Entre Rosas y espínas

Recuerdo del primer mensaje :

Siempre había sido amante de la naturaleza, desde muy pequeña tenia una cierta predilección por las plantas y las flores, cuando me sentía sola y triste no dudaba un segundo en salir al jardín y perderme entre los matorrales llenos de flores.

Cuando mi padre murió aquella costumbre pareció desaparecer. Ahora en el Colegio la había retomado, me sentía cerca de el cuando sentía el aroma de las rosas, de los jazmines, de las violetas, era como volver a sentirlo vivo. El invernadero era mi refugio el lugar donde muchas noches pasaba sin que nadie lo supiera. Ahí me sentía en casa.

Aquella noche apenas había luna y las estrellas brillaban con fervor y la oscuridad me envolvía en mi camino a los invernaderos, cada tanto me detenía a cerciorarme de que nadie hubiese seguido mis pasos, el estar fuera del castillo a esas horas podía causarme sumos problemas. Poco o nada me importaba, solo tenia la necesidad de sentirme libre. El sonido del viento zumbaba en mis oídos y hacia que mis cabellos volaran. Apresure el paso con algo de temor a ser descubierta.

Abrí la puerta con sigilo y entré en el primero donde las mas hermosas flores se encontraban. Rosas de impresionantes colores que los mugles jamas podrían ni imaginar. Su aroma era embriagante, dulce y profundo, me adormecía, tenia un poder anestésico, hipnótico...

Me senté al borde de aquella jardinera que albergaba los rosales y creer los ojos dejando que mi mente volara, fuera libre y olvidara sus dudas. No tuve mucho éxito en la ultima misión, su imagen llego de golpe, la deje habitar en mi mente, era agradable. Un profundo suspiro escapo de mis labios de solo pensarlo...

- ¿Merlín por tuvo que ser el?- pregunte casi desesperada, a la nada deseando que pudiera responderme.

La bruja gritaba cada vez mas fuerte y si no hacia algo para callarla los descubrirían, lo que significaría un castigo y Farkas estaba en advertencia, Akos había sido muy claro referente a como debería ser su conducta en el instituto, no se detuvo a pensar en que podía hacer y se dejo llevar por un impulso.

La beso, la beso de manera violente y furiosa, pero el rose de los labio s de la bruja en los suyos fueron apaciguándolo, la hacia retroceder hasta que la espalda de Sol quedo apoyada en la pared, el beso para entonces había pasado de estar cargado de rabia a ser lento, suave, delicioso.

Se separo un poco de ella para mirarla, ambos estaban ahora en silencio observándose, sin saber exactamente que sentir por el otro…Sol iba a hablar pero el mago negó con la cabeza y apoyó su dedo índice sobre los labios de la bruja, los acaricio con la yema de su dedo y volvió a besarla, pero esta vez de forma intensa, pegando su cuerpo al de la bruja intentando que ella se dejara llevar como el lo estaba haciendo.

Sus labios presionaron contra los míos sin soltar el abrazo, apretando aun mas, me estaba lastimando, seguí poniendo resistencia pero de a poco la rabia que sentía se apago y a la vez sentí que la suya también cedía cuando dejo de forzarme y aquel beso se torno dulce, un ejercito de hormigas avanzaba por mi espina dorsal, mientras sus labios se amoldaban a los míos de manera increíble. Mi mente se desconecto de mi cuerpo cuando el beso se detuvo.

Intente hablar pero Farkas no me dejo, su dedo me mantuvo en silencio, sentía mi corazón golpeando fuertemente contra mi pecho y mi respiración agitada, ya no estaba obligándome a nada, sus labios volvieron a besarme, mis manos fueron a su cuello enredándose con sus cabellos disfrutando del roce de su lengua en mis labios, entre abrí los labios dejándolo entrar y mi lengua lo recibió de manera acogedora.

Había soñado tantas veces con aquel momento, no en esas circunstancias desde luego, pero que mas daba, no quería parar, no quería que recobrara la cordura y me apartara, no quería dejar de sentir el calor de sus labios el tacto de su lengua con la mía, era tan dulce, tan apasionado, el mundo podría terminar en aquel momento y yo hubiera sabido lo que era alcanzar el cielo entre sus brazos.

Las manos del mago descendieron lentamente acariciando los hombros de la bruja y luego el contorno de su tórax, hasta llegar a su cintura, su manso derecha se movió hasta quedar en la espalda de sol la cual sostenía haciendo un poco de presión y pegándola aun mas a su cuerpo, mientras se despego del cuerpo de la bruja y se apoyo en la pared.

El mago de debitaba con el sabor de los labios de Sol, había olvidado por completo donde estaban, incluso había olvidado el hecho de que la bruja a la cual estaba besando debería ser catalogada como prohibida, su mano derecha soltó la cintura de la bruja haciendo que esta se alejara un poco de Farkas y el beso se cortara momentáneamente.

Momento en el cual Farkas aprovecho para besar el cuello del Sol, mientras sus manos desprendían botón por botón la blusa de la bruja dejando al descubierto su escote y el inicio de sus senos, los labios del mago descendían lentamente hasta aquel lugar dejando una huella de besos a su paso y logrando que con cada rose el mago se perdiera mas en un mundo don solo ellos existían.

Cada segundo que pasaba el mundo parecía girar en sentido contrario, sus manos causaban estragos en mi piel, mi corazón palpitaba con gozo ante cada movimiento. sus labios impasibles y a veces irreverentes me provocaban y me hacían tener múltiples sensaciones que solo en mis mas gratificantes sueños había experimentado.

Aquel cosquilleo, aquel calor no se comparaba con nada vivido con anterioridad. Apenas podía mantenerme en pie y agradecía sumamente el hecho de que me mantuviera firmemente sujeta pegada a su cuerpo, ya que de no ser así, mis rodillas habrían flaqueado.

Mis manos seguían en sus rubios cabellos acariciando y enredando mis dedos en ellos, acariciando su largo cuello, su espalda. Si, cientos de veces había soñado con aquel momento, pero esto era un Supera las expectativas...Sus manos comenzaron a cambiar de lugar con avidez, un delicioso mareo se apodero de mi cerebro cuando sus labios dejaron los míos para posicionarse seguro de mi cuello.

Merlín esto era el cielo...un suave gemido escapo de mis labios cuando sus manso se dispusieron a apartar la tela de mi escote, el cual subía y bajaba ansioso como si lo estuviera esperando. Era una locura, una pequeña y lejana vocesita se empeñaba en recordarmelo, pero el fuerte latido de mi corazón acompañado de mi respiración agitada le mantenía lejana y cada vez mas imperceptible.

Deje caer la cabeza un poco hacia atrás disfrutando de sus labios, de su aliento tibio delineando mi cuello perdiéndose en mi escote, como un manso cordero dispuesta a dejarme llevar, a perderme, yo lo amaba no podía negarlo mas, y menos en aquel mágico y apasionado momento...

- Te quiero, te amo...- murmuré entre acallados suspiros vencida ante sus labios, en el calor de su piel, deseando que siguiera, que no se detuviera, que me dejara mostrarle mi verdad...

Las manos de Farkas habían desprendido casi en totalidad la blusa de Sol, sus labios se encargaban de recorrer cada centímetro de piel que quedaba al descubierto. El mago estaba fascinado con el aroma que se desprendía del cabello de la bruja y lo envolvía, con el sabor de su tersa piel la cual podía jurar que era dulce más que cualquier otra cosa que sus labios haban probado antes.

Los leves gemidos que se desprendieron de los labios de sol lo incitaron a seguir aun más allá, deslizo su mano derecha hasta la espalda dispuesta deshacerse del broche de la prenda que ocultaba la antesala al cielo de la bruja que se dejaba llevar entre sus brazos y entonces la escucho hablar - Te quiero, te amo...- Farkas abrió los ojos de golpe, se detuvo en el acto y se separo de ello suficiente para mirarla, frunció el seño aparente mente molesto, en realidad estaba desconcertado.

Retrocedió un paso sin dejar de mirarla, y la luz de la luna que se colaba por las ventanas del invernadero la hacia lucir terriblemente sexy a sus ojos, reprimió el impulso de volver a acercarse y besarla, retrocedió un paso mas, y la realidad lo golpeo la bruja ala que había besado era nada mas y nada menos que la hija de la esposa de su padre “su hermanastra” la chica prohibida.

Fakas bajo la cabeza a media asta –szar, fuck, hülye- dijo mientras se llevaba la mano a la cabeza, habia cometido una estupides, pero se habia detenido a tiempo de cometer una mucho mayor, levanto la vista y vio el rostro de Sol, cerro los ojos ideando una forma de disculparse, algo que le resultaba imensamente complicado –yo...Sol .. yo..- y entonces un resplandor brillo entre ellos, era uno de los primeros rayos de sol de la mañana, el mago lo obserbo como si este le hubiera salvado la vida.

El techo del invernadero se abria lentamente como todas las mañana para que las plantas pudieran resibir los rayos solares, Farkas levanto la mano y con vos clara dijo -Accio Saeta tűz – volvio a acercase a la bruja y la sujeto de la muñeca como llamado su antecion, a los pocos minutos una escoba entro por el techo del invernadero y llevo ala mano del mago, este la monto – vamos sube no tenemos mucho tiempo- le dijo en un tomo mucho mas suebe del que acostumbraba usar para hablarle – pero sube al frente asi podre asegurame de que no caigas-

Un balde de agua fría cayo sobre mi cabeza devolviendome de golpe a la cruda realidad. Que demonios estaba pensando, por que tenia que dejarme llevar como un animalito salvaje conociendo perfectamente las circunstancias que nos "unían" y en el sin fin de los casos se encargaban de separarnos.

Bajé la mirada sin saber que decir había hablado de mas, y sin la menor duda ese era mi castigo. Guardé silencio mientras se apartaba y decía palabras que no comprendía pero aun así interpretaba a la perfección, suspire resignada a que aquello terminaba justo ahí y que de ahora en adelante no podría volver a mirarle nunca mas a los ojos, mientras volvía a poner en orden mi desaliñada ropa.

La escoba llegó a salvarnos y sacarnos de aquel incomodo momento, no podía pronunciar palabra ¿acaso podía decir algo? Me había comportado de manera absurda llegando a pensar que podía haber... negué suavemente con la cabeza intentando sacar de mi mente todo aquello que había vivido esa noche, error tras error. Era como si de golpe cada ladrillo fuera ocupando nuevamente su lugar levantando aquella pared entre nosotros que a ciegas habia intentado derribar.

- Vamos sube no tenemos mucho tiempo- dijo en un susurro sacándome de mis atormentados pensamientos, reaccioné a medias– pero sube al frente asi podre asegurame de que no caigas- ojala eso pasara, pensé para mi misma, así no tendría que cargar con aquello toda mi vida.

- No te preocupes aquí no ha pasado nada...- afirmé mas para mi que para el, mientras ocupaba mi lugar en la escoba y sus brazos me envolvían de manera protectora antes de levantar el vuelo.

La fría brisa de la mañana me hizo estremecer mientras surcábamos el cielo apenas iluminado por los tímidos rayos del naciente sol. Estaba despertando, nada de aquello había pasado...

Descendimos suavemente en el castillo, el peso de mi realidad cayo sobre mis hombros, descendí de inmediato de al escoba queriendo apartarme cuanto antes de Farkas, aquel silencio que nos envolvía era culpaminoso. me aparte lo mas posible, agradecida de que no hubiera tiempo para dar explicaciones, lo hecho hecho estaba y no podía volver atrás ni para repetirlo, ni para evitarlo.

- Gracias...- fue lo ultimo que dije antes de correr hacia la torre de Reven y las lagrimas de rabia y frustración me vencieran.