Agua fría al amanecer ayuda a la circulación de la sangre (libre)

Hogwartas lucía particularmente hermoso al amanecer. Antes que dieran las seis de la mañana, salí de mi cama para aventurarme en algo nuevo y loco, una de mis miles locuras que se me ocurrían para aprender a vivir. Tomé mi traje de baño negro y la túnica. El frío era realmente espeluznante. Cogí una toalla y un par de frazadas, ropa abrigadora y agua en una botella. Metí todo a mi bolsito de encaje rojo que tenía hechizado y salí, solo con la túnica y mis hawaianas puestas.
La piel se me puso de gallina cuando salí al pasillo.Hogwarts era un lugar amable y silencioso.
Caminé por las laderas del castillo, hasta llegar al muelle. En la punta de este dejé mi bolso, y me aseguré la toalla para cuando saliera entumida de frío. Me deshice de la capa y de las chancletas, dejándolas arrinconadas. Yo tiritaba de nervios y frío. El sol comenzaba a asomarse entre las montañas y del cielo se vislumbraban variados colores.
Fue entonces que, decidida a cometer aquella locura, retrocedí quince pasos lentamente, y en cada uno desafiando al Lago a que se pusiera más helado todavía. Tomé impulso, mordiéndome el labio inferior y pegué la carrera. Sentía el aire adentrarse en mi cuerpo, molestando a mis ojos y mis oídos hasta llegar a la punta del muelle. Flexioné las rodillas y de un impulso di un clavado perfecto en el lago. El agua estaba menos fría que la temperatura ambiente. Sentía la otra realidad, debajo del lago, abrí los ojos y vislumbré borrosamente a alguna criaturas marinas que no conocía, eran pequeñas e inofensivas. Saqué mi cuerpo a la superficie y el frío caló mi cara. Bastaron unas brazadas para agarrar calor y hacer del momento algo ameno. , nadé varios minutos así... y se me ocurrió mi segunda locura...


Encima del muelle, tiritando y muerta de frío dejé mi traje de baño. Sí, estaba completamente desnuda ante los ojos del cielo, la tierra y el mar. Me prometí que solo sería un rato. Antes sí, me fijé si había alguien cerca, y parecía estar sola. Tomé impulso y mi cuerpo fue a dar de nuevo al agua, en una sensación increíble como lo era nadar desnuda.

Despues de escapar en las noches tan mias que correspondian un respiro de compañia hacia lo aventurable de la vida misma, vi llegar el amanecer frente a mis ojos, el silencio era un fiel amigo que no abandona cuando uno lo necesitaba, me aventure asi sin duda al lago cerca del muelle, mis pasos silenciosos solo dejaban entrever una sombra que se asomaba entre los arboles y la magnificencia del castillo de Hogwarts se veia a leguas... era un espectaculo admirable que solo se podia entender junto a un cafe caliente a las orillas del lago.

No me habia percatado de la llegada de una especial acompañante a las frias aguas de lago, era nada mas ni nada menos que la señorita Emily, ya los momentos perturbadores que alguna vez existieron en mi mente se habia evaporado, era lo bello de alejarse un tiempo de las personas, te ayuda a pensar mejor...

Me habia dado cuenta que se habia desnudado, mire curioso sin entender nada, ¿que haria ella aqui a estas horas? no comprendia nada como siempre y la timidez me atrapaba a presentarme puesto que no sabia como podria reaccionar ella despues de todo este tiempo, solo me asome como quien llega de improvisto a un lugar, y pues asi fue que las pisadas de mis botas contra las hojas secas de los arboles aledaños me terminaron por delatar, me hice a cada momento el desentendido, como que no la hubiese visto, simplemente un saludo seria agradable para comenzar el dia

- Buenos dias señorita Emily, que la trae por estos alrededores a estas horas del dia?... es una gran sorpresa sin duda... -

Dicho eso solo bajaba mi mirada para que no pensara que la estaba mirando desnuda, lo que menos queria era que malentendiera mis sencillos saludos y mi apacible presencia...
"... si pues las aguas son calmas ante la presencia del amor y la tranquilidad, todo el mundo seria verde y azul como lo magico de la tierra misma ante los ojos enamorados de uno mismo..."

Hundida bajo el agua no escuchaba nada, no sentía más que un frío acogedor que me inundaba y hacía nacer una felicidad de quererme aunque fuera un poco, me fascinaba esa sensación. Nade por debajo del agua hasta el lado del muelle, dispuesta a buscar mi traje de baño... era horrible dejar de sentirme bien, pero me había echo una promesa. Cuando mi nariz y mi rostro probaron una bocanada de aire frío, escuché una voz... mi subconciente lo recordaba y me paralicé. miré por el rabillo del ojo y ahí estaba él... el que intentó asesinarme. Y no solo a mi, si no tan bien a mi mortífago favorito.
Aún así, él me daba pena... yo no era prejuiciosa,la verdad era que no lo había acabado de conocer y obviamente, uno nunca termina de conocer a nadie, y no podía asegurarme si era una persona enferma, asesina o maldita...
Me asusté cuando logré convencerme de que me saludaba amigablemente. Mi cuerpo se elevaba en la orilla dejando ver un escote echo con el agua, bastante amplio. Me agaché lendamente hasta que solo quedaron mis ojos visibles. Lo miré directamente a sus ojos. Nadé hasta la punta del muelle y me quedé así, agachada mirando. Una que otra vez sacaba la nariz para respirar.

Veia que mi presencia quizas no era bienvenida ante los ojos de tan dulce compañia, aun asi la cordialidad era algo que venia en mi, queria saludarla, posiblemente pedirle perdon por muchas cosas, estaba mal mi anterior reaccion pues solo la habia conocido de unas horas y queria que todo fuese a mi modo, y claro estaba que no podia ser asi, si algo debia hacer era ganarme su confianza, su respeto... y aunque sea su amistad
Queria ser un agradable amigo a su lado, como una extraña relacion amistosa entre una Gryffindor y un Ravenclaw y pues sin duda todo toma tiempo, y para mi? era lo que mas sobraba... sobre todo para ella...

Despues de mi saludo me di la vuelta, no queria que se enojara y miraba el castillo con mi taza de cafe en la mano, era necesario para el frio mañanero, saque mi termo y una tasita que tenia guardada, un sueño anterior me decia que no estaria solo en mis escapadas de madrugada y pues opte por hacerle caso, acto seguido le servi una taza de cafe expresso, granos de cafe de la antigua arabia y deliciosamente aromatizante ante cualquier olfato experto en apreciar el delicado sabor del cafe. posterior a eso le deje un cigarro de chocolate de los mios al lado del cafe y me arrodille sentado en las orillas del muelle observando las nubes y los extensos bosques que rodeaban los alrededores de Hogwarts, era una bonita imagen que debia apreciarse con tranquilidad y con un silencio que fuera admirado por los callados de la vida

- Espero os guste señorita... para ud. - despues de eso solo me dedique a sentir el dulce aroma del cafe, me gustaba bien dulce y por ende asi habia sido, tenia ese cariño de las hojas de los magicos bosques de Londres, ese castaño caliente que se servia con almibar y al terminar un delicioso chocolate suizo 100% cacao... daba sin duda los mejores placeres de la vida misma...

Observaba cada uno de sus movimientos. No me daba vergüenza que viera algo de mi, no tenía anda feo de qué avergonzarme sin embargo, busqué mi traje de baño a penas se comenzó a acercar a mi. Lo tomé y rápidamente me lo puse dentro del agua. Parecía estar más frío que el mismo lago.
Salí del agua haciendo fuerza en la orilla del muelle con las palmas de mis manos y saliendo del agua. Me senté en la orilla . Tenía mucho frío. Tomé la toalla que estaba cerca mío y me envolví en ella. Miré sus botas que estaban cerca mío cuando me di la vuelta e hice un gesto de "gracias" con un movimiento de la cabeza. Me parecía bastante extraño.
Tomé mi túnica seca y saqué la varita de ella, encendí mi cigarrillo y bebí café. Me quedé con los ojos clavados en el horizonte. No quería articular palabra ni mucho menos recordar el día anterior...
A pesar de haber estado con Edward, no me sentía bien... me sentía sola. Más sola y seca que nunca. La inseguridad asechó en mi cuerpo, y mis escalofríos ya no eran simplemente de frío, si no de rabia.
Despejé mi mente. ¿ Y si Edward había pensando de que la había sido infiel con ese chico...?¿Por qué tenerlo cerca me gustaba tanto y a la vez no?¿Por qué me había sentido más segura con él que con Edward en el momento en que me tenía envuelta en la frazada?
Sin nada que hacer me limité a pararme. Dejé el café y el cigarro a un lado. Y aclarándome la garganta saqué la voz por primera vez en aquel día:

- Puedes girarte, por favor? Necesito cambiarme de ropa -

Lo dije sin esperar reacción de él. Sólo por código o manual de buenas costumbres, pero la verdad era que poco me importaba su presencia frente mío... o eso quería creer.
Me puse en búsqueda de mi ropa en el pequeño bolsito rojo y saqué de adentro unos jeans, ropa interior y una remera manga larga . Me saqué el traje de baño intentando mantener la toalla en mi espalda. cuando ya estuvo echo procedí a cambiarme de ropa. Cuando ya tenía puesta la ropa interior que era de encaje toda la toalla cayó al piso. Me petrifiqué por un segundo, sin duda la naturaleza humana del pudor de Adan y Eva se hacía presente. Pero continué cogiendo mi indumentaria y poniéndola sobre mi piel pálida.

Siempre pensaba que las cosas en la vida eran una maldicion de las cuales ocurrian por algo, eran pequeñas fracciones de segundo en que todo podia cambiar de buena o mala manera y debian aprovecharse segun el interes personal de cada uno, el mio... cambiaba a cada momento... lo dejaba en secreto constante

El cuerpo de una mujer era un templo para mi, si bien nunca tuve el honor de sentir la suave y calida piel de una dama me era indiferente entonces si veria uno desnudo o no, gracias a Merlin esos temas nunca fueron tabú en mi familia y menos lo serian en el desarrollo de mi vida, pero si sabia respetar a una dama y entendia el pudor que esto podria provocar, las enseñanzas no eran iguales en todas las familias, y no sabia como habia sido criada la señorita Emily, ni sus costumbres ni nada semejante.
Me habia percatado sin duda de lo que habia ocurrido, baje aun mas mi mirada para no provocar verguenza en el cuerpo de la señorita Emily, me di vuelta y le dije:
- El cafe es para ud, para calentar el cuerpo en estos frios dias mañaneros y sin duda un agradable cigarro de chocolate para sentir las sensaciones mañaneras como la magia manda... espero le agrade... -
Dicho eso me di cuenta que el agua del lago reflejaba claramente el cuerpo de la señorita Emily, la vi por unos segundos en ropa interior y me sonroje entero, mis mejillas no daban a mas y comence a sangrar de narices y cerraba los ojos, creo que hasta mis lentes me jugaban una mala pasada y comenzo a caer sangre al lago, debe haberme subido sin duda mucho la presion... cosas medicas, saque un pañuelo que traia siempre y me lo puse en la nariz, me di mas la vuelta para nisiquiera ver el reflejo del agua, en todos lados se podia reflejar la grandeza hermosa de el cuerpo de la joven Emily... y no queria parecer un atrevido ni nada... pero sin duda nunca podria olvidar esa imagen de mi mente... ni los recuerdos de las noches anteriores...
"...es por eso que los recuerdos se guardan en una esfera llamada conciencia y los placeres dentro del corazon, para nunca olvidar que nos hace humanos que vivimos por la magia, ni que la magia vive por nosotros por su delicada magnificencia que nos correspondera hasta el dia que la negemos o la abandonemos... como la ira niega al amor, y un beso del corazon niega el odio mas puro."

Cuando acabé de vestirme, saqué mi pelo húmedo de entre mis ropas y lo estrujé. Tomé la varita y con un hechizo no verbal comenzó salir aire caliente de mi varita. E unos segundos mi pelo estaba seco y liso, y más negro de lo normal. Aproveché de secar mi ropa y la metí a mi bolsito rojo. Tomé las frazadas de adentro y, dejando el bolso a un lado. guardé mi varita con una mano en el bolsillo delantero de mi jean, y con la otra sostenía las frazadas. Pasé una por mis hombros y luego, me acerqué a von Percy, y le tendí la frazada sobre los hombros.

- Esto te cuidará del frío - Sonreí y le di una palmadita amistosa en la espalda.

Pero pronto me percaté de que, cogía en su mano... un pañuelo ensangrentado? Tomé la punta de su barbilla y estiré su mirada hacia la mía. Sangraba de nariz. Solo me reí.

- Pero ¿ Qué te ah sucedido? -

Moviendo la cabeza de lado a lado en gesto de desaprovación pero con la sonrisa aún en el rostro me fuí a sentar a la punta del muelle nuevamente. Di dos pasos y con la varita sequé las tablas del muelle. Me senté esperando a que el chico se retirase... en realidad estuve todo el tiempo esperando eso, perp él seguía ahí... de seguro debía decirme algo.

Sin duda no queria provocar esto, que ella se volviera a preocupar de mi, no sentia el porque ni nada pero me agradaba instintivamente que ella lo hiciera, era algo bello y sin pensarlo me hacia sentir bien pero creo que lo hacia en algun tono esceptico de las cosas y me alejaba del momento, era todo doloroso de alguna manera, pero era lo que yo habia generado y debia soportarlo como quizas debia superarlo, era una fea pero comprometedora dicotomia de la felicidad y el olvido

- No me ocurre nada señorita Emily, no se preocupe... - le aleje su mano de mi rostro, pero sentí como ella intentaba tomarla para averiguar que rayos me pasaba, si supiera porque sucedio todo me mataria posiblemente, en el buen sentido de la palabra claro esta... o quizas no... no sabia como pudiera reaccionar ella, pero creo sin duda que seria un buen momento para aprovechar de pedirel disculpas por cosas que ocurrian y que ocurrieron... y no me esconderia ahora donde mejor era el momento de decirlo...
- Emily... perdona. - Dicho eso en tono de suspiro, fue como una bella liberacion del alma, pues sentia que habia hecho algo que yo debia y queria hacer y salio desde lo profundo de mi espiritu, ya el soplo de los arboles aledaños solo acrecentaba mas el silencio reparador que venia asolando una frase, tan directa desde el corazon... posterior a eso la abraze sin dudarlo, fue una reaccion explosiva que no pense nunca en hacer, pero que mas daba ya lo habia hecho y debia entender que no podia negar mis acciones frente a nadie ni menos a temores...
Admiraba como el vapor del cafe salia y empañaba mis lentes mientras el cigarro de chocolate se deshacia como cual viento hacia volar las hojas secas que caian sobre el lago y nuestros rostros que de seguro... tenian mucho que decirse...

Simplemente asentí a tu "petición". Ninguna explicación ni nada... pero ¿cómo se supone que deba pedirle alguna si a penas le conocía? mi cabeza se movía de arriba a abajo, y con un gesto de ironía miré la taza de café. Las cosas estaban extrañas y simplemente deseaba estar tranquila. Como aquella tarde antes de conocerle, que a lo mismo iba a los terrenos, a estar tranquila, pero las cosas se perturbaron aún más. Quise aparentar de que no me importaba nada de la noche anterior... debía ser cautelosa... no caer en mi propio juego, ya que si entablaba una conversación con él podría preguntarme sobre Hangreeves y si no le contaba sería sospechoso... si le contaba moría, pues tenía un Juramento Inquebrantable que cumplir. Suspiré cuando él me abrazó. Fue una mezcla extraña entre desespero y tranquilidad eterna... Él tenía la facultad de tranquilizarme con tan si quiera abrazarme. Eso me espantaba. Más aún me espantaba saber que había un mortífago afuera a quien amaba, a quien debía devoción pero... ¿él se preocupaba de hacerme sentir así a mi?
Sin pensarlo, me acurruqué un buen rato en el pecho de Sam y escuchaba los latidos de su corazón. Todo era relajante, todo estaba quieto.. era todo realmente... Perfecto. Pero las cosas ... no iban como debían. A pesar de que aquel chico me hacía sentir bien, yo seguía amando a Edward y no estaba en mis planes dejar de hacerlo... ¿o sí?

- Sabes, Sam- Dije poniéndo derecho mi cuerpo y escapándome de sus brazos, mi mirada estaba centrada en la taza de café y el humo, el olor. - las cosas fueron muy lejos. Comprendo que... tengas tus problemas... pero lo de anoche se salió de las manos. No te pediré explicaciones, ni mucho menos que me cuentes los por qué. Pero me gustaría que hiciéramos como que aquello nunca pasó. Si quieres ser mi conocido, no hay problema, y si eso no te basta lamento informarte que sería mejor que pensáramos en no dirigirnos la palabra nunca más.-

Mi tono de voz era dulce, queriendo dejar en claro que si lo decía, era por el bien de cada uno. No acostumbraba pensar en mi. Sin embargo, este era el moment de hacerlo.

El silencio de los alrededores era acojedor a su manera, bello y nervioso o asi me sentia yo, nervioso ante la situacion vivida, las hojas de los cipreses aledaños caian en mi rostro sin inmutarme, eran como un pañuelo de lagrimas ante magicas caricias que se alejaban de a poco, era todo un sueño, yo creia que era todo un sueño, nada bello duraba para siempre y la vida asi lo comprobaba, nada era eterno, y odiaba eso... la falta de perpetuidad a los momentos mas bellos.

El aroma del cafe empañaba mis lentes, y agudizaba mi olfato, lograba sentir aun asi el aroma del cabello de la señorita Emily, siempre perfumada cosa que me encantaba y era muy sensual a su manera, su calida piel que en un abrazo calido se envolvia junto a mis brazos timidos no eran capaces de sentir en plenitud el calor de una mujer y aun asi era feliz con el momento, sus orejas chocaban con las mias, eran como un cariño que nunca volvera, y nunca fue pero escuchaba el choque del viento provocando ecos de amistad entre nuestros pensamientos, el que decir antes, ahora y despues

- De verdad quiere que me aleje de ud?... si ud lo desea yo lo respetare... y me ire inclusive de Hogwarts... -Al decir esas palabras pensaba en mi cabeza, que ocurria enrealidad puesto que caian lagrimas de mis ojos siempre escondidos de la humanidad en los hombros de ella, algo nunca antes ocurrido, solo cuando se fue mi hermano y era... pero esto era distinto, queria estar con ella, sentirla, abrazarla, que fuera mas que una amiga entre mis poesias nocturnas y mis suspiros de porque, cuando y como... le daba el honor de serlo todo lo que ella quisiera, inclusive que mi presencia fuera esfumada para siempre de su vida, como si nada hubiese pasado... esperaba con miedo su respuesta pero no quedaba de otra que afrontar las palabras que habia puesto en mi boca y que cayeron como susurros en sus oidos de angeles... j´te adore...

Le miré con el seño fruncido, en símbolo de mi desaprobación a sus propocisiones. ¿Por qué sería que se iba al extremo de decir que se iría hasta de Hogwarts si era lo que yo deseaba...

- No hablo de eso, Sam, hablo de que las cosas deben ser regulares...en su equilibrio. -

Al ver como resbalaban sus lágrimas por su cara y mojaban mi sueter levanté su cara desde la barbilla con el dorso de mi mano. Yo también elevé la mirada. Le quité los lentes con suavidad y los dejé a un lado del muelle. Tomé su cara con mis dos manos y le sequé las lágrimas cristalinas que ahora resvalaban por mis pulgares.
No pude evitar sentir una pena enorme que me inundaba el corazón. Pus eun gesto de dolor en mi rostro e instantáneamente abracé a Von Percy y lo dejé descanzando en mi hombro... mientras mis dedos se deslizaban por sus cabellos, ordenándolos.

- Comprende que... las cosas tenían un orden antes de ti. La idea es que no las vuelvas a desordenar, nada más. Podemos ser amigos y todo, pero no intentes interferir en mi vida. - Dije con todo dulce - Ahora, si necesitas desahogarte hazlo, te hará bien y te sentirás mucho mejor. - Suspiré profundamente - No sé que hice para que te pusieras así.

Cuando esas directas palabras cruzaban las barreras del espacio-tiempo y llegaban a mis oidos como el viento cruza mi piel y mueve mi cabello como si de nada se tratasé, senti sin duda que ya todo se habia establecido como un horrible limite; debia acostumbrarme a que quizas fuera asi pues lo que rapido se presenta... rapido se va...
Pero no era de mi costumbre dejar que las mariposas se me fuesen de las manos, y siempre llevaba un red llamada palabras y mis manos, como el esfuerzo que se manifiestan en poesias para demostrar que en verdad la red tenia un peso, y ese peso se llamaba honestidad y amor... era un gran peso que no solo evitaba dañar a las mariposas si no que, las sanaba si estas enfermedaban en el cubil de la depresion y las mentiras ajenas.
No dejaria que se me escapase entre un abrazo que aun no terminaba, ni unas manos que acariciaban mi rostro maltrecho pero que enamorado dejaban escapar las lagrimas signo de la pureza de mis sentimientos, asi recordaba los libros en Londres de las revoluciones Muggle en donde el heroismo y el orgullo eran pieza fundamental para ganar una batalla, mi batalla?... ganarla a ella, y ofrecia mi pecho desnudo para que dispararan en el la discordia de un adios que nunca mas volveria a existir, habia dado el primer paso y no dudaria en dar el segundo con cuidado he inteligencia, no queria que pensara, que jugaba con ella, menos que la quise asesinar ni nada por el estilo, eran arrebatos que atravesaban mi cuerpo y lo hacian caer en disparos de locura, desgracias y algo más que aun no comprendia... el amor amada mia, ea como un dulce veneno que invade tu cuerpo y no lo abandona hasta que se sacia de esa gota de tu alma, lo seca y se evapora como un riachuelo a manos de ser humano, tenia una percepcion algo negativa del amor, quizas solo me dejaba llevar por malas experiencias y enrealidad todo era muy bello, como tu.
En el descanzo de su hombro entre lagrimas ahogadas y una pena por el fin de todo lo vivido de recuerdos que se esfuman de a poco como gotas de agua despues de la tormenta solo me limite a cantarle... una cancion habia creado para ella... a la suavidad del viento sobre su oido suave como la tela mas delgada...

- En el respiro de la luna cae los petalos de Liz, como una flor que se difumina entre caricias y besos que se perdieron en el paso del tiempo, era todo una ilusion que cae mentirosa tras una manta que abraza tus palabras y las resguarda con el amor en que canto para tus oidos, es una lagrima que olvida verdades y que recuerda ironias, derrepente no es mas lo que importa cuando el orgullo pasa por sobre el amor igual que la rabia y la venganza hacen caer imperios y la humanidad que nos rodea y nos hace dividirnos entre unos y otros, entre dicotomias y teorias, entre amores y desamores.... alegrias y penurias.... entre tu y yo
Es necesario que el respiro de la luna deje caer los petalos de Liz para que sepas lo que se puede sentir por ti? es acaso necesario que una flor se difumine entre caricias y besos para que se pierdan en el tiempo y olviden alguna vez los buenos momentos que marcaron un antes y un despues? es acaso necesario una ilusion que mienta, para que una manta abraze tus palabras bellas y taladrantes a mi corazon y las perfore solo besando un momento dentro de la nieve?... Es acaso necesario Llorar para demostrar que no me quiero alejar de ti?... -

Su canción me ahogó en un suspiro larguísimo. Nunca nadie había echo algo así conmigo. Me sentía muy alagada.
Pero a pesar de eso no dejaba de pensar en Ed. Con su amor primerizo y sus manos hábiles y novatas, sus caricias y sus palabras. Eran espinas incrustadas en mi cerebro... pero poco a poco se fue desvaneciendo la imagen de Edward, para irse convirtiendo en a de un njoven apuesto y elegante, facha de caballero y poeta al mismo tiempo.
¿Que diantres...? eso no estaba bien. No, no, no. No iba a aceptar que mi cabeza comenzara a reaccionar de una forma extraña. No era el tiempo mejor para andar pensando en enredos amorosos ... ¿amorosos? Merlín, de verdad esto era grave.
Pero no... no me quería alejar de sus brazos... de aquel cariño que me regalaba, de su calor, de su voz...
Hasta que en mi cabeza y con los ojos cerrados comenzaron a venir los recuerdos de la noche en la plaza. El rayo de luz verde... el desespero, la rabia.
Di un respingo y me alejé de él.

- Ejem... creo que es tiempo de volver al castillo -

Habia amamantado las palabras mas sencillas de un momento a otro con una cancion del alma que lloraba plegarias y amorosas caricias, donde el perdon de una accion tentativa era algo peligroso sin duda pero que dejaba suspiros en el cuerpo de la belleza misma y que no alimentaba mas que un dulce señuelo el cual llamabamos amor y que se negaba ante la poesia de los labios como quien se negaba a hacer el amor mientras palabras son como las caricias mas intimas que se puede imaginar la mente humana, era un juego sublime que al parecer daba para un rato bastante largo pero que era inocente en su esencia

Pensaba en caer sobre su delicada piel con el hecho de llorar suspiros y secar algo mas que lagrimas que manifestaban en mí su tierna metafora de confusiones y letargos sobre la vida, el amor y un beso que nunca existio si no mas que en la gigantesca mente humana que la magia complementaba a cabalidad sin dudarlo
y asi se resistia entre manifiestos de frases delicadas pero fuertes en que mostraban algo mas que un abrazo, si no un deseo oculto entre sentimientos que atraen a pensarlo sobre las hojas de los cipreces que caen sobre nuestros cuerpos, el de ella fragil pero precioso como las rosas cubiertas entre espinas y placeres ocultos de arrancarla de su soledad perfecta.

- Porque arrancar de lo que sentimientos trae... y porque ocultar lo que alegrias manifiesta?... - le dije eso mientras ella me daba la espalda, tieza sobre preguntas ahogadas y un beso desde la lejania, no se sentia ni se veia... solo se imaginaba entre labios y petalos de flores tiernas y suaves como la tela mas preciosa...

Me había parado para ese entonces, y me había girado dispuesta a irme a la sala común a alistarme para las clases... Cuando oí sus palabras el estómago me dio un vuelco. ¿Arrancar? ¿De qué?... pero tenía razón: yo misma sentía que arrancaba de algo. Pero la verdad era necesario.
El sol comenzaba a asomarse en su totalidad y el lago se bañaba de su esplendor. Iba a haber sol, eso era genial para un día lúgubre como parecía que iba a ser.
Tomé mis cosas después de haberme quedado quieta por un minuto. Me giré hacia Samael:

- Bueno, no arranco de nada... simplemente es hora de ir a tomar desayuno e ir a clases. - Carraspié - Bueno, es momento... me voy. Am... nos vemos después de clases, espero. -

Claro que quería verlo después de clases... NO! no quería... Mientras emprendía camino al castillo, un sin fin de dudas se avecinaban por mi cabeza.