Viejos Recuerdos entre Libros [ Hermione ]

Una vez más, me había extralimitado en mi afán de cumplir con los deberes escolares que reclamaban mi atención cotidianamente, pensé al verme a tan altas horas de la noche rodeada de enormes pilas de libros, documentos, manuales y pergaminos en los que aún podía percibirse el aroma de la tinta recién impresa.

Pese a estar exhausta, una mueca de satisfacción surcó mi rostro. Seguramente mañana podría tomarme un par de horas libres, alejada del bullicio de los pasillos y las rondas de los prefectos. Me permití entonces reclinar la cabeza sobre el respaldo de la silla que dutante el día había sido mi refugio más confortable, en aquel sitio donde sabía de sobra, ni Harry o Ron se atreverían a seguirme, después de todo era algo bastante aburrido de acuerdo a su catalogación de prioridades.

Por un instante cerré los ojos, absorta en lo que parecía ser el estadio intermedio entre la conciencia y el sueño profundo. Aún así, me pareció escuchar que alguien se aproximaba, ¿sería acaso la bibliotecaria con alguna otra reprimenda? no, a decir verdad se trataba de un andar firme y decidido. Por inhercia abrí los ojos, ¿era posible que estuviera soñando, era esto una ilusión? Viktor Krum, de quien tenía tan gratos recuerdos ¿estaba realmente frene a mí? Sí!, era él!

-¡Viktor!, no puedo creerlo...- Espeté con demasiada sonoridad, olvidando por completo que nos encontrábamos en la biblioteca. De pie en un súbito salto de emoción literalmente corrí para abrazarlo, definitivamente ésta no era una coincidencia pero, cualeaquiera que fueran las circunstancias, mi alegría era completa.

Me esforzaba por contener la desbordante emoción que mi corazón albergaba. Estaba verdaderamente atónita, de verdad era él, aquel joven encantador con quien había compartido la pista durante el baile de Navidad hacía ya algunos años. ¿de verdad había pasado tanto tiempo?. Una explosión de sentimientos se apoderaron de mí.

-Sí, pareciera una eternidad...- Respondí en un tono casi inaudible, como si murmurara en su oído pues el abrazo aún continuaba. Me aparté lentamente, un tanto nerviosa, mirándolo con curiosidad, en escencia era el mismo Viktor de años atrás, igualmente atlético.

-Pues...- Hice una pausa para aclarar mi voz.-Puedo decir que las cosas han mejorado bastante desde la más reciente guerra mágica- Dije dándole un poco de vuelta al asunto, ¿estaba tan nerviosa como para responder a una pregunta tan simple?

-Ya sabes, libros y más libros, ¿cuándo entenderé?- Respondí finalmente con todo divertido, intentando aligerar la situación. ¡Por Merlín, aquel chico despertaba en mí un remolino de sentimientos!.

Permanecí en silencio por un instante para luego dejar escapar una pequeña risa. Debía aceptar que Viktor tenía un extraordinario don para sorprenderme con tan espontáneos y divertidos comentarios. Me sentía incapaz de moverme o musitar palabra sin evidenciar mi nerviosismo como si aún fuese yo una adolescente.

-Tal vez tengas razón pero creo que los libros siempre me superarán en número.- Dije bastante entretenida.

-¿Hace cuánto que llegaste?, no tenía idea- Expresé con cierto remordimiento, quizás algunas veces realmente me encontraba ensimismada en mi propio mundo. Con un rápido movimiento de mi varita intenté dar orden a mi caótica mesa de estudio, teniendo sumo cuidado de apartar los extensos ensayos que aún tenían la tinta fresca.

-Ha sido una verdadera sorpresa, aún no puedo creerlo- Concedí al cabo de un momento. –Anda, siéntate, creo que tenemos mucho por contar, ¿cómo han ido las cosas en Bulgaria?- Le pregunté con entusiasmo ya que a causa de la guerra y la constante inspección de la correspondencia por parte del ministerio, habíamos perdido contacto desde hacía un tiempo atrás.

"¿Pero qué estoy haciendo?, tal vez se sentirá abrumado por mis preguntas..." Pensé para mí misma, al ver el rostro intimidado de Viktor. Sabía que su carácter era más bien reservado pero, como todo un caballero haría, gentilmente respondió a mi interrogante. Habría deseado preguntárselo aquella vez en que, en ocasión de la boda de Fleur habíamos tenido la oportunidad de encontrarnos aunque sólo fuese por unos instantes debido a la intervención de Ronald. No era la primera vez que él tomaba una actitud tan recelosa hacia Viktor , podía entenderlo hasta cierto punto pero... ahora que las cosas entre Rony yo habían tomado un rumbo tan incierto debido a su extraordinaria habilidad para las constantes riñas que terminaban por "sacarme de quicio" sentía que debía tomar una determinación mucho más severa. En cualquier caso, no podía negar que la presencia de Viktor me había tomado por sorpresa, removiendo sentimientos que creía olvidados... recuerdos que sin embargo, permanecían tan vivos como él en este preciso instante.

-¡Me imagino!, no los culparía por disputarse la contratación del mejor buscador del mundo.- Concedí con toda razón, era cierto que el Quidditch no era mi "especialidad" pero, era un hecho que sus habilidades para aquel deporte eran excepcionales. Sin duda admiraba la modestia que emanaba de sus palabras, seguramente la vida de una celebridad no era fácil de sobrellevar.

-¿Te quedarás entonces en Gran Bretaña?, eso sería estupendo.- Me apresuré a preguntar basada en mis propias conjeturas.

Sonreí ante la perspectiva de que Viktor pudiera esta vez por más tiempo en Gran Bretaña. Supuse no obstante que quizás sus palabras escondían cierta nostalgia respecto a su país natal. Sonreí con cierto sonrojo reflejado en mis mejillas al escucharle decir "No has cambiado nada...", una frase que en apariencia resultaba sencilla pero que, cuando me miró a los ojos develó todo su significado.

-Pues basta decir que si necesitas ayuda sabes que puedes contar conmigo- Dije con suma sinceridad, regalándole una de mis mejores sonrisas. -Veo también que has mejorado bastante en el idioma, de verdad que eres admirable- Concedí al cabo de un momento, Viktor podia ser un tanto reservado al principio pero, una vez que lograba olvidar su timidez, era un gran conversador. Por un momento nuestras miradas se cruzaron haciendo que el silencio se hiciera presente por un momento.

-Y... ¿cómo te has sentido en tu nuevo hogar?- Opté por preguntar nerviosamente en un burdo intento por darle naturalidad a nuestra conversación, segurametne Viktor lo había notado.

Asentí con un breve gesto ante las palabras de Viktor que con tanta atención yo escuchaba. Parecía un tanto reticente a hablar del tema de Irlanda pero, no podía culparlo, incluso el clima era poco atractivo. Aparté la vista por una fracción de segundo, agradeciendo que nuestra conversación se guiara hacia derroteros más apacibles o al menos eso es lo que pensaba, de pronto escapó de mis labios una pregunta sobre la cual yo tenía mucha curiosidad.

-¿Viktor,cómo sabías que estaría en la biblioteca?- Tan pronto haber dicho lo anterior quise retractarme, ¿qué clase de pregunta absurda era esa?... "tú siempre estás estudiando..." sería la respuesta obvia, rayos... a veces yo era demasiado predecible.

-De cualquier forma me alegra que estés aquí conmigo, significa mucho para mí.-Añadí con cierto alivio.

Tuve la sensación de que el tiempo discurría a un ritmo infinitamente más lento. Me mantuve en silencio, la sinceridad de Viktor siempre me había conmovido. Tenía razón, la biblioteca también traía a mi mente muy buenos recuerdos, incluída aquella tarde en que aquel estoico pero siempre amable chico... buscador del equipo de Bulgaria se había armado con determinación para invitarme al baile de navidad. "¿ cómo es que, de entre tantas chicas, me había elegido a mí?.

-¿Sabes algo?, jamás he considerado a la adivinación como una de mis materias predilectas, toda mi vida he intentado aferrarme a lo concreto, lo estrictaemente racional... justo esta mañana me topé con mi antigua proffesora..."querida, el destino traerá una sorpresa inesperada...", parece ser que tenía razón ¿no crees?- Comenté con una mezcla de tranquilidad y satisfacción.

Aquellas palabras que emanaron de sus labios me dejaron en un estado de conmoción tal que, de haber sido posible, mi corazón habría estallado de súbita emoción. Sabía el esfuerzo que Viktor había hecho para soltar por fin aquellas palabras que yo -en el fondo- había añorado escuchar. De forma espontánea mi mano se posó sobre sus manos, un roce que sin embargo, me hizo estremecer.

-Viktor... yo...-Murmuré en un tono casi inaudible, era incapaz de formar una oración completa, mi cabeza daba vueltas, enmarañandose cada vez más. Era extraño que yo, Hermione J. Granger me hubiera quedado sin argumentos, con él todo fluía como las cristalinas aguas deun río. Pude notar en su mirada esa devoción y cariño que años atrás me había demostrado, es cierto... no sólo habíamos asistido al baile juntos, era él quien por primera vez me había besado, eso ciertamente era algo que toda chica atesoraba.

-Quieres decir que... ¿estás enamorado de mí?- Pregunté sabedora de que la respuesta resultaba más que obvia. Lo que sentí en aquel momento podía explicarse en dos palabras: infinita dicha pero.... también un poco de incertidumbre, ¿estaba yo haciendo lo correcto?. Una sola mirada de aquel chico fue suficiente para conocer la respuesta.

Mi corazón latía agitado, aquella confesión de amor resonaba como un eco en mi cabeza una y otra vez. Sólo mi anodina almohada había sido testigo de los sollozos que durante meses habían escapado de mis labios implorando borrar todo recuerdo de Ronald... era él quien, sin decir palabra alguna una mañana se había marchado.

Viktor en cambio, era todo lo que una chica podía desear, admiraba su fortaleza, ese porte estoico que no obstante, albergaba en su interior un espíritu amable y protector. ¡Era él quien hacía un instante me había dedicado aquellas palabras!. Tomé un poco de aire, me encontraba aún muy nerviosa por la situación, reflexionaba mil y un cosas sin poder concentrarme del todo. Tal vez era el momento para dejar de lado la razón, toda lógica como efectivamente sucedió cuando, sin pensarlo, mis labios se posaron sobre los suyos en un delicado beso.

Aquel beso se había prolongado por varios segundos, los fuertes brazos de Viktor rodeaban mi cintura, atrayéndome hacia él con ternura. La sensación era agradable, una infinita serenidad me invadió, estaba decidida a perpetuar aquel recuerdo en mi mente para siempre. Lentamente me aparté, Viktor estaba tan o más ruborizado que yo, sus mejillas lo delataban, su mirada era muy evocadora. Deposité entonces una suave caricia en su rostro, dedicándole mi mejor sonrisa.

-¿Podrías jurar que esto no es un sueño?- Expresé pensando que quizás lo era, había pasado tanto tiempo lamentándome por mis errores, pensando en los "hubieras", deseando tener una luz de esperanza entre tanta melancolía y tristeza. Viktor parecía ser era luz... un radiante príncipe que me amaba.

Sentía el pulso acelerado de mi corazón al palpitar de ¿emoción?, mis manos temblaban ligeramente, sentía que con aquel beso había abandonado toda prudencia, presa de lo que creía, era un estado de locura momentánea sin embargo... ¿cómo podría yo ignorar la dulzura que sus palabras me dedicaban con tanto esmero?, ¿cómo evitar que su encantadora mirada cegara mi cordura?. Simplemente era imposible, estaba desarmada... cansada de vivir enamorada de un recuerdo que se había convertido en agonía. Viktor era real, tan real como sentir la calidez de sus labios cuando lo besé por segunda ocasión, esperando con ello despejar sus temores y los míos.

Para nuestra sorpresa, la bibliotecaria había hecho acto de presencia tan sólo un instante después con una ceñuda expresión nada prometedora. Debido a la conmoción Viktor y yo nos separamos de forma abrupta aún cuando estábamos demasiado ensimismados... "Veo que mi consejo le fue útil..." le escuché decir con cierta severidad dirigiéndole una mirada complítica a mi sonrojado acompañante. Por un momento pensé "Gracias al cielo no hemos tenido que inventar una explicación..." sin embargo muy poco duró mi tranquilidad, la bibliotecaria había fijado su atención en mí, cruzando los brazos con un aire de reprobación.

-Yo... quiero decir nosotros...- Corregí de inmediato intentando que el oxígeno llegase apropiadamente a mis pulmones para no trastabillar en mi intento por actuar con naturalidad.-Sólo estaba...- Me apresuré a continuar aunque de inmediato fui interrumpida por la sarcástica voz de aquella mujer."¿Me dirá que sólo estaba mostrándole la catalogación del acervo?" puntualizó con socarronería.

-A decir verdad, intentábamos compartir un beso pero en vista de las circunstancias... nos ha interrumpido-Respondí con un dejo de cinismo, aún si estábamos en la biblioteca, una muestra de cariño jamás podría ser juzgada como el peor de los pecados. "Pero cómo..."fue todo lo que le oímos murmurar cuando finalmente decidió continuar su camino acompañada de aquellos extensos tomos de la "Enciclopédica guía de horripilantes hechizos"que flotaban a sus espaldas esperando ser devueltos nuevamente a sitio.

-¿Me he excedido?-Pregunté sintiéndome un poco culpable. - Es sólo que... fue tan frustrante...- Murmuré intentando tranquilizarme un poco. "Fue tan frustrante tener que apartarme de tíí" pensé aunque no me ateví a decírselo. Viktor me miraba en silencio, esbozó una sonrisa y fue entonces que...

off: creo que el post me quedó un poquitín extenso jejeje.

Una sonrisa escapó de mis labios con suma naturalidad, sus brazos aún rodeaban mi cintura. Por extraño que pareciera, no deseaba alejarme de él ni por un instante. Permanecí en silencio, mirándolo significativamente.

-No hay por qué disculparse...- Dije convencida de que lo que habíamos era lo correcto. -Aunque hubo un tiempo en que Hogwarts bien podría haberse asemejado a una penitenciaría- Comenté humorísticamente recordando que la ominosa época en que Dolores Umbridge había servido como inquisidora.

Intentaba aligerar la atmósfera, pese a lo que había sucedido Viktor y yo no habíamos hablado aún sobre nuestro status...