En la estación de tren.

El viaje desde Londres había sido aburrido, sin duda prefería la escoba. Pero esa vez no me quedó otro remedio más que tomar el tren. Dumbledore me había pedido que fuera a Hogwarts a reforzar la seguridad en el Colegio a lo cual accedí encantada. Era aburrido vigilar solamente el callejón Diagon todo el tiempo. Desde que Harry había salido de Privet Drive, nada interesante pasaba. Yo deseaba llegar a donde la acción sucedía.

Mi entusiasmo fue en aumento conforme nos acercamos a Hogsmeade y para el momento en el que el tren se detuvo ya estaba desesperada por bajarme. Me apresuré a tomar mis cosas y salí del vagón con rumbo a las Tres Escobas para hospedarme por la noche, al día siguiente emprendería el camino hacia el Castillo. Me hubiera encantado hacerlo esa misma noche, pero ya era tarde.

No creía lo que Dumbledore me había dicho, que Tonks venía de regreso.
No puede evitar tener que esperar y fui a buscarla a las tres escobas...
Aunque no se si lo sabría la habia echado mucho de menos...

La calle estaba desierta a excepción de una figura solitaria que caminaba en la plaza. Se me hizo muy extraño sin embargo decidí hablarle. -Buenas noches.- dije aproximandome.

Por la capa que llevaba no me habia reconocido así que me bajé la capucha.
-Hola Nymphadora...

-¡Remus!- Exclamé al reconocer su voz y verlo bajo la capucha. -¿Cómo sabías que vendría?- le dije recordando que Dumbledore me había notificado lo secreto de mi misión. Sin embargo me sentí feliz de verlo e incluso me puse un poco nerviosa porque tropecé con una piedra.

La cogí suavemente antes de que cayera.
-Digamos que Dumbledore se preocupa de que estés bien despues del largo viaje tendrás mucho que contar...

-G..gracias.- le dije cuando evitó que cayera. -Apuesto que extrañabas mi torpeza.- sonreí. -Ya es muy tarde para ir hasta Hogwarts, estaba pensando en pedir una habitación en Las Tres Escobas.- dije cuando recuperé el equilibrio, sin embargo noté que Remus todavía me sostenía.

-Si quieres vamos juntos a Hogwarts yo tengo que regresar...-dije sin soltarle aún.

-Bueno... pero en donde dormiré. Nadie sabe de mi llegada hoy, solamente tú.- dije separandome un poquito, comenzaba a sentirme muy acalorada por la cercanía. Siempre me ponía nerviosa Remus, desde que era más joven. Desde donde estaba podía ver sus cicatrices.

-Sabes que hay miles de habitaciones yo te prepararé una.-le dije viendo que se apartaba.

-No, no quiero molestarte Remus, de verdad, ya es muy tarde. Mejor te propongo algo, me quedo aquí en Hogsmeade y mañana temprano llego al castillo, es más, para que no regreses solo... - me detuve... ¿Qué te pasa Tonks, estás pensando en invitarlo a dormir contigo? estás loca... jamás aceptará... entiendelo tu no le gustas. pensé y luego seguí hablando. -... te quedas conmigo y platicamos un rato.- dije cerrando los ojos mientras mi cabello se tornaba rojo igual que mis mejillas.

No pude evitar reirme al verla sonrojada.
-Bien vamos yo dormiré en el suelo...-nos pusimos de camino.

-No Remus... como crees.- dije apenada. -No permitiría que durmieras en el suelo... yo no me muevo mucho... así que si no tienes inconveniente, no me molesta compartir.- definitivamente había perdido la razón. Iba a pasar la noche con Remus... lo había imaginado de muchas formas, pero jamás pensé que se haría realidad. Necesitaba que me pellizcaran porque debía estar soñando.

-Vale como quieras...-dije algo rojo.

Llegamos a las Tres Escobas en silencio, un poco incómodos los dos. Remus llevaba mi equipaje. Madame Rosmerta debía ya estar dormida así que un empleado con cara de pocos amigos me dió una llave y me indicó que si sabía el camino, lo siguiera, porque él estaba a punto de irse a dormir. Lo miré apenada por la interrupción nocturna y voltée a ver a Remus. - Habitación 7.- dije mostrandole la llave.

-7 el numero magico.-dije sin saber de que hablar.

Cuando llegamos a la habitación, en silencio me quité la túnica de viaje. Tenía muchas cosas que decirle a Remus, pero la tensión se respiraba en el aire. Llegué a pensar que no le agradaba porque no hacía muchos intentos por platicar, así que decidí ser yo la que hablara. -Sabes Remus... estuve vigilando el callejón diagon... ha sido aburrido, hasta hace dos noches que escuché algo que te puede interesar... - dije volteando a ver su reacción.

-Si? que es Dora...-dije para cambiar de tema.

-Bueno, al parecer, el Señor Tenebroso planea algo... según lo que escuché, será pronto. Un recordatorio de que no nos hemos librado de él.- dije sentandome en el borde de la cama.

-Genial ese viejo nunca se da por vencido...-le dije para calmar la tensión. Me tumbé a un lado de la cama.

-Remus...- dije haciendo una pausa. -¿Qué me dirías si... bueno yo te dijera...?- titubée viendo al techo. -Si yo te confesara... que ... me gustas.- dije bajando la voz hasta hacerla prácticamente un susurro.

Me quedé de piedra.
Me incorporé en la cama y la miré.
-Nymphadora eres mucho más joven que yo...-dije engañando a mis sentimientos.

-¿Y hay límite de edad para que te guste alguien?- dije mientras me aclaraba la garganta. -Remus... no me digas Nymphadora.- suspiré profundamente. -Bueno...ahora ya lo sabes, lo he dicho, me gustas y entiendo que yo no te guste a tí... como dijiste joven... pudiste haber dicho tonta o fea. Descuida, sólo quería que lo supieras. - balbucée nerviosa.

-No es eso cuantos añoss tienes Tonks?- dije abrazandola.
-Te quiero pero me resulta extraño sabes como soy y lo que soy...

-Ya no soy una niña Remus... tengo 21 ... casi 22. - me sorprendí cuando me abrazó. -A mi no me importa nada de eso, yo te quiero por lo que hay aquí.- puse mi mano sobre su corazón. -Dejame demostrartelo...- saqué valor de no se donde y besé sus labios con ternura.