Un rincón para los dos solos. [Ethan y Nerea]

Había quedado con él en la sala abandonada, solo para tener un rincón donde estar ellos dos solos y poder estar tranquilos sin que nada ni nadie les molestase una vez más como la última vez que les molestaron.
Se sentó sobre una mesa con las piernas un poco cruzadas y de brazos cruzados esperándole. La verdad es que tenía unas ganas ansiosas por verle de nuevo, de abrazarle y darle algún que otro beso.
Se levantó y empezó a cotillear la clase esa mientras esperaba a que Ethan llegase y se tirase encima de él.

-Creo que cotillear nunca fue nada bueno.- Susurro el chico con impaciencia.

Estaba bastante ansioso de verla de nuevo. Era normal. Es la unica persona con la que había tomado contacto en la escuela, aun habiendo llegado a final de curso, y que realmente le habia gustado en mucho tiempo. El olor a abandonado de la clase le dio un toque de seguridad a su personalidad. Estaban solos. Era suya.

Sacó su varita en un pequeño movimiento, y con una agil estocada al aire lanzo un conjuro. Las mesas se tornaron rosas rojas como la sangre, cuyo hedor adorno el lugar. Nada mas terminarlo, encendio unas velas a base de hechizos y enfundo su varita. El olor a abandonado d ela sala era seguro. El olor de la cera rdiendo y las rosas, pasional.

-Volvemos a vernos, encanto.

Al notar aquel olor a cera se giró lentamente y miro su entorno. ¿Eso había echo él?
-Has venido, guapisimo.-
Se acerco a el con algo de nervios, era la primera vez que se quedaban solos al menos la primera vez en ese estado. Sonrió de lado quedándose a unos centímetros de el con los brazos cruzados. Alzo una ceja preguntándose porque se había tomado tantas molestias.
-¿Y todo esto?

La chica mas bonita merece lo mas bonito- Dijo sin vacilar. Realmente era la chica mas bonita que habia conocido.

Notar ese cosquilleo en el estomago se le hacia raro. El gran Ethan Dwight enamorado. En otro tiempo quizas el hubiese pensado que eso era una humillación, pero ahora le encantaba sentir lo que sentía. Relajo los musculos y se colocó junto a ella. Pudo respirar la fragancia que su pelo desprendía. Esto le hacia sentirse feliz y en paz. Y eso era realmente dificil en el. Nunca antes se habia sentido en paz.

A continuación agarro los codos de la chica, que se alzaba imponente, con los brazos cruzados, como haciendose la dura, y tiró de ellos hacia él. La pego contra si y beso su frente, y despues, sus labios.

Hasta hace diez segundos mi sabor favorito era la vainilla.-Acertó a susurrar.

Se sonrojo al escucharle. ¿De verdad era la chica más guapa que había por allí?

Se sentía rara pero a la vez especial, saber que a alguien le importaba era algo realmente especial. Le quería tanto... Nunca pensó que se podría enamorar como se había enamorado esta vez. Estar tan pillada por alguien... Amarle... Amar a Ethan Dwight era algo realmente especial para ella.

Al notar como tiraba de sus codos y la pegaba a él sonrió un poco, siguió su beso encantada de la vida sin dejar de sonreir. Era como si le hubiesen vuelto la felicidad.

-¿Y ahora cual es?- Preguntó con curiosidad en un dulce susurro

Extracto de Nerea Scottom-sonrió picaro y añadió-trataré de venderselo a las mejores heladerías

Y con ello retomó el beso, seguro de si, estrechandola a el. Quería sentirla cerca, quería no separarse de ella nunca. Los labios de aquella muchacha eran tan distintos.. su sabor, su tacto, su calor, su sentimiento... no eran parecidos a nada que él hubiese probado alguna vez. Nerea Scottom, sabía que no iba aolvidar ese nombre.

Aprovechó el beso para sacar su varita. Aun con los ojos cerrados, y sin decir una palabra, lanzo un conjuro, invocando una mesa tras de ellos. Algo normal para él, despues de todo, era un genio. Alzó a la chica con sus brazos y la sentó en la mesa. Ahora era mucho mas facil. Se metió entre las piernas de esta, y las cerro sobre el, quedando atrapado y a merced de la maga. Continuó el beso con infinita ternura y abrió los ojos esperando encontrarse con los de la chica.

Quien me iba a decir que encontraría este tipo de magia en hogwarts

-Ese extracto tienen dueño- Sonrió con picardia mirándole.
Se agarró a el al notar como la cogía en brazos y la dejaba sobre una mesa. Le pego a ella mientras le atrapaba con sus piernas para que no se pudiese escapar de ella. Le beso con infinita ternura y abrió los ojos encontrándose con los del muchacho. Y sonrió.
-¿Una magia procedente del corazón y del amor?
Negó sonriendo, suponía que nadie abría dicho que existiese esa magia. -Nadie lo diría, ni siguiera nosotros pero la hemos encontrado, mi vida.- Susurró a escasos centímetros de sus labios, no podía evitar sonreír. Entre estar con el y sentirse como se sentía... Era todo verdadera magia y sin hacer ningún hechizo.

- ¿A si? Pues como no sea yo tendré que matarle.- Dijo con una enorme carcajada.

Clavo su mirada en la de ella, notando como perdía el control de su cuerpo, ya que su mano se elevo hasta el pelo de la chica, enredandose sus dedos en los cabellos de ella, recorriendolos y peinandolos, dejando ver lo habilidoso que podía ser sin el uso de la magia. A continuación dedico a la chica una bella sonrisa y bajo la mirada echando un vistazo a su cuerpo. Perfecta. No parecía que hubiese comenzado a idealizarla por lo que debía ser cierto. Ethan Dwight suspiró.

- ¿Has probado a hacer esto alguna vez?

Articuló sus dedos de forma que estos comenzaron a moverse a gran velocidad. No murmuro nada. No sacó su varita y sin embargo borbotones de fuego, de flores, de chorros de agua y de aire salieron de sus dedos, estos inundaron la estancia con su presencia y los rodearon convirtiendo el aula abandonada en un pequeño lago con un bosquecillo particular.

- Es divertido, y muy útil..- Dijo intrigante, para que ella se interesase.

-No vas a matarte por ser dueño de mi extracto, Ethan.- Sonrió como una verdadera tonta, sin saber por que estaba tan feliz como una perdiz

Paso sus manos lentamente por el cuello de Eth, deslizándolas lentamente a la parte lentamente de su corbata y se la quito sin esfuerzo alguno. Como ella no llevaba la suya se puso la de este mientras perdía la mirada en sus perfectos ojos verdes al cual a ella le encantaban pero no más que el. Se mordió el labio al ver que agachaba la mirada sin decir nada.

Miró lo que hacía mientras se quedaba algo sorprendida. ¿Como había echo eso? Era algo alucinante pero a la vez precioso, le miro sonriendo mientras agarraba el cuello de su camisa y le atraía con las piernas más a ella. No iba a dejar que se marchase nunca de su lado, no quería perderle pasase lo que pasase.

-Usted señor Dwight tiene que contarme como lo ha echo. Pero tranquilo no hay prisa tenemos toda una vida por delante en la que pasar justos.- Sonrió algo intrigada por aquello que este había echo.

- ¿Quieres que te lo cuente? Sal conmigo- Soltó de sopeton, riendo bobamente, con aquella felicidad caracteristica de todo aquel que hubiese caido bajo los influjos del amor.

Despidio a su corbata mentalmente, algo le decía que no volvería a verla en mucho tiempo. Era normal que la chica se la hubiese arrebatado tan rapido, él iba siempre con la corbata desabrochada y las mangas de la camisa subidas, sin contar que jamás llevaba el jersey reglamentario.

Dirigió a la chica hacia el lago, y se descalzo remango sus pantalones y hundio los pies, quedando de pie frente a ella. El agua cristalina purificaba la estancia, y las almas de los que allí se encontraban. Él, gracias a su poder especial, podia sentirlo. Las almas de los dos se encontraban en paz allí. Los ojos de la chica reflejaban aquello y brillaban tambien de manera intensa al reflejar la luz del sol que se proyectaba en el lago. Ethan esperó en silencio a la respuesta de la chica.

-Sabes que...?

Se dejó dirigir por el a aquel lago y le miró a los ojos sin dejar de sonreír Se sentía en paz, feliz, sobretodo enamorada. Aquella sensación crecía cada vez más y más. Se mordió el labio inferior de nuevo ya que estaba algo nerviosa a su lado esa pregunta la había puesto nerviosa. ¿Podía ser eso bueno? Si, podría ser que si. Se descalzo mientras metió los pies dentro del agua con cuidado sin dejar de mirarle y le beso. Esa era su respuesta. Un "si" sin palabras solo con echos. Le rodeo el cuello con sus brazos sonriendo y asintió varias veces.

-Claro que quiero ser tu novia.-

- Así me gusta..-Susurro y, aprovechando el beso se lanzó hacia atras, hundiendosé los dos en el pequeño lago.

La magia del chico comenzaba justo ahí. Se encontraban en una oscuridad completa, nisiquiera eran capaz de distinguirse el uno del otro. Tan maravilloso, ahora mismo eran uno, un solo ser, unidos por una union de manos. El chico cerro los ojos y comenzo a llenar ese vacio con sus pensamientos. Una fuerte luz se hizo visible, quizas demasiado y los cegó. Cuando está luz terminó se encontraban los dos sobre una plataforma de cristal, se elevaba esta en la oscuridad a unos mil metros de altura aproximadamente, dejando ver como abajo columnas menores de este uniforme material adornaban el lugar. Sus ropas también habían cambiado. El lucía un tremendo traje negro, de un solo boton que por ahora se encontraba abrochado. La camisa tambien era negra, junto con zapatos y corbata. Su pelo, alborotado como siempre se presentaba brillante, mas de lo normal, aunque lo que mas iluminaba en la estancia eran sus ojos. Y los de la chica, que no solo brillaban por si mismos, sino por las millones de lentejuelas que adornaban su increible vestido oscuro. Un vestido que resaltaba la belleza de aquella mujer.

Él dio un paso al frente, giro la mano con la que estaban cogidos y entrelazo sus dedos con los de ella. Poso su otra mano en la cintura de la chica, y con un pestañeo consiguio que una suave y relajante musica sonase. Comezo a bailar. Un pequeño vals, tan bonito como sencillo, pero aun así encantandor. Una vistosa visita al mundo de la oscuridad que yacía en él. La magia que tanto tiempo le habia costado desarrollar. Miró los luminosos ojos de la chica.

- Bienvenida al reino de los sueños, cielo- Susurro con una voz pura y clara, como el tañido de una campana

Se echó hacía delante sin saber exactamente el porque. Quiero quiso abrir los ojos no veía nada todo estaba oscuro pero de repente algo la cegó y cerró los ojos rápidamente echando la cabeza atrás. Cuando se dio cuenta la vestimenta del muchacho había caminado y ella llevaba un precioso vestido largo lleno de lentejuelas. ¿Donde se supone que estaban? En ese momento ya le daba igual, estaba con él, era lo unico que le importaba y lo interesaba en ese momento. Se puso frente a el entrelazando sus dedos, puso su otra mano sobre el hombro del muchacho mirándole a los ojos, esos preciosos ojos a los cual se perdía en ellos. Empezó a bailar aquel pequeño vals, era sencillo bailarlo y más con Ethan, en ese momento se le pasó por la cabeza aquellos cuentos que le contaba su madre de príncipes y princesas en bailes. Eso mismo... El era su príncipe. El príncipe de sus sueños, era el. Ethan Dwight.

-¿Todo esto es real, Eth?- Sonrió mientras susurraba en un tono claro y dulce.

- Dime Nerea, que es real y que no lo es. Muchos creen que la magia no, y miranos. La realidad esta dentro de los limites de uno mismo. La gente vive atada a lo que ellos denominan realidad, sin saber que seguramente, esten viviendo una mentira. Todo es real si tu crees que lo es, a demas, puedes tocarme, ¿no? -Esobozó una sonrisa junto a su pequeño discurso mientras seguia el movimiento.

Alante y atras, alante y atras. Un par de pasos eficaces y que jamas debería recordar. Esto lo recordaba a tiempos en los que sus padres asistian con el a ceremonias y banquetes, exibiendolo como si de un simple trofeo se tratase. Eso lo cabreo, y con un suspiro que mas bien se asemejaba a un gruñido, la estancia entera cambio. Toda la oscuridad ahora se encontraba sobre ellos. Y millones de luces asomaban por ella, amenazando con caer sobre ellos, moviendose todas hacia el mismo punto, veoces y bellas, graciles y hermosas. Era una lluvia de estrellas. Aquella oscuridad se reflejaba tabien frente a ellos, en algo que no paraba de moverse, venía y volvia a ir, con gran fuerza, y con un olor tan placentero... el olor a sal. Debía ser el mar, pues lo siguiente que notaron fueron sus pies desnudos acariciando la arena, frente a una hoguera los dos juntos. El portaba su guitarra electroacustica y sin darse cuenta ya había empezado a tocar. esta vez estaba mas comodo, y lo agradecia, sentado sobre un tronco junto a ella, con una camisa hawaiana y unos pantalones de lino cortos, ella yacía a su lado con una falda corta y una camiseta sencilla. Su sonrisa blanquecina iluminaba todo el lugar, y el corazón del chico.

- We may only have tonight, but 'till the morning sun you're mine, all mine, play the music low, and sway to the rythm of love~ - Canto- Yeah sway to the rythm of love

En un abrir y cerrar de ojos se encontraba en una playa, sentada en un tronco mirándole a los ojos sonriendo. Cerca de ellos solo había una hoguera y el mar. Estaban los dos solos en aquella playa. Jugaba con un mechón de su pelo escuchando como cantaba. Era un verdadero ángel, cada vez que pasaba estaba más feliz. Se acerco a su mejilla y se la besó sonriendo mientras este cantaba. Puso una mano sobre la rodilla de él.
-Te amo, cielo.-
Le susurró en el oído, empezaba a caer una lluvia de estrellas fugaces a gran velocidad. Miró al cielo y sonrió mientras pedía un deseo. Le miró y volvió a sonreír.
-¿Pediste un deseo?- Preguntó con gran curiosidad.

- Se cumplió mas rapido de lo que pensaba, te pedí a ti -Susurro dejando de cantar y se recosto sobre el tronco, apoyando su cabeza en las piernas de la chica.

Miró al cielo. Una, dos, tres, cuatro.. Cada vez caian mas. Se llego a preguntar si caerian todas y quedarían en la mas absoluta oscuridad. Se rio de si mismo. Era tan ingenuo a veces. Pero no solía pasar a menudo. No cuando había alguien como ella a su lado. Se incorporó rapidamente, y se quitó la camisa. Tenía que hace runa locura. Bajo sus pantlones apareció un bañador y arrojo estos al fuego. Sabia que no iba anecesitarlos. Despues de esto le tendió la mano a Nerea, invitandola a ir con el mientras la señalaba con el otro dedo transformando las ropas de la chica en un bikini. Las olas amenazaban con comerselos, a si que actuo rapido y antes de que ella reaccionase la cargo en sus brazos. No era excesivamente fuerte, pero ella pesaba poco. Con ella cogida solo pudo correr hast ala playa riendo

Al echarse este sobre sus piernas le acarició el pelo un poco sonriendo. Se echó a reír mientras le agarraba la mano aun que no le dio tiempo a reaccionar, se vio en sus brazos, estaba agarrándose a el como podía sonriendo. Le besó en la mejilla mientras se acercaban a la playa, se echó a reír sin poderlo evitar.
-Cuidado cariño, vas a hacerte daño!-
Se seguía riendo. Cuando llegaron a la playa se bajo de sus brazos y echó a correr hacía el agua riéndose. Miraba a atrás de vez en cuando riéndose.
-Pillame si puedes!.-

Se lo pensó dos veces. ¿Debía correr con todo su potencial, pues se enorgullecía de su velocidad, o por lo contrario dejar que ella tomase ventaja? Se decanto por la segunda opción. Dio exactamente dos minutos de ventaja a la chica, y comenzó a correr lentamente. Exageró los gestos para hacerla reir, y avanzo lo mas torpe que pudo para que ella pudiese seguir ganando. Aprovecho el choque de las olas para retrasarse, pero una vez la vio lo suficientemente lejos comenzó a correr de verdad. En apenas cuatro zancadas ya había acortado a la mitad la distancia que los separaba, pero el agua ya le llegaba por la cintura y decidio que era hora. Echo a nadar. Nadaba bastante rapido, y en poco había acortado de nuevo la distancia hasta finalmente alcanzarla.

- Creo que te tengo - Grito euforico, agarrando a la chica por la cintura.

Se hundio con ella, la llevo al fondo de aquel peculiar mar, pues respiraban bajo el. Un oceano de burbujas sin fin los rodeo mientras el yacía sobre ella. Se agacho poco a poco, y con dos dedos cerró los ojos de la chica. Suavemente. Muy suavemente. Tras esto, acerco sus labios y susurro unas palabras de amor que apenas pudieron entenderse, pero que hizo vibrar los labios de ambos, produciendo un cosquilleo que precedió al beso, un beso dulce y lento, pero abarrotado de pasión y de aquel sentimiento que parecia inundarlos. Rozo sus caderas y acaricio sus muslos, dibujo sus curvas con sus dedos y tambien peino su sedoso pelo. Un cosquilleo recorrio la piel de ambos y la magia del momento les envolvio, entonces el la hizo abrir los ojos. Todo lo que encontraron fue a ellos mismos en un oceano. Un oceano de petalos de rosa.

Al hundirse con el cerró los ojos lentamente ya que él se los cerró. Sonrió al notar aquel pequeño cosquilleo por lo que le quería decir aun que lo malo es que no entendió nada, tras eso se besaron era, dulce y lento pero lleno de pasión y sentimientos que nunca antes había sentido. Le rodeo la cintura con sus piernas mientras acariciaba lentamente sus abdominales y pectorales. Un pequeño cosquilleo recorrió por su cuerpo y abrió los ojos estaban en un océano lleno de pétalos de rosa sonrió y volvió a besarle. Todo era perfecto aun que lo era por que estaba el con ella si no no lo sería. Se aferró a él volviendo a besarle sonriendo. No podía desear nada, tenía todo lo que necesitaba. El novio perfecto buenas amigas, buenos compañeros... Aun que solo le importase el. La mar del oceano era de un color azul claro, más claro quizás que el color de ojos de Ethan.

Clavó sus ojos en los de la chica y comenzó a hablar.

- Nere, cielo... desarrolle este tipo de magia hace mucho.. transforma el entorno en lo que uno desea con fuerza. Solo con que lo desees estaremos donde quieras, haciendo lo que quieras y como quieras. Deja que te lo ejemplifique.. - Y con estas palabras cerró los ojos.

Seguramente ella los conservase abiertos por lo que de alguna manea quizas pudo ver el rio de magia que los inundo. La corriente de energía que los rodeo a ambos y los hizo girar, transformando sus playeras vestimentas en chaquetas de cuero y gorros de lana, gafas de goma y ganas de surcar el cielo. Ahora se encontraban e un planeador de dos asientos separados por un compartimento central. Ethan se encontraba en el de alante, con los mandos de la maquina. Surcaban los cielos a gran velocidad. La bufanda del chico ondeaba ocntra el viento, amenazando con escaparse de su cuello y surcar los cielos por su cuenta. El viento dejaba el poco pelo visible volar libre, y la altitud convertia en todo el resto de las cosas en simples e insignificantes que es tal y como las eia Ethan al compararlas por el amor que sentian.

Echo los mandos hacia abajo y se elevaron. Los elevo lentamente, el planeador dio un tumbo y giro dejandolos boca abajo.

- ¡Yahooooooooo! - Gritó fuerte el chico, lleno de euforia y energía.

Elevó del todo los mandos y el planeador dio la vuelta completa, realizando asi la famosa azaña denominada tirabuzon. Un simbolo de que el hombre era superior a la naturaleza.

Miró atentamente todo lo que ocurría después de mirarle a los ojos y escuchar todo lo que le había explicado con un gran asombro se agarró con fuerza a el al ver todo lo que estaba ocurriendo pero de su boca solo salio un "Wow" y un "Que pasada" Cerró los ojos deseando estar con él en una habitación llega de velas y pétalos de rosa, los dos solos, echados sobre una cama agarrados de la mano y besándose lentamente sin interrupciones alguna.
Te amo Eth... Susurró abriendo lentamente los ojos dándose cuenta de que lo que había imaginado se había echo realidad. Era algo raro pero la verdad le agradaba estar así con el y que eso se hubiese echo realidad. Le miró a los ojos sonriendo.

Se sofocó un momento y los colores amenazaron con asomar por su cara. Realmente lo había oido. Un te amo. Esa palabra que nadie jamas pronuncio para dedicarsela a el. Ninguna de las chicas que se había ligado, ninguno de los colegas con los que había crecido, ninguna de las fans con las que habia lidiado, nisiquiera sus padres... Te amo. Dos palabras que jamas oyo decir a nadie, y que le parecieron tan extrañas y poco familiares como asombrosas y deslumbrantes. ¿Cuanto poder podía volcarse en solo dos vocablos? ¿Que clase de fuerza podían llegar a tener esas palabras? ¿Que totalidad del alma d ela chica se había volcado en aquella confesión? Quizá fue por el ambiente cambiante, esto habia creado ya un monton de recuerdos, como si años hubiesen pasado y ellos siguiesen juntos, aunque apenas llevasen un mes. Quizá habia sido el podr de la magia que ambos guardaban, o que realmente veia en el aquello que necesitaba. Quizá era eso que amenazaba a su corazon con hacerle explotar...

Asió las manos de la chica con fuerza, y agarro la sabana como pudo, arrugandola. Se pego a ella de manera sobrehumana y susurro en los oidos de esta.

- Y yo a ti.. Y yo a ti.. - Fue todo lo que pudo pronunciar tras haber conseguido aquello que tanto anhelaba

Al ver que se pegaba a ella de forma sobrehumana sonrió le acarició la mejilla con la mano libre y le besó dulcemente. Quería estar así con el para siempre, no quería que eso acabase nunca así que siguió besándolo. Junto su frente con la de el mirándole a los ojos. ¿Lo había dicho con seguridad? ¿O solo para que no dijese ella nada? Entonces la preocupación empezaba a recorrer por su cuerpo. Se tumbo boca arriba mirándole mientras pensaba. Era la primera vez que le decía a alguien que le amaba de verdad y con sinceridad y estaba algo nerviosa por caer a pensar en ello. Se mordió el labio inferior pensando en ello y volvió a mirarle sin dejar de morderse el labio. Miro a su alrededor y la verdad es que parecían una pareja "x.." pero eso le daba igual, estaba a su lado que era lo que más le importaba en ese momento.

- ... No te mentiría si dijese que es este el mejor momento de mi vida.. Teniendo en cuenta que ha sido una basura no era dificil pero esto va a superar a todo lo que pueda pasarme en un futuro... Nerea, quiero que seas mi futuro - Susurro el mas para si mismo que para ella.

Acaricio con delicadeza y sumo cuidado, tratandola como si con cada caricia fuese a resquebrajarse y despedazarse, como si su fragilidad solo se viese infimamente superada por su hermosura, por la belleza que irradiaba; la piel de la chica. El contoneo de sus manos dibujo en el cuerpo de ella sus nombres una y mil veces, repasandolos con un contorno infinito, pues jamas dejo de dibujarlo del todo. Ahora besaba su cuello despacio, muy despacio, haciendo alarde de autocontrol. Deslizó sus labios por aquella lisa y sedosa piel, recorriendo cada uno de los milimetros de esta, como si tratase de aprenderla de memoria. La punta de su nariz siguio el recorrido, acariciandola, haciendola cosquillas, animandola a abrazarlo. Sus manos se movieron mas rapido, el contoneo que realizo para acariciar sus hombros (pues la piel anterior era la de los muslos) fue sumament agil, ya que no tardo ni media milesima. Trazo varias circunferencias con su indice en estos, dejando que un suspiro escapase desde su boca hasta la de la chica. Segundos mas tarde la arranco un beso, tan dulce y sincero que no parecia haber sido robado, sino mas bien un regalo involuntario de la chica. Asio sus mejillas y aumento la intensidad del beso, se revolvio con ella y acarició su pelo. En ese momento yacían los dos tumbados, ella sobre el, por lo que las manos del mago no pudieron evitar volar hasta las nalgas de su amor verdadero.

Le acaricio le mejilla lentamente juntando su frente con la de el notando sus suaves caricias, más que cosquillas era una dulce sensación que nunca antes había sentido con nadie. Daba alguna que otra vez pequeños suspiros que salían de su boca. No podía evitar sonreír mientras le seguía el beso con dulzura y profundidad mientras se revolvían y se ponía encima de el, tenía una pierna en cada lado de el. Seguía besando le con las manos en su pecho besando le con suavidad. Estaba al lado de su verdadero amor. ¿Que más podía desear en ese momento? Nada, solamente le deseaba a él, a sus besos y aquellas caricias que le habían vuelto más loca por él. Le desabrochó la camisa y le acarició el pecho con la yema de sus dedos sonriendo.
No dejes nunca de besarme mi amor, me moriría si lo dejases de hacer para siempre... Susurró en sus labios