Entre Rosas y espínas

Siempre había sido amante de la naturaleza, desde muy pequeña tenia una cierta predilección por las plantas y las flores, cuando me sentía sola y triste no dudaba un segundo en salir al jardín y perderme entre los matorrales llenos de flores.

Cuando mi padre murió aquella costumbre pareció desaparecer. Ahora en el Colegio la había retomado, me sentía cerca de el cuando sentía el aroma de las rosas, de los jazmines, de las violetas, era como volver a sentirlo vivo. El invernadero era mi refugio el lugar donde muchas noches pasaba sin que nadie lo supiera. Ahí me sentía en casa.

Aquella noche apenas había luna y las estrellas brillaban con fervor y la oscuridad me envolvía en mi camino a los invernaderos, cada tanto me detenía a cerciorarme de que nadie hubiese seguido mis pasos, el estar fuera del castillo a esas horas podía causarme sumos problemas. Poco o nada me importaba, solo tenia la necesidad de sentirme libre. El sonido del viento zumbaba en mis oídos y hacia que mis cabellos volaran. Apresure el paso con algo de temor a ser descubierta.

Abrí la puerta con sigilo y entré en el primero donde las mas hermosas flores se encontraban. Rosas de impresionantes colores que los mugles jamas podrían ni imaginar. Su aroma era embriagante, dulce y profundo, me adormecía, tenia un poder anestésico, hipnótico...

Me senté al borde de aquella jardinera que albergaba los rosales y creer los ojos dejando que mi mente volara, fuera libre y olvidara sus dudas. No tuve mucho éxito en la ultima misión, su imagen llego de golpe, la deje habitar en mi mente, era agradable. Un profundo suspiro escapo de mis labios de solo pensarlo...

- ¿Merlín por tuvo que ser el?- pregunte casi desesperada, a la nada deseando que pudiera responderme.

Era ilegal y lo sabia a la perfección, pero también sabia que no podría ir a robarse hojas de Tentacula a plena luz del día, cal mago caminaba por los corredores que llevaban al invernadero, apresurado, casi agazapado y mirando a sus costados, escondiéndose cada ves que escuchaba pasos cercanos.

Agradeció mentalmente que aquella noche la luna no brillara con todo su esplendor dándole así el privilegio de poder ocultarse en la oscuridad.

Finalmente había llegado las puertas del invernadero estaban ante el, pero se encontraban entre abiertas, frunció el seño pensando en la posibilidad de encontrarse con alguien en su interior, dudo un par de segundos en abrir la puerta, segundos en los cuales se mantuvo en absoluto silencio mientras intentaba escuchar los ruidos de su alrededor, algo que le dijera que alguien mas estaba en el invernadero y que era mejor volver otra noche.

Farkas entro al invernadero mirando a su alrededor, todo estaba muy oscuro, pero no se arriesgaría a crear luz con su varita, eso lo pondría en evidencia, sabia a la perfección que las tentaculas se encontraba en la 3º hilera luego de las rosas.

Camino lentamente procurando no hacer ningún ruido, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo distinguir una silueta femenina sentada cerca de las rosas, el mago maldijo interiormente, seguro se trataba de aluna niña tratando de robarse todos los ingredientes para la Amortentia.

Mientras se acercaba ala bruja planeaba mil maneras de sobornarla para que no lo delatara, aunque delatarlo seria delatarse ella misma, una sonrisa maligna se dibujo en su rostro pero se congeló en el momento que escucho su vos, conocía esa vos a la perfección

-Sol Lestrange?- pregunto casi en un susurro – que demonios haces aquí?- el mago sonrió incrédulo – a quien piensas darle la Amortentia? Pregunto causando total confusión en la mente de la bruja por supuesto, ya que ella estuviera allí buscando los ingredientes para esa poción era una hipótesis que el había creado solo.

Aquella voz me hizo dar un pote y tuve que ahogar un grito con la mano asustada al ser descubierta y peor aun por alguien que me conocía, por un instante en al oscuridad no reconocí ni a la voz ni a su dueño, un segundo tarde en ubicarlo y negué ante sus acusaciones.

- ¿Que demonios haces aquí?- pregunté cuando mi miedo se transformo en enfado- ¿Amortentia?¿ Estas loco?- dije indignada por aquella blasfemia.

-¿ Acaso crees que necesito de esas cosas para conquistar a un hombre? Estas muy equivocado, puedo tener al que se me de la gana, y no uno muchos...- afirme subiendo de apoco el tono de la voz olvidandome del peligro que ello representaba- Lo que haga o no es algo que a ti no te importa...seguramente tu tienes un cita con una de tus "amiguitas" siento desilusionarte pero este invernadero esta ya ocupado... vete de una buena vez...-

Sonrió al verla enfadada, pero frunció un poco el seño cuando la escucho decir tener mas de un hombre, la bruja seguía hablando al parecer estaba lo suficientemente molesta como para olvidar que era casi media noche y que estaba prohibido estar en aquel lugar.

Farkas miro a su alrededor, había escuchado un ruido por encima de la vos de la bruja, le hizo señas para que cuadrará silencio pero ella parecía no entenderlos o simplemente no quería prestarle atención.- vete de una buena vez...-fue lo ultimo que escucho que la bruja decía antes de tomarla por la cintura y echarse hacia atrás con ella en brazos.

El mago cayó al suelo con Sol sobre el, golpeándose fuertemente la espalda contra el suelo, y aunque le dolió solo cerro los ojos a la par que giraba en el suelo, aun sosteniendo a la bruja y callando sus reclamos al poner su manso libre sobre los labios de Sol.

El ruido de pasos era mucho más fuerte, el mago soltó la cintura de la bruja y lentamente dejo de taparle la boca dejando solo un dedo cobre sus labios, a esas alturas ambos escucharon que la puerta de invernadero se abrió y la proyección de una sombra les indico que alguien estaba parado en la puerta y luego la puerta cerrándose.

El mago tenía los ojos fijos en la bruja, jamás la había tenido tan cerca, podía sentir su cuerpo amoldarse al de ella, era la primera vez que vea sus ojos con detalle, eran casi oscuros, casi porque estaba seguro que tenían leves destellos dorados, su vista bajo un poco más delineando su nariz y cayendo por fin en sus labios rojos.

El mago trago en seco. Trato de calmarse, pero podía sentir el corazón de la bruja latir desesperado igual que el suyo, algo lo impulso a acercarse mas, sus labios casi se rozaban, el contuvo la respiración al escuchar el ruido de la puerta al ser cerrada con llave, sabia que ningún hechizo podría abrirla... estaba atrapados.

Cerró los ojos por un momento, luego los volvió a abrirlos y al encontrarse tan cerca de ella quiso huir, apoyo ambas manos en el piso a los costados de la bruja y se impulso levantando la cabeza rápidamente, ganadose un fuerte golpe que lo hizo acercarse de nuevo a ella, cerrando lo ojos y ocultando su rostro en el cuello de la bruja mientras susurraba palabras en su idioma natal.

Todo parecía pasar en cámara lenta, tras mis ultimas palabras Farkas me tomo en brazos sin que yo pudiera reaccionar, cayendo ambos en el frió y rocoso suelo del invernadero, su cuerpo amortiguo mi caída, aquello era tan extraño que apenas podía respirar sintiendo sus manos apretar mi cintura manteniendome pegada a su cuerpo.

Giramos y su cuerpo quedo sobre mi, y entonces comprendí lo que ocurría, sus manos fueron a mis labios acallando cualquier intento de reclamo, aunque yo estaba muda por aquella incomoda y a la vez tan placentera situación. El ruido de pasos cercanos me paralizo, alejando mi mente unos instante de sus ojos de mar, eran como un par de estrellas centellando una mezcla de miedo e inquietud.

No podía ver nada, mis ojos estaban pendientes de los suyos y por un instante casi perfecto todo desapareció, solo estábamos el y yo, ocupando el mismo espacio, sintiendo el latir de nuestros corazones acelerados. Sentí como mis mejillas ardían, mientras su dedo seguía sobre mis labios manteniendo mi silencio. El clik de la puerta me trajo de vuelta a la realidad, estábamos atrapados.

Intentó levantarse y un golpe en su cabeza lo hizo dejar caer todo su peso sobre mi, refugiándose en mi cuello, un escalofrió me recorrió por completo, sentí correr la sangre por mis venas y un ejercito de hormigas se instalo en mi espina dorsal.

- Fark ¿te sientes bien?¿ te hiciste daño?- pregunté en un hilo de voz, preocupada por su estado mientras murmuraba palabras que no alcanzaba a comprender. Una de mis manos fue a su cabeza acariciando el sitio donde supuse se había golpeado, la otra recorrió su espalda.- Por favor contéstame..¿Mi amor que tienes?- dije con el corazón oprimido al no obtener respuesta.

Farkas volvió a apoyas ambas manos en el piso, y empezó a incorporarse lentamente mientras sentía una de las manos de Sol apoyada en su espalda y la otra casi en su nuca- solo me di una gran gol… como me llamaste???- dijo finalmente mirando a la bruja a los ojos, a pesar de la oscuridad que reinaba a su alrededor podía ver el brillo de los ojos de la bruja como si en su miraba habitara el universo.

Sol permanecía en silencio, un silencio que para el mago era eterno – como me llamaste?- volvió a preguntar, tratando de no parecer nervioso, pero la verdad era que su corazón latía lento muy lento como si el mismo tiempo estuviera deteniéndose, como si la vida pendiera de una respuesta.

Escuche su voz y el alma volvió ami cuerpo lentamente mientras el miedo se transformaba en angustia, la desesperación me había llevado a cometer un error, le había dicho algo que no tenia por que saber. Cerré los ojos mientras los suyos me taladraban esperando mi respuesta, mi silencio se prolongo y el volvió a preguntar.

Que iba a hacer ahora, era una tonta, ahora vendrían las burlas y los sarcasmos, pero por mas que mi mente daba vueltas intentando encontrar una salida mas estúpida me sentía.

- Farkas...yo, no se... estaba muy nerviosa, me asustaste horrible- le empujé para poder salir de aquel lugar cada instante era mas difícil tenerlo así de cerca y resistirme a su mirada, a sus labios. No se movió, como si mi respuesta no le satisficiera, respiré profundamente pero fue en vano, estaba perdida, quería escapar, pero quería quedarme a su lado, reír y decirle la verdad , llorar y negarlo todo.

Ya estábamos sentados uno frente al otro, apenas parpadeando en un silencio que taladraba los oídos, y ocurrió mi mente se desconecto y mi corazón tomó las riendas de la situación, lo abrace con fuerza, como si temiera que se desvaneciera de pronto. Sentía el aroma de su piel, el suave latir de su pecho, estaba tan sorprendido que se mantenía inmóvil preso entre mis brazos.

- No me preguntes, solo abrázame, solo sienteme...- susurré cerca de su oído con un nudo en la garganta, era una locura lo sabia, en cuanto saliera de su sorpresa me apartaria y me dejaría ahí...- Dejame creer que tu sientes lo mismo...solo por hoy..

Farkas se quedo en silencio, su mente trabajaba a una velocidad semejante a la que su corazón latía, y ambos solo lograban confundirlo mas a cada segundo, mil preguntas se anidaban en su mente y en su alma. ¿Por que lo llamo así? ¿Por qué lo abrazaba ahora? ¿Acaso le estaba jugando una broma?, frunció el seño molesto con esa idea y sujeto el hombre de Sol como para separarla de el, pero la vos de la bruja llega a sus oídos hechizándolo.

Sus manos se deslizaron en la espalda de la bruja, acariciándola y finalmente envolviéndola en un abrazo, la estrecho contra su cuerpo, el mago cerro los ojos y el aroma a rosas lo embriagó, o tal vez era aquella extraña y calida sensación que le causaba tenerla cerca. Sabia que no era correcto, pero no podía evitar sentir lo que sentía o acaso si?

Se separo un poco de la bruja buscando su mirada, y cuado aquellos ojos en los cuales parecían caber un millón de estrellas chocaron contra los suyos, se permitió perderse en ellos solo unos instantes para dejar que una ves mas sus ojos cayeran sobre aquellos labios que tanto ansiaba poseer pero que jamás serian suyos.

Sintió un enorme impulso de olvidar todas las normas, todas las reglas, olvidar solo por un momento quieres eran, ero solo traería mas confusión así que decidió disfrazar sus ansias de decirle lo que sentía por preocupación fraternal – Estas asustada? Tranquila Sol, prometo que nadie va a encontrarnos, saldremos de aquí en cuanto el sol golpee el invernadero con su primer rayo de luz…- callo un instante para sonreír de lado mientras acariciaba la mejilla de la bruja con ternura – palabra de Abaddon-

Por un instante divino pensé que estábamos en la misma frecuencia, sus brazos reaccionaron y me estrecharon contra su pecho. Me refugié en el disfrutando de la cálida cercanía, que me hacia temblar como una hoja al viento, cerré los ojos disfrutando de aquella sensación que me envolvía entre sus brazos deseando que el tiempo se detuviera para permanecer así por el resto de mi vida.

Me aparto un poco, levante la cabeza y nuestros ojos volvieron a encontrarse, mis mejillas ardían y agradecí un poco el hecho de estar sumidos en la oscuridad que me permitía en algo disimular aquella turbación llena de deseo que me estaba dificultando la respiración.

Su voz rompió el silencio, haciendo que bajara de aquella nube rosada en la que me había montado, prometiéndome que saldríamos con bien de aquel lugar...¿Salir? Quien pensaba en ello, lo que mas quería en el mundo estaba ahí frente a mi.

Su mano acarició mi mejilla y en sus ojos de mar casi pude ver un halo de ternura mientras me hablaba, era tan extraño, pero tan agradable, nos apartamos un poco de aquel abrazo, por mucho que deseara quedarme en ellos, ya había sido demasiada debilidad para una noche.¿ Pero por que no permitírmela?

Levanté mi temblorosa mano y me di el lujo de perfilar su rostro con mi dedo indice,sus ojos se cerraron dándome libertad, acaricié el contorno de sus mejillas, la linea perfectamente recta de su nariz, sus ojos, sus espesas cejas. Estaba tan sumida en aquel delicioso sopor que no me importaba ser obvia, podía seguirme escondiendo tras el miedo, tras la facha de indiferencia.

- Se que puedo confiar en ti Abaddon...- murmuré mientras mi dedo bajaba despacio hasta sus labios, apenas rozarles mi piel se erizo, imaginando como sería un beso. Seguía con los ojos cerrados como si estuviera disfrutando igual que yo de mi momento de locura. - A veces quisiera poder olvidar tantas cosas...- continué con mi monologo acariciando sus labios una y otra vez -Otras quisiera ser mas valiente y actuar...- la tentación era enorme, sus labios me llamaban. No tenia miedo ya a ser sincera, solo tenia un miedo inmenso a ser rechazada.

Cerro los ojos, tratando de serenarse, pero al hacerlo lo único que logro fue sentir aun con las detalle el suave rose de la mano de la bruja, al sentir la caricia en sus labios, no pudo reprimir un leve temblor en ellos, porque lo sometía a esa tortura? Tenia que detenerlo antes que cometer alguna estupidez.

Elevó su mano asta alcanzar la mano de la bruja, sujeto su muñeca y abrió los ojos –estas jugando con fuego- dijo arrastrando las palabras de manera peligrosa, sus ojos se posaron en los de Sol pero desvió la mirada de forma inmediata calvando sus ojos en el suelo, sabia que si la miraba por mas tiempo le seria imposible reprimir el beso que sus labios guardaban para ella.

Aun tenia la muñeca de Sol entre sus manos lentamente fue dejando de presionarla, movió su mano hasta que sus dedos y los de Sol se entrelazaron casi de forma espontánea, tenia que hablar de algo desviar su atención a otra cosa que no fuera el cuerpo de la bruja que permanecía sentada frente a el así que decidió hablar.
-aun no me dices que haces en el invernadero a estas horas? Que te trajo hasta aquí?

Solté un suave suspiro dándome por vencida, ya había hecho demasiadas tonterías aquella noche y no me expondría a que Farkas las interpretara o simplemente entendiera el por que de mi actitud. Nuestras manos seguían juntas y no hice el menor esfuerzo por apartarla por el contrario al menos me quedaría con aquella sensación por el resto de la noche.

Escuché su pregunta y casi agradecí que desviara mi atención hacia otras cosas, levante la mirada de nuestras manos y me decidí a responderle.

- Es algo muy tonto Farkas... pero este lugar me recuerda a mi padre...- dije algo apenada por lo infantil que parecía mi comentario- Las rosas...el siempre me las regalaba, había cientos de rosales en nuestro jardín- recordé mientras un nudo comenzaba a formarse en mi garganta agolpado de recuerdos.- Me hace tanta falta...- confece mientras una lagrima resbalaba ya por mi mejilla.

La melancolía se apropiaba poco a poco de la bruja, era facial de deducirlo bastaba con el la triste expresión de su rostro sin mencionar que estaba comenzando a llorar, Farkas no era muy bueno lidiando con los sentimientos, ni con los suyos y menos con los de alguien mas.

Se puso de pie y halo de la mano de la bruja para que ella también se pusiera de pie, mientras decía- no eres la única que ha perdido alguien, ya supéralo- que hipócrita había sido como si el hubiera superado la muerte de su madre una mujer de la cual solo tenia vagos recuerdos y algunas fotos.

-sabes que te enseña el tiempo?- dijo solando la manso de la bruja y pasando junto ella – que las lagrimas no te devolverán a la persona por la que lloras- el había aprendido eso a la perfección , había llorado tantas noches por su madre, había escuchado a su padre lamentarse por su partida aun después de varios años y eso solo los hacia sentir miserables por no tenerla, claro Akos estaba casado ahora, tenia a Selene y era feliz pero el.. Farkas solo tenía recuerdos envueltos en neblina.

Farkas camina hacia las Tentaculas, mientras metía una de sus manos en el bolsillo de su túnica y extraía una pisa y un pequeño cobre de madera, ya que estaba atrapado aria lo que tenía planeado antes de quedar encerrado. Giro el rostro hacia Sol - ven aquí-la llamo esperando que ella le obedeciera

Fruncí el dejo cuando me ayudo a levantarme y volvió a su papel de "hombre fuerte", minimizando cualquier sentimiento que el no pudiera entender. Me seque las lagrimas enfadada por su actitud, pero no me mostraría débil ante el para que pudiera atacarme a su antojo.

Lo vi alejarse hacia una de las jardineras y sacar algo de su túnica, yo seguía clavada donde me había dejado, observando a detalle cada uno de sus movimientos. Pensando en mi padre, en nuestra nueva familia y en la fría forma que tenia de mirar el mundo, no me extrañaba que volviera a ser el mismo insensible.

Su voz llamándome me hizo volver al invernadero, sin pensarlo me acerqué de nuevo de manera sumisa por la sorpresa.

- Farkas...¿te puedo preguntar algo?- solté mientras una pregunta rondaba mi mente intentando aclararme un poco.

Cuando Sol estuvo junto a el le entrego el pequeño cofre – sostenlo- le ordeno y luego volcó su atención en recolectar algunas hojas tiernas de la tentacula que no dejaba de moverse y de tanto en tanto lo atacaba pero no con la fuerza suficiente como para que el mago se alejase.

-Pregunta lo que quieras- dijo sin despejar los ojos de la planta, solo necesitaba 2 hojas mas y seria suficiente, corto un y la coloco junto a las otras en el cofre que la bruja sostenía entre sus manos, el mago sonrió de lado, estaba por conseguir la ultima hoja que deseaba y después de eso solo tendría que idear alguna manera de escapar y no ser descubierto.

Para su suerte aun faltaban como 3 horas o mas para que el Sol comenzara a asomarse así que tendría tempo suficiente para idear alguna manera de huir y llegar a su sala común y aun de dormir un poco si todo salía según lo planeado.

Sostuve el cofre mientras el se dedicaba a cortar hojas de una planta que en aquella oscuridad no reconocí, me encogí de hombreo mientras pensaba en la mejor manera de estructurar mi pregunta para que no fuese usada en mi contra.

Tras unos minutos de silencio apenas roto por el siseo de las tijeras y el sonido de nuestra propia respiración, me anime a hablar.

- ¿Alguna vez has estado enamorado?- tenia mucho miedo a su respuesta, pero a la vez me llenaba de curiosidad, no lo imaginaba queriendo a nadie, tal vez a su padre por que había visto su cercanía, pero no lo visualizaba queriendo a nada mas que no fuera el mismo...-

La tenia la ultima hoja estaba en su mano, con mucho cuidado la coloco en el cofre que sostenía la bruja y levanto la vista al escuchar la pregunta que ella acababa de formular, enarco una ceja – que clase de pregunta es esa- soltó un apequeña risita que no pudo contener pero al ver el rostro de Sol entendió que la pregunta iba enserio.

-ohh – exclamó mientras se rascaba la nuca –enamorado? – Repitió mientras cerraba el cobre y lo guardaba en el bolsillo de su túnica junto con la pinza que había quitado- no se si la palabra seria enamorado, pero si hubo una chica que logro captar toda mi atención- no pudo evitar sonreír de manera boba al recordarla –pero eso fue hace tiempo y bueno yo apenas era un niño- rió de si mismo mientras se despeinaba pasandose la mano par la cabeza.

- y vos?- pregunto inclinado la cabeza a la derecha, como un niño que intenta endentar algo muy complejo

No supe muy bien por que su respuesta me tranquilizo y me hizo relajarme, obviamente no terminaría ahí mi curiosidad y mucho menos la suya, teníamos algunas horas aun por delante y una charla "amigable" nos caería bien para relajarnos un poco.

No pensé mucho en la respuesta a si estaba enamorada, las palabras se escurrieron entre mis labios como agua viva.

- Si, si lo estoy...- afirmé, de pronto me di cuenta de lo que había hecho, y lo que había dicho, estaba aceptando lo que sentía, admitiendo que estaba enamorada.

Gire sobre mis talones y volvi hacia las rossas en busca de disimular el rubor de mis mejillas y el temblor de mis manos, no sabia que hacer ahora, tenia miedo de lo que sentía, pero no podía seguirlo negando.

Farkas se sintió un tanto extraño cuando Sol reconoció estar enamorada, imaginarla suspirando por los pasillos o dibujando corazones con nombres entrelazados en un pergamino le causo un poco de gracia, pero la imagen de la bruja junto a otro amago no fue tan graciosa como la anterior.

-así que la Señorita Lestrange esta enamorada- se burlo mientras se acercaba ala bruja que ahora se encontraba de espaldas a el - de quien?- sabia que posiblemente ella no le daría nombres pero gastaría su tiempo molestándola un poco, después de todo eso era una de las cosas que mas le gustaba hacer, llevar a la señorita Lestrange a los extremos.

Apoyo una de su mano en el borde de las jardineras y recargo su peso en ese brazo mientras buscaba laminada de Sol que sen empeñaba en mirar de forma fija las rosas – dímelo o empezaré a adivinar-

Giré finalmente para enfrentarlo, no debía dar signos de debilidad o seria mucho peor el ataque, si algo había aprendido en aquel tiempo a su lado, era que mientras mas vulnerable me mostrara mas seria su insistencia en molestarme.

Dibujé una sonrisa y me tome mi tiempo para pensar en la respuesta que mas lo incomodara, por mucho que fingiera indiferencia sabia que su curiosidad era infinita y eso era un punto que no dejaría de aprovechar si se trataba de fastidiarlo.

-¿ De verdad crees que voy a responderte de quien estoy enamorada?- reí un poco y comencé a caminar en torno a la jardinera mientras me seguía con la mirada- Obviamente no te daré nombres, que te baste con saber que es un hombre maravilloso, que posee la mejor sonrisa, su carácter es fuerte, todo el es perfecto, tiene el cielo en sus ojos- afirmé describiéndole sin que lo supiera- Pero eso es algo que tu mente obtusa simplemente no entendería Farkas, tu no ves mas allá de tu propio reflejo egolatra.Tu no podrías advertir el amor así lo tuvieses en frete.- me detuve justo ahí frente a el con una sonrisa amarga, cargada de reproche, que no podría entender.

Farkas siguió cada movimiento de la bruja con la mirada, y sonrió con superioridad cunado ella dejo a hablar- cuando dijiste perfecto en realidad creí que te referías a mi- sus ojos se clavaron el los de Sol- pero en ese momento recordé que el otro día que vi muy melosa con el tonto de Worren, desde entonces tengo serias dudas de tu buen gusto- Worrwn era un chico de Gryffindor que desentonada totalmente con su casa, en realidad desentonaba con todas las casas de Hogwarts.

Worren no era astuto, ni valiente, parecía que nunca se esforzaba en nada de lo que hacia y la inteligencia distaba mucho de el... al menos eso era lo que todos decían, no era tan bueno conservando amigos ya que todos terminaban alejándose de el ya sea por uno u otro motivó, pero había que reconocerlo como golpeador era un peligro.

El mago noto a la perfección la furia en la mirada de Sol sabia que si ella se acercaba a Worren era para ayudarlo con alguna lección por el pedido de alguno de los maestros ya que Sol era una de las estudiantes brillantes del instituto. Pero Farkas no dejaría de usar cualquier artimaña para molestarla.

-y con respecto a eso del amor, en realidad me ves como alguien que se la pase suspirando por los rincones? O deshojando margaritas?- pregunto enarcando una ceja- hay cosas mejores que estar... enamorado…- el mago caminaba hacia la bruja estirando la mano sobre las rosas haciendo que sus pétalos rozaran la yema de sus dedos

¿Worren? Por Merlín no se le podía ocurrir estupidez mas grande ¿Enamorada yo de ese papanatas? Aunque bueno tenia que admitir que todo lo que le faltaba de astucia e inteligencia le sobraba de belleza. Aunque por supuesto eso no era todo.

Miré como se acercaba a las rosas y por un momento sentí miedo por ellas, si las tocaba se marchitarían con tanta amargura. La punta de sus largos dedos las acariciaron con tanta suavidad que casi sentí celos y envidia de aquellas flores, amague un suspiro y recobre aquel malestar en el estomago que me hacia sentir ofendida y siempre agredida en su presencia.

- No te imagino sintiendo nada bueno por nadie Farkas, mucho menos amor...- afirmé con una sonrisa sarcástica- Bueno que se puede esperar de un engreído al que nadie en su vida le ha demostrado amor...que ha vivido solo y olvidado por que tuvo la desgracia de perder a la única persona que podía amarle sinceramente aun con todos sus defectos...una lastima Fark...

Tal vez había ido demasiado lejos usando la única cosa que sabia que podía moverle, su madre, pero era momento de que alguien lo pusiera en su lugar. Su vida tal vez no había sido mejor o peor que la mía y en cierta medida me sentía identificada por el, pero si de algo estaba segura era de que no quería ser como el, mi padre no querría eso para mi, y seguramente su madre tampoco...

El mago se detuvo justo frente a Sol y enarco una ceja el escuchar el tono amargo con el que se dirigía a el, era tal vez la primara ves que la escuchaba hablar de esa forma, la observo detenidamente, como dudando que fuera realmente Sol Lestrange la que estaba parada a escasos centímetros suyo.

Sintió a la perfección como las palabras de sol taladraron sus oídos y se clavaron en el, meneo la cabeza y una sonrisa tétrica se asomo en su labios –si, en realidad es una pena- dijo y en sus ojos se vio el gran dolor que la causaba recordar que no la tenia, pero la muestra de dolor solo duro nos minutos, ya que tan pronto calvo su mirada en la de sol sus ojos volvían ser serenos.

-Tal vez tengas razón- dijo y dio un paso hacia la bruja, apoyando sus manos en el borde de la jardinera a ambos lados del cuerpo de Sol acorralándola –así como yo perdí a la única persona capas de amarme, tu perdiste al único hombre que podía mirarte y pensar en vos como algo mas que un buen pedazo de carne, el cual solo sirve para morderlo por un tiempo hasta que pierda su sabor- le susurro al oído y se separo un poco de ella para sonreír de aquella forma tétrica.

Ellos siempre se molestaban, Farkas siempre taraba de sacarla de sus casillas y Sol luchaba por salir airosa de cada pelea, pero había un tema que sin hablarlo era como prohibido para ambos, ella podía decirle todo siempre que no dijera nada de su madre y el podía molestarla siempre que no hablara de su padre, era la primera vez que cruzaban esa barrera... era la primera vez que ambos intentaban lastimarse realmente.

Aquella platica estaba rebasando los limites, esta vez ambos acabábamos de romper el limite del poco respeto que aun nos teníamos, sentí tanta rabia que mi sangre hervía, apreté los puños intentando contenerme, pero la rabia comenzó a mezclarse con el dolor lo cual me hizo perder toda cordura y razón.

Mi mano actuó sola, yendo a su mejilla dándole una certera bofetada, sus ojos se abrieron aun mas por la sorpresa.

- Eres un animal...- dije con tanta rabia que me sentía mareada, acto seguido me puse de pie y como un huracán fui hacia la puerta y comencé a lanzar hechizos contra la cerradura sintiendo que el aire dentro del invernadero se esfumaba de a poco. No me importaba que nos descubrieran, que me corrieran del colegio lo único que deseaba en aquel maldito instante era no volver a escucharlo, no verlo nunca mas.

Farkas se toco la mejilla que aun le ardía gracias al golpe, se sujeto la mandíbula y la movió masticando, mientras mormuraba – como puede tener la mano tan pequeña y tan pesada?- la vio alejarse pero no le presto mucha atención hasta que vio al juego de luces frente a la puerta.

-Sol… szar que haces?- se acerco a ella y la gruja giro de golpe al sentir su presencia Farkas levanto las manos mostrándose desarmado –Sol deja eso- ella lo apuntaba con su varita pero el percibió un leve temblor de su muñeca así que se arriesgo a que la lanzara un hechizo y a esa distancia no podía fallar.

Se acerco a Sol y sostuvo la muñeca de la bruja aplicando un poco de presión para que el dolor finalmente la hiciera soltar el arma, cuando la varita callo al suelo, Farkas no atino a hacer otra cosa que no sea abrazarla con fuerza, la bruja lo golpeaba tratando de safarse pero el esta decidido a no soltarla -Sol no voy a soltarte, ya quédate quieta… elég- ordeno

Forcejee intentando zafarme de sus brazos, no quería sentirlo cerca, no quería que me tocara, estaba muy enojada, pero mas allá de mi rabia estaba aquel sentimiento de dolor y tristeza, sabia que no me quería, que jamas podía aspirar a nada con el, pero después de sus ultimas palabras estaba mas segura que nunca.

- Suéltame, déjame no me toques...- vocifere llena de coraje- Quien demonios te crees suéltame Farkas suéltame yaaa...- seguí gritando cada vez mas fuerte, quería que nos escucharan, que me salvaran de la prisión de sus brazos, que me alejaran de la fuente de aquel dolor que me estaba quemando el alma.