callejon sin salida III

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CRONICA: Un Dia En La Eternidad – 1° la fiesta

Victoria vivía a 3 casas más al sur de la mía. Recuerdo que me hacia clases cuando yo era un niño de enseñanza básica. Ella me decía que estaba enamorada de mí pero yo no podía creerle pues yo tenía solo 11 años y ella parecía una mujer de 25. Ella me conto que tenía una hermana que para aquella época tenía mi edad. También me conto que su hermana viva en otro país y hace mucho tiempo que no la veía.
Recuerdo que victoria me pidió que si un día veía a su hermana, tenía que avisarle porque ella no quería morir sin ver a su hermana por última vez. Con el tiempo me di cuenta que esa petición era falsa.

Cuando cumplí 19 años, los celebre en una discoteca de Cartagena con todos mis amigos y compañeros de universidad. Conseguí con mis padres el que me pagaran el uso de la discoteca todo el día y noche. Ellos me pidieron a cambio que en la universidad siempre tuviera excelentes calificaciones sin excepción.
Durante todo el día prepare la fiesta con la gente que trabajaba ahí (pagado por mis padres). Instalamos luces, efectos visuales, algunos afiches de personajes de caricatura en uno de los escenarios, etc.

En la noche yo recibí a gran parte de la gente en la entrada de la discoteca, amigos de toda la vida, compañeros de talleres y de universidad. Sabía que en los dos años de universidad que llevaba ya los conocía a todos, pero justo ese año, dos de mis compañeros se había ido de intercambio a España a estudiar, y acá venían dos chicas españolas. Como no quería parecer descortés también las deje invitadas (aunque no las conocía bien).
La discoteca que me conseguí se llamaba “gato negro”. Esta no era muy grande pero el espacio era suficiente para pasar una noche inolvidable. Tenía dos pistas de baile; una barra muy larga donde se podía beber a gusto, atendido por cinco barman toda la noche. El único requisito era que los ebrios molestos se retiraban del local. También habían seis dj para la noche que rotaban de a dos por cuatro horas trabajadas. Contrate a 10 guardias: dos se ubicarían en la entrada principal, cuatro para las dos salidas de emergencia del local. Y los otros cuatro para vigilar dentro del local y para retirar a los ebrios molestos. Los 10 guardias rotaban cada 3 horas por toda la noche.

A todos los cite a las 21:00 horas para comenzar la fiesta. Yo mismo junto a los guardias, revisamos a todos los invitados con una lista en mano. Como a la mitad de la lista ya habían pasado todos mis amigos y amigas así que les deje el resto a los guardias. Luego entre a la fiesta.

Les di la bienvenida a todos desde un lugar en altura. Les hice mención de las bondades que la fiesta ofrecía. Todos gritaron felices. Pedí que me cantaran el cumpleaños feliz y luego los deje disfrutar.
Me fui a la barra a pedir un trago dulce, y en ese momento llego a mi lado una chica que no reconocí:

(En esta parte ella habla en rojo y yo en azul)
-mirando a alguna parte ¿tú eres el del cumpleaños?

-mirándola percatándome de su existencia: si, tuve la oportunidad y me traje a todo el mundo


-Ahora mirándome directo a los ojos: y… ¿cuántos años cumples?

-algo extrañado: ¿creí que sabias? Todos en la u comentaban mi edad

-yo soy una de las chicas de intercambio. Vengo de España

-verdad, había olvidado que también las invite.

-no te preocupes, no esperaba que lo recordaras.

- no, si en realidad te recuerdo. A ti en particular, de alguien muy lejano. Te pareces a una profesora que una vez tuve. Imagino que debes ser su hermana o algo asi. Aunque tal vez no lo seas.

-en susurro ella dijo: me impresiona tu memoria

-algo extrañado nuevamente: ¿mi memoria?

-no…nada; olvídalo ¿y cómo se llama ella?

-Su nombre era victoria. Me pidió que le avisara si hallaba a su hermana.

-¿y apuesto que te dijo que se enamoro de ti?

-¿de verdad no eres la hermana de victoria?

-lo soy. Si es lo que quieres oír. Algo irónica dijo: La conozco muy bien. Nos une un vínculo muy especial

-no quiero que seas ella solo por agradarme.

-ya más seria dijo: digamos que soy muy cercana a ella y compartimos algunas características.

-ya más interesado la mire y dije: ¿Cómo cuales?

-como que siento que te conozco de siempre y por ello me gustas mucho.

-¿gustarte…. yo? algo incrédulo: ¿Nos estamos conociendo ahora y te gusto??? Increíble.

-entonces no lo creas y seamos amigos y así con el tiempo te enamorare.

Yo quede desconcertado con su declaración. Sentí por un momento que me hablaba victoria porque ella también me había hecho una declaración así y me había dejado perplejo.
Luego de esta declaración ella templo su rostro y continuo hablando conmigo como si jamás me hubiese dicho nada. Me conto de su lugar de procedencia y de porque la habían criado lejos de su hermana. Me hablo también de sus gustos por la música clásica y el rock, de su interés por la literatura y la poesía. Me encantaba mas y mas a cada palabra que salía de sus labios. Me sentía preso de ella.

Me pase casi toda la noche con ella. No hable con nadie más. Hasta olvide que tenía un trago en mi mano. Yo igual sentí que la conocía de siempre, además era muy parecida a victoria; los mismos ojos, la misma boca, la intensidad de sus palabras, todo. Solo su atuendo era diferente. Victoria siempre vistió ropas largas, muy recatada, como sacada de un convento. No así, Daniela (como se hacía llamar), que vestía pantalones de cuero negro apretados al cuerpo, camisetas negras con el logo de alguna banda. Era su vestimenta muy diferente a la de victoria. Pero ya habían pasado muchos años y era obvio que envejeciera, y Daniela era tan joven como lo era victoria cuando la conocí. A menos que se congelara únicamente para estar conmigo… no… que estupidez.

Ella hizo un alto en la conversación y fue a perderse entre la gente y no regreso más a mi lado esa noche. Quede prendido de ella, de su forma de ser. Tenía que seguir viéndola. La noche avanzo con todo el éxtasis de la fiesta y todos disfrutaron de ella. Nadie quería retirarse pero la fiesta llegaba a su fin.