Deja vu [Sidilion]

Hacía tan poco que estaba en Hogwarts.. y ya había pasado de todo.. Aun no me podía creer que uno de los amigos que había conocido, según lo que me habían dicho, había muerto. No me especificaron cómo, siempre son esa clase de noticias tan morbosas que sólo los alumnos se inventaban, ya que los cercanos se encargaron de mantener el caso entre profesores y los que presenciaron aquello..
Caminando entre los pasillos interminables y polvorientos, giré el rostro hacia una puerta abandonada. Me detuve, no solía ser demasiado curiosa, pero cuando mi mente comenzaba a inventarse la multitud de posibilidades de cosas que podrían pasar si abría esa puerta, desde luego era incapaz de pasar de ella y no hacerlo.
La puerta hizo un crujido al entrar. Me encontré con una clase vacía, llena de telarañas iluminadas por la escasa luz que entraba por entre las cortinas grises. Avancé hacia los ventanales y corrí las telas, dejando ver una estancia grande.
Pasé el dedo por uno de los pupitres mientras caminaba hacia la mesa del profesor. Aquella sala era interesante, sin duda.. podría venir aquí de vez en cuando. Reí para mis adentros y me senté en la mesa principal, al poco terminando por tumbarme sobre esta.
Suspiré.
Volvía a sentirme sola.. y Dave ya no podría ayudarme.
Fruncí el ceño. Desde cuando era tan dependiente?...
Miré hacia un lado, encontrándome con la empuñadura de la espada que ultimamente llevaba a todas partes.. la había arreglado aun sabiendo que él no lo deseaba. Pero..ya no tenía sentido.

Genial, perdido de nuevo, estaba caminando por los pasillos, buscando la clase de Transformaciones, quería hablar con el profesor, por que aun no tenía mi varita, y tendría que pedirle que no me atosigase a base de deberes.

Pasé puertas y puertas, y vi una en especial, la puerta estaba abierta... Había alguien dentro, era un lugar sucio y lleno de telarañas, quién podría ser no lo sabía, dado que apenas conocía gente... No era de mi incumbencía.

Ve con ella...

De nuevo escuché esa voz en mi cabeza, la última vez me funcionó esccharla, quizás fuese buena idea ir, aun que aun no sabía de donde provenía, la verdad, sabía de sobra que no era del alma del dragón.

- Saludos.- Dije sonriendo.- ¿Podría acompañaros en este... Lugar?

Eché una ojeada al sitio, no parecía que se hubiese usado en mucho tiempo, es más, quizás estuviese abandonado permanentemente, si era así, ya tenía dondoe practicar cuando tuviese varita.

Estaba sumida en la multitud de detalles de la espada cuando oí una voz, sobresaltándome hasta incorporarme y quedar sentada sobre la mesa. Mis ojos se encontraron con un chico que se asomaba por la puerta y me sonreía.
Limpié mis ojos con disimulo y sonreí también.
- Claro, no creo que nadie más vaya a unirse a la fiesta.. - dije con tono alegre. Había oído bien cómo había hablado o era cosa mía?.- Estás perdido? - pregunté, seguramente acabar en esa clase era cuestión de coincidencia, estaba claro que no se usaba hacía milenios y que estaba hecha un desastre.
Tomé la espada con un pañuelo, envolviéndola con cuidado mientras el chico entraba. Sentí el frío metal sobre las piernas cuando la apoyé y lo miré, esperando a que hablara. Quizá también era nuevo como yo, parecía ser de gryffindor, por una vez, conocería a un chico que no era ravenclaw.

Sonreí y me paseé porla sala cuando me dejó entrar, siemrpe había tenido curiosidad por los sitios viejos y abandonados, pero este parecía normal, como un aula calquiera. Cerré la puerta.

- Si nadie más se unirá, dudo que os importe que la perta esté cerrada.- Dije mirándola.- No me gusta que me pillen de improvisto.

Parecía llevar algo entre sus manos, ¿Una espada? No le preguntes... Hice caso de nuevo a mi mente, y no le pregunté sobre la espada.

- ¿Podría saber su nombre?- Pregunté sentándome en un pupitre.- Por spuesto, no sin qe antes sepa el mío. Sidilion Dragonclaw, puedes llamarme Sid o Sidi.

Parecía que no había oído mal.. de verdad me estaba hablando como si se hubiera confundido de época. Aunque tenía que admitir que su voz sonaba muy bien hablando de esa forma.
Sonreí.
- Difícil será que nos encuentren.. pero me trae curiosidad saber qué podrían descubrir al abrir la puerta sin avisar - dije, girando mi torso hacia él, ya que estaba sentada en dirección a la puerta. El chico parecía simpático..algo en él me sonaba, como si lo conociera de antes.. pero solía pasarme a menudo y no hice caso.
- Me llamo Chiara Crownheart, un placer conocerte Sidilion - su nombre me parecía extraño pero original, quizá una pena de abreviar.
- Entonces debo suponer que te has perdido, ya que no me has dicho lo contrario..- comenté torciendo mi sonrisa mientras acariciaba distraída la tela que cubría la espada.

Chiara... Resonó en mi mente varias veces... Era como si ya conociese ese nombre, la miré fíjamente a sus ojos claros, la verdad, algo en ellos me resultaba familiar, como si losubiese mirado ya de aqella manera. Asentí a su pregunta, creí que había dejado claro que si al no responder.

- Disclpad mi osadía, pero....¿ A que casa pertenecéis?- Pregunté sin dejar de mirarla.

Volví a mirar la tela que envolvía la espada, era algo grande, quizás demasiado para ella, seguro que no era suya, miré de nuevo sus ojos azules. Tenía uun contraste muy bonito de cabello y piel, sonreí. La verdad, no recordaba haber sonreido nunca por mirar a una chica.

- ¿Cual es vuestra edad?

Mantuve los ojos en los suyos de forma instintiva, como si quisiera leer en ellos algo que aun no comprendía.
- Q-que..? - respondí, algo atontada, no habia escuchado bien. Agrandé los ojos por mi reacción y me aclaré la garganta.- Disculpame tú, ultimamente estoy más ida de lo normal- dije riendo un poco- soy de Hufflepuff, aunque llevo poco en ella, he llegado hace unos pocos dias.
No podía apartar mis ojos de los de él. Supe que miró la espada y mis manos se aferraron a ella sin yo apenas darme cuenta, pero se aflojaron cuando me sonrió. Le imité, me encantaba que me sonrieran.
- Tengo dieciséis, y tú?.. tengo curiosidad por saber si eres un caballero perdido que se ha equivocado de era..me llama la atención cómo hablas - comenté ensanchando mi sonrisa.

Hufflepuff... Así que la primera Hufflepuff que tenía delante, sería un honor conocer a una chica de esa casa, al me decía que no era normal, o más bien alguien, por que no podía evitar la presencia en mi mente, quizás si que era el alma del dragón, que intentaba comunicarme algo. Sonreí divertido cuando habló.

- Yo también he llegado hace poco, en realidad, hoy, es un poco raro encontrar gente en todas partes, y no conocer a nadie.- Dije mirándola, me veía obligado a hablar de forma "coloquial", por su comentario.- Tengo tu misma edad, y no, pertenezco a este sigle, pero en mi tierra se habla de esa manera, supongo que para mantener el aire rural.

Me levanté del pupitre mirándola, sin duda, había algo en ella, no la conocía, pero creía conocerla, como si ya la hbiese visto tantas veces antes... ¿Qué era? Cerré los ojos y lego volví a mirarla a los suyos fíjamente, intentando averiguar que era.

Vaya, había cambiado su registro.
- No es necesario que cambies tu forma de hablar, me gusta - dije sonriendole y asintiendo a su comentario- es cierto.. muchas veces es fácil sentirse solo en un lugar lleno de gente.. - añadí con tono un poco más bajo.- pero eso se soluciona, tarde o temprano siempre terminas conociendo personas realmente interesantes en lugares insospechados..- esbocé una media sonrisa, mirando a sus ojos, refiriéndome a nosotros.
Pestañeé un poco cuando se levantó hacia mí, sin apartar la vista de él... había algo que me impedía retirar los ojos, algo.. que ya me había pasado antes.
Aferré la espada, cerrando los ojos con algo de esfuerzo y mirando un poco hacia un lado, intentando calmarme.
Chiara, otra vez no.. esto no puede ser normal.
- D-dime, Sidilion... cómo es que llegaste recién ahora a Hogwarts? Vienes de otra escuela?.. Ah, es cierto, no me dijiste de donde venías - dije algo nerviosa, colocándome el pelo tras el oído mientras reía un poco.
Idiota, desde cuando actúas así? Ni lo conoces!... O eso crees. No estas ahora en condiciones de echar atrás todas tus barreras así como así. Ya aprendiste la lección una vez.
Me empezaban a doler un poco las manos por rozar el filo de la espada sobre la tela.

Pude notar que se ponía un poco nerviosa, pero no sabía por qué... Fuera como fuese, si no le importaba que usase mi forma de hablar común, sería lo mejor, aun que intentaría hacerlo como ella, tenía que adaptarme.

- Vengo de Noruega, de un pueblo situado al norte de Oslo, tan pequeño que ni aparece en el mapa. No, no vengo de otra escuela, esta es la primera vez que vengo a una, es más, solo tengo sensibilidad a la magia desde hace un año, por lo que todo esto para mi es muy raro...

La miraba a los ojos sin comprender muy bien por que se comportaba de manera intranquila. Fruncí el ceño. La situuación era muy rara, por supuesto, había hablado con chicas de mi pueblo, pero nunca había tenido la necesidad de conocerlas como a ella, volví a fijar mi mirada en sus ojos, como si estviese allí la respuesta.

No estaba escuchándolo claramente, sabía qué me estaba diciendo, pero me estaba quedando atontada otra vez. Hasta que aparté la mirada con una exclamación, mirando mis manos sangrar. Qué había pasado?...
Miré con sorpresa a la espada sobre mi regazo junto con la tela retorcida y manchada de rojo.
- Noruega, eh?.. nunca había conocido a alguien de tan al norte..- dije sonriendo mientras intentaba hacer que dejara de sangrar. - cómo es que hace un año? es realmente raro tu caso.. creia que los magos nacían con sus poderes - comenté mirando hacia él y encontrándome con sus ojos otra vez.
Maldita sea.
Esquivé, volviendo a centrarme en mis heridas y obligándome a tranquilizarme.
- Quizá te suene raro, pero sabes algo para detener hemorragias? ahora mismo no llevo mi varita encima..- dije torciendo el gesto por mi irresponsabilidad.

Me di cuenta de que sangraba antes de que me pidiera ayuda, y segundos más tarde estaba arrodilado frente a ell examinando las manos, la miré a los ojos y fruncí el ceño, eran heridas superficiales, pero sería mejor taparlas.

- Tuve un encuentro un tanto raro este invierno...-Dije mientras rompía la manga de mi camisa y la enrollaba en na de sus manos, y hacía lo mismo con la otra.- ... Un encuentro con un ser peculiar, tuve un pequeño accidente con él, y al despertar, era como si hubiese adquirido la sensibilidad a la magia, por eso soy lo que llamab sangre sucia...¿No? Creo que será mejor que empuñeis esa espada por el mango, y no por el filo.

Até bien las "vendas" a sus manos y la miré a los ojos sonriendo desde abajo, otra vez la misma sensación, y no sabía como remediarla, solo sabía que no era normal.

Observé cómo se arrodillaba ante mí y tomaba mis manos. Temblé un poco al sentir su contacto.. desde cuando me pasaba eso? Disimulé y sonreí cuando comenzó a vendarme, me gustó que me cuidara de esa forma, cualquiera hubiera desechado hacer nada más que llevarme a la enfermería a por alguna venda.
- Te arreglaré la camisa, se me da bien arreglar cosas..- dije acordándome de que me gustaba romperlas primero.- Aquello debió ser muy extraño, no?...- había hablado de una criatura, me encantaba ese tema.- puedo saber qué criatura era?.. - pregunté con curiosidad, inclinándome hacia él y volviendo a encontrar sus ojos con los míos. Apenas moví los dedos de las manos, apretando las suyas levemente, pero me hice daño y lo solté, volviendo en mí cuando supe lo que estaba haciendo.
- L-lo siento. - dije.. repitiendo lo mismo que había dicho aquella vez en la nieve. Tragué saliva, mirando hacia la espada.- No es mía, era... de un amigo muy especial para mí, no es posible empuñarla ni tocarla directamente - comenté acariciando la tela.

Me incorporé cuando me soltó las manos sin separarme de ella, mirándola esta vez desde arriba, sonreía debido a su curiosidad, no sabía por qué, pero quería decírselo. Me acerqué a su oído, y se lo susurré.

- Un ridgeback noruego...

Tras esto, empecé a alejarme poco a poco de su oído hasta que pude ver de nuevo sus ojos, tan claros... Tan preciosos... ¿Por qué los miraba?... Nunca había hecho eso con nadie, ¿Por qué era ella diferente? Fije mi mirada en sus labios, sin saber muy bien el por qué.

Bésala...

Esta vez dude un poco, esa voz había acertado todas las veces que me había aconsejado, siempre me había salido con la mía... Desde invierno... Hice lo que me ordenó, acerqué mis labios a los suyos, despacio, no sabía del todo por qué, pero me gustó el contacto con sus labios. Dirigí mis manos por su cintura, como si no creyese que estaba allí de verdad, mis párpados ocultaban mis ojos, mientras mis labios rozaban una y otra vez los suyos.

Un ridgeback noruego... vaya, sí que eran raros de ver esos dragones, no sabía que podían tranferir poderes mágicos. Tenía curiosidad de saber cómo había pasado.
Aparté la mano de la espada cuando comenzó a alejarse de mi oído y volvía a mirar mis ojos...y luego a mis labios. Enmudecí.
Me mantuve quieta, en cualquier ocasión normal le habría acercado y abrazado mis brazos a su cuello, pero había aprendido la lección.
- Sidilion..?- susurré, sintiendo mi pulso desorbitarse, había demasiada tensión entre nosotros...la misma que había sentido con Dave, la misma con la que volvía a caer, solo que.. no había animal que me provocara sentir deseo incontrolable.
Vi que se acercó más..cerré los ojos progresivamente notando que se acercaba despacio, dejando que me besara. Me obligué a mantenerme inmóvil por mucho que mis manos estuvieran apretando el borde de la mesa con el que me dañaba. Correspondí su beso con suavidad, con mis latidos en la boca mientras presionaba sus labios. Rodeó mi cintura y fruncí un poco el ceño sin alejarme, sintiendo que mi respiración era cada vez más profunda. Quería acercarme a él, pero tenía miedo de que si lo hacía me rechazara. El miedo.
Aparté mis labios lentamente, apretándolos y mirando hacia el suelo.
- Por qué lo has hecho..? - pregunté, confusa y alzando los ojos hacia él sin moverme. En una situación normal ni me lo habría preguntado, pero la pregunta nació de mi boca sin querer, estar con él era tan extraño... sin saber cómo, ya nos habíamos besado y apenas nos conocíamos, aquello no es que nunca no me hubiera pasado, pero era inevitable que siguiera pensando que en cierto modo no era un desconocido para mí. Sin haberme dado cuenta mi pelo se había tornado rosado anaranjado, nunca me había pasado. Intenté ignorar que podía significar y seguí esperando su respuesta.

Cuando logré separarme de ella, no hubo respuesta en mi mente, no e había dicho si lo hice bien o no... Tendría que investigarlo, estaba seguro de que tendría algo que con el alma de dragon. Me sorprendió muchísimo que cambiase el color de sus cabellos. Me quedé paralizado, pero me estaba hablando.

- Tuve que hacerlo...- Dije, pero, era como si no hubiese salido de mi boca, como si el sonido se hubiese proyectado desde dentro, era una sensación demasiado extraña, nunca había besado a una chica, y cuando por fin lo hice, no sabía el por qué.- Lo siento si...

Seguramente le parecía completamente extraño... ¿Por qué?... Me había aconsejado muy bien esa voz, un par de veces, y ahora no sabía si lo hecho era correcto.

Separé mis manos de ella y tomé sus manos, volviendo las palmas hacia arriba, los vendajes provisionales habían funcionado, pero tendría que acudir a la enfermería en algún momento. Redirijí mis ojos hacia los suyos, como si esperase un "Sí, iré a la enfermería"

Desde luego, no me esperaba un "Tenía que hacerlo.." ni un "lo siento si.." es que lo habia hecho porque sí? Podría haberme dicho al menos " no se..me atraes tanto que no pude evitarlo.." o " deseaba sentir tus labios desde que te ví" y al menos no me habría quedado tan cuadriculada.
- Qué significado tiene "Tenía que hacerlo"? - estaba siendo muy directa y lo sabía, pero no me importó. Ese tipo de respuesta ya la había usado yo muchas veces, pero me parecía injusto que me reprimiera por nada, yo también sentía que quería tenerlo cerca sin saber por qué. Me asusté, con lo que no me moví.
Supe que se exaltó con mis cabellos y me reí en mis adentros, seguramente el chico no sabía nada sobre los metamorfomagos.
No hice mucho caso a que mirara mis heridas, me molestaban, pero no tanto como para correr enseguida a curarlas.
- Puedo hacer más que cambiar mi color de pelo, te gustaría verlo? - susurré en su oido al tirar suavemente de sus manos hacia mí para inclinarlo.

Venga vocecita... Dame respuesta...¿Qué hago ahora? Me has metido en un buen lío...
La miré intentando buscar una respuesta hasta qe por fin volví a oir el consejo, hice caso, sería lo mejor. Alcé mi mano y acaricié su mejilla in contestar a su pregunté con nada más que una sonrisa.
Me acerqué cuando tiró de mis manos y fruncí el ceño... ¿A que se refería? ¿También podía convertirse en ciervo o algo así?

- Muéstrame que es lo que puedes hacer...- Dije casi susurrando.

No temas... No bajes la guardia, pero no temas... Esa voz era como un susurro, no sonaba como la del dragón, ya estaba seguro que no era la suya, la del dragón sonaba mucho más grave y tranquilizadora, esta también lo era ,pero parecía de un chico joven.

Miré sus ojos fíjamente esperando que hiciese algo, sentía algo poco común, no era temor, sin embargo, sentía que empezaría a temblar en cualquier momento... Tranquilo Sid... No pasa nada, solo es una chica, has hablado antes con otras chicas y no te ha pasado nada... Aun que claro ¿Que chicas hace eso?

Estaba esquivando mi pregunta? Sin embargo.. tuve que desviar la vista cuando me acarició. No estaba acostumbrada a hacer ese tipo de reacciones.
Volví a mirarlo cuando me contestó que se lo mostrara y comencé a curvar mis labios con lentitud. Al instante, mi forma comenzó a cambiar dejando ver rasgos que le serían conocidos. Él mismo.
De acuerdo, quizá haberle escogido a él mismo para que se viera contemplándose era demasiado, pero fue en lo que primero pensé y a los pocos segundos ya había cambiado sin poder evitarlo.
- Soy metamorfomaga, puedo cambiar mi forma a placer..- y al poco, volví a mi cuerpo, del mismo modo que estaba antes- seguramente no sepas nada sobre esto. Espero no haberte asustado.. - sabia que estaba siendo demasiado cuidadosa con él, caminando con pies de plomo por si hacía algo mal. Me molestaba tener que vigilarme yo misma todo el rato y reprimirme, (y más viendo sus acciones) pero no podia parar de hacerlo.

Aparté mi mano cuando cambió drásticamente su apariencia...Era yo... Miré mis manos y luego me miré en el sucio reflejo de la ventana, habían dos Sidilion... Cuando recibí su explicación, sonreí divertido, así que eso era posible.

- Me alegro entonces de no ser un bicho raro- Tosí un par de veces y una pequeña bocanada de humo negro salió de mi boca.- Como ves no todo el mndo tiene los mismos poderes, pero no creo que me sirva de mucho poder echar humo por la boca, comparado con poder cambiar el físico al gusto.

Volví a mirar la espada, me había dicho que nadie la podía empñar, me traía muchísima curiosidad... Quería ver que pasaba si la cogía.

Empuña esa espada Sidilon... Hazlo por mi...

- Déjame cogerla un momento...- Dije acercándome.

Hice caso de nuevo a mi consejero privado y con un rápido movimiento, quité la tela de la espada y observé su brillo, era azul oscuro, como si atrayese la luz, y la guardase dentro, no me había pasado nada, simplemente que no sabía manejarla.

- Bonita espada...-Dije mirándola sonriendo.

Me reí cuando empezó a echar humo por la boca.. quién era capaz de hacer algo asi? Iba a contestarle con una de mis bromas sobre el tabaco, pero mi sonrisa se congeló cuando habló de la espada, me interpuse antes de que llegara a tocarla.
- No sé.. si es buena idea- fruncí un poco el ceño.- podría dejar de estar viva si la toca alguien inadecuado, y no quiero que eso pase..- pero observé que la espada comenzaba a intensificar el brillo cuando Sidilion se acercaba. Miré la reacción, confusa.
- Tienes.. alguna rama de tu familia conectada con otra llamada Wishe?- no habría otra explicación.. ese arma sólo había brillado así cuando Dave la empuñaba.
...
Me aparté, dejandole la opción de coger la espada, aunque mis manos se estaban conteniendo el hecho de ocultarla de él para ponerla a salvo.

Cógela.. Vamos, no tienes por que temer...

Cogí la espada por la empñadura cuando se apartó, me gustaba como era, larga y afilada, sin duda estaba hecha para matar, la miré a los ojos por fin apartando mi vista del metal.

- No... Mi familia siempre ha sido la misma, y no conozco a ningún Wishe en Noruega... Lo cierto, es que no conozco a ninguno.

Acaricié el acero oscuro, y la volví a observarlo, tenía una supercicie plana, de un solo filo, y era fina, para cortes rápidos y limpios.

- ¿Tú sí?- Le pregnté respecto a la rama de la familia Wishe.

Apoyé mis codos sobre las piernas mientras miraba cómo estudiaba la espada. Seguía pareciéndome extraño que pudiera empuñarla sin que el arma perdiera sus facultades mágicas, y encima ni compartía lazos de sangre con los que poseían la oportunidad de tocarla. Aquello era cada vez más desconcertante.
- Esa espada pertenecía a esa família. El último Wishe, al que pertenecía la espada, fue amigo mío... pero murió y me quedé custodiándola sin saber por qué.. - entorné los ojos mirándolo, como si buscara la respuesta en ellos.
Basta de parecer una estatua.
Me bajé de la mesa, caminando hacia él tranquilamente, como si no creyera del todo lo que me estaba diciendo. Mi cuerpo me pedía que comprobara algo que no tenía sentido.
Toqué su muñeca para bajarle el brazo que sujetaba la espada y me acerqué sin desviar mis ojos de los de él.
- Vas a responderme por qué me besaste. - afirmé, volviendo al tema que había esquivado y posando mi mano libre en su mejilla para inclinarlo hacia mí. - Quiero que vuelvas a hacerlo.. - susurré, sintiendo que la espada se caía y se clavaba en el suelo en un golpe seco.
Aferré su muñeca sin importarme la herida.

Me puse un poco tenso cuando se acercó a mi y me cogió la mano, pero quedé hechizo mirando sus ojos, y la espada se resbaló de mi mano, incrstándose en el suelo como si de mantequilla se tratase.

- Por qe me gusta hacerlo... - Respondí a su afirmación sonriendo, normalmente no me comportaba así, como si controlase completamente la situación, pero me sentía como si la conociera desde hacía años.

Miré sus labios, me pedía que volviera a hacerlo, notaba que la sangre mazclada con la de dragón recorría mi cuerpo a gran velocidad, estaba nervioso, pero no sudaba, simplemente temía que no quisiera separarme de sus labios cuando la besase de nuevo.

- Y lo haré... Pero solo si me lo devuelves.- Dije acercándome.

Me quedé a escasos milímetros de sus labios, aspiré su aroma y deje que se sellasen con los míos lentamente. Por supuesto, no los dejé inmóviles, acariciaba sus labios con los míos ciegamente, llevé mis manos a su cintura acercándola lo más posible a mi, intensificando el beso.

"Porque me gusta hacerlo?"... Le gustaba besar? o le gustaba besarme, como si lo hubiera hecho antes?.. Chiara, estás paranoica, tú no sueles preguntarte nada.
Noté que se ponía tenso, habría sonreído con satisfacción al ver la reacción de él, pero yo también estaba nerviosa, ansiosa.
- Lo haré...- susurré, soltando su muñeca mientras alzaba un poco más mi rostro. Entrecerré los ojos cuando empezó a acercarse, sintiendo cómo se mezclaba el aliento hasta que presionó mis labios al tiempo que rodeaba mi cintura. Tuve un escalofrío que hizo que abrazara su cuello suavemente con tal de sentirle más cerca.
Correspondí a sus besos inexpertos con una sonrisa asomando por mis comisuras y seguí besándolo entrecortada, abriendo poco a poco sus labios progresivamente, sintiendo que mi pulso se descontrolaba cada vez más.