiempo como si tuvieras dos partes dentro de tí; una Dave..-dije posando mi mano sobre su cabeza un momento- y otra el lobo que guardas dentro-señalé tocando mi corazón.- No has pensado en aceptarte tal y como eres? No como dos partes, sino como una sola...tendrías que resolver tus problemas antes de seguir por ese camino tan complicado de los sentimientos. Mientras te tengas miedo, volverás a cometer los mismos errores- concluí mirando el suelo. Aquello también iba en cierto modo para mí y sabía que debía afrontar mis miedos para controlarlos en mi favor.

Sus palabras eran reconfortantes, de cierta manera, aun que no lo parecieran, eran las más sabias que me habían dado desde: "No corras con tijeras en las manos", la miré esperanzado, ¿Acaba de darme la solución para poder vivir en paz conmigo mismo?... No perdía nada salvo la cordura, tendría que intentarlo... Un momento, no no tenía que intentarlo, tenía que conseguirlo, y no parecía muy difícil una vez lo tenía en mente, hasta ese mismo momento siempre había sido lobo e luna llena y humano el resto del mes, eso no era lo que debía ser... No... Debía ser Dave Wishe durante todo el tiempo.
Me levanté de golpe, y comencé a caminar de un lado a otro, dándome rápidos golpecitos en la frente con la punta de mis dedos, lo tenía casi, pero no, estaba en la punta de mi lengua, solo tenía que decirlo para saber que tenía que hacer.

-¡Eureka!- Dije en un acto de felicidad- Ya sé lo que debo hacer, solo tengo que saber que puedo, solo tengo que confiar en mí, en lo que soy, debo aullar al Sol, y gritar a la luna, debo aprender a seguir rastros con las yemas de mis dedos y elaborar pociones con mis garras, debo combinarme, todas las piezas encajan... ¡Solo debo ser yo mismo! Tanto tiempo dándole vueltas, tanto tiempo perdido, y tú, tú me has dado la solución en unos segundos- Dije mirándola con los ojos desbordados de felicidad.

La abracé sin saber muy bien por qué, supuse que era como agradecimiento.

-Gracias...- Le susurré abrazándola- Gracias, de verdad, no sé si me habría dado cuenta de lo fácil que era sin tu ayuda.

Comencé a mirar cómo paseaba de un lado a otro mientras hablaba. Parecía que había entendido lo que le había dicho. Me alegré cuando lo vi feliz, pero no me esperaba que acto seguido me abrazara.
Abrí los ojos, sorprendida de verme rodeada con sus brazos, me sentía mas pequeña, aquello me hizo gracia.
Pude notar que el permufe a vainilla que llevaba aun estaba vigente cuando mi cabello se coló entre su abrazo. Había hecho una buena transacción con aquel perfume, duraba todo el dia...Alyss, deja de pensar en tantas cosas a la vez!
Me centré en Dave. Repasé otra vez toda la conversación mientras pasaban algunos segundos más, en silencio.
- No tienes que agradecerme... me gusta ayudar a mis amigos- susurré suavemente mientras lo abrazaba también y luego despeinaba sus cabellos plateados con diversión.- lo que eres...no tiene por qué ser una maldición, ¿me oyes? Tómalo como una ventaja- dije cuando me separé, sonreía de forma traviesa. Quien sabe, si llegaba a desarrollar sus habilidades de lobo mientras conservaba su forma humana, conseguiría un amplio poder físico. - como el elefante...-susurré de nuevo, terminando el pensamiento que había empezado en mi cabeza.

Me separé de ella sin dejar de sonreír, pero tampoco sin dejar de mirarla, era curioso que habiéndolo hablado con gente que conocía desde más tiempo, no hubiese conseguirlo una respuesta a mi pregunta interna, y cuando de pronto, se me ocurrió hablarlo con alguien que apenas conocía de dos días, me dio un vuelco la vida, si algunas de mis capacidades como la agilidad, y rapidez habían mejorado un poco más, solo tenía que imaginar como sería si conseguía una sincronía total, sería como tener todas las cualidades de un licantropo en forma humana.

-M-Me has cambiado la vida Alyss... -Dije sin creerme aun que tuviese la solución- Yo estaba yendo por el camino contrario, intentaba separar mis dos mitades lo máximo posible, y lo único que tenía que hacer era juntarlas, si no fuese por ti...¿Quién sabe? Quizás habría tenido que ir a San Mungo para no volverme mucho más loco de lo que estoy ahora.

No podía dejar de sonreír, me apoyé en un lavabo y cerré los ojos dejándome bañar por la luz solar, respiré hondo. Me sentía como nuevo, como si estuviese completo, o casi completo, sabía que aun me faltaba algo, o alguien.

- Sólo dije lo que pensaba, pero me alegro que te haya sido útil mi cabeza- contesté humildemente al tiempo en que me bajaba del lavabo y apoyaba mis pies sobre el suelo.- No puedo esperar a verte en plena forma, Dave - sonreí. Había leído sobre licántropos, pero de ninguno que se hubiera propuesto potenciarse de esa manera, todos los tomos leídos eran igual que el que él portaba. Igual de pesimistas, de enfermos...
Fruncí un poco el ceño, mirando el libro.
-Por lo pronto, no leas más estas cosas a la hora de buscar consejo moral -suspiré señalando las páginas con los ojos. - Propongo hacer excursiones al aire libre para que seas un lobo feliz -dije divertida- después de todo, necesitas campo para correr, no?
Mis pies recorrían distraidos las piedras del suelo.
- Tienes que contentar esos caprichos con más de un paseo, y seguro que Teo también estará encantado de venir...a pesar de su aire responsable en algunos temas, es bastante curioso, seguro que aceptará ayudarte igual que yo.
Por algún motivo, sentí que aquello se estaba desarrollando por algun motivo especial. Las imágenes de los tres entrenando o mejorando se me antojaron inspiradoras... como si nadie fuera a poder con nosotros si estábamos juntos.
En mi cabeza, oí la voz de Dave. Lo miré, parecía que no había hablado.
- Te falta alguien?

La verdad, yo no podía esperar mucho más que ella a ver si podía desarrollar todo mi potencial,pero lo primero que hice, fue coger el libro, apuntarlo con mi varita, con un simple hechizo, borré todo que había escrito, más de quinientas páginas escritas a menos se le fueron por la borda a aquel que pensase tan hipócritamente, en su lugar, cerré el libro y apunté de nuevo con la varita a este, en la piel apareción un escrito: Memorias ilustradas de un licántropo, por Dave Wishe

-La verdad, ahora mismo siento que si empezase a correr nunca pararía, no me cansaría jamás, y sobre todo si me acompañas, y, tranquila, si estás cansada como la última vez, creo eres lo suficiente ligera como para llevarte en peso.-Dije riendo.

Me acordé de Teo, nunca había hablado seriamente con él sobre lo de ser un licántropo, solo había dejado en el aire, bueno, mejor tarde que nunca, sino, se enteraría por si solo si se daba cuenta de que lo que hacía no era humano.
La última pregunta que me hizo, eso no me lo esperaba... ¿Que si me faltaba alguien?... De eso no estaba preparado para hablar, todos los pelos de mi cuerpo se erizaron, y apreté los labios, no, no quería hablar de ellos, y mucho menos en un momento como este, es decir, en algún momento lo tendría que hablar con ella, pero no sería ahora.

-Si...Bueno, eso parece, quiero decir...- Me hice lío, ya no sabía que decir.

Me sorprendió ver que borraba un libro completo para darle nueva identidad.
-Memorias ilustradas..eh?- sonreí leyendo su título- No menosprecies mi cuerpo, ayer estaba cansada. Generalmente resisto bastante y de hecho puedo echarte una carrera un día- dije desafiante sin borrar mi sonrisa.
Pero mi sonrisa terminó borrándose.Él no había hablado...sin embargo le había oído, ¿Cómo era posible...?
-Espera un momento, habías dicho algo sobre eso? Creí haberte oido pero.. -me callé, frunciendo el ceño y mirando el suelo- no importa- dije aun meditando- perdona, creo que he preguntado algo que no me incumbe, sólo estaba verificando la posibilidad de haberte oido.
Me fijé en que estaba tenso, asi que era lo correcto tranquilizarle. No era mi intención después de verlo segundos antes tan feliz.
- De... cualquier modo, siempre podrás contar con tus amigos Dave, siempre tendras a alquien- añadí- no seas tonto y mira todo lo que tienes.

-Un momento, ¿entonces no lo dije? ¿Quiero decir, muchas veces pienso en voz alta, es normal que la gente se entere de lo que ocurre en mi mente de esta manera, pero si esta vez no lo he dicho, y tú lo has sabido...-Resoplé- Supongo que debo estar loco, seguramente lo diría en voz alta sin darme cuenta...

En el fondo sabía de sobra que no lo había dicho, y eso fue un grano de arena más a mi saco de curiosidad. Memorias ilustradas, sí, eso sería lo mejor para recordar como había sido o debía ser. Apunté con mi varita a mi cabeza, y un hilo plateado se desprendió de esta, y lo puse en el libro, tras un susurro, en una hoja, apareció una escena muda, como pintada en un lienzo, era yo, caminando de un lado para otro, pues tenía movimiento, como algunas fotografías, mientras parecía querer decir algo, de pronto me había lanzado a Alyss, que también aparecía, para darle un abrazo, en efecto, era un recuerdo, iría plasmando los momentos importantes de mi nueva vida en este ejemplar.

-Y he aquí la primera página- Dije mostrándole lo que acababa de encantar.- Pienso poner todo lo que considere importante en esta nueva vida como licantropo... Casi completo- Sonreí mirándola- Y espero que puedas aparecer en más de una escena.

Lo miré con extrañeza por mi parte.
-Sí, seguramente es eso - sonreí más tranquila por su comentario.
Me recogí uno de los mechones sueltos que se habian desprendido de la coleta tras el oido, para ver mejor la imagen cuando tomé el libro entre mis manos.
La escena estaba vista desde una tercera persona tal y reflejaba lo habíamos vivido. Sin duda ese cuaderno tendría que llevarlo siempre con él.
- Claro, este libro será muy importante para ti- dije devolviéndoselo con cuidado cuando lo hube cerrado.- guardalo bien, siempre puede serte de ayuda en momentos en que necesites recordarte a ti mismo quién eres... y para ello habrá que ayudarte, Dave, me temo que no me queda mas remedio que aparecer...- le miré dramática para luego reirme y darle un golpecito en el hombro.

-Lo guardaré como si fuese mi vida-Dije riendo, me encantaban los juegos de palabras, aun que no solía hacerlos en público.

Volví a coger el libro y lo tuve aferrado bajo mi brazo, no lo soltaría por nada del mundo, era mi objeto más preciado en ese momento, era lo que me hacía diferente a mi yo anterior, la miré a los ojos mientras hablaba, un error por mi parte, ya no podía apartar la mirada, seguro que acabaría pasando algo extraño si no dejaba de mirarlos. Volví a sonreír al escuchar que me ayudaría, me encantaba la compañía de esa chica, y si aparecía en más escenas, mi libro no parecería un catálogo en el que se anunciase a un engendro haciendo cosas extrañas.

-No sabes lo feliz que me hace que me apoyes y ayudes en esto- Dije mirándola.

Me gustaba su risa, era tan... Suave, entraba delicadamente por mis orificios auditivos como si fuese la música más armoniosa que había escuchado jamás

- No hay de qué...-le contemplé aun curvando mis labios, pero alcé una ceja repasando sus palabras- siempre eres tan emotivo? no digo que me moleste, me llama la atención.. aunque claro, viendo tu situación, la ayuda nunca sobra..-pensé en voz alta.
Mientras esperaba su respuesta, metí la mano en mi bolsillo derecho, sacando una rosa de rosa blanca que había encontrado en el suelo del invernadero la noche anterior. Me dio pena dejarla ahí, asi que la había recogido para usarla. Al mirar a Dave se me ocurrió una idea de cómo hacerlo; hice un pequeño círculo con el tallo con tal de poder colar una cinta.
Rápidamente, vislumbré la varita de Dave en su bolsillo y me tomé la libertad de tomarla, ya que la mía aún no había llegado.
-Te la tomo prestada un momento- dije mientras apuntaba a la rosa que tenía en mis manos- Diminuendo- susurré. Acto seguido, la rosa que había recogido no era más grande que 4 centímetros aproximadamente.
Volví a apuntarla.
- Duro- pronuncié sin mucha concentración. No había hecho magia en la vida, pero por alguna razón se me antojaba natural. La rosa se volvió rígida como el metal, pero conservaba sus colores.
Metí de nuevo la mano en mi bolsillo, sacando varios hilos y escogiendo uno negro para trenzarlo e incorporar la pequeña rosa en el extremo. Por último, rocé la terminación de los hilos con la varita, pensando en pegamento hasta que de ella salió una sustancia adhesiva que usé para acoplarla a su cuaderno, después de quitárselo del brazo.
-Bueno, espero que te de suerte, ahora si que es un cuaderno con personalidad- dije orgullosa mientras le devolvía la varita.

Emotivo no sería la palabra más adecuada, pensé sin dejar de mirarla, aun que la verdad, nadie me había ayudado tanto nunca, y que en tan poco tiempo, tuviese el mismísimo recuerdo de como había conseguido resolver mi problema, me hacía realmente feliz, y aun más, teniendo grabado para siempre el recuerdo en un libro, libro que me quitó de las manos, junto a la varita, error por mi parte, llevaba la varita en un lugar muy accesible en lugar de donde solía llevarla, en mi ante brazo.

Observé atentamente lo que hacía, una sora blanca, me hizo volver a sonreír, era una chica muy especial, sin duda, dudaba que otra se hubiese acordado de aquello. Volví a coger el libro, ahora sí, ya estaba listo para albergar toda clase de sensaciones que tendría.

Guardé mi varita en el lugar donde debía estar y la mié fijamente, no sabía si tenía que hablar o no, simplemente me quedé mirándola allí, de pie frente a ella, quizás me había paralizado alguien o algo...No, podía moverme si lo deseaba, pero era como si no quisiese hacer otra cosa.

-"Dave, no seas estúpido, haz algo antes de formar parte de las armaduras que adornan el castillo"- Me dijo mi mente.

No podía responder de mis actos en ese momento, ¿O no quería?

Dejé de sonreír después de ver que estaba inmóvil.
- Un simple gracias me basta, Dave- dije alzando las cejas.- Hola...estas ahi?- pasé la mano varias veces ante sus ojos.
Quizá no tendría que haberme tomado la libertad de tomar prestado nada personal..
Puse los ojos en vacío. No sentía la necesidad de disculparme asi que me encogí de hombros y seguí insistiendo divertida.
-Graacias-dije arrastrando las palabras, como quien habla a un bebé. Cogí su mandíbula entre mis manos y se la moví para que pronunciara las palabras. -venga, tampoco es tan difícil, no?- reí

Volví a la normalidad ante el contacto físico, el de su manos, que parecían devolver a la vida hasta la flor más marchitada,¿Qué demonios me había pasado?No tenía ni idea si había sido mi imaginación, o de verdad me había quedado parado durante unos instantes. Pero ella parecía divertirse moviéndome los labios como si de un muñeco se tratase.

-Discúlpame...Fue... Un lapsus- O eso pareció ser.-¿Te diviertes haciendo eso?
- Dije riendo

Volví a mirar el libro, acaricié la portada, la pequeña rosa blanca quedaba perfecta en él, hacía nota que había un toque de sensibilidad en mi ser.

-Te lo agradezco mucho- Dije sonriendo y alzando la vista de nuevo.- Estás siendo demasiado buena conmigo, y sigo sin entender por qué...

- No sabes cuanto..- dije aun sonriendo y soltando su mandíbula al ver que recuperaba a mi amigo.
Me alegré de que le gustara el detalle y que lo mirara de esa forma. Sus rasgos se volvían más dulces mientras contemplaba el cuaderno. Significaba mucho para él. Intentaba ponerme en su lugar y comprendía que aquello era una salvación, algo a lo que aferrarse.
- Has de saber que tengo tendencia a dar por encima de recibir...sobretodo con mis amigos-admití- soy muy detallista y me acuerdo hasta de la más mísera tontería de sus gustos y lo que me cuentan de su vida, por el contrario, puedo olvidarme de partes de conversaciones que he tenido con ellos que puede que sean importantes..-suspiré.
-En cualquier caso, me gusta hacer amuletos y ese tipo de cosas... asi que no me es dificil hacerlos en un momento con tal de intentar darles suerte -dije pensativa- supongo que soy muy protectora con ellos...-concluí describiéndome.
Ya que no podía hacer más por protegerlos... Fruncí el ceño. ¿Quien decía que no era capaz de defenderlos yo misma? ¿Me conformaba sólo con probar con la suerte? No.